jueves, 15 de marzo de 2012

Extraño; Capítulo: #9

Capítulo: #9

…Pero a veces me pregunto si valdrá la pena…


Me desperté con la sensación de un calor ajeno en mi cuerpo, traté de moverme pero unos brazos me rodeaban la cintura y una respiración cálida y húmeda se sentía en mi cuello. Lentamente abrí mis ojos y me moví al sentirme acorralado, no sé porque en ese momento me entró un pánico que no pude controlar, me moví mucho más hasta que me pude zafar de los brazos y fue cuando él se despertó un poco sobresaltado, me miró aún adormilado y con un poco de confusión.


“¿Qué? ¿Qué pasa?” Me preguntó mirándome fijamente.
“No lo sé, me sentí muy, asfixiado…” Le conteste frotando mi frente para limpiar un poco el sudor.
“¿Estás bien, Frankie?” Me preguntó preocupado, yo lo miré unos segundos y después asentí.
“Sí, sí, estoy bien,” Le dije sonriendo. El temor que había tenido la noche anterior desapareció como por arte de magia, creo que fue desde el momento en que me descubrí en los brazos de Gee… más al ver su hermosa sonrisa que me regalaba; simplemente era lo mejor… En ese momento me decidí a no pensar en “su problema”.


Él me sonrió aún más cuando me acerqué a él y lo besé fugazmente en los labios… Nos quedamos viendo, nuestras miradas se mezclaron, como tratando de descubrir las diferentes tonalidades en los ojos del otro… Aún sonreíamos… En mi mente me trataba de hacer a la idea de que todo era perfecto, y que así iba a ser…


Yo lo abracé y él me rodeó con sus brazos, soltó una risita juguetona.


“Hora, ¿Tú qué te traes?” Me preguntó divertido al ver la evidente efusión que estaba teniendo yo hacia él.
“Nada,” Respondí aspirando su aroma. “Es sólo que tengo el deseo de abrazarte,” Sonreí.


Gee me atrajo más hacia él y acarició suavemente mi espalda. Yo me dejaba hacer, porque simplemente me gustaba eso… y en verdad lo necesitaba. Creo que tantos sentimientos que yo mismo me creé la noche anterior me tenían aturdido…


“¿Frankie?” Me llamó suavemente, pero no se despegó de mí ni un segundo, su barbilla la tenía recargada ligeramente en mi cabeza.
“¿Mhm?”
“Frankie lo de…”
“No Gee, no me arruines esto ahora… ahora que siento que todo va bien…”
“Pero...”
“Yo te he dicho que te creo, y así es,” Le dije separándome de él. “Confía en mí, ¿si?” Sonreí como último.
Él me miró un poco dudoso, pero después asintió un poco serio.
“¡Genial!” Le dije con un beso en su mejilla, y Gee se rió mientras colocaba su mano en donde había besado.
“¿Y eso por qué fue?” Me preguntó asombrado y divertido a la vez.
“No sé… simplemente sentí el deseo de hacerlo,” Respondí sonriente. “Será también porque te quiero… demasiado,”
“¡Aww, Frankie!” Exclamó mientras me abrazaba de nuevo y depositaba un cato beso en mi nariz. “¿Sabías que estas son las cosas que me encantan de ti?”
Yo me reí y hundí mi rostro en mi pecho… inhalé de nuevo su olor, mezcla exótica de tabaco, cafeína y frutas.
“Lo sé,” Reí. “Ya me voy… tengo que ir a la escuela,”
“¡No, no te dejaré ir!” Vociferó mientras me apretaba más, eso me dolió un poco, pero me encantó, me sentí de su propiedad, y para mí era suficiente… y estaba con él… eso también era importante.
“¡En verdad, tengo que ir, creo que ya falté mucho!”
Me soltó.
“¡Es verdad!” Dijo algo pensativo. Yo me reí por su expresión de confusión que había puesto. “Bien, te dejaré ir, pero… ¡prométeme que vas a regresar!” Me suplicó como niño chiquito.
Me reí y lo besé en la comisura de los labios. “¡Lo prometo, lo prometo!”
“Bien, lo prometiste… no se rompe una promesa,”
“Bien, bien, yo cumplo, pero… Tú, tú también debes hacerme una promesa,” Dije con una sonrisa norme y él me miró confundido pero asintió. “Promete que… me querrás siempre… sin importar lo que pase,”


