jueves, 22 de marzo de 2012

Just like, magic; Sexta parte - Capítulo: #9

Capítulo: #9

Esperaba que se largara de su cadena destructiva, que sobreviva triunfante sobre los poderes de su cabeza enferma, que siempre lo estuvo, inevitablemente, con capacidad de más, con un extraño talento que sin Frank, carecía de sentido.
Todo carecía de sentido sin él, para ser sincero.

Con la caja ya cerrada, el mago se detuvo un instante a grabar en su memoria todo detalle pequeño de Iero, desde la mueca que ponía al despertar, hasta el tono de voz que tomaba cuando pretendía dar órdenes.
Incluso grabó mentalmente esa última frase pronunciada por su amante.
Sabía lo que pasaría luego del truco de la desaparición… lo sabía perfectamente.
Sabía perfectamente que aunque sus poderes le permitían desaparecer, no tenía el suficiente poder para…

Selló las correas, sintiéndose el último ser humano en ese lugar.

No…. No
No

Aún quedaba… Frank, aún quedaba.
Observó la caja, levantó las palmas hacia donde él había dejado su rastro.
Su permanente rastro.

Y se concentró en cero, en nada, vacío, soledad y neutralidad.
NADA. NADA. NADA. Frank caminando con el cabello mojado. VETE. VETE. VETE. El olor que despedía al despertar. VACIO. VACIO. VACIO. La sonrisa tranquila y perfecta.
DESAPARECE. DESAPARECE. DESAPARECE.

Su cara cuando tenía sueño. DESIERTO. Su risa descontrolada. SOLEDAD. Su sorpresa y… VACÍO. Y demonios como lo amaba…

Jersey se detuvo por una milésima de segundo, en el mismo instante en que la mamá de Matt proponía su regreso a la ciudad y luego su mudanza, sus labios se movieron como en cámara lenta y al terminar la frase observó alrededor confundida.
El mundo entero se había detenido.

De repente, la nada se lleno de algún brillo. El mago lo supo…
Y lo temió...

Sus ojos dejaron de recorrer sus recuerdos, para concentrarse en la caja cerrada, su mente dejó de divagar, para recordar el teatro y sus oídos, le dejaron oír la respiración acelerada de los otros dos ocupantes del escenario.

El mundo cayó sobre su espalda.

Su voz, sus ojos, su voz... era… era… como… ¿Cómo?

Huse se exaltó al notar que ya podía moverse, adelantó un paso para observar a su primo, que se había convertido sin duda alguna en algún recuerdo borroso de la persona que había sido, su piel blanca, ahora más parecía trasparente, la sangre de sus venas, antes rápidas como río caudaloso, recorrían su camino en tristes movimientos. Sabía perfectamente que aunque sus poderes le permitían desaparecer, no tenía el suficiente poder para… regresarlo.

Todo estaba consumado y Michael lo supo al instante.
Su creciente horror se vio opacado por otro sentimiento: la negación.



¿Realmente lo había hecho?
¿Y él había sido cómplice de acto tan macabro?

Observó a Gerard una vez más, no había nada... era la cara de un zombi que estupefacto, observaba su crimen.
Se acercó a la caja temblado, el silencio era tan profundo que su cuerpo por simple precaución se movió lentamente y con manos nerviosas abrió la caja rápidamente.















Dentro...

Dentro...

Estaba...














NADA.


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