sábado, 23 de junio de 2012

Revenge seekers III; Capítulo: #26

Capítulo: #26

El dolor, la culpa y el temor.

Marcos Saldivar se bajó del avión, refunfuñando por el clima de Seattle, no entendía el por qué si el verano aun no terminaba, esa maldita ciudad estaba gris y lúgubre como si fuera comienzo del invierno. La limosina que lo esperaba arrancó tan pronto él se subió, le dio una hojeada más a los documentos que llevaba en el sobre de manila tamaño oficio y sonrió lleno de satisfacción

- Detente en este parque, debo hacer algo antes de ir al hotel – Le pidió al conductor que obedeció de inmediato.

Las bancas del parque eran de madera y hierro forjado, y por el clima, tanto la madera como el hierro habían tomado un color verdoso, Saldivar se sentó en el extremo de una de ellas, sosteniendo con fuerza el sobre entre sus manos. Notó que un hombre se sentaba en el otro extremo, no lo miró, se quedó viendo como las palomas lo seguían gracias a la bolsa de maíz que sostenía en una mano, mientras con la otra les lanzaba granos a las aves

- Pareces un demente de pueblo, alimentando a las palomas – Habló sin verlo

- Y tu pareces un espía de la KGB agarrando tan fuerte ese sobre – Acotó el otro

- No tengo mucho tiempo, acá está todo lo que necesitas, pero antes de irme, dime ¿cómo sigue el loco? – Rió con disimulo

- Justo ahora le hacen una tomografía, el médico no quiso remitirlo a psiquiatría, dice que su condición es física, no mental

Saldivar dejó el sobre encima de la banca, en medio de los dos, palmeó sus piernas con intención de levantarse, pero el otro le habló

- ¿Y los documentos de mi hermano, y los de Junior y el otro tipejo? –

- No te preocupes Gerard, Mikey y su familia ya tienen las nuevas identidades, hace tres días los visité en Ohio, y ayer estuve en Toronto y le entregué los nuevos documentos a Junior… deberías llamarlo

- No tengo su número, y después de lo que pasó, no creo que quiera hablarme

Saldivar tomó de nuevo el sobre, anotando el número en la solapa del mismo y lo volvió a dejar allí

- Cuídate Way, te deseo la mejor de las suertes, y recuerda que cuando quieras de regreso tus negocios en Jersey, solo debes decírmelo

- Gracias Marcos, por todo, gracias.


Las paredes del hospital eran de un blanco inmaculado, Gerard se sentó en la pequeña sala de espera, afuera del consultorio del médico que trataba a Frank, el galeno había sido recomendando por Saldivar, era de total confianza y eso les daba la tranquilidad que necesitaban para el tratamiento. Gerard abrió el sobre y sonrió al leer sus nuevos nombres, al ver sus nuevas identidades, certificados de estudio y carnets de seguridad social

- “Theodore Floyd” ha! No voy a ser capaz de decirle “Theo” en lugar de Frankie –

La sonrisa en sus labios se borró al ver a “Theo” llegar a la sala en compañía del médico, quien en tono solemne le pidió que los acompañase al consultorio

Los dos parecían perritos regañados, sentados, encogidos en las sillas frente al escritorio del Ralph Crane, el médico, que sacó una enorme placa y la acomodó en la pantalla lumínica

- Este es el cerebro de Frank – Explicó señalando una enorme masa blanca – Y esto… - Rodeó con marcador rojo una masa más pequeña y oscura – Es un tumor que está oprimiendo el cerebro de Frank

Lo dijo como si comentara el clima, lo dijo sin notar que en el alma, a Gerard le empezaba un dolor cómo nunca antes había sentido

- Está muy avanzado, lastimosamente – Apagó la pantalla y se sentó detrás del escritorio, viendo el par de rostros pasmados por la noticia – Tal vez, si hubieses venido unos seis meses antes…

- ¡Pero, es que hace apenas un mes que le empezaron los síntomas! – Reclamó Gerard con ira en su voz

- Es por eso que las personas deben hacerse chequeos…

- Doctor, usted sabe lo que somos… no podemos darnos el lujo de ir a cualquier hospital sin que nos apresen o…

- Lo sé Frank, y ahora debemos enfocarnos en las opciones – Leyó el resultado de algunos análisis, moviendo negativamente su cabeza – El problema es que está muy avanzado, si operamos corremos el riesgo que no sobrevivas la intervención… pero si no lo hacemos, en dos meses el tumor acabará contigo

- ¡Ja! Esta maldita situación parece el pobre argumento de una novela barata – Way manoteó en el aire, sintiéndose completamente impotente ante la noticia, miró a Frank que permanecía relajado, no sabía si era porque su propia enfermedad no le dejaba darse cuenta de la gravedad del asunto o porque sencillamente estaba resignado – Frankie, qué piensas

- Que es normal… nuestra vida no ha sido más que una novela barata, solo me duele no morir en mi ley

- Cállate, no te vas a morir – Lo dijo no muy convencido, pero lleno de esperanza – Si no se somete a la cirugía, podrá vivir 2 meses más… ja, ja, no puedo… - Se levantó de la silla, riéndose con lagrimas, se paró frente a la ventana del consultorio y continuo - ¿Cuáles son las posibilidades… de salir bien en la cirugía?

