sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers II; Capítulo: #45

Capítulo: #45

Un comienzo, nunca y para siempre.

“Pensar…

Ahora no es necesario

No recriminaciones, no pasado, no Nicholas Jordan

Solamente… Tan solo el suave-fuerte roce de sus labios sobre mi pelvis
No ha cambiado en nada, esa sensación, sigue igual, ese cosquilleo que me enloquece, esa tibieza de su aliento rodeándome.

Aun siento que sueño, él está aquí, arrodillado en mi cama, junto a mí, dándome su vida en cada húmedo beso, en cada experta caricia de sus manos, en todos y cada uno de los precisos movimientos de sus labios y su mullida lengua en mi piel

Mi piel…

Esa que solo se enciende a punto de ebullición cuando Gerard me toca
La que se estremece humilde ante cada roce de su blanquecina piel
Mi piel que pasó por el infierno de su ausencia, y que ahora tiembla plena de alegría, de satisfacción por el simple contacto de sus labios, sus hermosos labios que solo ha destinado para mí

¿Me ama aun con la misma locura de hace 10 años?

Sí….

¡Sí!

No necesito de sus palabras para saberlo, sus actos son más que suficientes como para afirmarlo, su deseo por mí sigue intacto, es más, me atrevería a decir que se ha acrecentado, él no separa sus pestañas, no abre los ojos, al contrario los aprieta al fruncir el seño, y quedamente le escucho gemir, sí gemir, con solo tener mi pene dentro de su preciosa boca, está concentrado en llevarme al cielo…

Pero yo solo espero que sea el momento justo para cambiar los papeles y ser yo quien lo lleve a él, a Gerard, a mi hombre al mismo cielo."


Sobre la cama no se distinguían uno del otro, Frank reaccionaba por el placer recibido, se doblaba sobre Gerard, mordiendo con suave salvajismo su piel, aferrando entre sus dedos los negros mechones del cabello, deslizando torpemente su otra mano por la espalda flexionada de Gerard que se movía constante sobre su pelvis, parecía no querer dejar de hacerlo, y más ahora que no había prisa, no existía la preocupación por buscar a Gerard Junior, ahora, que podía dedicarse única y exclusivamente a amar a Frank, a recuperar 10 años perdidos, a saciar las ansias recogidas durante su encierro.

“Extraño…

¡Qué extraño se siente!

Tenerlo por fin, tenerlo solo para mí, sin dudas ni mortificaciones, el tiempo le dará la capacidad de perdonar a Nick, eso no es relevante ahora, no, no lo es, y menos justo en este momento en que la húmeda textura de su piel aterciopelada esta dentro de mi boca, No, no hay otro lugar, otro tiempo, otro cuerpo en el mundo sobre el cual quiera estar.

¡¿Dios por qué lo hiciste tan perfecto?!

Perfecto, Frank es el único ser sobre esta tierra que puedo calificar de perfecto sin temor a equivocarme, perfecta piel que se estremece entre mis manos, perfecto sabor que me enloquece al límite, perfectos… ¡Perfectos gemidos que se escapan de sus perfectos labios rosa!
Se lo que hace, me quiere enloquecer, sí, es obvio, deslizando su mano por mi espalda, llevando sus dedos a mi interior, sé lo que planeas “perfecto Iero”, quieres matarme de nuevo, matarme de un orgasmo…


¿Y sabes qué…?

¡Mátame de nuevo!

¡Mátame mil veces!

¡Mátame para siempre!

Qué prefiero morir mil veces bajo tu cuerpo que vivir un segundo sin ti



“Una tenue luz azulada producida por la luna que se esfuerza en presenciar el espectáculo, llevando sus haces de prestada luz dentro de la habitación, envidia siente la luna, envidia sienten todos los mortales, porque poco es el amor que alguien puede tener comparado con el amor que poseemos, que nos domina, que nos dio paciencia, esperanza, que nos hizo ganarle a la muerte, que nos tiene aquí, sintiéndonos los seres más afortunados del planeta”


No lo sabían, pero el par de seres que sudaban por el absoluto placer producido ante la sola proximidad de sus cuerpos, pensaban igual, pensaban lo mismo, se amaban con la misma inagotable locura, con exacta inmensidad…

- Un… segundo… - Un segundo pidió Frank entre profundos jadeos

- Un se…gun…do… - Aceptó Gerard levantando sin ganas su cabeza, abriendo por fin sus ojos, clavándolos sobre ese cuerpo que para él era el único cuerpo perfecto en el universo

- Quiero… - Jadeos interminables – Necesito… Gerard… - Su mirada casi en blanco, respirando con dificultad, sonriendo sin saberlo por tanta felicidad – Quiero que me prometas algo… ahora… aquí mismo… -

