jueves, 15 de marzo de 2012

Extraño; Capítulo: #11


Capítulo: #11

Así fuera el fin del mundo...

Lentamente tomé el teléfono de Billie y lo contemplé por unos cuantos segundos… En mi interior había una vocecita que me decía: ‘¡Es Gerard, Frank, contéstale!’, pero por otra parte, otra muy dentro de mí me decía que lo mandara a la mierda… pero, ¿qué era lo correcto?

Mi mano tembló en el proceso en el que apretaba la tecla de ‘Send’, pegué el auricular a mi oreja y entonces pude escuchar su voz… su dulce voz que sonaba más apagada y triste que nunca…

“¿Billie?” Lo oí temeroso, como si no quisiera que alguien del otro lado le contestara. “Billie, sólo… sólo déjame hablar con él por un minuto…”

“¿Ge-Gerard?” Fue lo único coherente que pude decir en contestación. No sé porqué mierda estaba tan desesperado, ansioso y nervioso a la vez.

“¡Frank!” Exclamó en sorpresa. “Frank… ¿e-eres tú?”

“Soy yo,” Y aunque quería decirle… gritarle muchas cosas me contuve, hice un gran esfuerzo de mantenerme al margen y no demostrarle que por él estaba hacho un idiota, que había perdido la cabeza, que estaba muriendo… creía que el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, y para acabarla el calor de mi cuerpo se intensificó.

“¡Frank, Frank, por favor, no vayas a colgar, escúchame!” Suplicaba sin cesar.

“Te estoy escuchando, Gerard… y sólo tienes cinco minutos”

Del otro lado sólo escuché un suspiro de alivio y de repente los sollozos que salían de su boca… noté como trataba de controlarse pero no podía, estaba por hacerme caer de nuevo y me soltaría a llorar como lo había hecho horas antes, aún seguía hinchado de los ojos… Gerard dio un largo suspiro para después hablar atropellando las palabras.

“Frank… sólo quiero que sepas que… que todo lo que te dije no es verdad… Pero las cosas están mejor como están ahora, que estemos separados, por caminos separados y que no nos volvamos a ver, que todo lo que pasó… todo lo que vivimos e incluso nuestra noche sea olvidada de nuestras mentes y que finjamos que todo esto no pasó… Como si tú nunca me hubieras conocido y como si yo nunca te hubiera estado observando desde mi ventana… “ Dijo aún entrecortadamente pero soltó una risita cuando dijo aquello.

Yo aún permanecía en silencio.

“Frank, mi Frankie, yo aún te amo, te amo como ni tienes una idea, pero debemos estar lejos… es por tu bien…”

“¡¿Que finjamos que todo esto no pasó?!” Por fin hablé, interrumpiéndolo, yo ya estaba llorando por todo lo que me había dicho, pero me dolió más que si me hubiera dicho que no me amaba. “Gerard, yo no puedo pretender que todo eso no pasó… Yo no puedo fingir que no te conozco y que nunca te conocí… Y si en verdad me amaras no me dirías todo eso...”

“Pero es que tú no entiendes, Billie…”

“Eres un maldito cobarde, Gerard Way, como le puedes temer a alguien, ¿cómo puede ser que cualquier cosa que te digan sea más importante que el amor que sentimos uno por el otro?”

“No quiero que salgas lastimado…”

“¿Acaso crees que no lo estoy ahora? ¡Creí en ti!”

“Lo sé, lo siento mucho,” Me pidió perdón cuando sus lágrimas ya estaban abandonando sus ojos, lo noté por los sollozos más fuertes que soltaba, y no podía decir nada de mí, yo estaba igual o peor que él…

“¿Qué lo sientes? ¿Es todo lo que vas a decir?”

“No, no es todo… ¡Te amo, Frank Iero!” Casi gritó. “Y no sabes lo que daría por que las cosas fueran como yo quiero que sean… Que estemos tu y yo juntos, que estés a mi lado y que me digas que me amas y que eso no lo va a cambiar nada, que estuviéramos lejos de todo y que no importara nada más… Incluso que no importara que yo fuera el causante de la muerte de alguien,”

Me extrañe en ese momento… No dijo ‘Que fuera un asesino’ o algo por el estilo, si no que haya dicho ‘El causante’… Quería saber más sobre ese dichoso asunto sobre la muerte de la que parecía ser la hermana de Billie. Todavía había muchas cosas que no me quedaban claras. Pero en ese momento no me importaba porque estaba hablando con Gerard y me acababa de decir que aún me amaba…

Se produjo un gran silencio en la línea, en el cual aún podía escuchar sus sollozos y hasta me di cuenta que oía los míos propios… Los golpes de la puerta me sacaron de nuevo de mis pensamientos, la voz de Billie se oía muy lejana y sus amenazas que me mandaba para que abriera la puerta parecían ya no importarme… que de hecho nunca me importaron; y en lo único que podía pensar era en las palabras de Gerard.

