lunes, 30 de abril de 2012

Un instante para Noe; Capítulo: #35

Capítulo: #35


“Solo la muerte podrá separarnos”

El aroma del café recién hecho inundó la habitación, Noe empujó la puerta con sus nalgas para cerrarla, avanzó despacio con la bandeja en sus manos, tres tazas de café, una azucarera y una jarrita de crema copaban el espacio de la bandeja que Noe maniobraba, Frank se sentó en la cama, con su espalda desnuda recostada sobre el largo testero de la doble King size, acomodó las cobijas sobre Gerard, lo había descubierto un poco al sentarse

- ¿Aun duerme? –

Noe susurró al tiempo que se sentaba en el borde de la cama junto a Frank, acomodó la bandeja sobre la mesita de noche y le pasó una taza al guitarrista

- Sí, ¿Lo despertamos? – Mordió el labio inferior, mirando sonriente al chico

- No, pobre, debe estar cansado de tanta charla, gritos y empujones de anoche, mejor dejemos que se duerma un poco más –

- ¿Cómo voy a dormir si ustedes dos no se callan? –

Gerard habló con voz dormida, haló las mantas y se cubrió hasta la cabeza con ellas

- ¿Cómo amaneces? –

- Secuestrado – Contestó secamente

Frank empezó a reír, tomando la cucharilla para echarle azúcar al café

- Ahí está el teléfono, llama a la policía para que te rescaten –

- No, yo no quiero ser rescatado, tengo síndrome de Estocolmo, ya me enamoré mal de mis secuestradores – Descubrió su rostro riendo tiernamente – Noe, pásame un café, con una de azúcar y poco de crema –

El chico agregó la crema y el azúcar, levantándose con la taza en su mano, rodeó la cama, sentándose al lado de Gerard

- Vale un beso – Le dijo con sosteniendo la taza en el aire

Gerard se incorporó en la cama, acercándose a él

- Te doy dos, y así me quedas debiendo –

En silencio, los tres disfrutaron del café, mirándose entre ellos, sonriendo por momentos y suspirando en otros. Gerard sorbió el último trago, dejando la taza entre sus manos sobre su regazo, mirando fijamente el interior vacio

- Frank, tú estás loco – Levantó las cejas, girando un tanto el rostro para ver al guitarrista – Gracias por actuar de esa forma, tan… violenta conmigo –

- Estoy loco, si, y aunque suene trillado, estoy loco de amor por ustedes… y no voy a permitir que nadie, ni nosotros mismos nos separen –

- Y tú, Duncan Kranz – Giró el rostro hacia el otro lado – No vuelvas jamás a decir que tienes culpa en lo que pasó, sabes muy bien que si alguien debe ser culpado, ese soy yo –

- Gerard, es solo que siento a veces que de no ser por mi… ustedes estarían mejor –

- ¿Mejor cómo, Aun casados y viviendo en la mentira? No te das cuenta que de no ser por ti, no estaríamos aquí, no habríamos enfrentado nuestros demonios –

Frank dejó la taza sobre la mesita de noche, levantándose de la cama, caminando en bóxers por la habitación hasta pararse bajo la puerta del baño

- Hora de la segunda regla: No se habla más del pasado si nos causa dolor, no más acusaciones ni nada por el estilo, ¿Queda claro? –

- Sí capitán – Gerard sonrió haciendo una divertida seña con su mano sobre su frente – Di que si Noe, o nos pega – Terminó el comentario entre risas

- Si, ¡clarísimo señor! –

- Bien, me gusta que sepan quién manda – Frank se dobló un poco hablando entre risas – Y ahora, los tres al baño, que olemos a supositorio de gorila –

- Siempre tan fino Frankie – Gerard se levantó de la cama, seguido por Noe - ¿No quedaremos estrechos? –

- Ay! Gerard, ¿ves el tamaño de esa cama? En esta casa todo es así, lo suficientemente grande para los tres – Noe palmeó las nalgas de Gerard al decirlo, adelantándose a la ducha

La ropa tirada en el suelo de cerámica perlada, la ducha semicircular de paneles de vidrio tallado emanando agua de las cuatro esquinas, y en el interior, tres hombres desnudos, ignorando por completo el mundo exterior, reinando como absolutos soberanos en su propio universo, cada uno con la misma cantidad de poder y derechos sobre los otros dos, el tranquilizante sonido del agua se acallaba para ser superado por la maravillosa risa melódica de Frank, esa risa que él no frenaba en su interior, la risa producto de la felicidad de estar allí en ese lugar, en ese perfecto instante único en el tiempo, riendo plenamente al tallar la espalda de Noe con una mano, y la de Gerard con la otra, no existía otro lugar en el que quisiera estar, ese momento, ese lugar, esas personas, eran el paraíso para Frank.

