viernes, 13 de julio de 2012

But it's better if you do; Capítulo: #7

Capítulo: #7

Últimos momentos de libertad.

~ Se preguntarán por qué, si el cumpleaños era de mi primo, todos, incluido él, venían a mi casa… Simple, además de porque mi casa era la más grande, mis parientes paternos disfrutaban de las habilidades culinarias de mi madre.
En ocasiones era molesto, porque para los cumpleaños más importantes (como cuando mi tío cumplió los 50), mi madre debía cocinar para cerca de sesenta personas y acababa por no comer del cansancio que le provocaba.
Ya estaba en la etapa del shampoo cuando sonó el timbre. Sentí la voz de mi tío en la planta baja diciéndole a mi padre:
-¡Llegó el gran día de nuestros pollitos!- Estúpido, no hay adjetivo que mejor lo distinga que ese, aunque Estúpido Retrógrado sería más preciso.
Salí de la ducha y me puse una remera blanca y mis jeans ajustados negros, bajé las escaleras, y me encontré con toda la familia. Obviamente tuve que saludar a todo el mundo, no porque disfrutara hacerlo, de hecho creo que de las diez personas que habían llegado solo me caían bien dos, sino porque debía hacerlo, era una cuestión de educación más que nada.
De mi boca no salió palabra alguna en toda la tarde, me limité a comer ‘tranquilamente’ y dedicar alguna sonrisa a mi madre para que no se preocupara tanto.
Para las 8 p.m. no quedaba nadie en casa, subí a mi refugio y me miré al espejo, quise recordarme así, tal vez al día siguiente mi reflejo fuera otro.
En eso estaba cuando sonó mi celular, me acerqué a la mesa de luz y lo agarré y atendí sin mirar quién era.
-¿Hola?-
-Frankie, ¿Cómo estás?- Jamia.
-Bien Jamia, ahí…-
-¿Pasa algo? ¿Querés que valla y hablamos?- siempre tan buena…
-No, enserio, no pasa nada… -
-¡No me mientas!-
-Bueno, esta bien, estoy mal, pero ya me estoy yendo a lo de Ray a distraerme.- hice una pausa, no me gustaba mentirle- ¿Qué necesitas?
-Mañana me voy lo de mi tía en el campo, así que no te voy a ver por unos días, llamaba para despedirme…-
-¡Qué bueno! Divertite mucho…-
-Quiero que me llames si me necesitas ¿si?-
-Gracias, que te valla lindo…- corté.
Pobre Jamia, a pesar de que no estábamos enamorados ella se preocupaba mucho por mí, y en más de una ocasión me dijo que ella podría enamorarse de mí con facilidad.
Toc-toc.
-Pase- dije apenas escuché el golpeteo en la puerta.
-Hijo, nos vamos a lo del tío y después ya seguimos…- dijo mi padre abriendo la puerta.
-Bajo en un minuto.- contesté cortante.
-Estás hecho un galán, Frankie. Las chicas te van a querer más a vos que a tu primo… jeje- agregó antes de irse.
Consideré entonces ponerme la ropa más roñosa que tenía, pero terminaría siendo en vano así que, agarré mi campera negra y bajé.
-Tu padre te espera en el auto- dijo mi madre apenas me vio bajar las escaleras. No pude controlarme y corrí a abrazarla lo más fuerte que pude.-¿Qué pasa, amor?- dijo acariciándome el pelo.
-Te amo, mami, eso pasa…- era obvio que no podía decirle “Lo que pasa que soy virgen y me estoy yendo a un cabarute a cogerme una trola con sífilis”.
La solté, le di un beso en la mejilla y salí en dirección al auto, me senté en el asiento del copiloto.
La casa de mi tío no quedaba muy lejos así que en algo así como ‘cinco callados minutos’ ya estábamos en la puerta esperando a que el tarado de mi tío se dignara a abrir la puerta.
-Hola Cheech, hola Frank. Pasen.- dijo haciéndose a un lado para que entráramos a su ‘acogedora casa’. Entré dando un agotado paso y escuché –Bill esta arriba, en su cuarto arreglándose, me dijo que cuando vinieras fueras para allí con él, Frankie.- Asentí con rabia, odiaba que otra persona que no fuera mi madre, Jamia, Ray, o ahora, Gerard me dijera ‘Frankie’.
¿Tan estúpido es este hombre que no se da cuenta que no lo puedo ver ni en figurita?

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