- Te seré honesto Gerard, con esa inflamación que está sufriendo el cerebro de Frank… tal vez un 10% o 15% de éxito

Antes de voltear para regresar a su sitio se limpió las lágrimas, aspiró profundamente tratando de llenarse de valentía frente a Frank

- Es decir, un 90% de posibilidad que Frank muera… - Se sentó de nuevo en la silla, tomando con fuerza la mano derecha de Frank entre la suya – No, no habrá cirugía

- Pero Gerard, el tumor crece cada día más, en una semana es muy posible que Frank no recuerde ni su nombre, y no solo los colores le serán extraños, también los olores, sabores, sensaciones… en un par de semanas, él ya no será Frank

Los músculos del rostro de Gerard Way se debilitaron, no le fue posible ocultar el miedo y la amargura que sentía, sus labios tiritaron, y sin poder ver a Frank o al médico, habló con un hilo de voz

- No importa, no habrá cirugía, si puedo tener a Frank por dos meses más junto a mí, no vale la pena el riesgo… - Levantó pesadamente la mirada, clavando los olivos ojos llenos de tristeza en el rostro de Ralph – Es mejor que me vaya ahora mismo con Frankie a San Francisco, como lo teníamos pensado… tengo poco tiempo para amarlo, y no lo pienso desperdiciar

- Pero Frank no sabrá ni quién eres tu – Ralph lo dijo lleno de pena, era muy obvio que el diagnostico estaba matando a Gerard

- No… no importa… no puedo estar – El sentimiento le formaba un nudo en la garganta, no pudo hablar, no pudo hacer otra cosa más que apretar con fuerza la mano de Frank entre la suya

- Yo quiero someterme a la cirugía – Las palabras de Frank no tenían fuerza suficiente, pero igual fueron escuchadas

Gerard giró su rostro para verlo, Frank lloraba en silencio, dejando que solo sus lágrimas claras expresaran lo que sentía, no gimoteó, no hizo ruido alguno relacionado con el llanto, tan solo repitió con un poco más de volumen en su voz

- Haga los preparativos para la operación, es mi cuerpo, es mi decisión

- ¡Acaso no escuchaste lo que dijo el médico! – Le soltó la mano, volteando en su silla para poder verlo mejor

- Sí, Gerard – Respondió en calma – Y muy bien escuché que tengo un 10 o 15 por ciento de posibilidades – Giró también en la silla, enfrentando al angustiado Gerard - ¡Es mucho! Para nosotros, eso es como un 200%

- Tú no puedes tomar decisiones, no estás bien de la cabeza…

Frank sonrió lleno de dulzura, se inclinó sobre el apoya brazos de la silla, y estiró su mano para acariciar el rostro de Gerard

- ¿Cuáles han sido los porcentajes de nuestra vida? – Sacudió con sutileza su cabeza sin dejar de sonreírle a Way – 5% de que unas putas y tu hermano mataran a los Bloody Hunters, como 8% de que sobreviviéramos a las balas que se nos han incrustado en el cuerpo, y sobre todo amor, 0% de posibilidades que regresaras de la muerte después de 10 años – Se acomodó mejor en su silla y con tono victorioso concluyo -¡10% para nosotros es el 100% para una persona normal!

Con desgano y mucho temor, Gerard accedió a los deseos de Frank, tal vez tenía razón… pero la posibilidad de no ser así, lo asesinaba lentamente, ¿Qué haría él sin Frank? Era obvio que su única razón de existir era Iero, su única razón para mantenerse con vida, su única motivación para respirar. Presenció sin decir palabra alguna los preparativos para la cirugía, se estremeció cuando a Frank le raparon por completo la cabeza, hasta sin un cabello encima se veía absolutamente hermoso, y no se aguantó las ganas de acercarse y besar esa cabeza calva.

- ¿Me veo sexy? –

- Siempre –

- Gee, antes de entrar al quirófano, debo hablar con Junior… -

- No te preocupes, hace un par de horas lo llamé, me colgó las dos primeras veces, pero al fin accedió a hablarme, viene en camino con… el otro ése

- “El otro ése” es tu hijo – Lo dijo con tristeza y culpa, él lo aceptaba, era su culpa – Gee, quiero que me jures algo

- Lo que sea amor – Afirmó besándole una vez más la pelada cabeza

- Vas a perdonar a Nicholas, vas a hablar con él

Gerard se cruzó de brazos, esquivándole la mirada a Frank

- Lo que sea, menos eso

- Gee, si Junior no me perdona y tu no perdonas a Nicholas… y yo muero… no voy a poder descansar… - Haló a Gerard de la ropa, obligándolo a acercarse - ¡Solo puedo entrar a ese quirófano sabiendo que quienes amo estarán bien!

Con un solo movimiento de su cabeza, Gerard accedió al pedido de Frank, y muy a su pesar lo dejó en la habitación. Junior había avisado por teléfono que estaba cerca del hospital y Way bajó al jardín para recibirlo.



Y después de este viene dos apartados más.

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