La potente luz blanca de las bombillas del techo iluminaba grácilmente las pieles de Noe y Frank, otorgándoles un brillo etéreo que Gerard no dejaba de observar maravillado, recostó su cabeza de cabellos mojados sobre el hombro de Frank, dejándose consentir, liberando sin restricciones los estremecimientos de su piel al contacto de la esponja con que Frank le tallaba suavemente la espalda, besaba sin descansar el cuello tatuado, y con su otra mano acariciaba el brazo de Noe, aferrándolo, halándolo más hacía ellos, logrando que la frente del chico se pegara a la de Frank, para así tenerlos más cerca y poder intercalar la intención de sus besos, uno sobre los delgados labios de tono rojo de Frank, otro sobre los tiernos labios jugosos de Noe, no existía más, para Gerard Way, no había cielo ni éxtasis comparable con lo sentido en ese preciso instante

El agua brotaba tibia de las regaderas, pero tan pronto tocaba las pieles llegaba a punto de ebullición por el intenso ardor sensual que los tres emanaban de sus cuerpos, Noe aspiraba el aroma artificial del jabón, que no era lo suficientemente contundente como para amainar el aroma natural de las pieles de Gerard y Frank, el chico amaba ese olor, el olor a hombres, el olor a sexo, ese fuerte aroma que le estimulaba cada hormona, cada sentido y aceleraba su deseo, no pensó ni por un momento contenerse, no tenía razón, ahora él les pertenecía, así como ellos eran suyos, las caricias de Frank, lo besos de Gerard no fueron suficientes, Noe necesitaba más, mucho más, necesitaba devorar hasta el último átomo de energía de los dos, refregó su frente con la de Frank, mirando hacia abajo, tomando suavemente el pene de ambos entre sus manos, iniciando él mismo la celebración de su encuentro, buscando la forma de sellar esa unión para siempre.

Los gemidos de Frank y Gerard dominaron el ambiente, Noe se había puesto de rodillas sobre la cerámica de la ducha, llevándose a la boca el miembro que no estimulaba con la mano, intercalándolos, procurándoles a ambos la misma cantidad de placer posible, levantando la vista para ver la perfección de los dos, que sin dejar de ver al chico se besaban se acariciaban, gemían, y por momentos reían regocijados de placer, Frank comenzó a temblar considerablemente, su erección dominaba cada uno de sus pensamientos, se dejó caer de rodillas en el piso, aferrando a Noe por la cintura, acomodándolo de rodillas frente a él, lamió la espalda húmeda del chico, llevando los dedos entre sus glúteos, abriéndose un camino entre él, llevando su erecto miembro hasta la ardiente cavidad, penetrándolo lentamente, disfrutando al máximo de cada sensación percibida, Noe se esforzaba por controlar el doloroso placer obtenido en cada embestida de Frank entre su cuerpo, no soltaba en ningún momento a Gerard, ahora los movimientos de su boca sobre la pelvis del vocalista eran directamente impulsados por la fuerza de Frank, Gerard disfrutó unos segundos más de la satinada boca de Noe que tan perfectamente abrigaba su miembro, antes de retirarse para apostarse de rodillas detrás de Frank, tomando fuertemente las nalgas del guitarrista entre sus manos, deslizando los pulgares entre ellas, llevando el índice de cada mano, hundiéndolos con potente suavidad en el interior, acercándose más hasta llevar su miembro al interior previamente alistado, cerró los ojos apretadamente, y dejó que su deseo dominara cada una de sus acciones, estirando lo más posible sus brazos alcanzó a aferrarse de la cintura de Noe, dejando a Frank completamente presionado entre ellos, aumentándole la intensidad de cada gemido lleno de placer, el guitarrista recostó su cabeza en la espalda de Noe, dejándose impulsar por el movimiento de Gerard en su propio cuerpo, era ahora él quien dictaminaba la intensidad y periodicidad de cada embestida, Frank llevó una de sus manos hasta la pelvis de Noe, acariciándolo sin detenerse, impregnando alrededor del miembro del Noe la misma fuerza y velocidad con la que era penetrado.

