viernes, 13 de julio de 2012

But it's better if you do; Capítulo: #21

Capítulo: #21

No todos los caminos conducen a Roma.

Cuando al fin nuestro jugueteo había terminado, mis ganas de ir al baño eran insoportables. Rogué para que me dejara envolverme en las sábanas así no debía pasar por aquella avergonzante situación nuevamente. Luego de una par de besos y caras de súplicas (que por cierto me salían muy bien), Gerard no se pudo negar a mis encantos.
“Jajaja. Las cosas en que pensás, Frank”
Es verdad, suelo pensar este tipo de cosas para darme el valor suficiente, pero eso no es de importancia mayor.
Llegué al baño y me sentí libre, realmente lo necesitaba desde hacía unas horas.
Pensé, pensé, pensé.
¡Maldito y Bendito el día en que decidiste comprarme esos boxers blancos, madre mía!
Salí del baño ya vestido y Gerard me esperaba recostado en el marco de la puerta que se encontraba frente al baño.
- Realmente lamento que te hayas vestido, Frankie.- dijo en un suspiro.
- Yo también.- contesté riendo.
- Podemos solucionar eso.- objetó acercándose a mí con una hermosa media sonrisa. Lo dejé arrinconarme contra la pared más cercana y besarme por un rato, sentí sus manos tocar aquellos lugares prohibidos nuevamente y su risa dentro del beso mientras lo hacía. Me separé de él y lo miré con mi mejor cara de niño bueno.
- Tengo hambre.- le dije haciendo puchero.
- También tengo solución a eso.- contestó volviéndome a besar.
Me sentía flotar, tengo que confesarlo.
“La gravedad no permite flotar. Y si lo intentas, solo vas a recibir un golpe en la caída.”
Se separó de mi y me condujo hasta la cocina, sacó una caja de cereales y comenzó a verterlos en un tazón.
- ¿Te gustan?- preguntó de espaldas a mí.
- Me gusta toda cosa que no se encuentre en estado de putrefacción.-
- ¡Perfecto!- exclamó mientras volteaba hacia mí con el tazón en la mano.- Todavía les quedan una semana de vida.
Durante el desayuno no hablé mucho, lo cual no significa que él se haya quedado en silencio. Era un charlatán en potencia, y la verdad es que la mayoría de las cosas que decía estaban total y completamente fuera de contexto.
¿A quién en su sano juicio se le ocurre hablar de la reproducción del ornitorrinco a la hora del desayuno?
No sé si se le ocurriría a alguien más, pero a Gerard Way parecía interesarle, más bien divertirle, el tema. Cosa no muy agradable para mí.
Luego de escuchar un relato propio de Discovery Channel narrado al estilo Gerard Way (No recomendable, de verdad.), nos encaminamos hacia el auto para emprender camino a casa, bueno, más bien a casa de Ray.
El camino a casa fue un tanto ruidoso. No porque estuviéramos conversando sino porque la radio estaba prendida al máximo y cantábamos como desquiciados sin que importaran los bocinazos, los gritos o las miradas extrañas que no dedicaban todos aquellos que compartían carretera con nosotros.
Ya habíamos entrado a la ciudad y no era mucho el trayecto restante cuando sonó mi celular.
- Estoy llegando, Ray.- dije ya un poco harto de sus controles una vez atendida la llamada.
- Okay, pero empezá a con…- estaba desesperado, lo entiendo, es mi amigo, pero no voy a contarle nada; al menos no con Gee sentado al lado.
- Nos vemos, Ray.- lo interrumpí y dando por finalizada la conversación.
Me volví a acomodar en el asiento, entrecerré los ojos y disfruté de la música que la radio nos regalaba. Bueno, sólo por treinta segundos…
-Ups.- dijo Gerard cuando el celular comenzó a vibrar y sonar dentro de su bolsillo derecho. Sin despegar la vista de la carretera sacó el aparato del bolsillo y contestó.- Si, Ray.-
-¡Pero la puta madre que lo parió! ¡Qué tipo más pesado!- exclamé e hice a Gerard largar una carcajada.
- Dice Ray que a la señora Toro no le va a gustar saber tu opinión sobre ella, Frankie.- bufé, era todo lo que podía hacer.- Ya estamos llegando… Sí, pasamos bien… ¡No, Ray!... Sì, eso sí.- dijo Gerard poniéndose colorado.- ¡Voy a agradecer a la Señora Iero por haber comprado esos bóxers!- exclamó y me miró de reojo. Yo, por supuesto, estaba coloradísimo.
“¡Gerard no va a ser el único en agradecer a Linda!”
- Bueno Raycito, un placer hablar contigo. En diez minutos te dejo a Frankie por ahí, ¿si?. Nos vemos.- se despidió.
