viernes, 3 de agosto de 2012

Yo soy aquel; Capítulo: #17

Capítulo: #17

Después de salir de la consulta de mi consulta con el Dr. Bryar, la decisión estaba hecha.

-Mikey.....tenemos que hablar-

Dejo su libro en la mesita y camino de su silla hacia el sofá, donde se tiro abruptamente.
-Ya me entere que piensas operarte para volver a caminar.....es inaudito Gerard, el doctor dijo que era una operación muy peligrosa-

Mire hacia Lauren, quien evadió mi mirada y regreso a la cocina. Me había traicionado

-Gerard.....si te operas te vas hermano, así de simple- dijo como si no fuera algo importante

-Por qué? Dijiste que me apoyarías siempre!- mi paciencia se agotaba

-Y desde hoy tu ya estas muerto para mi- replico sonriendo, el maldito se regocijaba de mi dolor podía ver el orgasmo en sus ojos al verme destruido por dentro

-Entonces me voy.....- dije resignado poniendo las manos sobre las llantas

-No lo hago por malvado Gerard, simplemente no sobrevivirás a dicha operación- se había burlado de mi

-Y quien va a evitarlo?! Tu?! Vas a ir al hospital para matarme tu mismo?!- me altere y por primera vez me atreví a defenderme

-El doctor Bryar dijo que no sobrevivirás! Yo no te voy a matar! Tu solo vas hacia tu tumba! Que parte de que vivirás toda tu vida en esa silla no has entendido aun?- él también estaba por perder lo poco que le quedaba de cordura, y pronto me saltaría al cuello

-Nada! Soy tan idiota que no lo entendí! Y esa idiotez es la que me motiva. Y no me importa morir en el intento, moriré pero siendo el idiota mas feliz del mundo. Porque los idiotas mediocres como tu hacen de la vida de los demás lo que ellos son, una mierda, así como tu-

Lauren sonrío, yo también lo hice. Le di un golpe bajo en su maldito orgullo. Durante años yo fui quien lloro por las humillaciones, quien sufrió y sangro por sus hirientes palabras. Y eso se había acabado justamente ya.

-Vete! Vete! Da igual si mueres hoy, aun así lo harás mañana!- grito y después se levanto a abrir la puerta

-Pues me voy....pero eso si Mikey, nunca mas me busques- avance hacia la puerta

-Tu lapida no será difícil de encontrar- rio

Sonreí

-Desde el infierno me buscaras cuando yo baile en la tuya?-

*****

-Veras que muy pronto vas a caminar y juntos saldremos de aquí tomados de la mano- dijo Frank, aunque el miedo se apodero de mi cuerpo y creo que del suyo también, lo sabia porque en ningún momento sus manos dejaron de temblar y sus ojitos habían estado húmedos desde el día anterior que nos quedamos en el hospital. Su expresión de miedo era simplemente hermosa, su carita tenía un gesto de tristeza y sus ojitos brillaban por el cúmulo de las lágrimas en las esquinas de estos.

-Frank tengo miedo- comente

Los ojos de Frank se hicieron grandotes, luego una lágrima corrió por su suave mejilla

-El doctor dijo que todo saldría bien- dijo con la voz entre cortada

-No importa que pase sabes que te amo- argumente

Frank agacho la cabeza y sus mejillas se mojaron nuevamente de ese líquido salado, sonreí, no pude evitarlo, de verdad me ama. Tome sus manos y lo mire a los ojos por lo que parecieron horas, no hacia falta decirnos un "te amo", la forma en que ambos llegábamos a un clímax sin siquiera tocarnos, con la sola sensación de saber que por dentro su corazón esta deseando con fervor mi cuerpo, mis besos y que no deja de imaginar estar junto a mi, y que estalla de la emoción al recibirme otro día en su vida.

-Te amo!- grito Frank antes de abalanzarse a mi cama y darme muchos besos

-Yo también te amo Frank, nunca lo olvides- volví a decirle

-Gerard ya!- me reclamo con un puchero -Muy pronto nos vamos a ver, veras que si-
-Y Mikey?- pregunte aun con esperanzas aunque sabia que el nunca mas volvería

-Sabes que no vendrá- contesto con la mirada perdida

Ahora me doy cuenta de quienes en verdad resultaron ser mis seres queridos. Mi familia, mi única familia me había abandonado y mis supuestos amigos no se habían tomado la molestia de poner un pie en este hospital, solo estaba el, quien en realidad fue el que siempre me amo. Entonces me di cuenta de que para amar y ser amado no se necesitaba caminar, simplemente abrir tu corazón a nuevos horizontes

-Te amo Frank, no sabes cuanto-

El doctor entro, Frank y yo perdimos nuestras miradas en los labios del otro, luego nos tomamos de la mano mientras las lágrimas inexplicablemente salían a chorros. Entonces me atreví a verlo a los ojos y así nos quedamos, apreté suavemente sus dedos y acerque su mano a mi boca, le di un besito y le sonreí. El me regreso la sonrisa. Cerré mis ojos, sentí como sus manos tomaron mi cama y como se acercó a besarme lentamente. Me anestesiaron y me alejaron lentamente, nos soltamos la mano y le dije adiós con ella. El me soplo un beso, yo lo tome con la mano y me lo puse en el pecho, llevándose sus besos directamente al corazón. Poco a poco la respiración se fue haciendo cada vez más dificultosa y todas mis ilusiones de caminar junto a él se iban al momento en que mi corazón dejaba de latir, pero no importa porque el doctor prometió que todo saldría bien.

Lo había planeado ya todo, después de esto los dos nos viviríamos juntos en esa casa donde me atreví a mirarle por primera vez, donde me hizo el amor hasta el amanecer y donde nuestro amor se vio crecer. En navidad iríamos de nuevo a ese árbol y le daría las gracias a Dios por permitirme estar de pie otra vez. Estaríamos juntos toda la vida, pero el sonido de una maquina y el ajetreo de aquella sala de operaciones me aturdió.

De ahí no supe nada más.

El doctor salió del quirófano y se acercó a Frank, quien caminaba alrededor de la sala

-Es usted pariente del señor Way?-

-Si. El esta bien? Ya puede caminar? Dígame que si doctor!- dijo Frank saltando con una gran sonrisa en su cara

El doctor negó con la cabeza, la sonrisa de Frank se desvaneció

-No es verdad, doctor, dígame por favor que el esta bien-

-Lo siento mucho señor Iero, el no pudo con esta operación- contesto el doctor

Frank comenzó a golpearle el pecho, ya sin fuerza y con mucho dolor encima.

-Él tiene que salir de la mano conmigo!!! El me prometió que saldríamos los dos de aquí! Doctor dígale que regrese! Devuélvamelo!- comenzó a gritar

-Sr. Iero yo...-

-Dios! Si es que me estas oyendo! Devuélveme lo que mas amo! Porque eres tan injusto?! Porque?!- grito aun más fuerte -Gee tú lo prometiste, dijiste que siempre estarías ahí para mí-

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