Los gemidos se unieron en un concierto místico, impidiendo que algún otro sonido irrumpiera en esa especial declaración de éxtasis y amor, por primera vez, los tres al unísono alcanzaron el orgasmo, exclamando al tiempo un profundo sonido de placer absoluto.

Aún húmedos se metieron los tres entre la cama, abrigándose con las cobijas, abrazados, en una maraña de piernas entrelazadas, de pieles adheridas entre sí, de rostros que se negaban a separarse, respirando en tranquilidad los restos del orgasmo recién vivido

- Esta casa es muy linda… pero la que compré en New Jersey es mejor –

Gerard habló con sus labios pegados a la mejilla de Noe, Frank obviando su propio peso se montó encima de los dos, sacándoles un leve quejido que terminó en una risilla

- ¿Dónde queda? –

- Frente al parque Lincoln –

Frank se estiró sobre los dos, brincando un poco, apoyando los codos en el pecho de ambos, logrando que se quejaran de nuevo, no le importó, sus ojos estaban completamente brillantes, y su rostro iluminado lleno de felicidad

- ¡En el parque donde te descorché la primera vez! –

- ¡Frank! Deja de ser tan ordinario, y muévete que no eres de aire, me estás destripando… y a Noe también –

Entre risas Frank se movió al lado de Noe, apretando el torso del chico entre sus brazos

- Quiero verla –

- Esperen… cuéntenme la historia de la descorchada, que la de su primer beso en el baño del bar ya la sé –

Gerard mordió la mejilla de Noe, estirando su brazo para alcanzar a Frank

- ¿Andas contando nuestras intimidades a este niñito? –

Noe sacó como pudo su mano de entre las cobijas, dándole un palmadón a Gerard en la frente

- Tarado –

- Si le conté… y me puse a llorar, jaja, te odié… arggh te odié estos últimos días –

- Sí, yo también me odie – Gerard levantó la cabeza buscando los ojos de Frank – Rompiste la segunda regla… y no hemos hablado de castigos para eso –

- No hay forma, solo se me ocurren castigos sexuales, y eso para nosotros es un premio en lugar de castigo – Frank comentó torciendo la boca en un divertida mueca

Noe se desperezó en la cama, bostezando largamente

- No se ustedes, pero yo tengo mucho sueño, mejor dormir, y en la tarde volvemos al muladar ese que ustedes llaman ciudad y vemos la casa que compró GeeGee –

- ¿GeeGee? Ahora soy GeeGee… ¿entonces tú qué eres NoNo? –

Frank rompió en risas incorporándose un poco para apretar el rostro de Noe entre sus manos

- Pequeño imbécil –

- Cállate FraFra, que NoNo me puede llamar como quiera –

- Yaaa! Cállense los dos – Noe levantó la voz para hacerse oír entre las risas de Gerard y Frank – Solo Gerard es GeeGee, no jodan, no hay NoNo ni FraFra… ¡Dios que par de tipos más pendejos! Si quieren seguir la joda, váyanse a otro lado, que yo quiero dormir –

Frank sentado en una de las sillas altas de la mesa de comedor de la cocina, veía en silencio los movimientos de Gerard al cocinar, se mordía las uñas inconscientemente, y dejaba que la hermosa imagen frente a sus ojos se grabara en su memoria para siempre

- No te comas las uñas, en 5 minutos estará listo – Caminó parándose frente a Iero, besándole la frente

- No es por hambre, son nervios –

- Lo sé, pero no deberías preocuparte, no me voy a ir a ningún lado –

- Necesito que me jures algo – Dejó de morderse las uñas para rodear el torso de Gerard – Y quiero que esta vez lo jures con tu alma, por lo que más ames en el mundo, y si sientes que una pequeña parte de ti, la más mínima no quiere jurarlo, dímelo, no me vayas a mentir Gerard Way, porque desde ahora en adelante no te perdonaré tan fácilmente como lo he hecho hasta ahora –

Miró al guitarrista con la misma seriedad con la que él le había hablado, asintiendo con su cabeza

- Júrame que estarás con Noe y conmigo hasta el final de tu vida –

Gerard sonrió dulce y tiernamente, cerrando un poco los ojos, rodeando con fuerza a Frank entre sus brazos

