domingo, 24 de noviembre de 2013

The unnamed feeling; Capítulo: #8

Capítulo: #8

-Es bastante melancólico, a decir verdad.
Tenias razón.
Nadie se hallaba en las calles. 
Apenas podía ver la casa que se ubicaba en frente de la nuestra.
El cielo de un color gris, queriendo mezclarse con el negro se apoderaba del sol. Rodeándolo con ternura, diciéndole que es tiempo de descansar.
-Creo que es un día hermoso.-Dije luego de unos segundos-
Te acercaste a mi.
-Siempre te gustaron estos días.-Susurraste-
-Conoces todo de mi Frank.-Te conteste-
Silencio.
-Te arrepentís?-Susurraste luego de unos minutos- 
-No. Nunca lo haré.-Te conteste-
Sentí tu mano en mi hombro.
Gire para observarte.
Allí estabas.
Tu sonrisa? Es la misma desde ese día. Ese día que te dije “Te amo”.
No pude evitar sonreír al verte.
Te avergonzaste, bajaste la mirada.
-Todas las veces que me has secado las lagrimas.-Dijiste-
Baje la mirada.
-Todas las veces que has combatido contra mis miedos. Esa vez, esa tarde, tuve tanto miedo, tanto miedo de perderte.
-Basta...-Susurre-
-Pero aun así, somos inmortales Gerard. Seguimos juntos.
Levante la vista. Hiciste lo mismo.
Lloramos.
Estire mis brazos. Quise responderte, pero las lagrimas no dejaban que mi habla reaccionara.
Te acercaste lo mas rápido que pudiste y te aferraste de mi.
Te rodee con fuerza.
-Tenes que hablar con Mickey.-Escuche que dijiste-
Silencio.
-Me cuesta hacerlo.-Te respondí-
Hiciste un poco de presión, y te alejaste. No demasiado. Podía ver de cerca tus ojos.
Acaricie tus mejillas. Sonreíste.
-Debes hacerlo hoy Gerard.
-Lo se.
-Ya se durmió. Es ahora o nunca.
-De acuerdo.
Tome tu mano y subimos.
Entramos a mi habitación.
Se dio cuenta de nuestra presencia y se acurruco aun mas de lo que estaba, en mi cama.
Desde ese día había decidido quedarse en mi habitación. Algo que no me importaba en lo mas mínimo. 
Me encantaba saber que estaba conmigo. Siempre estuvo a mi lado.
Siempre.
Me acerque a el, me senté a su lado.
Tome su mano.
-Gerard?-Susurro sin abrir sus ojos-
-Sh.-Respondí acariciando su mano-
-Estas acá? Por qué te habías ido? Por qué me dejaste?
-Nunca me fui Mickey, nunca me fui.
-Te extraño. 
-Yo también.
Silencio.
Te mire.
Sonreías, pero llorando. No soportabas la situación.
-Mickey, necesito que me escuches.-Susurre-
-Estoy haciéndolo.
Nunca abrió sus ojos.
-Quiero que sepas que te amo. De acuerdo? Siempre lo hice. 
Sonrió. Pude verlo.
-Yo también te amo Gerard. Sos mi hermano.
Sonreí.
Trate de contenerme, pero llore.
Suspire.
-Solo...-Solloce haciendo una pausa- Solo tenes que dejarme ir. 
-No puedo.
-Tenes que hacerlo Mickey, necesito que lo hagas. Por nosotros, por Frank.
-No quiero perderte.
-Nunca lo harás, siempre estoy y extrae a tu lado.
-Siempre estuviste.
-Exacto. Dejaras que me vaya?
Silencio.
Luego de unos minutos, pude ver como unas lagrimas corriendo por sus mejillas.
Maldición.
Las ganas que tenía de aferrarme de el.
Llore mas fuerte.
-Si, pero necesito una ultima cosa de ti.
-Qué?
-Escuchar tus cantos.
Te mire. Asentiste con la cabeza.
Sonreí.
Seque mis lagrimas.
Lentamente me recosté a su lado.
Trate de acariciar su cabello.
Pude hacerlo.
Lo mire.
Seguía sonriendo.
Hice un silencio, para luego acercarme a su oído y cantarle suavemente.




Llore mientras lo hice. Hubo momentos en los que me detuve. Eran demasiadas lagrimas.
Demasiadas.
Su rostro se iba relajando.
Una sonrisa sincera se apoderaba de el.
Seguí cantando hasta que me detuve finalmente.
-Te amo Mickey.-Susurre-
-Yo también Gerard. 
Solté su mano. Supe que estaría bien. Mi corazón me lo dijo .
Sobreviviría Mickey.
Me puse de pie y me acerque a ti.
Lloraste, pero sonreías.
-Estas listo Gerard?
-Si.-Te respondí-
-Antes de que nos vayamos. Quiero agradecerte.
-Por qué?-Te pregunte-
-Por haber muerto a mi lado. No puedo creer que atravesaste ese fierro cuando me abrazaste por ultima vez. Simplemente lo hiciste. Y morimos abrazados.
Sonreí enormemente.
-Te dije que me iría contigo. Cumplo con mi palabra. –Te conteste- Siempre-Agregue-
Voltee y mire de nuevo a mi hermano.
-Nos ha dejado ir en paz Gerard, el estará bien.
-Lo se, lo se. Me hubiese gustado despedirme de otra manera.
-El te ha escuchado. Lo sabes.
-Si...-Suspire-
Tomaste mi mano.
Ambos observamos a Mickey por ultima vez.
Nos abrazamos desvaneciéndonos en la habitación, dejando de ser almas en pena.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario