lunes, 9 de julio de 2012

The image of sex.

The image of sex.


Autor: DeidRocks.
Clasificación: PG-13.
Género: Drama.


Ahí estaba él de nuevo, lo observaba desde algunos días atrás. La primera vez que lo vi yo iba en mi auto, él caminaba a paso lento por la calle, me quedé absorto en cuanto me percaté de su presencia; él lo notó. Fijó su mirada en la mía y sonrió discretamente. Desde entonces todo lo que había podido hacer era pensar en él. Recordaba perfectamente cada facción de su rostro, su cabello apenas crecido, lacio y castaño oscuro, sus ojos; aquella hermosa mirada que jamás había visto, y su sonrisa; era la mejor parte de todo. No voy a negarlo, también tuve tiempo de mirar su cuerpo, aquella sensual complexión en la que me perdí por un par de instantes y que me bastó para soñarlo durante tres noches seguidas.

Por cuestiones del destino, porque tenía que ser de esa manera; volví a verlo después de cuatro días; subía a mi auto fuera de un supermercado, había bajado a comprar cigarrillos y justo cuando yo salí, él entró. Esta vez no se percató de mi presencia. Me quité las gafas oscuras para apreciar su imagen con mayor claridad. Me recargué en le puerta del auto y prendí un cigarrillo como pretexto en caso de que advirtiera mi presencia o me reconociera, y solo seguí observándolo… Su cuerpo, su cabello, sus tatuajes. Quería saber cuál sería la esencia de su aroma, como sería el tono de su voz, la textura de su piel; quería conocer su nombre, saber donde vivía, que hacía de su vida, que edad tenía, como era en la cama. Todo vino a mi mente de pronto como respuestas a preguntas que hubiera resuelto de pronto, pero estaba equivocado, porque no eran preguntas; eran problemas.


Cuando terminé mi cigarrillo el joven aun no salía del súper, así que eliminé todos aquellos frívolos pensamientos de mi cabeza y me largué en ese mismo instante. Ese día llegué tarde al trabajo, la culpa era de aquél joven; quien no dejaba mi mente pensar en otra cosa además de él y todo lo que lo rodeaba, pero él no lo sabía; ni una cosa ni la otra.

Así que llegué al bar a prisa y me coloqué detrás de la barra, donde era mi lugar de trabajo. Había trabajado como bar tender cuando era más joven mientras estudiaba al mismo tiempo, ahora que estaba desempleado de nuevo me había servido de algo la experiencia; al menos me dejaba ganancia para seguir pagando el alquiler y no tener que dormir en las calles. Había sido contratado por el mismo bar, como remplazo por los artistas que avisaban a última hora que no podrían presentarse. Una de mis cualidades es mi voz; aun así era imposible obtener tal ascenso, en aquél bar se presentaban artistas o bandas distintas diariamente, por lo que me conformaba con servir de remplazo cuando se presentara la oportunidad. Desafortunadamente, esa no era una de esas noches. El bar se encontraba atestado; seguramente por la banda que tocaría esa noche “A s blood runs black”.

Fue entonces cuando lo vi una vez más. El chico que había visto durante días, del que no me había podido olvidar simplemente por el hecho de que me hubiera regalado una sonrisa. Se encontraba solo, deseaba desesperadamente que se acercara a la barra y me pidiera lo que sea. Literalmente lo que sea que fuera. Pero solo estaba ahí, parado escuchando la banda tocar mientras fumaba un cigarrillo. Me habría acercado a él desde que llegó ahí si fuera cualquiera de los tipos a su alrededor, pero estando en mi lugar tenía que esperar a que fuera él quien se acercara a mí, y así fue. No se porque sentía cierta emoción; no era que él hubiera querido hablar conmigo, era simplemente que quería que le prepare alguna bebida.

-Sexo en la playa – Dijo mientras se sentaba frente a la barra.

-En donde quieras – Dije descaradamente mientras tomaba el vodka, para comenzar a preparar esa bebida.

-Prefiero los lugares amplios – Contestó con una sensual sonrisa en sus labios y su mirada fija en mí – Se puede hacer mucho más ahí – Concluyó.