- No existe otro lugar en el que quiera estar, te juro Frank Anthony Iero, que solo la muerte podrá separarnos… y eso que después de muerto tengo la seguridad que los seguiré amando –

Mordiendo sus labios con fuerza Frank haló a Gerard, lanzándolo sobre la mesa de la cocina, trepando sobre el vocalista, empujándolo de los hombros hasta hacerlo recostarse en la madera, besando, mordiendo saboreándole la piel que descubría al desnudarlo, mordiendo sus propios labios por el deseo, rozando insistente su pelvis sobre la entrepierna de Gerard. El vocalista deslizó las manos por entre el pantalón de Frank, acariciándole primero las nalgas, antes de mover sus manos hasta la zona genital que empezaba a aumentar de temperatura, se quedaron unos cuantos minutos en este juego, Frank tenía el trasero desnudo ya, pues Gerard le había bajado el pantalón hasta las rodillas, se miraron fijamente antes de realizar cualquier otra acción, Frank jadeando se apoyó con ambas manos en la mesa, levantándose un poco

- Me hace falta algo… para seguir –

- ¿Algo o alguien? – Respondió Gerard también entre jadeos

- Dijo que no lo despertáramos – Lo miró pícaramente

- De malas, lo cogemos dormido –

Apagaron la estufa donde se cocinaban los alimentos y subieron las escaleras corriendo, Noe se despertó sobresaltado al sentir que ambos caían pesadamente sobre la cama

- ¡Les dije que quería dormir! –

- Cállate Duncan Kranz, que después nos agradecerás haberte despertado -





El auto avanzaba a velocidad constante por la autopista, las luces de los faroles iluminaban el camino, era poco más de la media noche, y los tres regresaban de ver la casa en New Jersey, acordaron que era necesario hacerle una remodelación antes de ir a vivir allá, pero estaban contentos con la idea, ese lugar tenía mucha más privacidad que la casa en New York, Gerard conducía, Frank manipulaba el reproductor de música en el asiento delantero, y Noe se concentraba en silencio viendo el paisaje nocturno

- ¿Qué vamos a hacer… con la prensa?, bueno no es que me importe, y creo que a muchos de ellos tampoco, pero tendremos que decir algo…. Bah no sé, ellos no me preocupan, pero creo que los fans si tienen derecho de saber lo que pasa… -

- Deja que pase el tiempo, ellos siempre se enteran de todo, cuando aparezcan las primeras fotos de nosotros “amangualados” en una esquina, lo sabrán – Frank continuaba pasando canciones, sin poder decidirse por una

- Yo quiero cambiar mis apellidos –

Noe dejó de ver por la ventanilla, acomodándose a sus anchas en el asiento trasero

- Iré al ayuntamiento y me los cambiaré por Way Iero –

Frank volteó su cabeza, mirándolo con fingido enojo

- ¿Por qué no mejor Iero Way? –

- Es igual Frank –

- No, no lo es, quiero que tengas el mío primero –

- Noe, ponte Iero Way, a mi me da lo mismo si el mío va después, Frank es el caprichoso –

- Si, caprichoso y acaparador – Noe mordió sus labios, y de inmediato Frank saltó hasta el asiento trasero, inmovilizando a Noe entre sus brazos - ¿Ves lo que digo? Arhg! Déjame respirar –

Gerard comenzó a reír al ver por el espejo retrovisor la lucha que se desarrollaba en el asiento de atrás, Frank imprimía todo el peso de su cuerpo sobre Noe, y el chico pataleaba tratando de escaparse, le mordía los brazos a Frank, pero con eso solo lograba que el guitarrista lo apretara más, entre la risa que aumentaba, Frank intentaba aprisionar los labios de Noe entre los suyos, y él para continuar el juego le rehuía, moviendo violentamente su cabeza, sin darse cuenta, las piernas de Noe se agitaban en el aire, Frank le tomó con fuerza la cabeza, mordiendo por fin los labios del chico, que reaccionó empujando la pierna derecha contra la cabeza de Gerard

- ¡Basta ahí atrás! Me van a hacer chocar contra algo –

Se calmaron, Frank se dejó caer entre los brazos de Noe, respirando ambos agitadamente, Gerard giró un poco la cabeza para verlos

