domingo, 18 de marzo de 2012

Just like, magic; Tercera parte - Capítulo: #9

Capítulo: #9


¡El sol brilla, los pájaros cantan!
Aunque eso parece imposible con esta lluvia de otoño.

¡El chico resplandece un fulgor plata!
Aunque tan solo sea el reflejo del cinturón.

¡La gente le sonríe, el cielo está despejado por su calma!
El servicio climático decía que era la peor época de año...

Frank hizo una mueca, miró a su alrededor y pensó que tal vez, el mundo no se contagiaba de su increíble felicidad. Llovía, llovía a gotas grandes y gruesas.
Pero el sol brillaba dentro de él. Aunque el escenario no vaya con el guión de la novela.

Esta vez, sin poder evitar encontrarse con un aguacero a mitad de su camino, tuvo que cubrirse con la capucha de la chaqueta y encorvarse un poco para no empaparse.
Pero esos no eran inconvenientes ¡La vida le sonreía!
¿Que importaba si Jersey se inundaba? ¡NO importaba nada!

Corrió hacia él apenas lo vio, y otra vez, el sol, como queriendo llegar hacia Frank, se intercaló entre las nubes y la lluvia cesó ligeramente.
Levantó los brazos y lo rodeó con estos, lo apretó levemente y sintió como el agua retenida que tenía su sombrero le mojó completamente el pecho.
El mago rió mientras lo alejaba con delicadeza.

- Casi te caes viniendo hacia aquí – dijo su voz suavemente, aunque resonó sobre el chapoteo de la gente.
- Lo sé, la lluvia hace que mis reflejos se pongan demasiado torpes –
- Pensé que eso era normalmente – Gerard le sonrió, todavía lo sujetaba por la cadera – caminas como pato, Iero –
- No puedo ser perfecto – se sorprendió a sí mismo al decir esto, al parecer, el amor te trastornaba la cabeza.
- Pero lo consigues... – su mano, caliente gracias al refugio de los bolsillos de su chaqueta, acariciaron la mejilla de Frank y apartó el húmedo cabello

Sonrió divertido y se dispuso a abrazarlo otra vez.

- Tengo frío –

Ambos voltearon al mismo tiempo, Macarena, con una chaqueta negra de cuello alto cubriéndola, la falda y los zapatos de muñeca, emitía un temblor extraño.

- Deberías cubrirte las piernas – comentó Frank, observándole la blanquecina piel.
- No son las piernas, amaneció débil – explicó Gerard, mientras le abría los brazos a la chica y la alojaba en estos, ella se acurrucó en estos, como una niña.
- Se ve mal – dijo en tono más alto, tratando de recordarles que él estaba ahí.
- La llevaré al teatro, no debí sacarla así – la estrechó contra sí y volvió a levantar la vista hacia Frank – te veo hoy –

Iero asintió con la cabeza y le sonrió, quería acercársele, pero Mac estaba el medio. El mago pareció sentir lo mismo y se limitó a sonreírle también.

- Adiós, que te recuperes – le dijo a Mac, sonriéndolo de la mejor manera que podía.
- Gracias – respondió mirándolo de mala manera.

Gerard observó su reacción e hizo una mueca. Le dijo adiós a Frank con la mano y se llevó a Macarena sujetándola por la cintura. Pálida, débil. Con sueño y dolor de cabeza.
Si tan solo el dolor físico comparara al de su interior.

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