miércoles, 26 de marzo de 2014

Is that... You make me feel so special; Capítulo: #24

Capítulo: #

{*Narra Frank*}

Me estaba arreglando para la boda, mientras pensaba en la carta que me había dado Gerard. Fue tan hermoso todo lo que escribió. La manera en que me planteó la huida, simplemente, me dejo sorprendido. Aun tenía esperanzas en volverlo a ver, pero no de esa manera. Estaba tan ansioso por cumplir ese sueño que ambos deseábamos enormemente. Este tiempo ha sido lo más terrible que he tenido que pasar. Ya no solo había perdido al amor de mi vida, sino que tenía que convivir con estas personas que nunca fueron de mi agrado y me humillaban constantemente. Bob me tenía que soportar en su casa todos los días, aunque el decía que no era problema. Fue un pilar valiosísimo para mí y se lo hice saber antes de decirle que me arrancaría. Me dio todo su apoyo, pero me hizo jurar que lo visitaría algún día… Fue muy importante todo lo que hizo por mí, mientras viví en esa casa, pero ahora estaba feliz porque el ser más hermoso me sacaría de toda esta miseria. Amo tanto a Gerard Way y creo que más que antes, ya que esta espera me tiene vuelto loco y lo único que he hecho este tiempo, es pensar en él y asegurarme aun más el cuanto lo amo. Estoy seguro de eso. 

- ¿Estás listo? – escuché a una de mis tías gritar desde abajo. Estaban todos vueltos locos con esta maldita boda. 
- Si. – Bajé y mi tía se acercó a mí.
- Pero Frank, arréglate. – Con una de sus mano intentó desarmar mi cresta y con la otra arreglarme la corbata.
- Pero si estoy bien, déjeme. – Saqué sus manos de mi atuendo y me dirigí al auto.
- Pesado.

Comenzamos el trayecto y yo sudaba hasta por los codos. ¿Mi corazón? Pensé que se me saldría de la boca. Mis ojos estaban llorosos, del solo pensar que lo vería. Me emocionaba demasiado el tenerlo en frente y poder… Tan solo mirarlo, apreciarlo y más que nada… sentirlo. Sentirlo cerca de mí. Era solo mío. Él lo dijo, lo demostró y eso ya me hacía el hombre más feliz del mundo. Quería abrazarlo y besarlo infinitas veces. Poder decirlo cuánto lo amo y escuchar su voz. Quiero sus ojos posados en los míos. ¡Por dios! Cuanto lo extraño. Lo necesito… Necesito su amor y sus caricias. Necesito sus brazos para sentirme protegido. Quería olvidar todo este tiempo que no pude estar con él. Todo el tiempo en que tuve que soportar a estas personas que jamás me tomaron en cuenta. Esta señora que jamás movió un dedo por mí. 

Llegamos y yo estaba inmóvil, mis sentidos eran nulos. No había reacción alguna en mí… Tragaba saliva exageradamente y mi tía me movía de manera brusca.

- Ya pues, Frank. Baja – Decía tirándome del brazo hacia abajo, hasta que lo logró.

Entré a la iglesia sumamente ido. Ni mis ojos respondían. Me senté y esperé. Rato después empezó la boda. A mi no me importaba en lo más mínimo. La verdad es que ni cuenta me di de que mi madre ya estaba con sus ojos llorosos de la emoción en el altar.
El cura hablaba y yo solo miraba mi reloj. La ceremonia se me hizo eterna. Mis ojos iban de un lugar a otro. Jugaba con mis manos, y mis pies iban de arriba abajo, como cuando alguien escucha música. De vez en cuando pasaba mis manos por mi cara o frente y veía el sudor de los nervios que tenía. Comencé jugar con mi pelo y YA NO DABA MÁS. Observé mi reloj. Ya lo había hecho más de mil veces, pero no me importó. Me daba rabia. Quería hacer explotar el maldito reloj, porque no indicaba la hora que yo quería, pero… Mi vista seguía fija en el reloj y me di cuenta que mi segundero… ¡MALDITO SEGUNDERO! Avanzaba y volvía. Avanzaba y volvía… ¡PUTO RELOJ ESTABA MALO! ¿Hace cuánto? Quién sabe. 

