viernes, 13 de julio de 2012

But it's better if you do; Capítulo: #16

Capítulo: #16

Nota mental: Ir al gimnasio.

Estaba fuera de forma, era evidente. Era imposible que sólo habiendo caminado veinte cortas y escasas cuadras hubiera sudado más que en todo un año de gimnasia con el pesado del Sr. Gregory, un adicto a las pruebas de resistencia de los treinta minutos en adelante. Sentía el sudor escurrirme por la espalda. Eso no podía ser posible, tenía que estar con Gerard en unas horas, pedir disculpas a mi mejor amigo, y más encima ir a mi casa a bañarme…
“E inventar una excusa convincente para salir”
Toqué el ridículo timbre y en menos de treinta segundos ya estaba la puerta abierta con Ray del otro lado de ojos como platos esperando por una explicación decente del por qué de mi estado.
- Estoy fuera de forma, solo eso.- dije tratando de sonar simpático; él me miro levantando una ceja.- Tengo que contarte unas cosas.- expliqué; el tiempo se me escurría entre los dedos.
-Y tenés que darte un baño también.- Afirmó mi amigo con una sonrisa que confirmaba que no guardaba ningún tipo de rencor por mi comportamiento de hoy temprano.
Pensé en entrar a su casa y realizar mi relato allí, pero contaba con poco tiempo, así que lo convencí para que me acompañara a mi casa.
Como era más que obvio, accedió. Su vieja jubilada y sin nada que hacer interior no le permitía perder detalle alguno de lo que, le había dicho, tenía que contar.
Prácticamente íbamos corriendo, así que aminoré el paso para poder pedirle un favor:
- Me tenés que cubrir hoy de noche, cuando lleguemos yo subo a mi cuarto y agarro la ropa para meterme a la ducha mientras le decís a mi madre que me quedo contigo, después subís y te cuanto todo mientras me baño, ¿Ok?- Había dicho todo aquello tan rápido que el pobre Ray tubo que tomarse un tiempito para comprender y dar si respuesta aún sin entender el por qué de mi comportamiento.
- Dale, pero más te vale contar todos los detalles.- Contestó apuntándome con un dedo en señal de amenaza.
Volví a mi ritmo anterior y hasta lo superé para poder tener un poco más de tiempo. Sí, esta muy cansado y doblemente sudado, pero por alguna razón mis piernas no querían parar. Me parecía increíble que mi amigo fuera corriendo tan tranquilo a mi lado, ¿Era vampiro y por eso no se cansaba o qué mierda?
“¡Está silbando mientras corre! No puede ser…"
Al fin llegamos, busqué mis llaves en el bolsillo derecho del pantalón y me di cuenta que no las había llevado; por suerte, las luces me indicaban que había gente en casa.
Con suerte, no cuestionarían mi estado, después de todo, había salido en plena lluvia… Plena lluvia que había acabado apenas emprendí viaje del muelle a casa de Ray, plena lluvia que no explicaría lo pegajosos de mi piel, el rubor en mis mejillas o el naturalísimo estado en que se encontraba mi amigo.
“Tengo que empezar a ir al gimnasio. ¡Urgente!”
Abrió mi madre, le di un beso en la mejilla tratando de no tocarla mucho por lo deplorable de mi estado y subí las escaleras disparado hacia mi cuarto. Pude escuchar como mi madre decía a Ray que hacía tiempo que no lo veía y que estaba más lindo. ”No tan lindo como Gerard” canturreó mi amiguito el subconsciente.
Agarré mis vaqueros azules oscuros recién lavados y la primer remera que encontré, una a rayas gris y negra; y por supuesto, abrí el cajón de la ropa interior para agarrar algo de allí, creo que eran grises, pero ni siquiera me fijé.
Corrí al baño sacándome la ropa por el camino y me metí en la ducha mientras escuchaba los pasos de mi amigo al subir la escalera.
Abrí la ducha justo en el momento en que Ray entraba al baño; no se alarmen, nos conocemos hace años y aunque yo estuviera conociendo mis preferencias sexuales, ni mi amigo ni yo teníamos problema con la situación, de hecho, siempre que nos teníamos que contar algo y necesitábamos un baño hacíamos este tipo de reunión.
Escuché al poseedor de la cabellera más codiciada del colegio bajar la tapa del inodoro para sentarse allí y decir:
