viernes, 13 de julio de 2012

But it's better if you do; Capítulo: #20

Capítulo: #20


Convivencia.

La cordura y yo nos convertimos en entidades distintas; mi cuerpo reaccionaba ante cada caricia con pasión desconocida.
Había llegado al extremo de encontrarme en una cama sin tener la más mínima idea de cómo había llegado a allí.
Los ojos cerrados, el disfrute y su mirada fija en mí cada vez que nuestros pulmones imploraban oxígeno.
Estaba descontrolado, todo movimiento, incluso el ondular de mi pecho al respirar, era brusco, desesperado. Gerard reía con ganas cada vez que mi desesperación hacía que me golpeara una mano contra la mesa de luz o pateara con fuerza la pared más cercana.
Sentía la adrenalina correr por mi cuerpo como si estuviera saltando de un décimo piso.¡Y eso que esa cama era como estar acostado en el paraíso!
“La gente está desnuda en el paraíso.”
Pero eso no importaba, estaba dispuesto a todo en el día de hoy.
Sentí sus frías manos introducirse debajo de mi camiseta y suspiré; sus labios comenzaban a deslizarse por mi cuello y yo no podía hacer más que retorcerme de las cosquillas. Llegó un momento, en que las cosquillas cambiaban de tonalidad; eran tibias, calentitas, hirvientes…
No había tiempo para volver atrás, y definitivamente no podía hacerlo.
“No puedo y no quiero
- ¡Mierda!- gritó Gerard y se separó de mí bruscamente. Por un momento no pude hablar, estaba desconcertado, todo iba demasiado rápido.
Se sentó a mi lado en la cama, con los pies en el piso y la cabeza entre más manos, sus codos apoyándose con fuerza sobre las rodillas.
- ¿Qué pasa?.- Pregunté aún recostado en la cama, mirando el techo; con mi respiración irregular todavía.
Gerard no contestó por un rato, y cuando lo hizo, no utilizó palabras.
Miró hacia un lado, hacia el lado donde me encontraba y me mostró su rostro dudoso. Como respuesta, me incorporé y acomodé a su lado. Inspeccioné su expresión, pero seguía sin entender.
- Vos no querés que nada de esto pase.- dijo con su vista fija en mí. Me quedé callado, en parte era verdad.- Te entiendo, es difícil.- agregó cambiando la expresión por una más feliz en una fracción de segundo.
Lo abracé en respuesta y lo tiré conmigo a la cama. Era cómodo tenerlo recostado en mi pecho, acariciando mi mano silenciosamente. Era algo a lo que cualquiera se podría acostumbrar con facilidad. Algo a lo quería acostumbrarme…
- Cuando necesito estar solo, vengo acá y me pongo a pensar…- dijo y yo le acomodé el pelo en señal de que estaba prestándole atención.- Siempre me resultó un lugar relajante, y además acá puedo dibujar sin interrupciones todas las veces que quiera.- Agregó.
- ¿Alguna vez me vas a mostrar tus dibujos?.- cuestioné. No era que no confiara en sus palabras, pero necesitaba comprobar que tan bueno era en eso que parecía tanto gustarle.
- ¿Querés verlos ahora?- levantó su cabeza de mi pecho y me miró sonriente.
“Diagnóstico: Bipolaridad.”
Asentí y él se paró de inmediato. La cama estaba comodísima y la verdad no daban muchas ganas de levantarse, pero su entusiasmo me llamaba y yo debía serle fiel.
Había ingresado a una habitación con paredes de madera perfectamente lustradas, una gran lámpara daba a la habitación un encantador toque intelectual que combinaba perfectamente con los lentes de lectura que Gerard acababa de colocarse para poder encontrar su archivo con mayor facilidad entre la innumerable cantidad de carpetas y libros que descansaban en la biblioteca.
Levantó su dedo índice al visualizar la ubicación de una carpeta de cartón gris que aparentaba estar bastante dolorida a causa de la humedad, y yo reí bajito ante aquel acto; se acercó al enorme escritorio de roble que se encontraba al lado del ventanal que daba a la zona más tupida del bosque que rodeaba a la cabaña. Me llamó con el mismo dedo índice y yo me acerqué rápidamente, necesitaba conocer su obra.
- Este es uno de mis favoritos.- dijo y yo inspeccioné aquella vista que me resultaba extrañamente familiar.
“¡Bingo!”
