miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #7

Capítulo: #7

- ¿Qué haces? – Me sentí débil ante sus ojos - ¿Qué quieres de mí, Gerard?
- Nada… Solo quiero ayudarte, ya te pedí perdón, Frank… Lo siento – veía angustia en su mirada
- Gerard… Me siento débil estando cerca de ti – A su expresión de angustia, ahora se le sumo la duda
- No me preguntes por qué, pero yo también estando cerca tuyo – ahora el confundido era yo
- Pero yo no soy el que logra ver hasta lo más profundo de tu alma, tan solo con una mirada.
- ¿De dónde sacaste eso? Yo no logró ver lo más profundo de tu alma, aunque si me gustaría, para así ayudarte.
- Descubriste mi dolor.
- Eso tú me lo diste a conocer, Frank… Tus sentimientos y tu corazón logran hablar antes que tu boca. Eso es lo que logré ver yo.
- Me confundes - me sentía mal estando ahí. Me puse de pie y comencé a caminar, no me fijé si Gerard iba tras de mí.

Llegué a casa y subí a mi dormitorio, aun era temprano así que solo me recosté sobre mi cama. Me invadió de a poco una pena mezclada con algo de confusión. Comenzaron a caer las lágrimas por mi rostro, me volteé hacia el costado de la muralla, mientras intentaba hallar respuesta al por qué de mis lágrimas. Esta vez no era por mi padre… Bueno, en parte, pero normalmente no me siento tan raro y confuso cuando lloro por él. Esta vez, en cambio en mi mente solo permanecía Gerard. Me sentía tan extraño al recordar cada gesto, cada frase salida sus labios y cada mirada penetrante. El no poder saber por qué tenía esta confusión en mi cabeza, me hacía sentir tanta impotencia hasta el punto de librarlo a través de las lágrimas. Estaba descubriendo un sentimiento oculto en mi ser. 
Escuché la puerta de mi habitación. No me quise voltear, ya sabía quien era. Sentí sus pasos hasta mi cama y se recostó a mi lado. Me abrazó por detrás, posando su mejilla sobre la mía, su brazo sobre mi hombro. Tocó mis manos suavemente, hasta que comenzó a jugar con ellas. Yo mantenía mis ojos cerrados, disfrutando cada roce y caricia que me brindaba Gerard. Me sentía extraño. En un momento me pregunté por qué no me lo quitaba de encima de una vez, pero no fui lo suficientemente fuerte como para hacerlo, ya que me gustaba. Necesitaba tanto eso. Una muestra de cariño era lo que por tres años me hizo falta y esta vez me sentía acogido por el calor que expulsaba Gerard. 

- Podrás contar siempre conmigo, Frank – susurraba Gerard manteniendo su postura, mientras yo seguía con mis ojos cerrados. – Solo nos tenemos el uno al otro como apoyo. Quiero que sepas que no fingiré más estando contigo. Solo seré yo mismo y es exactamente lo mismo que quiero que hagas tú. Disculpa si te hice sentir mal estos días o quizás hoy mismo. No fue mi intención hacerte daño. Créeme… Es lo que menos quiero. Si necesitas ayuda o simplemente un hombro resistente en el cual llorar o un oído atento en cual confiar y así expresarte, siempre estaré para ti. – Cerrando con esta última frase todo lo que tenía que decir, abrí los ojos y lo miré (de reojo ya que él aun estaba sobre mi rostro) y en mis labios se dibujó una agradecida sonrisa que a él lo puso contento. Lo mismo que expresaban mis ojos. Gerard en verdad era muy comprensivo. Siempre supe que no podía ser un mal chico.
Apreté su mano y esbocé un bajo ”Gracias Gerard” él solo sonrió con un leve tono rojizo en sus mejillas. Yo volví a cerrar mis ojos. Me sentía tan feliz de encontrar el cariño que tanto me gustaba de mi padre nuevamente en alguien… En Gerard. ”No pudiste haber llegado en mejor momento” pensaba. Caí en un profundo sueño sintiendo el agradable aroma de Gerard, y su suave y pacífica respiración tras de mí.

