miércoles, 7 de marzo de 2012

No te atrevas a morir sin mí; Capítulo: #3

Capítulo: #3


- “Prefiero ser una criatura de la noche antes que un anciano” –

Frank pronunció la frase quedamente, aún estaba agazapado en el rincón de su habitación, desnudo, presionando las sabanas sobre las heridas en su pecho

- ¡Lo siento Frank, lo siento tanto!… - Las lágrimas apenas si le permitían a Gerard pronunciar palabra alguna.

- ¡VETE YA, NO QUIERO VERTE MÁS! –

Estático, Gerard se cubrió el rostro con ambas manos, su llanto aumento con el grito proferido por Frank

- Fue un impulso, un maldito impulso, yo jamás, JAMÁS, te dañaría Frank –

- “Los vampiros jamás te dañaran” – Repitió el tono quedo y vacío de la vez anterior

- ¡Deja de citarme! –

Gerard desesperaba, parecía que nada podía hacer, intentó avanzar un paso hacia adelante, pero solo consiguió que su amante herido se levantara con rapidez del suelo, cubriendo su desnudez con la sabana empapada en sangre y amenazara con lanzarse por la ventana si se acercaba un solo paso más

- Yo te amo Frank –

- ¿Amor, AMOR? ¡Maldito seas Gerard, acabas de enterrar tus malditos colmillos en mi pecho, desgarrando mi piel y succionando mi sangre como un maldito animal salvaje!, y como si no bastara… tu cara… -

Frank no se atrevía a mirarlo, el dulce rostro de ojos soñadores de Gerard, se había transformado en algo demoniaco, su piel no lucia simplemente blanca, se veía nívea, muy transparente, sus facciones eran humanoides, pero más animales que otra cosa, y sus ojos, un gris claro intenso suplantó el verde oliva

- ¿Qué eres Gerard? –

- Creo que ya lo sabes –

- NO, no lo sé, hasta hace un par de minutos eras mi vida entera, ahora… no lo sé… -

Frank se encogió sentado en el piso junto a la ventana, miró nuevamente su pecho, la sangre había parado de brotar, se secaba adherida a las laceraciones en su piel

- “Y como cuchillas afiladas, dientes blancos desgarraran nuestros cuellos” Siempre creí que tenías una gran imaginación, ahora resulta que solo relatabas tus experiencias -

Gerard se sentó en el piso, no pensó tan siquiera en cubrir su desnudez, dejó fluir libremente sus lagrimas de culpa y miedo, ¿Qué habría pasado si su voluntad no fuera mayor a su instinto, si no se hubiese percatado a tiempo de lo que estaba haciendo? De seguro habría matado a Frank, habría terminado con el ser que más amaba en el mundo.

Respiró profundamente, pensando en qué fue lo que salió mal, tan solo estaban en la cama, como siempre, como hace más de 6 años venían haciéndolo, Jamia, la esposa de Frank no estaba en casa, así que aprovecharon el momento para estar juntos, se estaban haciendo el amor de la forma más corriente posible, Frankie reposaba su espalda sobre la cama, sin otra intención más que dejarse amar por Gerard, era tan simple ese momento, Way no cerraba sus ojos, sin importar el hecho de convivir prácticamente día a día, nunca, pero nunca se cansaba de verlo, de amarlo, derretirse con cada palabra, gesto, con cada fragmento de esa piel tatuada, de esa hermosa piel blanca que destilaba el tibio sudor producido por sus caricias, gemía y cada uno de esos sonidos lograban encenderlo un poco más cada vez, se perdió en la belleza de su rostro, en sus labios rojos semiabiertos que le permitían respirar un poco mejor en medio de la excitación de momento, los ojos de Frank completamente cerrados con fuerza, Gerard lo penetraba sin prisa pero con fuerza, como si en cada movimiento dejara algo de sí en Frank y tomará algo de su amante para él, respiró…

Respiros forzados… el aire no llega al cerebro, solo puede verlo a él, solo existe Frank, nada más, ni él mismo importa, solo Frank y su húmeda piel blanca en la que resaltan robustas las venas, llenas de la sangre dulce del ser que ama, sus venas…

Tan solo pasar la punta de sus colmillos, abrir tan solo un poco la piel, dejar brotar unas cuantas mínimas gotas de esa sangre, un poco…
El sabor, la textura, la tibieza del líquido vital de Frank danza jubiloso en la boca de Gerard, todos sus sentidos se concentran ahora en absorber cada glóbulo rojo de ese líquido


No es suficiente.