- Está precioso. Pero, ¿por qué dibujaste el muelle?. Captaste todos sus encantos, eso está a al vista; pero parece que solo nosotros lo apreciamos, ¿qué hace que vos lo aprecies?.-
Hermoso, y perfectamente retratado. Pero no era común que la gente fuera a aquel lugar; de hecho, hasta lo que yo sabía el único concurrente permanente era yo, y Gerard, pero no hacía mucho de ello. Las miradas hacia el muelle eran curiosas, pero no dejaba de ser una simplísima plataforma de madera con alguna que otra araña haciendo nido en ella.
- Antes de heredar el cabaret me pasaba todas mis tardes allí, siempre te veía de lejos, pero nunca notaste me presencia. Mi madre me llevaba allí cuando era niño y me contaba historias de marineros y piratas; nunca las creí pero era entretenido. Supongo que tenía valor antes de que mi vida cambiara y ahora que sigue cambiando tiene aún más valor.- concluyó y levantó los hombros. Volvió su vista a la carpeta mientras yo miraba su perfecto perfil, que se estaba tornando rojo. Volví la vista a la carpeta y ví a sus apresuradas manos esconder un papel en el final de la carpeta. Las intercepté en el acto.
- No me voy a enojar si es el retrato de último novio, Gee.- dije sonriendo. Quitó sus manos y pude acceder al retrato.
- Iba a dártelo en cuanto me animara a confesarte un montón de cosas, pero te me adelantaste. Es tuyo, lo hice el día que fuiste al cabaret, después que te fuiste vine para acá.- decía con la vista fija en alguno punto lejano del bosque.
- Gracias.- dije acercándome para besarlo.- Quedé igualito.- agregué y lo besé.
- Quedó hermoso entonces.- comentó riéndose.
- Sos muy cursi, Gerard.-
- Es que el momento lo amerita.-
“Te creo”
Bostecé, eran cerca de las tres de la mañana y de verdad tenía sueño.
- ¿Dormimos?.- preguntó mientras continuábamos abrasados.
- Dejé el pijama en la casa de Ray, les dije a mis padres que me quedaba allí.- admití aunque me daba un poco de vergüenza.
- Ahh, pero eso no es problema. No hace mucho frío hoy.- Temblé.
“Boxers blancos apretados”
- Vamos.- dijo y me arrastró hacia el cuarto nuevamente; bueno, supongo que la vez anterior me arrastró también, no recuerdo eso.
Me quedé parado a un lado de la cama mientras Gerard iba por el otro, se sentaba cómodamente en ella y comenzaba a quitarse la ropa para dormir.
“Espera a que vaya al baño.” habló una voz dentro de mí y agradecí que existiera.
Gee se paró y caminó hacia el baño solo con los pantalones puestos. Aproveché la oportunidad y me desvestí para adéntrame en las sábanas y taparme hasta la nariz. Me acurruqué bien y a los pocos minutos sentí a Gerard abrazarme por la espalda.
- Estás helado, Frankie. Vení que te abrazo así no pasas frío.- me acerqué a él y noté que estaba en mi misma condición; igualmente eso no me preocupó. Nada me preocupaba, sólo el hecho de que pudiera verme con mi ropa interior de perra en celo.
Envuelto por sus brazos y con su cálida respiración chocando contra mi nuca me quedé completa y plácidamente dormido; desperté al menos siete horas después con la voz de Gerard en mi oído.
- Alguien se destapa todito cuando tiene calor.- dijo y me besó en la mejilla.
Abrí los ojos lo más rápido que la luz proveniente de la ventana me permitió y manoteé las sábanas violentamente.
- No, no, no. Me gusta más sin las sábanas.- tironeaba de las sábanas y yo me moría de vergüenza.- ¡Wow Frankie! ¡El blanco te queda hermoso!
No podía más, era demasiado vergonzoso, de seguro estaba más rojo que la bandera del partido comunista.
- Y combinado con el rojo… ¡Uf! Esto no le está haciendo bien a mis hormonas.- continuó y se me tiró encima.
- ¡Gerard!- grité al sentir sus manos en lugares a las que el acceso no estaba permitido. Me miró y soltó una nueva carcajada.
- Sólo te estaba probando, no te asustes.- giré para quedar yo encima de él mientras soportaba su irritante risa.
- No, no, no y no. No se hace. Malo, malo.- decía mientras lo golpeaba.
- Bueno Frankie, no es que esta posición esté favoreciendo mucho la situación.-
Me salí de encima y comencé a reírme junto a él. No había caso en seguir discutiendo con ese hombre.



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