{*Narra Gerard*}

Me sentía en las nubes. Mi grado de felicidad no podría estar más alto. Recordé a los perritos cuando muestran su felicidad moviendo la cola. Si yo tuviese una saldría volando de lo rápido que la movería. En mi rostro se dibujaba una amplia sonrisa, que no podía ocultar aunque quisiese. No se como me atreví a hacer lo que estaba haciendo en este momento, solo fue un impulso el querer abrazarlo como si se fuese a escapar. Se me partió el corazón cuando lo vi llorar, más aun cuando me dijo que se sentía débil estando conmigo ¿por qué? Si lo único que yo quería era poder ayudarlo. Pero con todo esto que sucedió ahora me sentí el hombre más feliz del mundo. Aun permanecía a su lado jugando con sus suaves y pálidas manos, recordando cuando con sus hermosos labios pronunció un “Gracias Gerard” y sus verdosos ojos se posaban en los míos. No me cansaba de recorrer cada detalle del rostro de Frank con mi vista. Sentir su suave piel, que llegaba a parecer porcelana. Él solo dormía placidamente con sus ojos algo hinchados, supuse que estaba llorando antes de que entrara yo. 
Los minutos pasaban lentamente, hasta que se oscureció .Yo no pude dormir ningún instante… No teniendo a Frank a mi lado. Mis ojos divagaron todo el tiempo apreciando su hipnotizante hermosura. Hasta que escuché como se abría el portón del patio. ”Llegaron” dije bajo para que Frank no escuchara. Suavemente me separé de él hasta lograr ponerme de pie, me asomé a la ventana fijando mi vista al patio. Pude ver como entraban Linda y mi padre a casa, así que tome una frazada y lentamente cubrí a Frank con esta. Lo observé por unos segundos, quería grabar ese hermoso momento para siempre en mi recuerdo. Acaricié su mejilla y me dispuse a bajar al living.

- Hola Gerard – dijo Linda cerrando la puerta.
- Hola – le dije a los dos sonriente, cuando ya me encontraba sentado en el comedor.
- ¿Cómo estuvo tu primer día de clases hijo? 
- Genial – aun permanecía sonriendo. Mi padre puse una cara curiosa
- ¿Genial? ¿Por qué? – Linda y yo lo miramos expresando duda.
- ¿Y por qué no podría estar genial, amor? Es una buena escuela.- dijo Linda, dando paso a que yo hablara.
- Claro papá. Estuvo bien… Conocí gente y los profesores explican muy bien. 
- ¿Frank te hizo algún embrujo o algo? – dijo riendo. ”Si me embrujo” pensaba yo.
- jajaja – simule una risa. – Si se que suena extraño papá, pero me sentí bien. Fue como un cambio de ambiente, me siento renovado – dije sonriendo y dirigiéndome a la cocina. - ¿Tomemos once? Tengo hambre.

- Claro – dijo Linda entrando a la cocina también – Amor prepara la mesa, por favor. Iré a avisarle a Frank.
- No. Yo voy, está dormido.
- Está bien. Gracias Gerard. – Le sonreí y subí las escaleras.

Entré al cuarto de Frank y me acerqué a él. Moví su pelo que se encontraba sobre sus ojos aun cerrados y esto provocó que se despertara. Pestañó un par de veces y comenzó a estirarse mientras me sonreía. 

- ¿Qué hora es? – dijo bostezando
- Hora de comer – dije sonriendo – vamos abajo.
- No veo nada. Está oscuro
- Es de noche tonto – prendí la luz
- Ahora si veo – dijo levantándose – pensé que eras mi mamá. Tienes la misma voz jajaja
- Que chistoso – dije irónico, sonriendo al igual que él – apúrate, vamos. 

Salimos de la habitación y bajamos al comedor. Mi papá y Linda ya estaban listos para comer.

- ¡uy!, ¿qué te paso Frank? – Linda lo miró sorprendida.
- ¿ah? Por qué – dijo soñoliento.
- No luces nada bien.
- Tengo sueño eso es todo. – Frank se sentó con la vista baja, no era difícil percatar que había estado llorando. Más con la hinchazón por estar durmiendo. ¡Vaya! En serio no se veía muy bien, pero yo ni cuenta me dí. Para mí aun se seguía viendo perfecto.
Comenzamos a comer, mientras mi papá nos hablaba de su día de trabajo y Linda lo miraba atenta. Entre ellos se reían y con Frank solo permanecíamos ahí, comiendo y aburridos. Se me escapaba la mirada hacia Frank a cada rato. Era inevitable, él se percataba algunas veces, pero solo me sonreía. Yo me ponía colorado, ya que sentía que en cualquier momento descubriría mis intenciones. ”¿Por qué será tan perfecto?” me repetía mil veces en mi cabeza, observándolo por última vez antes de levantarme, ya que había terminado mi comida. 

- Gracias, estaba rico – me puse de pie y subí a mi habitación. 

Cuando llegué, giré la manilla de mi puerta para entrar, pero sentí un brazo por detrás que me hizo girar y quedar frente a Frank. Me observó un instante y luego me abrazó fuertemente, me quedé totalmente estático. 

-Necesitaba hacer eso – dijo separándose de mí con una gran sonrisa en sus labios. Yéndose hacia su habitación. – Buenas noches – dijo estando ya casi dentro.
- Buenas noches – respondí haciéndole el gesto de despedida con las manos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario