Capítulo: #10
Conociéndonos.
~ Se detuvo frente a una puerta marrón oscura, que casi parecía negra, soltó mi mano y me la quedé mirando, aún la sentía tomada a la mía.
Introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta con suavidad haciendo un ademán con su brazo derecho en señal de que quería que pasara. Entré y me quedé esperando a que él hiciera lo mismo para así recibir la siguiente orden; tomó mi mano nuevamente y pasamos desde el recibidor, pintado de un delicado color verde pastel a un cuarto con paredes grises, una cama matrimonial con colchas rojas, un diminuto escritorio con una computadora portátil y una cartelera de corcho con unos siete u ocho postres pinchados. Me arrastró hasta la cama y me hizo sentarme para luego sentarse a mi lado.
-¿Perdiste la libertad o te referías a esto?- preguntó tranquilo mirándome mientras mis ojos se perdían en el protector de pantalla de su PC.
-La parte de mi libertad se va con esto…- contesté sin mirarlo.
-¿Te obligan?-
-Algo así…-
-No tenés por qué hacerlo si no querés, Frankie…-
-No quiero.- dije, ahora si, mirándolo y con el tono más infantil que jamás utilice ante la ternura que había provocado en mí al pronunciar mi sobrenombre.
-Ok, entonces decimos a tu tío que te comportaste como una fiera…- dijo riéndose.
-Si, gracias por salvarme.-
-No es nada. Creo que ya entendiste de qué hablaba ayer…-
-¿Esta es tu mala vida?-pregunté sabiendo la respuesta.
-Sip, esta es…- dijo en tono resignado.
-Cualquier chico de tu edad se sentiría en el paraíso…- Era verdad, cualquier chico de mi edad, o de la de él, que parecía unos años mayor que yo, se sentiría en las nubes. Puso sus manos detrás de su cabeza y se recostó en la cama.
-No para mí.- ¡Wow! Definitivo, era perfecto.- Heredé esta mierda hace un año, era de mi abuelo y yo era el único heredero.
-¿La chica que estaba contigo es tu novia?- Shit! No debería haber dicho eso.
¿Saben qué? Se me cagó de risa en la cara.
-¿Qué tiene de malo la pregunta?- Cuestioné, si tenía algo de malo, pero no era el hecho en sí, sino el significado que podía tener la respuesta para mí.
-¿Lyn-z? No, no estoy con ella, es mi amiga, dice que le gusto pero yo no quiero estar con ella…-
-¿Por qué? Digo… es bastante linda…- Si, mentía pero bueno, después de todo tenía que acostumbrarme a eso…
-Soy gay… ¿No te molesta, verdad?- Lo único que me faltaba, le gustaban los hombres y yo lo estaba dudando, bueno, capas me puedo hacer el boludo y le pido consejo.
-No.- Suspiré y me recosté a su lado.- ¿Cómo supiste que eras gay? ¿Cómo te diste cuenta?
Se puso de costado y colocó su brazo de manera que éste sostuviera su cabeza.
-¿Estás dudando sobre tu sexualidad?- preguntó en un tono extremadamente relajado similar al que cualquier otra persona utiliza para hablar sobre el clima.
-Algo así…- contesté relajado. ¡Wow! Que paz estar con este hombre…
-No sé, en realidad, ni siquiera tuve que darme cuenta, el día que empecé a sentir atracción por un hombre me resigné a que esa era mi preferencia…-
-¿Me tengo que resignar entonces?-
-¿Nunca lo hiciste con nadie?- negué con la cabeza-¿Cuántas novias tuviste?-
-¿Novias enserio o cuentan también las ‘novias falsas’?- pregunté recreando comillas con mis dedos.
-Las que vos tomaste la iniciativa…-
-Una sola.- De verdad nunca había pensado sobre el tema, ahora me termino de dar cuenta de por qué Ray cuestionó mi sexualidad.
-¿La actual?-
-Esa ni siquiera es novia…- dije entre risas, risas estúpidas he de agregar.
-Ok, ¿por qué terminaron?-
-Teníamos quince años y ella pretendía que tuviéramos cinco hijos, dos perros, tres gatos y una casa en la montaña. Demasiada presión, la dejé.- dije revoleando los ojos ante aquel recuerdo. Gerard solo rió.- ¿Y doctor… soy gay?- ¿ya le hablo como le hablo a Ray?
-No sé, creo que hay solo una manera de comprobar…-
-Y… ¿Cuál sería?-
-¿Dudas porque alguien te atrae?- Moví mi cabeza en señal afirmativa.- ¿Ese alguien es gay?- volví a asentir- Probá besarlo, si te gusta es que sí.
Me quedé pensando, ¿Me animaría a besarlo? ¿Y si me rechazaba?
Recordé:
“… ¡Mirá esta hermosura que tenés en frente!
-Tu novia debe ser la envidiada de la ciudad…-”
Esa frase empezó a dar vueltas por mi cabeza, no me dejaba tranquilo, ¿y si le gustaba?
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