viernes, 13 de julio de 2012

But it's better if you do; Capítulo: #25

Capítulo: #25

Aún.

Pasan las horas, el miedo crece y la presión en el pecho se hace cada vez más profunda. Intento no pensar, pero aunque lo intente es inevitable.
Lo observo descansar a mi lado y se me hace imposible reprimir una sonrisa.
Mi estado de estupidez se acrecienta junto con el miedo, pero lo ignoro por un momento.
Dormís tranquilo mientras yo no puedo pegar un ojo gracias a los presentimientos, malos presentimientos.
Hacía tiempo no me pasaba esto; lo tengo a un lado y, sin embargo, necesito escapar, irme al muelle y llorar sin que me vea, sin que se preocupes.
Sin sumar otro daño a la lista de los que te estoy causando. Sin sumar otro daño a los que te voy a causar…
Las agujas se mueven más rápido que nunca, el tiempo pasa y sigue durmiendo. Si no me sintiera así, tal vez este sería el momento perfecto, un momento nunca antes compartido.
Un sueño…
Son las 8:37 A.m. y comienza a moverse lentamente. Me encantaría que fuera una señal de que está despertando, pero no es otra cosa que la muestra de que quiere seguir en su tarea.
Se acurruca aún más cerca de mí y es entonces que me doy cuenta de cuán frío estoy. Intento alejarme para no quebrar su burbuja, pero es inútil. Me miró intentando acostumbrarse a la escasa luz que se filtra desde la ventana y volvió a acercarse.
- Buenos días.- dijo y volvió a arrancarme una sonrisa. Su voz no es la misma cuando despierta, se escucha más grave y rasposa, cansada.
“Ojala los siguientes también los sean.”
Acomodé las frazadas más arriba y lo encerré aún más en ellas. La imagen era adorable: tapado hasta lo más alto de su cuello, el pelo desarreglado, ojos semi-cerrados y una linda sonrisa que dejaba ver todos sus pequeños dientes.
Acerqué mi cabeza a la suya y le dí un beso manteniendo mi cuerpo lejos.
- Acercate.- me pidió y no me pude negar. Me acerqué despacio y lo sentí temblar cuando mi piel y la suya hicieron contacto.- ¿Por qué no me avisaste que tenías frío?- preguntó serio.
- Supongo que no me había dado cuenta hasta ahora.- dije levantando los hombros. Gerard soltó un dramático suspiro y yo reí dándome el tiempo necesario como para inventar una frase que hiciera del día un buen día.- Creo que el problema es que sos demasiado caliente, Gee.- le comenté entre risas logrando un leve sonrojo de su parte.
- Mmm… Puede ser… ¿De verdad pensás eso, Frankie?- dijo acercándose más.
- ¡Abusador!- le grité antes de soltar una nueva carcajada, una vez que ya se había ubicado completamente sobre mi cuerpo.
- No te molesta mucho al parecer.- dijo riendo también.
- No es que moleste, eso solo que pesas un poquito.- dije haciéndome el desentendido.
- No importa lo que digas, soy perfecto para vos. Lo decís siempre que…- habló contra mi cuello.
- ¿Siempre que qué, Gerard?- lo deasfié sabiendo que no se animaría a comentar nada sobre el tema.
- Vos sabes cuando.- reprochó.
- No, yo no sé nadita.- dije simulando vos de niño pequeño.
- ¡A veces podés ser tan insoportable!- exclamó mientras volvía sus ojos hacia los míos. Yo solo reí de la forma más infantil que pude.- ¡Dejá de tentarme, Frank!- me gritó mucho más fuerte.
- ¿Tentarte?.- cuestioné sin entender.
- Sí, tentarme.-
- ¿Tentarte a qué?-
- A morderte.-
- ¿Morderme?- pregunté ahora sí siendo conciente de que ese ‘jueguito’ lo hacía enloquecer.
- Sí.- dijo y me mordió no muy fuerte en el cuello.
- Lamento informarte que siempre preferí los licántropos a los vampiros.- dije sonriéndome de lado.-