Gee me vio serio, me asustó por un momento porque por varios segundos no me dijo nada, sólo se me quedó mirando, hasta que sonrió lo más ampliamente posible y asintió efusivamente.


“¡Sí, sí, sí, te lo prometo!”
“Las promesas no se rompen ¿eh?” Le dije en broma y él se negó con la cabeza mientras reía. “Bien, ahora me voy, se supone que debo entrar a clases,”
Me acerqué para besarlo en los labios, pero él tomó mi rostro con sus manos frías pero suaves al fin, me besó, lenta y pasionalmente, acarició mis mejillas con sus pulgares y nos separamos.
“¡Ya vete, para que vengas temprano!”
Yo sólo le sonreí y asentí con la cabeza… Salí corriendo de su departamento hasta la escuela, aún con la ropa y el horario del día anterior.


Llegué a la escuela, por fortuna, ese día no me tocaba ninguna clase con Ray, Bob o Mikey… Y por cierto que no me pude concentrar en las clases, todo era como confuso y perturbador… Mi cabeza daba vueltas, por un lado me sentía maravillosamente bien, pensaba que todo era perfecto, que nada podía salir mal, no ahora que lo tenía a él… ¡lo tenía a él!, ¡simplemente estaba en un mundo perfecto!; pero… por otro lado, sentía que un sentimiento desgarrador carcomía mi alma… Haberme enterado de ‘cierto pasado’ de Gee, que bueno, me hizo pensar mucho… Yo siempre lo acusé como el asesino de aquella chica, pero ahora… Ahora estoy demasiado confundido… y no sé porqué mi corazón corre tan rápidamente… Es como si me dijeran “Tendrás que comer carne, escoge una ¿pollo o cerdo?” (Y cabe mencionar que soy vegetariano). ¡Todo es tan caótico ahora!


¡Por suerte las clases habían acabado ya!
Estaba en mi casillero guardando algunas cosas.
“¡Frank!” Me viré al escuchar la voz que conocía muy bien, medio traté de sonreír al momento que veía a Ray acercarse a mí.
“¡Qué onda, Ray!” Dije como saludo.
“¡Qué onda, tú!” Exclamó un poco alterado. “Ayer nos asustaste mucho… y… bueno saliste muy despavoridamente gay-“
“¡Ray!”Dije como reproche.
“¿Qué? Es la verdad. Ah, por cierto, ayer Billie te estuvo buscando muy desesperadamente,”
“Bueno, no me importa… además-”
“Va a venir hoy,” Me interrumpió.
Mis ojos se abrieron lo más grande que podían.
“¿Si? ¡¿A qué hora?!”
“No lo sé, supongo que más al rato,” Me contestó pensativo. Por un par de segundos me miró fijo y después frunció su entrecejo. “¿Qué te pasa?”
“Nada,” Contesté sin expresión alguna.
“Yo te conozco demasiado bien y sé que algo te molesta o te incomoda,”
Suspiré hondamente, estaba cruzado de brazos, con miz hombros caídos y mi mirada perdida.
“Ray, ¿Qué… qué harías si supieras que un amigo tuyo… hubiera hecho algo malo pero él te dice que es inocente?”
“¡¿Hiciste algo malo?!” Me preguntó sorprendido al instante.
“¡No Ray! ‘Pero me siento como si lo hubiera hecho’ Claro que no!”
“¿Entonces?”
“¡Ah! Sólo respóndeme”
“Okay, si él me dijera que en verdad no hizo nada, supongo que confiaría en él, bueno, es mi amigo, y no creería nada de lo que dicen de él hasta que estuviera muy seguro de que en verdad hizo algo malo…” Me respondió casi todo de corrido y en modo pensante.
Yo sólo solté un “Oh,” como asimilando lo que me había dicho.
“Si, bro, eso,”
“Y… ¿tú le seguirías hablando y tratándolo como tu amigo? O sea ¿cambiarían las cosas con él?”
“No sé a donde va esta conversación, pero… bueno, sí, le seguiría hablando, tratándolo, todo sería normal si yo creyera que es inocente, hasta que me demuestren lo contrario,”
“Ehm, bueno,” Dije como para cambiar la conversación. “¿Dónde están Mikey y Bob?”
“No lo sé, están muy sospechosos últimamente. Para mí que andan o algo.”
Yo sólo me reí y moví la cabeza negativamente.
“Me voy… Y te aviso que hoy no vamos a ir a las canchas, tengo unos asuntos pendientes y Mikey no iba a poder ir,”
“Oh, bueno,”
“Sí, ya, eso, me largo.” Me sonrió y revolvió mi cabello. “¡Ya chaparro! ¡Pórtate bien y deja de meterte en problemas!”
“¡Jaja! ¡Okay!” La sonrisa falsa que le di se desvaneció en el momento en que lo perdí de vista.