El chico había respondido a mi atrevido comentario, me era extremadamente difícil de creer, aun más porque al verlo de cerca, podía captar que era mucho más joven de lo que habría podido sugerir.

-Mi cama es bastante grande – Continué siguiendo la corriente, para ver hasta donde podría guiar este juego.

-Espero que no solo la cama sea grande – Dijo mientras deslizaba su mirada lentamente por mi cuerpo.

-Te sorprenderás si quieres averiguarlo – Dije al tiempo que colocaba la bebida sobre la barra.

El chico tomó la bebida y le dio un trago sin dejar de mirarme.

-Nada mal – Comentó con tono critico.

-“Nada mal” no es suficiente para mí – Dije acercándome a su rostro.

-Es con lo que tendrás que conformarte por mi parte.

Me quedé observando su rostro por un momento, él no se movió a pesar de la cercanía.

-¿Cuánto te debo? – Preguntó de pronto.

-Corre por mi cuenta – Contesté sin pensarlo.

-Soy Frank Iero – Dijo estirando su mano para que la tomara.

-Gerard – Dije apretando su mano tratando de aplicar la cantidad justa de fuerza para alcanzar a captar la textura de su piel.

-Lo sé – Me informó Frank – Gerard Way – Afirmó.

Me extrañé por completo, nunca imagine que conociera mi nombre.

-¿Cómo…

-También cantas aquí ¿Cierto? – Explicó.

Ahora todo tenía sentido, debo admitir que el que me hubiera ubicado posiblemente desde antes que yo lo hiciera con él me dio cierto gusto, y por alguna razón extrema seguridad. A este paso, todas aquellas inquietudes serían descubiertas pronto; su nombre ya lo sabía, al igual que su dulce aroma y la textura de su piel.

-Dime Frank… ¿No deberías estar en la cama? – Pregunté haciendo referencia a la corta edad que aparentaba.

-No se en donde está tu departamento Gerard, si no ya te estuviera esperando ahí.

Frank me volvía loco con sus insinuaciones, moría por salir por fin del trabajo y violentarlo mil veces antes de llegar al departamento; sin embargo mi auto era demasiado estrecho, él prefería los lugares amplios.

-Yo tendría que esperar toda la noche para decirte en donde está… ¿tu tienes prisa? – Pregunté acercándome de nuevo a su rostro.

-Hoy no – Dijo acercándose aun más – Puedo esperar por ti.

Aquél chico me ponía caliente con sus simples palabras. No pensé que fuera tan fácil que accediera a salir conmigo, pero a veces las cosas no son como uno cree que son. Así que continué trabajando mientras continuaba charlando con Frank. Todo su vocabulario me invitaba a pensar en sexo, aunque las palabras que usaran no fueran referentes al tema, él las hacía sonar de esa manera; sus movimientos eran extremadamente sexys, su aroma. Él era la imagen del sexo en persona.

Esa noche fue increíblemente larga para mí, a pesar de tener la compañía de Frank, temía que se enfadara y se fuera. El bar se estaba quedando solo, pronto no quedaba nadie, a excepción de Frank que me esperaba parado en la puerta mientras fumaba.

-¿Nos vamos? – Dije colocando mi mano en su cintura.

-¿Sales siempre a esta hora? – Preguntó mientras caminábamos hacia mi auto.

-No todo el tiempo, siempre depende de quien se presente, así la gente se queda más o menos tiempo – Expliqué.

-Esperé toda la noche por ti Gerard Way… Espero que no me decepciones – Dijo con la misma sonrisa seductora de hacía un rato.

-Ya te lo dije… te sorprenderás – Dije al tiempo que lo estrellé contra mi auto y me acerque a sus labios, mientras mis manos resbalaban lentamente adheridas a su piel por debajo de su camisa.

Su respiración se aceleró un poco, al igual que la mía, abracé su cuerpo por debajo de su cadera para apretar sus nalgas con mis dos manos y levantar un poco su cuerpo del suelo. Acercó sus labios a los míos para besarme pero me hice un poco hacia atrás para que esto no sucediera. Ahora que sabía que le interesaba, quería hacerlo esperar.

Deslicé mi mano por su torso debajo de su ropa, mientras miraba deseoso sus labios. Abrí la puerta del auto y lo empujé hacia adentro, pero en igual de arrojarme encima de su cuerpo y comenzar a violentarlo de una vez, me pasé al lado del conductor y encendí el motor.

-Te invité a mi departamento Frankie, no a mi auto – El joven sonrió, deslizó su mano por mi muslo hasta llegar a mi entrepierna y comenzó a acariciarme con rudeza. Lamí mis labios y volteé a verlo por un segundo.

Debía darme prisa a llegar a mi departamento. El niño que tenía en el asiento del copiloto era demasiado precoz. La forma en que me tocaba era perfecta. No podía hacerlo esperar un minuto más. Finalmente llegamos, abrí la puerta y lo invité a pasar, mi departamento no era demasiado lujoso, no era demasiado grande ni estaba completamente limpio. Pero era lo que necesitaba y lo que podía permitirme, además no creo que en ese momento Frank se haya detenido a observar con tranquilidad los alrededores, lo único que le interesaba era llegar pronto a la cama. Se abalanzó sobre mí para besarme, pero lo retiré sutilmente de mi cuerpo.

-Ponte cómodo – Le dije mientras encendía un cigarrillo.

Frank me observaba, me miró a los ojos, me haló con fuerza de la camisa para lanzarme hacia el sillón y acomodar su cuerpo sobre el mío.

-¿Es que no piensas besarme? – Preguntó rociando su aliento sobre mis labios.

En ese momento no pude resistirlo más, teniéndolo tan cerca me era imposible negarme a semejante petición. Lo tomé del mentón y lamí sus labios despacio. Frank deslizó sus manos por debajo de mi camisa y comenzó a besarme salvajemente. Me puse de pie sin dejar de besarlo, lo apreté fuerte por la cintura y lo guie hacia la recamara.

Enseguida me arrojó al colchón para comenzar a desabrochar los botones de mi camisa. Lo tomé con fuerza y lo giré para quedar sobre él. Me acerqué a su rostro y posé mis labios sobre los suyos, ahora que los había probado no podía detenerme por más de un segundo, sus manos resbalaban continuamente por mi cuerpo hasta que logró dejarme desnudo, yo continué tocándolo hasta arrancarle toda la ropa y poder admirar su cuerpo desnudo por completo, durante todo el tiempo que quisiera. Seguí besando sus labios para bajar hasta llegar a su cuello y deslizar mi lengua por su torso hasta llegar a su zona. Frank me haló del cabello y me giró sobre la cama, mordió mis labios con fuerza.

-¿Qué es lo que quieres Frank? – Pregunté.

-Deja que yo te lo haga a ti – Contestó en un susurro.

Frank introdujo casi todo mi pene dentro de su boca, para después lamerlo desde la base hasta llegar a la punta. Yo empezaba a gemir; Frank continuaba haciéndome sexo oral mientras mis gemidos iban en aumento, lo tomé del cabello y lo hundí aun más con fuerza, no fue algo que haya hecho con intención, eran simples movimientos que surgían por sentir tanto placer. Frank era joven, pero parecía tener bastante experiencia en cuanto al sexo.

-¡Frank! –Exclamé cuando sentía que me vendría dentro de su boca. Él entendió y se quitó de inmediato, aun así, parte de mi semen alcanzó a caer sobre su pecho.

-No mentías cuando hablabas del tamaño – Comentó sonriente.

-Tampoco te mentí en cuanto al resto – Dije tomándolo con fuerza por la cintura para tumbarlo sobre mi cuerpo y besar sus labios.

Lo arrojé contra la pared y aprisioné su cuerpo, lo tomé de las piernas para que rodeara mi cintura con ellas y poder introducir mí pene en su interior.

-Gerard… ¿Tienes…

-¿Lubricante? – Lo interrumpí – No lo necesitamos – Dije mientras lo tumbaba sobre la cama y lo ponía boca abajo. Besé su cuello antes de bajar y pasar mi lengua entre medio de sus nalgas.

-Protección – Dijo cuando lo tuve de nuevo contra la pared, justo antes de entrar en él.

-Por supuesto – Dije al tiempo que sacaba un condón de la mesa de noche – Pónmelo – Susurré a su oído mientras lo colocaba en su mano.