- Ah bueno, ahora soy el chofer – Sonrió mirando nuevamente la carretera

- Si quieren, yo conduzco – Ofreció Noe

- ¿Tienes permiso de conducir? –

- No Frankie, aun no lo saco… y de hecho no sé ni encender un auto –

- ¿Entonces para que te ofreces? –

- Para que crean que soy buena persona –

Gerard lo miró por el retrovisor, mordiéndose con fuerza los labios

- Cuando lleguemos a casa te voy a violar 1800 veces –

- No hay que esperar, que Frank conduzca y me violas entre tanto –

- No, mejor paramos a un lado de la carretera y nos violamos entre todos –

- Si claro, y luego nos llevan a la cárcel por indiscreción pública –

Gerard continuó manejando, fijando sus ojos en la carretera, pero el sonido de los besos y los cierres de la ropa bajándose lograron distraerlo por un segundo, miró por el retrovisor, pero solo alcanzaba a ver la espalda de Frank, así que se permitió girar un momento el rostro para ver mejor como se acariciaban entre ellos, tal vez el momento duró más de lo que pensaba, porque la carretera estaba vacía cuando giró a verlos, pero al volver a poner sus ojos en el camino, las intensas luces del camión que avanzaba con rapidez hacía ellos, lo cegaron, impidiéndole ver bien la carretera, haciendo que el nerviosismo bloqueara la fluidez de sus movimientos, girando el volante de un lado a otro tratando de esquivar el camión que terminó por impactar el auto, haciéndolo rodar varias veces en la carretera.

Frank sintió una brisa fresca sobre su rostro, no entendía el por qué estaba tendido en el divisor de la avenida, todo su cuerpo gritaba de dolor, abrió los ojos, aterrándose por ver la luz de los faroles completamente roja, llevó por instinto su manos al rostro, limpiándose el tibio y pegajoso líquido, pudo ver un poco mejor, se incorporó con dificultad, detallando el espectáculo frente a él.

El coche estaba con las llantas arriba, chispeando constantemente, notó que el tanque de gasolina estaba averiado, y el combustible se derramaba con libertad, se quedó en blanco unos segundos, respirando hondamente, observando a Gerard aun en el interior, luchando con el cinturón de seguridad que lo mantenía cabeza abajo adherido en el asiento, buscó a Noe dentro del auto, pero seguramente al igual que él había salido disparado por una de las ventanillas, miró a Gerard, se miró a él mismo, estaba bañado en su propia sangre, miró el auto, las chispas cayendo al piso, la gasolina corriendo libremente, sus ojos se posaron de nuevo en Gerard, atrapado dentro del auto, su mente procesó por fin lo peligroso de esa escena, chispas, gasolina, Gerard…


Se levantó del separador como pudo, corriendo a toda prisa hacía el auto volteado, los quejidos de Noe le alertaron su presencia, el chico estaba tendido en el asfalto, detrás del auto, Frank se detuvo en seco, observando de nuevo, tomándose una milésima de segundo para decidir a cuál de los dos alejar primero de una potencial explosión, Gerard pudo ver a Frank por lo que quedaba del retrovisor, y vio también a Noe, perdiendo poco a poco la conciencia, una sola mirada le bastó para saber que el guitarrista no sabía a quién sacar primero, sacando fuerzas de donde no las tenía, Gerard le gritó

- ¡Noe, Primero a Noe! –





Los amplificadores llevaban el sonido con un molesto ruido producido por la poca destreza de quien se encargaba de tal menester, no era necesario un sonido fiel, solo ubicar los pequeños parlantes cada dos columnas en la iglesia, procurando que cada sector pudiese escuchar el sermón del sacerdote.

Frank estaba sentado en la primera hilera de bancas, sus manos sostenían firmemente un pequeño libro que el diacono le había entregado, la mirada sostenida sobre las baldosas de mármol, no se atrevía a levantar la vista, lo último que deseaba ver era el frio y miserable ataúd de madera, acomodado tan odiosamente entre los cuatro velones y rodeado de flores que apostaban entre ellas una carrera a marchitarse.

Gerard se aferró con ambas manos al marco de la puerta de la habitación principal, repetía una y otra vez las misma palabras esperando que Noe y Frank entendieran por fin y lo dejasen ir

- Mi presencia solo les traerá problemas –

Como si no lo hubiesen escuchado, el guitarrista y el chico lo empujaron en el interior de la habitación, llevándolo a rastras hasta la enorme cama, obligándolo a sentarse en ella, Frank le hizo una seña a Noe para que se sentara encima de Gerard, inmovilizándolo, evitando que se levantara y abandonara la habitación


Los asistentes se levantaron, Frank lo hizo también, aferró entre la suya la mano que se estiró para tomarlo, se apoyaba en él para no caer, al mismo tiempo hacía un esfuerzo enorme para darle a él el apoyo necesario.

