viernes, 10 de agosto de 2012

Vampires will never hurt you; Capítulo: #5

Capítulo: #5

”Animal, es un maldito animal… pero no puedo evitar amarlo, ¿De qué forma obligo a mi corazón a no quererlo de la forma ilógica y eterna en que lo amo?.

Las marcas en mi pecho no me permiten olvidar, pero mí piel… mi mente, mi alma, todo me pide más de él.


Lo amo.


¿Es suficiente para sobrepasar el hecho que el hombre que me hace vivir no es humano?

Pero lo es… Gerard piensa y siente como humano… no debo huir.


Le temo.


Justo hoy lo vi distante, está decepcionado de sí mismo, por lo que me hizo, le tengo miedo, pero sé que el también está muriendo de terror al pensar que me ha perdido…

¨Lo siento, lo lamento tanto… te amo más que a mi vida Frank, te juro por ti que eres a quién más amo, que jamás sucederá de nuevo¨

Su mirada es tan cristalina, no hay mentira en sus palabras, ¿Y cómo demonios me puedo negar a la súplica de ese rostro perfecto de ojos melancólicos?

Todo en mi me dicta “Perdónalo, lo amas, créele, te ama” Pero luego siento el ardor de las mordidas en mi pecho que aún no han sanado.


¿Qué es mejor, morir viejo, solo, amargado sin el amor de tu vida a junto a ti?

¿Morir violentamente en las fauces de quien te ama, y amas más que a nada en el mundo?

Prefiero morir por él.”


El bus de tour estaba en silencio, dormían agotados de una calurosa tarde del festival de verano, cientos de miles de personas asistieron, gritando a más no poder las canciones de la banda, todos dormían, menos Frank.

Caminó tambaleándose por el constante movimiento del bus que los encaminaba al próximo estado, a la próxima fecha del festival, se inclinó frente a la litera de Gerard, corriendo cauteloso la cortinilla negra, sin pedirlo se internó en la litera, acostándose junto al vocal de la banda.
Hundió su rostro en la base del cuello de Gerard, aspirando con profundidad su aroma, y suspiró

- Te amo… maldita criatura de la noche, te amo más que a mi propia vida –

Lentamente, Gerard giró su cuerpo para encarar a Frank, sonrió aliviado, ¡Feliz!, no pronunció palabra, sus labios en ese momento solo eran aptos para colmar de besos a Frank, un abrazo fuerte, posesivo, sofocante, Gerard no lo soltó, no lo iba a dejar nunca más, entrelazaron sus piernas, buscando con desesperación la tibieza del otro, en el silencio absoluto del bus de tour se podía escuchar fielmente la fricción del eterno jean negro de Gerard y el jean azul de Frank…

Unos minutos después, los jeans descansaban tirados en el piso del autobús, y sobre ellos el resto de la ropa de los dos.

- Deja de gemir así, nos van a oír –

- Deja que nos oigan Frank, a lo mejor y se calientan con nuestros gemidos, ya sabes me gusta darle alegría a la gente –

Dejó escapar una tierna risilla, y continuó penetrando a Gerard, apretando entre sus manos la blanca piel de sus caderas, deslizando sus dedos por su espalda, sin alejar su rostro de la piel de Gerard, quien mordía con más fuerza la almohada sintética de su litera, se ahogaba los gemidos, más bien los gritos de placer que quería proferir, cada embestida de Frank lo llenaba de más y más placer, y esa forma única en que el guitarrista movía su pelvis, siempre buscando el mejor ángulo, siempre llenándolo por completo.

Humedad… la densidad del ambiente en esa litera se podía partir con un cuchillo, Frank sentía por momentos que reventaría de tanto placer, pero se las ingeniaba para alargar el momento un poco más, saliendo del cuerpo de Gerard, forzándolo a cambiar de posición, con dificultad, la estrecha litera apenas si les permitía moverse, frente a frente, y ¿qué mejor posición que esta para doblar el placer que Frank le daba a su amado? Apretando la piel del pecho de Gerard entre sus labios, acariciando con su mano derecha el endurecido miembro de Gerard, y penetrándolo de nuevo, con la mima intensidad; Ahora sí que Gerard no se podía callar los gritos de placer ¿Qué importa que los oigan? Al fin que todos lo saben o lo sospechan… ¡Que confirmen sus sospechas!