Acomodé mis cosas en la mochila y me dirigí hacía afuera. Creo que iba demasiado distraído que no vi que Billie estaba ahí esperándome, para cuando lo noté y quise esconderme, ya había sido demasiado tarde.


“¿Qué? ¿Tratas de huir de mí?” Me dijo con un tono de voz medio raro.
Yo lo miré sin ningún tipo de expresión o sentimiento y negué con la cabeza rogando porque no se diera cuenta que estaba nervioso.
“Frankie, te he estado buscando… ¡por mucho tiempo!,” Me dijo con voz casi desesperada, que la verdad se oyó medio marica. “¿Tus amigos no te han dicho?”
“Sí,” Contesté seco. “Pero, verás, no tengo intenciones de verte, seguir hablándote o tener algún contacto contigo, ni siquiera visual,”
“¡Uh! ¿Tan pronto se te olvido lo que tuvimos? Si hasta hace un par de días aún me besabas,” Me dijo con cinismo.
“Eso porque me tomaste desprevenido,”
Billie nada más se rió y alzó una ceja mirándome con aires de grandeza.
“¿Y se puede saber que has estado haciendo que te desapareces tanto?,”
“¡Cosas que no te importan!” Le dije casi gritando.
“Bien, bien, no me digas… pero, quiero que sepas que yo sé todo… ¡todo! Y sólo quiero advertirte que-“
En ese momento se calló y me miró serio, yo esperaba para que continuara pero no lo hizo, así que tuve que presionar.
“¿De qué carajo hablas?”
“¡Jajaja, no lo sé! No me hagas caso, estoy algo loco,”


Empezó a reír como desquiciado y yo lo miré con miedo.


“Billie… no es por nada, ¡pero me tengo que ir! Y te pediré de favor que ya no me vuelvas a seguir, o buscar o alguna de esas cosas psicópatas que haces,”


Me miró con un poco de enojo pero asintió al instante.


“Bien, bien,” Se dio la vuelta, no sin antes mirarme de una manera que me dio pavor, acompañado de una sonrisa macabra, y se fue. Lo cual me sorprendió porque para esas alturas ya estaría tratando de besarme o algo peor…


Pero en ese momento no me importó… nada importaba ya… lo mandé todo al carajo ¡Iría con Gee! Y eso era lo que importaba.


Salí corriendo hacia su departamento. Y entonces mi corazón empezó a hacer ‘Bum-bum’ más fuerte y emocionado… en mi rostro aparecía una sonrisa enorme y ya me sentía en las nubes… o en el infierno, lo que fuera el caso.