Avanzaron lentamente detrás de quienes cargaban el ataúd, Frank veía los seis pares de zapatos moverse pesadamente, arrastrarse sobre el suelo, llevándose a enterrar en esa caja de madera una porción de su propio corazón, sentía que en cualquier momento la aflicción sería mayor a sus fuerzas y se desplomaría antes de abandonar la iglesia, pero el llanto ahogado de quien le sostenía la mano lo obligaba a estar de pie, a soportar el dolor


– He dicho que no te mueves de este lugar, no te voy a permitir abandonarnos otra vez –

Frank desató los cordones de sus zapatos, atando a Gerard a la cama con ellos, Noe lo miraba aterrado, entre risas, pero asombrado por la forma en que el guitarrista actuaba

- Vas a decirme Gerard, que tu decisión de no estar con nosotros es para vernos felices ¿Eres tan iluso que crees que Noe y yo podremos estar bien, podremos ser felices sin ti? –

Gerard entendía las palabras de Frank, pero aun así sentía en su corazón que tenía razón, él solo le traía dolor a quienes amaba

- Frank, cuando te enamoraste de Noe no te importé, estoy seguro que viste en él a esa persona que te complementaba… -

- Tu y Noe me complementan, ¡Dios Gerard! ¿De qué forma te lo haré entender?-


No quiso sentarse en las sillas plegables que rodeaban la fosa, se quedó de pie, mirando en silencio el ataúd sobre los soportes de acero, escuchando lejanas las últimas palabras del sacerdote, sentía enorme culpa, si tan solo hubiese tenido más tiempo, si hubiese despertado antes, si tan solo se hubiese quedado en el asiento de adelante…

Cada segundo era eterno, detenido amargamente en el tiempo, no podía llorar, no lo había hecho desde el accidente, todos le decían que tenía que dejar salir el dolor, pero Frank solo pensaba que llorar era aceptar que jamás volvería a verlo, a besarlo, que nunca más podría escuchar su voz.

Esperaba que todo fuera un sueño, que en cualquier momento despertaría y él estaría a su lado, le sonreiría y se aferraría a sus labios, besándolo lleno de amor, lleno de pasión, bajaría su mano hasta ponerla sobre su pecho y sentiría su corazón latir lleno de vida.


La noche avanzaba vertiginosamente, Frank entraba en desesperación, parecía que las palabras le pasaban de largo a Gerard, no sabía cómo hacerle entender que prefería mil veces los posibles problemas y dramas que le traería a su vida, que pasar tranquilo el tiempo sin él, ¿Qué tranquilidad podría tener si no tenía junto a él a uno de los seres que más amaba en el mundo? Era ilógico.

Noe observaba en silencio el intercambio de palabras, desesperándose al ver que Gerard no cedía, y que Frank cada segundo que pasaba desfallecía en su intento inicial, el impulso con que sacó a Gerard del auditorio para llevarlo obligado hasta la casa en New York estaba disminuyendo, y temía al pensar que todo quedaría igual o peor que antes, debía tomar cartas en el asunto, y muy a su manera saltó sobre Gerard que permanecía atado a la cama, se montó sobre su regazo, pasando los brazos alrededor del cuello, acercando sus labios al oído de Gerard

- Por qué es tan difícil de entender para ti… Gerard, no pienses en el potencial daño que podrías hacernos, solo respóndeme una pregunta y hazlo con el corazón ¿Te vez capaz de vivir sin Frank?¿Respóndeme con honestidad, podrás vivir sin besar sus labios, sin poder perderte en la inmensidad de sus ojos claros, crees Gerard que te sea posible despertar cada día sabiendo que ni ese, ni ningún otro día escucharas su voz, te reirás de sus bromas, o podrás maravillarte por lo puro y generoso de su corazón? Porque yo tengo la plena certeza, que por más que Frank me ame, por más que yo lo haga feliz, jamás seré tan indispensable en su vida como lo eres tú, ¿Puedes hacerlo? Abandonar a quien más te ama… Le quieres evitar un dolor, pero no te das cuenta que lo estás matando, de la peor y más dolorosa forma posible, lo estás dejando sin ti, le estás negando a Frank el aire que él respira… Respóndeme, ¿Serás feliz sin Frank? –

