sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #27

Capítulo: #27

La fragilidad del rencor.

La noche comenzaba a caer y Way estaba ansioso, no veía al chico desde el incidente en la azotea del edificio, y temía por su reacción, pero Junior se acercó a él en calma, estaba solo y se desilusionó por esto, si Nicholas no venía con él, no podría cumplirle la promesa a Frank

- Way… aquí estoy ¿En qué habitación está? – Ni lo miró a los ojos

- Hola… ¿Cómo estuvo el vuelo? – Preguntó con nerviosismo

- No quiero que esto dure más de lo necesario, dime en qué habitación está Frank –

- Junior… -

Extendió la mano tratando de acariciar el brazo del chico, pero Iero se alejó, y le clavó con rabia la mirada

– No me obligues a ser grosero contigo, yo estoy aquí porque Frank se puede morir y me daría mucha pena saber que murió triste sin mi perdón, pero justo ahora me estoy tragando mucho veneno que quiero gritarte en la cara y que me callo por consideración a Frank

Gerard tuvo que llenarse de valentía ante el chico, tenía que preguntarle, aunque sonara cínico

- ¿Nicholas vino contigo?

- ¡Qué te importa si vino o no! ¿Qué quieres, rematarlo?

- No, Junior, entiéndeme, necesito hablarle, se lo juré a tu padre… y tú mismo lo has dicho, yo soy un payaso que solo camina al paso de Frank, y él no quiere entrar al quirófano sin que yo haya hablado con mi… con Nicholas

Junior bufó molesto, volteándose para regresarse por donde vino

- Ni “hijo” puedes pronunciar ¿Cómo coños lo vas a perdonar?

No agregó nada más, Gerard lo vio perderse en la cada vez más profunda oscuridad de la noche, esperó algo más de 5 cinco minutos por el regreso de Junior y temió que el chico hubiese decidido irse.

Se volteó a ver hacía la puerta del hospital, esperando ver una camilla salir, por el sonido de las ruedas metálicas que quebrantaban el silencio, pero el sonido del metal rodando no provenía de allí.

Casi tuvo que sostenerse de las plantas del jardín para no caer por la impresión de ver a Junior empujando a Nicholas en la silla de ruedas, estaba sin habla, y solo pudo verlos a intervalos

- Espero no te aproveches de un inválido Gerard – Advirtió el chico que le entregó a Nicholas una automática calibre 22 – Si éste hace algún movimiento raro, no lo pienses dos veces amor, vuélale la tapa de los sesos.

Junior entró en el hospital, dudando si fue una buena idea dejar a Nicholas a solas con Gerard, pero su instinto nunca le fallaba, su hombre estaría bien.

El rostro de Nicholas no tenía ya señales de la golpiza, solamente su nariz se veía extraña

- Yo no sé qué decirte… yo… - Gerard arrancaba hojas de las plantas del jardín, y de verdad no sabía que decir, jamás pensó que le daría tanta pena ver a su hijo en ese estado – Lo lamento tanto Nicholas… pero estaba furioso… tu sabes que Frank…

- Es sagrado, lo sé, lo repetiste un millón de veces mientras me arrastrabas a patadas por el piso de la azotea –

Extrañamente, Nicholas parecía no guardar rencor alguno, pero Gerard sí notó que le temía por su tono de voz

- ¿Podrás volver a caminar? – Preguntó sin poder verlo a los ojos

- No lo sabemos aun, tu bala se incrustó perfectamente entre dos vertebras… las tengo de platino ahora… tal vez con el tiempo…

Gerard Way no pudo soportar su propia culpa un segundo más, y rompiendo en llanto, se arrodilló frente a su hijo, sosteniéndose con fuerza de las ruedas de la silla

- ¡Perdóname Nicky, perdóname hijo! Por ser tan impulsivo, por no escucharte, por no entender bien cómo fueron las cosas… ¡perdóname, por favor!

Los ojos de Nicholas se colmaron de lágrimas, aunque en sus labios se dibujó una sonrisa, llevó ambas manos sobre la cabeza de su padre y lo acarició suavemente

- Yo hace mucho te perdoné papá, sé que tus actos fueron justificados, por eso no puedo odiarte, ni quiero guardarte rencor – Le levantó el rostro, haciendo que Gerard lo viera y repitió – Ya te perdoné… ¿Tu me perdonaste ya?

Gerard se incorporó, inclinándose después para acariciar con insistencia el rostro de su hijo, no pronunció palabra, tan solo asintió efusivamente con su cabeza.