- ¿Me dice la hora, por favor? – susurré al señor que se encontraba a mi lado. Me observó algo molesto, por mi pregunta tan desubicada, pero me dio igual.
- 15: 30
- ¡¿Qué?! – Pegué un grito que hizo que todos se voltearan hacia mí. - ¡Por la mierda! – Salté por sobre la gente y los demás asientos, provocando la locura en la iglesia. Todos espantados, mientras yo era el centro de atención. Recordé las palabras de Gerard en la carta ”Si lo haces disimuladamente, nadie lo notará” Bueno… eso no se logró. 
Salí corriendo lo más rápido que pude, mientras que escuchaba como gritaban mi nombre y me seguían. Supe que había estropeado la boda y una sonrisa afloró en mis labios. 

Pude ver como un auto salía del recinto, obviamente era Gerard. Se estaba yendo y me sentí mal al pensar que quizás creyó que lo había dejado plantado.

- ¡Gerard! – grité con todas mis fuerzas, corriendo tras del auto. - ¡Gerard!
- ¡Frank! – se escuchaban las voces de la gente tras de mí, pero ni loco me volteaba.
- ¡Gerard! – grité una vez más cuando vi que el auto estaba acelerando. Como no vi reacción, Tomé mi zapato (aun corriendo) y lo lancé de una manera que jamás creí, podría. Cayó justo sobre el auto. En ese momento agradecí mi buena puntería. El auto se detuvo y vi como Gerard se volteaba dentro del auto, hasta lograr dar conmigo. Sus ojos y sus labios se abrieron de una maravillosa manera, que me dejaron ver ese hermoso color verde de su mirada y esa perfecta sonrisa, aun estando lejos. Pero de pronto su mirada se volvió asustada, al notar la gente que me seguía. Se abalanzó al asiento de copiloto a abrirme la puerta. Yo corría y corría. Me sentí como Forrest Gump (la película). Cuando al fin llegué me lancé dentro del auto, gritando ”¡Acelera! ¡acelera!” Gerard hizo andar el auto de la manera más rápido que jamás había visto. Yo intenté recuperar mi aire y luego de eso subí mi vista hacia Gee, quien manejaba aterrorizado, 

observando por el retrovisor como nos alejábamos de la gente. Sonreí ampliamente cuando me di cuenta que lo tenía al frente. Era él. Mi hermoso, perfecto y amado Gee. Me abalancé sobre sus brazos, cosa que provocó un movimiento brusco en el auto.

- ¡Gerard! – exclamé, con mis ojos cerrados, inhalando el aroma de él.
- ¡Mi pequeño! – Se escondió por unas calles y frenó el auto para también abrazarme. – Pensé que no vendrías. – dijo, mientras tomaba mi rostro y lo ponía frente al suyo.
- ¿Estás loco? Te amo más que a nadie. – Mi voz se quebró y las lágrimas se asomaron por mis ojos. – Te amo, te amo, ¡TE AMO GERARD WAY! – No aguantamos más y nos sumimos en un hermoso beso. El beso del reencuentro ¿Podría haber sido mejor? Ese beso fue la verdadera muestra de nuestro amor. Lo habíamos logrado. Nos escapamos y ahora nunca nadie, ni nada nos separaría. 
Sentí como sus labios se adueñaban de los míos. Fue el beso más apasionado que jamás le había dado. Su lengua se mezclaba con la mía y nuestros ojos se cerraban con fuerza. Solo éramos los dos. Intercambiando sabores y sensaciones. Mis manos estaban en su rostro, mientras una de las de él sujetaba mi cuello y la otra se encontraba en mi cabello. Sus dedos se enredaban en mi pelo y me hacían temblar. Mordió el piercing de mi labio, y se alejó lentamente. Abrí mis ojos y pude ver la perfección de su rostro. Sus ojos brillantes, con lágrimas. Sus labios rojos y húmedos, producto del beso.
Sus mejillas estaban algo coloradas y un mechón de pelo caía sobre su frente.

- Te amo, Frankie. Y ahora… prometo hacerte el hombre más feliz del mundo. – dijo a tan solo milímetros de mi rostro. Me encantaba sentir su aliento fresco, chocar con mi cara. Poder escuchar su hermosa voz… Cerré mis ojos y con mi mano acerqué su rostro al mío. Quedando nuestras mejillas pegadas. 
- Soy el hombre más feliz con tan solo escuchar tu voz… Háblame Gerard. Dime que me amas, dime lo que haremos, dime que me demostrarás tu amor cada día. Que me tocarás y besarás hasta estar exhausto. Dime que me protegerás y jamás me abandonarás… Solo quiero escuchar tu voz. – dije en su oído, mientras mis dedos jugaban con su pelo. 
- Te amo, hermoso. – decía, también en mi oído. – Viviremos lejos de todo esto. Seremos más que felices. Te admiraré día y noche, Te besaré hasta quedar sin labios, te acariciaré hasta cuando ya no existan mis manos. Te haré mío por siempre, Frankie. Te adoro y te protegeré toda la vida como tú te mereces. 