Gerard lo miraba extrañado, sintiendo que las palabras de Noe eran acertadas, llenas de razón, abrió lentamente sus labios

- No, no seré feliz jamás sin él, pero si puedo vivir tranquilo sabiendo que él es feliz, no entiendes Noe, su tranquilidad vale más que mi felicidad –

Noe asintió brevemente con su cabeza, mirando fijamente a los ojos del vocalista

- Serías capaz de asesinar con tus propias manos a quién se atreviera a dañar a Frank ¿Verdad? –

- Si, sabes que sí –

- Bien, entonces estrangúlate, porque tu le estas causando el daño más grande que jamás nadie le podría causar –



Guardó silencio durante toda la ceremonia, soportando los sobresaltos de su corazón que le exigían gritar para sacarse ese dolor, el enterrador activó el soporte mecánico que hacía que el ataúd bajara lentamente hasta el final de la fosa, en ese preciso momento Frank sintió que todo el dolor que tenía contenido en su alma se desbordaba ferozmente por cada poro de su piel, y soltando la mano que lo sostenía se abalanzó hasta caer de rodillas frente al ataúd, repitiendo ahogadamente

- Deténganse… no lo bajen, no lo alejen de mi… -

Era apenas un leve susurro, sus enormes ojos verde avellana se colmaron de lágrimas y su rostro usualmente lleno de dulzura, estaba ahora teñido por la amargura, sus manos se hundían en la tierra que sería echada sobre el ataúd para cubrirlo, la inmensidad de su dolor fue más fuerte que su voluntad, y sin notarlo empezó a gritarle a la caja de madera

- ¡Perdóname… perdóname por favor, te amo demasiado… pero no tuve suficiente tiempo… perdóname amor… por favor! –

Sus sentidos se nublaron, no veía ni escuchaba nada, y sintió como si no fuera en su cuerpo los brazos que lo tomaron desde la espalda, los labios que se adhirieron a sus mejillas mojadas por el llanto, se dejó vencer por el dolor, perdiendo el sentido en brazos de quién había subido el tono desgarrador de su llanto.


Frank acomodó las mantas sobre Gerard, sonriéndole tiernamente a Noe, extendió sus manos invitando al chico a que se recostara junto a él

- Está profundamente dormido – Susurró Noe, procurando no despertar al vocalista

- Si, eso veo… ¡Gracias a Dios! Porque ya me estaba cansando de intentar hacerlo entrar en razón – Se volteó en la cama, dándole la espalda a Gerard, acariciando repetidamente el cabello del chico – Gracias amor, creo que tus palabras fueron más efectivas que las mías –

- No, no creo que fueran solo nuestras palabras, Gerard quiere estar aquí, solo que es un cobarde que le tiene miedo a ser feliz, pero te ama demasiado, y ese amor que siente por ti es más fuerte que su propia cobardía –

Sonrieron, quedándose en silencio, intentando dormir, Frank solo podía pensar en la enorme suerte que tenía, estar en medio de los dos hombres que tanto amaba, en ser bendecido con la presencia de Noe en su vida, de no ser por ése chico extraño, ni él ni Gerard estarían juntos, sin ataduras externas, de no ser por Noe, aun estarían viviendo en la mentira de sus matrimonios, y si no fuera por la forma particular que tenía Noe de hacer que Gerard encarara sus demonios internos, el vocalista se habría ido cuando Frank lo desató unos minutos antes.


La luz amarillenta del atardecer entraba tímida por la ventana de la habitación, Frank abrió lentamente los ojos, sintiéndose morir de nuevo cuando el primer pensamiento que cruzó por su despertar, él no estaba más.

- ¿Quieren tomar algo? –

Raymond ofreció desde la puerta, esperando de pie por una respuesta, Frank se incorporó en la cama, observando su entorno, aparte de Ray, Bob y Brian estaban en la habitación, talló sus ojos, hablando con un tanto de desespero en su voz

- ¿Dónde está? –

No esperó ni un segundo a que le respondieran, su pecho se encogía de dolor, y no verlo al despertar le aumentaba su agonía, repitió, pero esta vez a gritos

- ¡¿Dónde está!? ¿DÓNDE? –

- ¡Cálmate Frank! Acá estoy –

Luchando por normalizar su respiración, Frank no despegó los ojos de quien entraba a la habitación, lo siguió con la mirada hasta que se metió en la cama con él, rodeándolo con fuerza entre sus brazos, hundió el rostro entre el pecho de quien lo apretaba con más fuerza cada vez