Entré en él suavemente para no lastimarlo, él gimió en cuanto mi pene rozó la entrada hacia su cuerpo. Moría por que continuara gimiendo, aquél sonido viniendo de sus labios era excitante. Aumenté mi ritmo de acuerdo a sus movimientos, pronto comencé a hacérselo con más fuerza, tomé sus piernas para cambiarlo de posición, y llevarlo hacia la cama. Sus movimientos iban a tono con los míos. La forma en que me entregaba su cuerpo me decía que quería más. Así que hacia caso a sus peticiones.

-Házmelo… más fuerte – Pidió entre gemidos.

A Frank le gustaba el sexo rudo, debí imaginármelo desde el principió, simplemente desde percatarme de su forma de vestir. Lo tomé del cabello y besé sus labios al tiempo que salía de su interior para ingresar con fuerza una vez más. Llevé una de mis manos hasta su miembro y comencé a masturbarlo. Frank dejó salir un grito de placer, me concentré en su miembro por unos segundos para hacer que se viniera rápido entre mi mano, pasó poco más de un minuto cuando sentí su cuerpo contraerse entre mis brazos para después sentir su tibio semen escurrirse entre mis dedos. Aunque yo no había llegado al orgasmo todavía, al menos había logrado que Frank sintiera uno. Hundí su cuerpo con fuerza en el colchón para poder entrar y salir con más facilidad. Frank se dejaba que lo manejara a mi antojo, simplemente me dejaba seguir escuchando sus gemidos.

-¿Te gusta así? – Pregunté agitado.

-Esta… Perfecto – Contestó jadeante.

Duramos poco tiempo en esa posición cuando salí de su interior para venirme finalmente. Frank exhaló profundo y se acomodó en la cama mientras mantenía su mirada fija en mí.

-Nada mal – Bromeé sonriendo. El pequeño me captó el juego y sonrió también.

-“Nada mal” no es suficiente para mí – Continuó.

-Pero eso no es todo lo que obtendrás de mi parte – Susurré sobre sus labios. Frank sonrió de nuevo.

-¿Me dejarás dormir aquí o vas a echarme como todo mundo lo hace?

“Todo mundo”. Fue justo después de esas dos palabras que pensé algo que nunca hubiera imaginado. Exactamente ¿Quién era todo mundo? Temía de hacer una pregunta incorrecta, temía de equivocarme y también temía que fuera cierto.

-¿Quién es todo mundo Frankie? – Pregunté mientras me sentaba a su lado y acariciaba su rostro.

-Quien sea que me contrate – Contestó indiferente.

-¿De que estas hablando Frank… eres

-¿Prostituto? – Me interrumpió – Sí… ¿Es que acaso no lo sabías? – Preguntó extrañado.

-No – Dije con cierto halo de desconcierto – Frank eres…

-Tranquilo – Me interrumpió – No estaba trabajando… estar contigo me ha gustado bastante – Sonrió y me miró seductor – Nunca pensé cobrarte.

-¡No! Eso no es lo que iba a decir… Frank eres un niño – Dije preocupado.

-Eso no te importó cuando estabas penetrándome – Dijo mirándome a los ojos – Además, tengo 19 años.

Me aterré, sabía que era joven, pero nunca imaginé que tanto. Me acosté a su lado y coloqué mi mano en su cintura.

-Eres un niño – Afirmé de nuevo – ¿En donde está tu familia?

-No tengo familia Gerard – Dijo sin apartar su mirada de mis ojos.

-Frank… no sé que decir… yo…

Frank se levantó de la cama y tomó sus pantalones del suelo.

-Me voy – Dijo mientras continuaba juntando su ropa – Entiendo perfectamente que si lo hubieras sabido antes… ni si quiera te habrías tomado la molestia de voltear a verme… pero no importa, con una vez es suficiente.

-Espera Frank… ¿Por qué…

-¿Por qué lo hago? – Me interrumpió – Lo hago por el dinero Gerard, por el placer… porque… ¿Qué no me estás viendo Gerard? ¡No creas que no me tomo la libertad de decidir con quien voy a follar! – Dijo con cierto halo de desdén en sus palabras.

-No iba a decir eso Frank, no me malinterpretes – Dije poniéndome de pie para ponerme los jeans.