- Mi vida… mi alma… - Levantó su mano, para acariciar el rostro de mejillas redondas, sin dejar de observarlo profundamente, sin dejar de asegurarle su amor en cada gesto – Mi cuerpo… mi amor… mi fe… te lo prometo todo Frank… todo –

Se movió, tambaleándose por la debilidad en sus rodillas causada por la excitación, se movió sobre Gerard, tumbándolo de espalda sobre la cama, tumbándose él después sobre el palpitante cuerpo colmado de humedad, flexionó sus rodillas entre las piernas de Gerard, separándolas lo suficiente para acomodarse entre la tibieza de ellas, su sonrisa ahora era más plena, lo hacía con toda conciencia, tomando su pene entre su mano, doblándose de forma que pudiese ver el rostro de Gerard

- Eso, mi amor, eso ya sé que es mío – Mordió sus labios al poner la punta de su miembro sobre el cálido interior de Gerard – Lo que quiero… es que me prometas que si sientes que te voy a matar de placer, me gritas… que me detenga… -

Entre jadeos un par de carcajadas cortadas sonaron, Gerard apretó los brazos de Frank entre sus manos, atrayéndolo hacía él, pidiéndole implícitamente que lo penetrara de inmediato, un ahogado gemido, y unas palabras que tuvieron que luchar para escapar de los labios en absoluto temblor

- Prometido… idiota… -


*


Junior intentaba inútilmente de disimular la risa producto de la divertida situación, Silvia se inclinaba a sacar las galletas horneadas y a poner una bandeja con nuevas galletas en el horno, Brian se movía con disimulo, buscando un mejor ángulo para observarla, Silvia lo notaba y se movía del lugar.

El pequeño murmuró algo en el oído de Corey, ambos rieron, subiéndose al mesón de la cocina, con cuidado de no pisar las galletas, o la masa de galletas, se miraron, asintieron con la cabeza y comenzaron cantando a coro


- “Silvia y Brian, Sentados en un árbol…” –

Ella empujó con fuerza la bandeja dentro del horno, él apretó con tal fuerza la masa de galletas que la deformó

- “A M O R” – Los pequeños seguían cantando, al tiempo que ejecutaban un improvisado baile

- ¡Ya, cállense! – Silvia se retiró el colorido delantal, arrojándolo sobre la mesa, enojándose aun más al ver que Alegna y Vicky no paraban de reírse – ¡Par de mocosos, no saben lo que dicen! –

- Y si no lo saben – Brian se apoyó en el mesón, sonriéndole burlonamente - ¿Por qué te enojas? –

- ¿Qué te importa imbécil? -

Lo miró con toda la rabia que pudo expresar en su único ojo, dándose media vuelta y atravesando con rapidez la puerta de la cocina, Brian rió con ganas, limpiándose de las manos la masa de galletas, entrecerrando un poco los ojos, hablándole a todos en la cocina

- La mujer que es apasionada para pelear, lo es también para fo… - Miró a los pequeños que aun estaban de pie en el mesón – Para “amar” – rodeó el mesón dirigiéndose a la salida – Ahora, querida nueva familia… iré detrás de esa mujer, dos cosas pueden pasar, ó le robo un beso, o me gano una bofetada, pero sea lo que sea… viniendo de ella, las dos serán demostraciones de afecto –

- Todos son tan predecibles – Junior suspiró al ver a Brian abandonar la cocina, se bajó del mesón con ayuda de Vicky, la miró y sonrió - No he conocido la primera persona que me desconcierte –

- Ayyy! Pues el psíquico – Se burlo Corey saltando del mesón al suelo - ¿A ver hechicero qué me depara el futuro? –

- No es así como funciona – Comenzó Junior a hablar, redondeando una porción de masa entre sus manos – Yo simplemente veo más allá de las personas, veo lo que muchos no quieren o no pueden ver –

Corey tenía toda la intención de seguir molestando a Junior, pero el sonido seco de una palma de mano impactando en el rostro de alguien hizo que todos en la cocina estallaran en risas


*


- ¿Estás seguro que no sientes dolor? – Lorena susurró, perdida por completo en los olivos ojos de Nicholas

- Seguro – Afirmó él, levantando su cabeza, acercándose de nuevo a los labios de la chica, besándola de nuevo

Lorena recorrió con sus dedos el cuerpo de Nicholas, bajando lentamente por su abdomen, llevando los dedos dentro del pijama, levantando el elástico de la ropa interior, bajando aun más su mano hasta ponerla bien abierta sobre la pelvis del chico

- Si te incomodo… házmelo saber – Rió con picardía

Nicholas mordió sus labios, empujando su pelvis hacía arriba, suplicando sin palabras un contacto más apretado, ella lo comprendió cerrando su mano alrededor del miembro del chico, que se relajó en la cama, sonriendo cuando no la colmaba de besos, procuró desnudarla, ella tuvo que ayudarse, porque Nicholas no podía moverse bien a causa de su herida en la espalda, él mismo se bajó lo más que pudo su pijama y su ropa interior y esperó a que Lorena estuviese sobre él para apretarle entre sus manos los generosos muslos.