- Diles que se vayan, por favor, solo quiero estar contigo, diles… -

No tuvo necesidad, Brian, Ray y Bob salieron de la habitación, informándoles que estarían en la planta baja

Frank se dejó caer de lado sobre la cama, mirando fijamente los ojos acuosos de quien le acariciaba suavemente la mejilla

- Yo lo maté… es simple, él está muerto por mi culpa –

- No digas eso, sabes que no es verdad –

- No actué con rapidez, si hubiera despertado antes… si no fuera tan lento –

- ¡Basta amor! No te sigas martirizando de esa forma, tu sabes bien que no había nada que tú o yo pudiéramos hacer… solo me haces sentir que preferirías que hubiese sido al contrario –

Un potente temblor se apoderó del cuerpo de Frank, al solo pensar como sería si hubiese sido al contrario, abrió por completo sus ojos, lanzándose encima de él

- ¡No! No digas eso, yo me habría matado ya mismo si fuese de otra forma… nunca lo digas… yo no podría soportarlo… yo habría muerto y me habrían tenido que enterrar contigo… no vuelvas a decir algo así Gerard, nunca… -

Cerró los ojos, abrazándolo fuertemente, respirando con dificultad, las imágenes del accidente no lo dejaban en paz, se vio de nuevo avanzando hacía el auto volcado, vio a Gerard de cabeza en el asiento luchando con el cinturón, escuchó las quejas de Noe tendido en el suelo, el grito de Gerard pidiéndole que sacara primero a Noe de ese infierno de chispas y gasolina, revivió lo que sintió, el pensamiento que cruzó por su cabeza en ese momento, cuando se arrodilló junto al asiento del conductor, y tomando con su mano desnuda uno de los fragmentos de vidrio empezó a cortar el cinturón, ignorando los gritos de Gerard, que le pedían una y otra vez que llevara a Noe a un sitio seguro y después regresara por él, el miedo enorme que sentía, que le hizo gritarle a Gerard “¡Primero tú, Qué no entiendes que siempre en mi vida primero estás tú!” En la mirada de Gerard había un profundo temor, paseaba sus ojos entre lo que quedaba del retrovisor para ver a Noe tendido inconsciente en el asfalto, y mirar a Frank que desesperado trataba de cortar el cinturón “Sería más fácil si llevas a Noe al separador, y regresas por mi”, le dijo calmadamente, “No entiendes Gerard… puedo pasar una vida entera viviendo en dolor sin Noe, pero no podría vivir un solo segundo sin ti”

- Si hubiera tenido un poco más de tiempo… un solo instante más… -

- Frank, no sigas con esto… -

Volvió a recostarse en la cama, sus ojos inexpresivos, mirando al vacio

- Es que soy egoísta Gerard – Suspiró ahogadamente – Para tomar esa decisión no pensé en ninguno de los dos, solo pensé en mí, en la ausencia de quién me dolería más… - Apretó los labios, dejándose dominar por el llanto –Debí calcular mejor las cosas… debí –

Gerard lo aferró con fuerza entre sus brazos, susurrándole repetidamente “No fue tu culpa, no lo fue” quedándose en silencio al sentir que el guitarrista comenzaba a calmarse, el llanto de ambos se confundía en uno solo, los segundos que transcurrían sin piedad le hacían aceptar de a poco a Gerard que Noe no estaría con ellos, nunca más, pero no se permitía dejarse agobiar por eso, aun no, primero tenía la necesidad de hacer que Frank dejara de culparse.

El guitarrista se movió con rapidez, revoloteando en el acama, mugiendo lleno de rabia, liberándose de los brazos de Gerard, incorporándose con el rostro rojo de la ira

- ¡Soy un malnacido, un egoísta… un egoísta malnacido! –

- ¡No sigas! – Gerard le gritó, incorporándose también, sosteniéndolo de los hombros

- Es que no lo entiendes Gerard, ahora que Noe no está, por mi maldita lentitud, en lo único que puedo pensar, es que vas a dejarme algún día, que te vas a llenar nuevamente de miedo, y él ya no estará para hacerte ver las cosas como son… ¿Entiendes? En lugar de sufrir por su ausencia, solo pienso en que ya no hay nadie que nos obligue después a estar juntos –

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