Un suspiro salió de lo más profundo de mí ser al oír todo esto. El escucharlo decir todo eso lleno de energía mi cuerpo y de vida mi corazón. Estaba realmente feliz y ansioso por nuestra nueva vida. Observé sus ojos nuevamente. Lo besé superficialmente, y sequé mis lágrimas. 

- Vamos – susurré, con una gran sonrisa, mordiendo mi labio. Él también sonrió y dio marcha al auto.
Durante todo el camino lo observé como un niño enamorado. 

Estaba atento a cada gesto que hacía. Me encantaba observarlo. Gerard de vez en cuando giraba a verme y sonreía al notar que yo lo miraba bobamente. 

- Antes de ir a nuestra “casa” – ambos reímos cuando dijo esto. – Quiero ir a otro lugar.
- ¿A dónde? – pregunté curioso.
- Es sorpresa. – Sonrió.

Tomó un camino que me pareció conocido, pero no lograba descubrir hacia dónde me llevaba. 

- Ven. – dijo saliendo del auto.

Bajé y comencé a mirar el hermoso paisaje. Gerard tomó mi mano y comenzamos a caminar.

- ¿No me digas que no te acuerdas?
- Lo siento, Gerard… He venido aquí, pero no recuerdo. – No me habló. Solo caminó tomado de mi mano. Hasta que llegó… Al lugar más hermoso que mi mente había memorizado… La playa.
- ¿Recuerdas ahora? – dijo volteando a verme, mientras yo admiraba fascinado el cielo y el mar.
- Claro… Creo que la vez que vinimos no le presté mucha atención al “paisaje” pero esta playa siempre quedó en mi mente. ¿Cómo olvidarla?
- Prometimos que volveríamos “solos” – sonrió – aquí estamos… Ven. – Lo seguí. 

Nos subimos a la gran pila de rocas que había en un costado. En ese lugar habíamos declarado nuestro amor… Fue tan emotivo recordarlo. 
Gerard se recostó con la vista hacia el cielo. Yo apoyé mi cuerpo sobre él. Con mi cabeza en su cuello.

- Te extrañé tanto.
- Yo también a ti. – Dijo relajado. Este ambiente hacía que nos sintiéramos en calma.
- Somos libres. – Dije feliz. 
- Si – rió. – Ahora seremos uno solo. 
- Si – rió. – Ahora seremos uno solo. Estamos unidos de porvida. – Acarició mi cabello. Yo levanté mi vista, hasta encontrarme con su afectiva mirada. 
- Mi padre hubiese estado tan feliz. – sonrió. – Estaría orgulloso de mí… Sentí, viví, luché y ahora… Estoy con el ser que mas amo en la vida.
- Tu padre me dejó a cargo tuyo. Ahora yo te protegeré y amaré por siempre… Te valoraré por como eres. Eres lo más preciando que tengo… Eres… mi todo.
- Tú también eres mi todo y te amo... ¿Cómo lograste esto, Gerard? Estoy locamente enamorado de ti.
- Lo mismo me pregunto yo. ¿Cómo pudiste hacerme sentir cosas tan fuertes que jamás alguien había hecho aflorar en mí?
- ¿Por qué eres así? – dije con una enorme sonrisa, él también sonrió.
- ¿Así cómo?
- No lo sé. Es que… Me haces sentir tan especial.
- Eres especial, Frank.

Me acerqué a su rostro y una vez más pude sentir esos delicioso labios que hacían volar y soñar una y mil veces.

FIN

4 comentarios:

  1. Amo este fic! Creo que nunca me cansaré de leerlo!Enhorabuena a la escritora me enamoré de la historia.

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  2. Es la historia mas hermosa y romantica que he leido en mi vida!!! Lo amé <3

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  3. Holy shit.. lo ame.. fue simplemente hermoso, me alegra que se hayan escapado y que Frank haya estropeado esa dichosa boda.

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  4. *--* Dios perdone a la autora esto es perfectooo!!

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