Gerard sintió que todo su cuerpo estaba a punto de ebullición, apretó con fuerza entre sus manos los brazos de Frank retirándolo de un empujón justo cuando el clímax le obligó a gritar.


En la litera de al lado, el bajista Mikey Way también gritó.

Esa fue la primera vez que Frank Iero se enteró sin preguntar, que los Way aparte de ser vampiros, eran empáticos. Pero en lugar de cohibirse, se alegró… de una u otra forma cada vez que le hacía el amor a Gerard, se lo hacía a su hermano también.

***

Eran un poco más de las 10:00 p.m. Gerard se quedó sentado en el piso de la habitación del hotel al que habían llegado, observó con detenimiento las paredes curtidas del lugar, un desperfecto en el bus y debían quedarse allí esa noche, observó las mantas raídas que cubrían la cama, la verdad es que sintió asco de pensar en dormir allí, y por lo visto su hermano tuvo una experiencia similar, entró en su habitación sin tocar la puerta

- Un asco, este hotel de tres pesos es una porquería –

- Lo mismo estaba pensando –

- ¿Qué hacemos? –

- Dime tú hermanito, que quieres hacer – Gerard sonrió con picardía

Mikey se paró en medió del marco de la puerta, observando el cielo nocturno de Arkansas, miró después a su alrededor y finalizó con un gesto de su cabeza invitando a Gerard a salir de allí

- Qué tal si vamos a la rivera del Mississippi, este lugar debe estar lleno de ganado –

- Mikey no seas cochino –

- ¿Vas decirme que no tienes hambre? –

- Sí, pero para eso podemos comprar sangre en un banco –

- ¿Te aguantas hasta que lleguemos a Little Rock? De todas formas, no dañamos a nadie si nos alimentamos cazando –

- Ajá, es divertidísimo casar animales de granja – lleno de ironía contestó Gerard – La vacas se cagan de miedo cuando siente una presencia cerca –

- Pumas… acá debe haber pumas –

Gerard tomó entre sus manos las manos de su hermano, fijando su mirada en el rostro del bajista

- ¿Por qué eres así? Tan sanguinario… ¿Acaso no puedes respetar la vida? –

- Gerard, es nuestra naturaleza –

- La mía no. No me gusta matar y lo sabes bien –

Mikey hizo un gesto violento para zafarse de las manos de su hermano

- ¡Está bien quédate acá!, yo me voy de todas formas, esta noche quiero cazar y alimentarme de mi presa –

- Júrame que no te meterás con humanos –

Asintió levemente con su cabeza y despegó los pies del suelo, perdiéndose en el cielo nocturno de Arkansas.

Gerard observó de nuevo la habitación, meneó su cabeza y decidió que en lugar de quedarse en ese muladar, acompañaría a su hermano a “cazar”, en un par de segundos ya volaba junto a Mikey quien sonrió complacido

- No puedes luchar contra lo que eres –

- Solo voy a estar contigo, yo no voy a cazar –

- Aburrido, Gerard algunas veces eres tan… poco interesante –

El mayor de los Way se apuró hasta pararse en la copa de un árbol, su hermano hizo lo mismo

- O.k, ¿soy aburrido? Qué tal si me das 30 segundos, me escondo entre la vegetación, y si me encuentras en menos de un minuto, podrás considerarme tu presa de cacería y alimentarte de mi sangre, pero si pasa un minuto, saldré y me alimentaré de ti –

Mikey acarició su barbilla, inclinado sutilmente su cabeza hacia atrás

- ¿Solo alimentarnos?... Si te encuentro en menos de un minuto serás mi esclavo sexual por una hora –

- Y si no, tú serás el mío Mikey Way – Apretó con fuerzas sus labios al tiempo que miraba a su hermano con profundo deseo – Los 30 segundos comienzan ¡ya! – Gritó alejándose de la vista de su hermano menor.

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