Unas cuantas gotas solo logran exagerar el apetito animal de Gerard.


¡Más! Grita su cuerpo

¡Más y ahora! Exige su ser

Ya no piensa, desde la primera gota de sangre dejó de hacerlo, su esencia humana se escabulle, dando paso al vampiro hambriento que toma control de su mente, su imagen y su cuerpo, largos y afilados colmillos se asoman de su boca, aferrando con fuerza la piel de Frank ente ellos, no descansa, tan solo muerde arrancando fragmentos de piel, sorbiendo con prisa cada chorro de sangre que abruptamente abandona el cuerpo de Frank

- ¡Basta! –

Frank grita entre la desesperación y el terror

- ¡Gerard, me lastimas! –

No entiende que está pasando, solo alcanza ver el rostro contrahecho de su amante, cuando por segundos levanta su cabeza para buscar un nuevo lugar donde asestar la próxima mordida, de nada le sirve a Frank luchar, su fuerza no se compara con la fuerza sobrehumana que Gerard posee en ese instante.

Miedo… no a morir, terror de conocer lo que en verdad es el hombre que ama, pánico al pensar que en ese instante no vale nada para Gerard, que solo es una presa atada a su voluntad, lista para ser devorada

- ¡Te lo suplico amor, BASTA! –

Lejano, casi ajeno a él, Gerard escucha gritar a Frank, y el hombre se antepone a la bestia, su corazón se llena de angustia, impulsándolo a levantarse de la cama y alejarse de su amante que se encoge en la cama tomando las sabanas para frenar el derrame de sangre que sale de su pecho.


Pudo haberlo matado.



- Ahora comprendo –

Frank un poco más calmado se levanta vigilante del suelo, camina despacio por la habitación sin perder de vista a su agresor

- Todos los secretos, las cosas que nunca entendí… Mikey –

- Si, Mikey también – Gerard habla sosegadamente, intentando darle seguridad a Frank

- ¿Por qué me lo ocultaron? –

Comienza a vestirse torpemente, sus sentidos están alerta y enfocados en Gerard, por si algún evento nuevo, pueda salir corriendo a tiempo

- Miedo – Susurra Gerard

- ¿A qué? No soy un maldito caza vampiros –

- ¡A perderte idiota! –

Frank avanza hasta la puerta de la habitación, abriéndola señalándole la salida a Gerard

- Ya no tienes nada que temer, ya no me tienes –

- No… - Lagrimas en los ojos de Gerard – No voy a dejarte, no me daré el lujo de perderte –

- No quiero estar contigo – Frank sabe que en el fondo son solo palabras

- Tú me amas –

- Amé a quién creí humano… a lo que sea que eres, No –

Gerard se inclina tomando sus ropas del suelo, vistiéndose sin pensar en detener su llanto

- Es igual, siempre he sido esto, desde que nací, es decir, siempre has amado a una maldita criatura de la noche –

- Lo ignoraba – Amargura, sus palabras se cubren con ese sentimiento

Camina lentamente hacía la puerta, observando con horror que algo de la sangre de Frank se escapa de sus labios y cae pesada sobre su camisa, avanza sin ver los ojos aterrados de su amante, pero logra percibir que Frank se aleja de la puerta a medida que él se aproxima

- Solo voy a salir, no te voy a dañar, nunca más –

Los pasos de Gerard son lentos, no quiere irse, no así, sin lograr el perdón de su amante

- ¿Qué me va a pasar? –

- ¿Qué quieres decir? –

- Me mordiste, ahora qué, ¿me convertiré en vampiro? –

Gerard sonríe levemente

- Has leído demasiada ficción – Lo mira lleno de amor en tanto comienza a cerrar la puerta para abandonar la habitación – No te va a pasar nada, lo juro… como juro que te amo más que a mi propia vida y que esto nunca más se repetirá –


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