Hermosa, sus ojos lo indicaban, Lorena era hermosa, sexy y llena de vida, le gustaba, era innegable, sentía una profunda atracción por ella, pero en el justo momento en que su mente debería descansar y dejar que el cuerpo disfrutara del instante, él solo podía pensar que algo no encajaba en él, nunca había deseado en realidad estar con Noelia, era solo sexo por no dejar, y a pesar que por Lorena había sentido una atracción instantánea, algo le decía que él jamás podría amarla, ni a ella, ni a ninguna otra.


*


- ¿Te… estás… muriendo? – Frank bajó solo un poco el ritmo con que penetraba a Gerard, solo para preguntarle, solo para hacerlo reír de nuevo

- Sim… bó… li… ca… meeeente –

Gerard apenas pudo hablar, enrolló sus piernas en la cadera de Frank, obligándolo a retomar el frenético ritmo con que lo penetraba antes de la pregunta, Frank apretó los labios, pegando su frente en la barbilla de Gerard, respirando con tal dificultad que tuvo que abrir su boca para ayudarse a tomar el aire que su cuerpo necesitaba.

Pasó su mano izquierda bajo el muslo derecho de Gerard, apretándole con fuerza la piel, empujándolo hacia arriba, imprimiendo más potencia en cada embestida de su pelvis contra el trasero de Gerard, abriendo y cerrando los ojos a intervalos, pensando que aun con el corazón en perfecto estado, podría él también “morir” de tanto placer que estaba sintiendo, sin notarlo su rostro se deformó, sus gemidos se hicieron más graves y profundos, y antes que Gerard lo notara, le aferró fuertemente el rostro con la mano derecha, impulsándose para estar más cerca de sus ojos

- ¡Maldito! – Gimió en grito

Gerard lo miró, extrañado por el repentino cambio en la expresión de su amante

- ¡Eres… un… maldito! – Repitió, apretando con más fuerza el rostro de Gerard en su mano

- ¿Frank? –

Alcanzó a pronunciar sintiendo que se acercaba su orgasmo, ese repentino salvajismo de Frank lo había excitado de una forma que no había sentido antes, enterró sus uñas en los brazos de quien lo penetraba con tanta fuerza, cerró los ojos, estirando por completo su cuello, sintiendo que el cuerpo de Frank se contraía por completo, culminando ambos en un escandaloso gemido que retumbó en la habitación.

Gerard tomó aire profundamente, observando a Frank que no cambiaba aun su expresión

- ¿Qué te pasa, por qué me dices maldito? –

- Porque lo eres… - Se tendió por completo sobre Gerard, acercando sus rostros, mordiéndole suavemente los labios – Eres un maldito… que me va a llevar al borde de la locura… un maldito… - Regresó sobre los labios de Gerard, mordisqueándole esta vez con más fuerza – Un maldito detonante sexual –

Gerard rió tranquilo, rodeando a Frank entre sus brazos, besándole repetidamente la cabeza, suspirando ambos al tiempo, muriéndose de risa después por lo sincronizado de ese suspiro, Frank levantó un poco el rostro, acariciando con la punta de sus dedos el pecho de Gerard

- Es hora de otra promesa – Sonrió

- A ver Frankie, ahora qué –

- Tienes que jurarme, que el día que de verdad te mueras, vendrás por mí, me llevarás contigo, al cielo, al purgatorio, al infierno, a dónde sea que estés, pero me tienes que jurar que sin ti no me vuelves a dejar jamás –

Gerard se incorporó en la cama, dejando que Frank rodara un poco sobre las mantas, extendió su brazo para atraerlo de nuevo contra su pecho

- Te lo juro, sólo si me juras a mí lo mismo –

Frank se desprendió del abrazo de Gerard, trepándose sobre él, acomodando sus rodillas a cada lado del desnudo cuerpo

- Jurado está –

Se inclinó y lo besó dulcemente, quedándose quieto después al fijar su mirada en la de Gerard

- Frank, ahora que estamos en calma, que no tenemos prisa ¿Podrías contarme exactamente qué fue lo que pasó el día que “morí? Y no omitas detalle alguno, quiero saber absolutamente todo lo que pasó -

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