- Pareces Kojak – Junior se acercó lentamente a la cama de su padre, y se detuvo a 20 centímetros de la misma

- Eres muy joven cómo para saber quién es Kojak – Bromeó Frank extendiendo una mano que no fue tocada

- Tengo internet ¿Sabes lo que es, o eres muy viejo para conocerlo?

Frank rió, regresando su mano sobre su abdomen

- Por qué Junior, ¿Por qué pudiste perdonar a Nicholas casi al instante y a mí no?

El chico fijó su mirada en los aparatos apagados en la habitación, se cruzó de brazos y comenzó

- Por qué a él lo entiendo, y a ti no, y no me vengas con el cuento del tumor, incluso, sabiendo eso, no puedo entenderte – Miró a su padre a los ojos y negó con su cabeza lleno de decepción – Nicholas nunca tuvo amor… tu mataste a quien él creía su padre cuando tenía 6 años, pasó 10 años de su vida planeando una venganza que no pudo llevar a cabo… porque se enamoró de mí, porque conoció a Gerard, porque las circunstancias lo obligaron a querer al asesino de su “padre” y después de hallar a su familia real, se tuvo que exiliar, esperar lejos de todos a que yo creciera un poco, y justo cuando regresa, no pasa ni un día sin que tengamos una tragedia en nuestras manos – Se descruzó de brazos, acercándose más a la cama de su padre – El te hizo el amor Frank. Lo sé, y ni siquiera sabiendo eso lo puedo culpar, porque lo hizo con dolor, porque lo hizo con miedo y porque lo hizo sintiendo culpa… tu, lo hiciste porque… ¡Eres así! Para ti es fácil quitarte los pantalones ante cualquiera, así ames a Gerard, es tu naturaleza, pero es imperdonable que lo hicieras con el novio de tu propio hijo

- ¿Imperdonable? – Frank escuchó atento cada palabra de Junior, y hasta en un punto le concedió la razón, pero fue justo esa palabra la que se quedó flotando en su mente

- Imperdonable… en un sentido global de las cosas… - Se sentó en el borde de la cama de Frank y le acarició las manos con ternura – Pero tú me diste la vida… y me llenaste de amor cuando crecía… aunque siempre fui el segundo después de Gerard, incluso cuando lo creías muerto… - Suspiró, y sus labios temblaron un poco, se dejó caer sobre el pecho de su padre, abrazándolo con fuerza – Y bueno, sabes que soy igual al hombre por quién me pusiste el nombre, y yo tampoco te puedo odiar… papá.

El cuerpo de Junior estaba tibio, y fue tan reconfortante para Frank sentir de nuevo ese calor en sus brazos, que se llenó de esperanza, si Junior podía perdonarlo, tal vez el cielo lo haría también y le daría una oportunidad más de vivir

- Ahora, dame un bezo de dezotte

Junior se incorporó con rapidez, mirando desconcertado a su padre

- ¿Un qué? – Rió

- ¡Un bezo de dezotte! – Repitió Frank con un par de lágrimas en sus ojos – Aunque sea por hoy Junior, hazme sentir que todo está bien entre nosotros, que yo no te partí el corazón… que no te fallé

El chico se carcajeó entre lágrimas y se movió hasta poner sus labios en la mejilla de Frank, dándole tres rápidos “bezos de dezotte”



- Nicky, ¿Crees que Junior pueda perdonarme alguna vez lo que hice?

Gerard empujaba la silla de ruedas por el pasillo del hospital, acomodó a su hijo junto al mueble en que él se sentó

- Sabes que si de algo es capaz Junior, es de amar, y quien ama, sabe perdonar

La puerta de la habitación se abrió, Junior Salió limpiándose las lágrimas del rostro, y vio a Nicholas sostenerle con fuerza la mano a Gerard, suspiró alegrándose, y sonriéndole al mayor de los Way, se acercó, abrazándolo apretadamente

- No temas Gerard, mala hierba nunca muere – Lo soltó para verlo bien al rostro – Y mi papá es la peor maleza que haya producido New Jersey-

- ¡Oí eso pequeño monstruo! –

Frank bromeó con elevado tono de voz cuando los enfermeros lo sacaban en camilla al quirófano, Gerard se levantó a prisa, acercándose a Iero, acariciándole el rostro si importar las miradas burlonas de los camilleros, se inclinó para besarle con extrema ternura los labios y sin soltarle las mejillas, exigió

- ¡No te atrevas a morirte allá… no te atrevas a dejarme solo… tu sabes que sin ti… yo… simplemente… soy nadie!

Iero le sonrió lleno de calma y esperanza

- Te juro amor, que de esta batalla, voy a salir victorioso, como siempre, porque sé que tu esperas por mi

No hay comentarios:

Publicar un comentario