- ¡Fin de la conversación!.- gritó nuevamente y me besó apasionadamente.
Cuando al fin me liberó, me reí nuevamente mientras lo observaba acomodarse torpemente en su lado de la cama. Al momento que lo logró esperó a que yo terminara de reírme de su torpeza y dijo:
- ¿Qué vamos a hacer hoy? Tendría que ir a comprar tu regalo de cumpleaños.-
“Gracias por hacerme volver a la realidad.”
- Ahh… No quiero regalos, no me gustan; bueno sí me gustan, pero prefiero…ehh, estar contigo que un regalo más material, ¿se entiende?.-
“Quiero gastar este tiempo contigo, no sé que va a pasar después…”
- Si, bueno. ¿Qué vas a hacer para tu cumpleaños entonces?.-
- Nada especial. Creo.-
“Mentís”
- Decime la verdad, Frank Iero.- dijo mirándome con el seño fruncido, seriamente.
- ¡Es verdad!- exclamé.
- ¿Y por qué mirás para el otro lado?.- inquirió levantando una ceja.
- Porque… porque…- me seguía mirando con igual expresión.- Okay, viene toda la familia a casa. Supongo que también viene Ray.-
- Y no querés que valla…- dijo, ahora él miraba hacia otro lado.
- No es eso. Es que no puedo decir a todos que estoy contigo.-
- Tu madre ya lo sabe…- dijo todavía sin mirarme.
- Digamos que mi madre el la única sobreviviente de los que alguna vez fueron tolerantes en mi familia.- lo escuché suspirar.- Podemos pasar la tarde juntos, vemos unas películas acá o algo…- propuse en in intento de consuelo.
- No podemos salir por si alguien nos ve, ¿cierto?.-preguntó.
- Digamos que es así.- se dio la vuelta y miró al techo con insistencia, cerrando los ojos con fuerza.-
- Está bien, entiendo.- dijo sin abrir los ojos y sin mover demasiado los labios. Lo vi apretar los puños y me acerqué despacio, hasta con miedo de que reaccionara de mala manera, se podría decir.
Me abracé a él, quien no dudó en corresponder el abrazo y frotar mis brazos para hacerme entrar en calor. Relajé mi cuerpo y me dejé acariciar, miré hacia arriba y vi sus labios moverse; no iba dirigido a mí, no sé a quién le hablaba, tal vez a sí mismo, tal vez a algún amigo imaginario o alguna entidad superior.
“No otra vez, por favor.”
Difícil de interpretar, difícil de entender; como toda su persona.
Gerard Way seguía siendo para mí, un enigma.
- Podemos hacerte pasar por mi amigo.- sugerí.
- Tu tío me conoce.- dijo con simpleza.
- Bueno punto.- concedí y continué pensando.- ¡Ya sé!- grité y lo hice saltar de la cama del susto. Me reí, su cara era demasiado graciosa como para no hacerlo.
- ¿Cuál es la nueva brillante idea de Iero Junior?- dijo con sarcasmo.
- Mirá… Mi padre y mi tío me trajeron a tu negocio porque además de conocerlo, el papá de Ray les había dicho que él vino acá… Entonces podemos decir que él es tu amigo y que de ahí nos conocemos. Por supuesto, tenemos que dejar de lado todos nuestros ‘instintos’.- dije terminando la frase con mis dedos recreando las comillas. Gerard sólo rió ante mi cara de satisfacción.- ¡Hey, es una buena idea!.-
- La mejor que tuviste en este último tiempo, debo reconocer…- dijo riéndose de los aires de superioridad que comenzaban a aflorar en mí.
- Discrepo con eso.- expresé – Hice cosas mejores, me divertí mucho en este tiempo y no me metí en ningún lío.- argumenté.
- Está bien. Estoy de acuerdo. Lo mejor que hiciste en este último tiempo fue decirme que sí cuando te propuse que fueras mi novio.- dijo con suficiencia.
- Otro mérito para agregar a la lista entonces.- dije guiñándole un ojo y me acurruqué más junto al él.
“Lo mejor que hice, y nuestra condena…”


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