Esperen…
- ¿Me puede explicar, Señor Way, como es que Ray tiene su número?.- cuestioné, o sea… ¡Ni siquiera yo lo tenía!
- Cuando llamó anoche se lo pasé.- frenó el auto en un semáforo rojo.- ¿celoso?.
- No es tu tipo…- contesté mezclando la seguridad y la duda.
- ¿Y vos cómo sabés cuál es mi tipo?.-
- Habla demasiado.- dije mirando al tapizado negro de los asientos.
- Todavía no definí mi tipo porque nuca estuve con alguien; al menos no de manera seria. Estar estuve, pero no de estar… ¿me entendés, no?.-
- Ajá.- contesté asintiendo.
¿Seré otra de sus diversiones temporales?”
- Me encantaría definir esto contigo…- soltó luego de un minuto de silencio y ya arrancado el auto, nuevamente.
- ¿De qué hablás?- pregunté con el valor suficiente como para afrontar cualquiera de las respuestas posibles.
“Alentadoras o no; románticas o crueles; infierno o paraíso; paraíso o infierno…”
- De que me encantaría que fueras la primer persona a la cual pudiera referirme como pareja…- reí del nerviosismo, intenté reprimirlo, pero me fue imposible.
“Lo juro.”
- ¿Estás preguntándome si quiero ser tu novio, Gee?- dije y recién entonces me dí cuenta de que el auto se encontraba ya estacionado frente a la casa de Ray y que éste nos observaba con unos vinoculares desde la ventana de cuarto de sus padres.
- Básicamente.- contestó sin mirarme. Pero como ya era costumbre, los cambios eran bruscos así que en menos de lo que tarda humedecer los ojos con un parpadeo ya lo tenía mirándome.- Es algo que tenés que pensar bien, Frank.
“¿Frank? ¿Dónde quedó el ‘ie’?”
- Frankie, no necesita pensar la respuesta.
“Porque si la piensa se va a arrepentir”
- Bueno, entonces estoy preparado para afrontar lo que sea que tengas para decirme en respuesta.
- Sí, quiero intentarlo. Va a ser un poco difícil, pero me quiero arriesgar. ¡Ahora!.- culminé la frase en una grito, gracias a la cual obtuve una gran sonrisa ‘marca Gerard Way.’
Me acerqué a él y lo besé en despedida.
Salimos del auto juntos porque él quería saludar a Ray, quien nos abrió la puerta antes de que pudieramos salir por completo del auto.
-¡Desesperado!- exclamamos al mismo tiempo lo que hizo a mi amigo sonreír mientras negaba con la cabeza. Llegamos a su lado tomados de la mano y Gerard me soltó para poder abrasar a nuestro complice.
Reclamé en un nuevo bufido que hizo que ambos me miraran con un signo de interrogación dibujado en sus facciones.
- ¡Yo también quiero un abraso!- dije cruzándome de brazos. Ambos vinieron hacia mí y me abrazaron muy fuerte.
Mi estómago rugió con fuerza.
- Frankie… ¿por qué no me dijiste que te habías quedado con hambre?.
- No me había quedado con hambre, me vino ahora.- comenté.
- ¡Los invito a comer!.- dijo mi mejor amigo y yo le sonreí. Igualmente debía quedarme alli otro rato.
- Voy a tener que negarme, ayer cuando me escapé con Frankie dejé el negocio abandonado y no sé como estará todo.- dijo sonriendo con pena.
- No importa, un día de estos comemos los tres juntos.- dije en forma de consuelo y le regalé un afectuoso beso en la mejilla.
- Bueno, ya con las disculpas aceptadas, me retiro.- me tomó por la cintura y volvió a besarme.
- ¡Yo no te acepté las disculpas!- gritó Toro.
- Con que Frankie, las acepte alcanza.- rió.- Nos vemos…
Se fue caminando lentamente hacia el auto, abrió la puerta y se volteó hacia donde nos encontrábamos.
- No olvides contar a Ray las noticias.
- Seguro que no me olvido.- contesté y me guiñió un ojo.
El auto arrancó a toda velocidad y nos adentramos en casa de Ray.
Me desplomé en un sillón sonriendo y suspirando cual adolescente luego de su primer beso; mi amigo se sentó a mi lado.
- Estoy esperando las nuevas.- yo continuaba riendo, en cualquier otra parte menos en aquél sillón.- ¡Frank!.
- ¿Qué?.- diej saliendo de mi mundo.
- Espero las nuevas. Tick, tock, tick, tock. ¡Me muero de intriga, no seas cruel!.
- Estamos juntos.- dije y volví a suspirar.
- ¿De verdad?.
- Sí.
- ¿Ya pensaste en la consecuencias de eso?
- No, solo quiero ser feliz.
En lo que quedaba de la tarde almorzamos, y miramos películas a las que yo no pude prestar atención.
Estaba en mi atmósfera de ensueño, en mi burbuja de felicidad.


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