- Largá todo de una vez, Frank. Me mata la intriga.- Tomé el jabón y empecé con mi relato. Le expliqué todo con todos los detalles que recordaba (que para ser sinceros, eran bastantes) e hice especial hincapié en mi conversación telefónica con Jamia; exceptuando por respeto, la escena de Gee y el preservativo volador.
Cuando terminé con el agua, aún estando detrás de la cortina tomé la toalla y comencé a secarme; en eso estaba cuando mi amigo habló:
-Entonces no vas a dormir en casa, ¿no?- me volví un tomatito cherry, menos mal que no me podía ver. La verdad era que no había pensado en ese detalle.
¿Gerard prendía algo más que una conversación y unos cuantos besos?
- N-no sé, Ray. No p-pensé en eso.- Ray rió bajito y yo continué con mi tarea, aún entre preguntas.
Salí de la ducha con la toalla anudada en la cintura y el pecho descubierto, de mi pelo caían unas rebeldes gotitas que, cual camicaces, saltaban desde las puntas para estrellarse en la piel de mi espalda y hombros muriendo en el acto.
Tomé la ropa interior para ponérmela por debajo de la toalla, y sin haberla mirado me calcé los boxers. Desanudé la toalla e inmediatamente recibí un silbido por parte de mi amigo de cabello protuberante.
- ¡Wow Frankie! ¡A Gee le van a encantar esos boxers apretaditos blancos que tenés puestos!- Dijo para luego echarse a reír.
Me miré y lo noté. Eran esos que mamá me había regalado y nunca me había puesto, es decir ¡blancos y apretados! ¡quién en su sano juicio usaría eso!
Aunque, a decir verdad. “Quedan sexys”
- ¡Callate un poco, Ray!- Le exigí y tomé mis pantalones mientras mi amiguito volvía a reír. Terminé de vestirme y salí del baño hacia el cuarto para armar el bolso.
- ¡Ni que fueras de pijama party!- me dijo.
- Supuestamente, voy a dormir a tu casa, tengo que llevar la ropa de dormir y esas cosas.-
- Ajá.- contestó
- Aunque pensándolo bien, voy a dormir a tu casa enserio.-
- Seguro, me imagino… Vas a dormir en casa a las tres de la tarde, cuando llegues de tu encuentro con Gerard muerto de sueño y sudado, ahí vas a dormir…- me contestó muy sereno.
Esperen… ¿Sudado?
- ¡¡Raaay!!- le grité mientras me tiraba encima de él para golpearlo.
Milagrosamente, aterricé sobre él sano y salvo, agradeciendo no haber caído en una posición comprometedora
- Esta bien que necesites un poco de contacto con urgencia, pero podrías esperar para hacerlo con Gerard, ¿no te parece?- me dijo entre risas.
Intenté no lastimarlo mucho, bueno, a decir verdad mi cuerpo jamás me permitió hacerle daño alguno. Igualmente, prefería creer que, si me lo proponía, podía lastimarlo.
Me separé de él y acomodé mi ropa, no sin antes mirar el reloj…
- ¡¡¡LAS DIEEEZZZ!!!- grité desesperado empezando a correr escaleras abajo.
Mi madre salió disparada desde la cocina a ver que me pasaba y yo me detuve en seco al notar lo inexplicable que resultaba mi actitud para cualquiera que no fuese Ray. Me tomó por el hombro y dijo:
- Son las nueve treinta, tu reloj del cuarto está una media hora adelantado así no te atrasas para ir a la escuela, Frankie.-
¿Frankie? ¿Frankie? ¡Hay otra persona que me está esperando para decirme así!
Suspiré a pesar de que en ese momento quisiera acogotar a todo aquel que se me cruzara en el camino.
- ¿Por qué tienen tanto apuro?- preguntó mi madre a ambos una vez que Ray reaccionó y salió hacia donde yo me encontraba.
¡Oh, mierda! ¡Oh, mierda! Algo rápido y crei…
- Es que prometimos a mis padres que llegábamos antes de la hora de cenar, Linda.- Contestó mi amigo, recordándome que aún teníamos que sortear otro obstáculo, sus padres.
- Si, má. Me invitaron porque van a hacer pasta y como a mi me encanta…- dije complementándolo de forma demasiado rápida y sospechosa.
- Bueno, adiós Linda. Nos vamos antes de defraudar a alguien, ¿verdad, Frank?.- asentí y saludé a mi madre rápidamente para poder llegar a tiempo.

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