“¡Yo también te amo idiota!” Le dije después de que estuviera esperando por largo tiempo mi respuesta.

Del otro lado pude escuchar la pequeña risita que soltó y después como succionaba por la nariz para limpiarla un poco.

“Pero, Gerardr, por favor, lo único que quiero es que me aclares que es lo que pasó, que es todo esto sobre Rosalie y…”

“¡Shh! Frank, en este momento eso no importa nada. Lo único que importa es que te amo… que en este momento me encantaría que estuviéramos juntos,”

“Yo también deseo eso…”

“Desearía que estuviéramos juntos y poder besar tus labios, poder tocar tu piel, poder olerte, sentirte cerca de mi cuerpo y hacerte mío…” No sé de quien fue el suspiró que escuché, si de él o mío, pero en ese momento ya estaba lejos de que quisiera de que se detuviera, el tan sólo hecho de escuchar su voz aterciopelada y que me dijera que me deseaba fueron los detonantes de todos esos sentimientos de placer que comencé a experimentar, era como la primera vez que estuve con él.

“¿Y qué más?” Pregunté y cerré mis ojos inconscientemente.

“Me encantaría mirar de nuevo esos hermosos ojos que tienes y que me provocan hacerte cosas sucias, recorrer tu suave piel con mis manos, poder besar aquellos rincones de tu cuerpo que me provocan, morderte hasta que suspiraras, tocarte hasta que gimieras mi nombre, poder entrar en ti nuevamente y que me pidieras más a gritos, que me dijeras que eso te encanta y que no me detuviera, me encantaría escuchar tu voz gemir cerca de mi oído y que me repitieras una y otra vez que me amas…”

Esta vez estuve consiente de que el suspiro de placer que escuché fue mío, mi mano izquierda estaba sujetando el teléfono cerca de mi oído y para cuando me di cuenta mi mano derecha ya estaba en mi parte baja bajo mis pantalones y mi bóxer. Solté otro gemidito y al instante escuché uno por parte de Gerard.

“… y podría hacerte todo lo que tú me pidieras… ¿No te gustaría?”

“Uhmhu,” Fue lo único que pude decir. Suspiré una vez más mientras mi mano comenzaba a tomar velocidad. “A mí me encantaría todo eso… también me encantaría que estuviéramos juntos, poderte sentir cerca de… cerca de mí, que repitieras mi nombre en tus gemidos, quisiera sentirte dentro de mí, que me dijeras cuanto adoras hacerme tuyo…”

“Quisiera estar contigo,”

“Yo también,”

“Frankie, te deseo…”

Para ese entonces no creí resistir más y pensé que todo culminaría de una forma muy placentera. Mis ojos aún estaban cerrados y mi mente sucia me llevó a imaginarme todas esas cosas que podría hacer con ese hombre al cual amaba y al único que le había entregado mi cuerpo y al único al que se lo entregaría… porque lo amaba. Cuando pude razonar de nuevo le dije:

“Estemos juntos, Gerard, quiero estar contigo ahora mismo,”

La respuesta que yo esperaba no fue esa, un largo silencio se apodero de todo ese ambiente que se había construido entre los dos. Por un momento temí y volví a escuchar los gritos de Billie para que abriera la puerta.

“¿Gerard?” Llamé asustado.

“Frank, te lo había dicho… no podemos estar juntos…”

“¿Qué quieres decir? No hablaras en serio, ¿verdad?”

“Hablo totalmente enserio. Frank, ya estoy fuera de New Jersey… me voy,”

Y tal como si hubiera estado en un castillo de cristal, todo tan hermoso y perfecto… que al poco rato se rompe y cae sobre mí cubriéndome con ese miedo que me daba pavor volver a sentir… no estaba preparado para ese duro golpe… ¿De nuevo pasaría lo mismo? ¿Acaso era otro de sus engaños para volver a caer en sus redes de seducción?