-Solo dame un minuto para vestirme – Dijo con sus ojos acuosos.

Me acerqué a él y rodeé sus hombros con mis brazos.

-En ningún momento dije que te fueras – Susurré a su oído.

-No tienes que hacerlo, te evitaré la pena Gerard, sé que debo darte asco, así que por favor…no… no necesito un minuto, me iré cuanto antes – Dijo colocándose sus jeans al tiempo que se dirigía a la puerta.

-¡Frank, espera! – Lo seguí.

No podía dejarlo ir. Su confesión si había sido una sorpresa para mí, pero él no tenía la culpa de las consecuencias que lo hubieran llevado hasta esas circunstancias, no podía dejar que volviera a la calle, sería un monstruo, un idiota por dejar ir a aquel chico tan especial de mis brazos. El imaginar a Frank con cientos de tipos diferentes me causaba cierta repulsión; pero no hacia él, sino por él, el tener que soportar que cada hombre toque su cuerpo debía ser una tortura, porque no le creo ni una sola palabra de lo que dijo acerca del tema, sé muy bien que no lo disfruta, que no encuentra placer y que lo hace únicamente por necesidad, sus ojos me dicen aun mas que sus palabras.

-Dime porqué… ¿Por qué quisiste estar conmigo? – Pregunté halándolo del brazo.

Frank se giró hacia mí, me miró a los ojos y se dispuso a hablar.

-Fui a ese bar hace casi un mes – Me interrumpió – Fue cuando te vi cantar… eras… eras lo más hermoso, lo más perfecto que había visto Gerard, fue por eso que te sonreí cuando ibas en tu auto, fue por eso que volví a ese bar y fue solo por eso que me acerqué a la barra, a ti.

-Esa tarde que me sonreíste no pude pensar en otra cosa que no fueras tu – Dije acercándome a él. Su rostro cambio; su expresión era de sorpresa.

-¿Hablas en serio? – Preguntó inocente.

-Soñé con tu rostro durante tres noches seguidas – Sonreí – Esta tarde volví a verte en el supermercado, pero tu no notaste mi presencia… te adueñaste de todo mi ser desde el instante que te vi Frank.

Sus ojos se miraban acuosos de nuevo, sacudió su cabeza discretamente y me miró a la cara una vez más.

-¿Por qué debo creerte? – Preguntó dudoso.

Me acerqué a su rostro y besó sus labios.

-Porque quiero que te quedes… y no solo esta noche Frank… Quédate conmigo – Le pedí mientras apretaba su cuerpo contra el mío.

-Gerard… estás hablando en…

-Lo digo en serio Frankie.

Lo halé hacia adentro del departamento una vez más y cerré la puerta tras él.

-No… no quiero causarte problemas Gerard – Dijo apartándose un poco de mi lado.

Problemas. Fue lo primero que vino a mi mente cuando me cautivo la existencia de ese chico. Lo que estaba seguro pasaría si me acercaba a él; pero justo en ese momento me di cuenta que no era así. Que no quería que Frank desapareciera de mi vida.

-Un problema para mí sería que tu te fueras; así que estarías haciendo lo contrario… si no quieres causarme problemas, solo quédate – Pedí acariciando su mejilla.

-Como tú digas Gerard – Dijo con una tímida sonrisa y el destello de felicidad invadía sus pupilas.

-No serás de nadie más Frankie… ahora serás solamente mío.

Metí dos dedos entre la presilla de sus jeans y lo guie hacia la cama de nuevo; pero no para posesionarme de su cuerpo otra vez, eso lo haría solo si él así lo quisiera.

-Y… ¿Cuánto piensas pagarme por eso? – Bromeó insolente.

-No voy a pagarte – Contesté mientras me acostaba a su lado – Yo no quiero solo un trasero que penetrar Frankie… Te quiero a ti por completo – Dije acercándome a su boca para besarlo, pero fue él quien se alejó esta vez.

-Entonces, digamos… que corre por mi cuenta – Bromeó de nuevo y besó mis labios.

FIN

2 comentarios:

  1. carajo esto es hermoso *u*
    lo ame demasiado

    ResponderEliminar
  2. No sé, esta lindo el final, pero todo iba bien hasta la confesión de Frank ;n;

    ResponderEliminar