viernes, 10 de agosto de 2012

Vampires will never hurt you; Capítulo: #4

Capítulo: #4

- ¡m!$rd@, las 3:00 de la madrugada! –

Frank mugió al escuchar el insistente ruido del timbre en la puerta, sin arroparse con más que los bóxers negros que traía puestos, bajó con dificultosa rapidez las escaleras en medio de la oscuridad, encendió la luz del portal para reconocer la figura de Mikey que aún mantenía su dedo en el botón del timbre.

- ¡Ya, vas a despertar todo el vecindario! –

Mikey no esperó a que la puerta se abriera del todo, la empujó al entrar, dejando a Frank detrás de esta

- ¿Qué tienes Mikey Way? –

- Hambre –

Se aproximó hasta Way, empujando la puerta hasta cerrarla

- A esta hora hay muchos restaurantes abiertos –

- No, no entiendes… tengo HAMBRE –

No necesitó indagar más, Mikey había acudido a él por esa promesa que le hizo hace mucho tiempo, respiró profundamente, tomando de la mano al famélico Mikey, haciéndolo caminar escaleras arriba detrás de él

- ¿En tu habitación? –

- Si, hace frío y mi cama está caliente, es que estaba dormido… los humanos DORMIMOS EN LAS NOCHES – Reclamó

- No tienes porque gritar, tú me dijiste que cuando sintiera la necesidad… -

- ¡Si, ya sé lo que dije! Ahora, no te vayas a enloquecer y termines desangrándome –

- No, eso no… si te desangro, ¿Dónde como después? – Bromeó

Cómo si no le importara en lo absoluto lo que estaba a punto de suceder, Frank se acostó en su cama, cubriéndose hasta el cuello con las mantas, dejando tan solo su brazo derecho por fuera

- Busca un lugar sin tatuajes, no quiero que me los dañes con tus colmillos –

Mikey se extendió en la cama junto a Frank, pasando su brazo sobre él

- No, yo quiero… tomar tu sangre de la misma forma en que mi hermano lo hace –

- No sabes… no –

La voz de Frank temblaba, tan solo recordar sus días con Gerard lograban derribar cualquier barrera en él

- No sé qué –

- No sabes, cómo lo hacía Gerard – Aseguró

- Mientras tenían sexo, yo sé todo de mi hermano –

La piel de Frank se erizó, no sabía que responder, simplemente guardó silencio

- Necesito tener algo de mi hermano… y estoy seguro que tú necesitas algo de Gerard –

- No me recuerdes que tú y él… eso lo he bloqueado de mi mente –

Mikey levantó las mantas, exponiendo el cuerpo semidesnudo de Frank

- No, eso es como traicionarlo… -

- ¿Por qué, acaso no somos los seres que Gerard más ama en el mundo?, le pertenecemos, eso no va a cambiar –

Quería, solo Dios sabe cuánto deseaba Frank que ese momento llegara, y era justamente ese deseo por Mikey lo que lo hacía sentirse más culpable, Gerard no estaba allí, se negó a permitirle huir con él, prácticamente lo había abandonado hace un año, tenía que hacerlo, pero…

Frank buscaba desesperado una razón que le permitiera a su corazón tomar esa oportunidad sin remordimientos, Mikey se la dio

- Tú sabes que Gerard y yo somos empáticos… mientras me haces el amor a mí el lo sentirá también –

No había necesidad de más razones.

Frank extendió sus brazos, aceptando las caricias que Mikey con extraña ternura le propinaba, no hacían falta palabras, se entendieron desde el primer instante en que sus labios se encontraron, apretando con fuerza cada beso, drenando el alma del otro, ¡se sentía tan malditamente bien! Y todo se combinaba para hacer el instante más perfecto, cada caricia que se propinaban les recordaba a Gerard.

Cuantas veces Mikey le había hecho el amor a su hermano cuando este aún olía a Frank, miles de besos incestuosos teñidos del sabor de Frank.
Incontables las noches en que Gerard invadía la cama de su amante, con la piel exudando todavía el perfume de su hermano, Frank adoraba sentir el sabor restante de los besos que Mikey le había dado a Gerard minutos antes.

Agresivamente Frank despojó a Mikey de su ropa, retirándose él mismo el bóxer negro que lo cubría, giraron en la cama por voluntad de Mikey quien acomodó a Frank sobre él, enrollando sus largas piernas alrededor de la cadera de Iero

- Quiero que tú… -

En ese momento la excitación de ambos era bastante evidente, no necesitaron antesala alguna, Frank intentó llevar sus dedos humedecidos con su saliva al interior de Mikey, pero él se negó

- Deja que me duela… me encanta el dolor –

Frank sonrió, ¡Que diferente es de Gerard! Sin esperar más, obedeció la petición, acomodándose de forma que el primer empujón de su pelvis fuese lo suficientemente fuerte para causarle a Way el mayor dolor posible, y así continuó durante todo el tiempo que sus movimientos lo llevaban adentro, con más violencia cada vez.

Mikey aferró entre sus manos los hombros de Frank, encorvándose un poco para que su boca se posara sobre el cuello de Iero, justo debajo del tatuaje de escorpión.
lentamente sus colmillos penetraron la suave piel de Frank, esta vez a diferencia de sus víctimas, Mikey no desgarró la piel, tan solo comenzó a succionar pausadamente el fluido carmín que alimentaba la vida de Frank, siempre pendiente de no dañarlo, escuchando con atención los latidos de su corazón para saber el momento justo en que se debía detener
Frank odió no poder verle el rostro a Mikey mientras invadía su intimidad, habría dado tanto por apreciar su cara llena del placer que él le propinaba, pero el solo hecho de saber que la satisfacción que le ofrecía no era solamente sexual, lo llenaba de una extraña satisfacción, acelerando sin querer la cumbre de ese momento.

Mikey pasó su lengua sobre los orificios en la piel de Frank, para que la sangre dejara de salir, inclinó su cuerpo para atrás, queriendo apreciar las señales de excitación en el rostro de Iero, pero para su infortunio, Frank terminó en ese preciso momento, con el rostro hundido en su pecho.

- Lo siento, no sé que me pasó – No le dio la cara

- Hum, que Gerard es mentiroso y no eres tan bueno en la cama como proclama –

Arrodillándose en la cama, Iero enfocó su mirada enojada sobre Mikey

- Te digo que no sé que me pasó… debe ser que tus colmillos me transmitieron un mal de vampiros que acelera la eyaculación –

- Idioteces –

- O tal vez, no me excitas tanto como tu hermano – Respondió como mecanismo de defensa

- O, puede ser que te excito mucho más que mi hermano, y tu pobre cuerpecito no puede soportarlo –

Frank bajó su mirada, se estaba odiando, lo odiaba a él también

- Ya comiste… y ¡doblemente! Creo que te puedes ir –

- No, aún no me voy, antes quiero proponerte algo –

- Pero que no sea sexual, no me gusta repasar las malas experiencias –

Dolido, ¿decepcionado?, Mikey no sabía cómo se sentía, llevaba tantos años deseando en secreto ese momento, y duró tan poco que no pudo disfrutarlo a plenitud

- Cállate, fue tu culpa, no la mía… “eyaculador precoz” –

- Bueno qué me quieres proponer, y vístete, no tengo ganas de ver tu huesudo cuerpo desnudo –

- Si dejas de insultar, podremos hablar –

Se vistieron con pereza, no querían dejar de apreciar la desnudez del otro, pero la soberbia no les dio tregua para aclarar y aceptar lo que había pasado

- Gerard te llevó alguna vez a una de “nuestras” fiestas, ¿verdad? –

Frank se estremeció, luciendo una mueca de asco al recordarlo

- Si, un desagradable festín de vampiros alimentándose de humanos como si fueran animales de granja… recuerdo que Gerard tenía que gritar cada dos minutos que yo era su invitado, no un platillo más –

- Sí, bueno no pedí tus anécdotas – Rezongó – ¿Recuerdas si Gerard te presentó algún vampiro de linaje puro? –

Lo miró sin entender, quedándose en silencio, Mikey suspiró profundamente

- Sabes que Gerard y yo somos vampiros porque nuestra madre lo es, y sabes también que hay vampiros puros, que vienen del linaje antiguo –

- ¡Ah sí! – El rostro de Frank se iluminó – Me presentó uno –

- Bien. Solo falta que recuerdes su nombre, y que no nos sea difícil encontrarlo –

- ¿Para qué lo quieres? –

- Un vampiro puro puede ayudarnos a encontrar la cura para Gerard –

El redondo rostro de Frank se iluminó aun más, tomando con fuerza de la mano a Mikey

- ¡Vamos a verlo ya! –

- Calma Iero, primero debemos saber dónde y cómo encontrarlo, ¿Crees que los vampiros puros andan exhibiéndose como Gerard y yo? –

- Éste si… y sé perfectamente donde está –

Way lo miró extrañado, no es algo usual que los vampiros se expongan en el mundo, hay muchas cosas que cuidar, cosas que Gerard descuidó y que lo llevaron al estado en que está

- ¿Quién es? –

Frank sonrió lleno de picardía, le encantaba saber algo que Mikey no, finalmente una cosa que solo él compartía con Gerard

- No puedo creer que no lo sepas, ¿No que ustedes tienen un radar para reconocerse entre otros? –

- Los puros se pueden ocultar… ¡Deja de jugar, dime quién es! –

- Si te lo digo, me tienes que jurar que me llevas contigo –

Mikey asintió con su cabeza

- Volando, como vampiros –

- Que si Frank, te llevo conmigo, Dios que insoportable puedes llegar a ser –

- Bueno alístate para volar a California, porque la banda en la que él canta estará tocando esta noche allá –

- ¿Banda? Ja, ja, ja, ¡Por qué será que a todos los malditos vampiros nos da por ser músicos? –

- Porque son vanidosos, hedonistas y les gusta la admiración… -

Frank silenció al notar que Mikey comenzaba a enojarse de verdad

- Entonces… - Levantó una ceja esperando respuesta.

Frank soltó la mano de Mikey, cruzándose de brazos frente a él

- Vamos a california, y allá te lo digo –

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