“Frank, lo siento, pero en verdad, no puedo estar cerca de ti, no quiero destruirte, no quiero que termines mal por mi culpa…”

“Cállate,” Dije en un susurro. Sólo deseaba eso, que se callara. Mi mano aún estaba en mi entrepierna y eso comenzó a doler… la culminación no llegó para mí y en lugar de eso había llegado otra desalación más… Comencé a mover nuevamente mi mano y cerré fuertemente mis ojos, al grado de que me dolieron y sólo veía lucecitas… y claro, el rostro de Gerard lleno de burla. Después de unos cuantos movimientos más y el placer llegó a mí… pero ese no era el placer después de un orgasmo, si no el que te llega sólo porque debe hacerlo sin ninguna razón y sólo porque debes terminar…

¿Desencantado?

Oh, sí, y mucho.

“¿Frank?” La voz de Gerard de nuevo me sacó de mis pensamientos.

“Eso estuvo genial,” Dije con algo de sarcasmo. “Cuando quieras volver a sentir placer o tener sexo con un mocoso, sólo búscame, ya sabes cómo localizarme…”

“¿Frank, qué demonios estás…?”

“Enserio, no sé como mierda haces para que vuelva a caer siempre como perro,”

“Frank, escúchame por favor,”

“No, tú escúchame… Ahora te sentirás mucho más orgulloso de ser el culpable de otra muerte,”

No le di tiempo de responder, colgué el teléfono y me paré del lugar en el que estaba de un solo salto… Abrí la ventana del cuarto y salí por ahí… Aún con los gritos de Billie a mis espaldas pidiéndome que abriera la puerta, estaba seguro que el no se había dado cuenta de todo lo que había pasado en su cama y su teléfono… tal vez se daría cuenta cuando logara entrar al cuarto y ver la llamada en su celular y la mancha que había dejado en sus cobijas.

La calle estaba bastante fría, y mi cuerpo bastante caliente, aún tenía fiebre, de eso estaba seguro. Corrí con todas mis fuerzas, no sé a dónde me dirigía, sólo corría. Por instinto llegué a casa y me di cuenta de que mamá no estaba, pero no me sorprendió, tampoco me sorprendió cuando me di cuenta de que todas sus cosas no estaban… Todo este tiempo lo único que había querido era deshacerse de mí. Fue cuando llegué a mi habitación que me di cuenta de que estaba llorando, cosa que había evitado todo este tiempo… pero sólo me di cuenta de que sólo era un pequeño llorón sufriendo por un idiota…

Salí de nuevo de casa, tenía una meta en mi mente y esa era de saciar el pequeño deseo que había surgido dentro de mí. Yo era una persona que buscaba deshacerse de sus problemas de la forma fácil, prefería huir de ellos en vez de enfrentarlos. Llegué hasta el tenebroso parque que estaba en mi camino y recordé que tenía que cruzarlo para llegar a mi destino. El aire frió pegaba en mis mejillas y se sentía con más intensidad a causa de la lágrimas.

“¿¿Frank?!” Oí la voz llamarme, la reconocí al instante pero en mis planes no estaba detenerme. “¡Frank!” La voz de Mikey volvió a resonar en mis oídos y luego la voz de Bob se unió a la de él. Habían estado ahí en una banca del parque haciendo quién sabe que cosas… Cualquier cosa ya no me importaba, Yo sólo corría. Los dejé atrás.

En mi rostro apareció una sonrisa de satisfacción al ver que había llegado a mi destino después de correr por otros quince minutos. Me detuve a la orilla del gran lago; desde ese punto se veía muy hermoso y lucía bastante agradable para una persona que iba a morir en instantes… Morir.

¿Morir?

Entonces me di cuenta de algo: no quería hacerlo.

Pero ya era bastante tarde para arrepentirse.

Sin pensarlo dos veces y antes de que mi cobardía me venciera de nuevo… retrocedí dos pasos e inhalé lo más que pude de aire… quería ver hasta cuando podía resistir antes de ahogarme por completo. Por un momento estuve suspendido en el aire para lo que mí fue una eternidad y por un minuto creí ver pasar toda mi vida delante de mis ojos… El choque del agua fría en mi cuerpo me advirtió que ya había llegado mi hora. Todo ese tiempo mi mente se mantuvo en blanco… Cuando mi cuerpo se tensó y comenzó a pedir oxígeno fue cuando las imágenes golpearon mi mente y sólo pensaba en una persona a la cual quería a mi lado en ese momento…

Mi vista comenzó a borrarse completamente, mi cuerpo temblaba y mis pulmones pedían a gritos aire… Después de eso no recuerdo nada ya que todo a mi alrededor se tornó negro… Me percaté de que ya estaba muerto… y lo mejor de todo es que había llegado al paraíso, porque vi un ángel… Mi vida había acabado bien después de todo...


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