Llegué a su departamento y la puerta estaba semiabierta, así que entré sin preguntar, sabía que ya no se iba a molestar ni me iba a golpear en la cabeza como antes… Bizarro, pero verdad… Dejé mi mochila a un lado de la puerta encendí la luz y lo fui a buscar… En la sala no estaba, así que fui a buscarlo en su recamara, en el baño, en la cocinita, pero nada…


¿Por qué será que me desesperé y sentí terriblemente abandonado cuando no lo encontré?
“¡¿Gee?!” Mi grito salió casi desesperado. “¡Gee, vamos, esto no es gracioso! ¡¿Dónde estás?!” Después de eso, lo único que escuché fue el gran silencio del lugar. “¡¡Gerard!!”


Se me heló la sangre cuando unos brazos me tomaron por la cintura y me estrujaban. “Ya, pequeño. ¿Me buscabas?” Escuché el susurro en mi oído.


“¡Oh, Gerard! Pensé que-“
“Pensaste que ¿qué?”
“¡No olvídalo, olvídalo!” Dije mientras me volteaba y atrapaba su rostro entre mis manos para besarlo.


Después de eso, lo escuché reír. “sólo quería ver cuanto resistías sin mí,”


Me separé de él y mi ceño se frunció casi al instante, mis brazos se cruzaron sobre mi pecho. 


“¡Tonto!”
“¡Aww! ¡Te ves tan lindo enojadito!” Me comentó con una sonrisa estúpida en su cara y después me volvió a abrazar, me miró serio. “Frankie, lo siento si-“
Fue mi turno de reír. “¡Aww! ¡Y tú te ves tan lindo preocupado!”
Gee me sonrió y nos volvimos a besar.


Esa tarde me quedé en su departamento hasta que anocheció. Nos la pasamos genial, me ayudo a hacer la tarea, platicamos de mil y una cosas, bobas, pero al fin y al cabo eran cosas; reímos, jugamos, comimos pastelillos de chocolate, ¡que él hizo!... y después se puso a dibujar… Yo sólo lo veía ahí sentado, frente a mí, muy concentrado con su grafito y su hoja de papel, de vez en cuando me echaba una mirada y seguía en su mundo, contrazos finos y luego gruesos, unos más marcados que otros, óvalos, líneas, más miradas y sus ojos sobre mí… se veía tan hermoso así, con ese gesto de dios que poseía cuando parecía que no le importaba el mundo… Unas cuantas veces me paré a ver un poco de lo que hacía, pero nunca me dejó… Hasta que en sus labios apareció una grande y hermosa sonrisa, me miró a los ojos y alzó la hoja en lo alto.


“A que es hermoso ¿verdad?,” Me dijo con sus ojos verdes fijos en los míos y su grata sonrisa de satisfacción. “Y no hablo del dibujo,”


En mi cara apareció al momento un gesto de asombro y a la vez de felicidad, me paré de mi lugar y me acerqué a él.


“¡Wow! Es-“
“¡Sí, hermoso!” Me interrumpió.
“Es… es… ¡Frank!... es decir, ¡mí!... bueno, ¡yo!”
Gee soltó una risita leve y miró de nuevo su dibujo a mano. “Entonces es hermoso,” Reafirmó. Tomó una pluma y dejó estampada su firma con una pequeña leyenda que decía: ‘Los ángeles existen… xoxo g.’.
“Yo… yo te haré uno,” Dije con un sonrojo. “¡Cuándo dibuje tan bien como tú!” Él sólo me sonrió.


Cuando llegué a casa lo primero que hice fue pegarlo en mi pared… ¡Estaba tan feliz!, que olvidé el hecho de que mamá estaba en la sala con otro tipo diferente.
Lo único que ahora podía rondar mi mente era Gerard… Gee, él y todo lo relacionado con él… y lo demás ya no importaba… En verdad, ¡era feliz!


Toda esa semana completa mi rutina había cambiado, todo era: Pararme temprano, ir a la escuela, inventar alguna excusa para no ir a entrenar e ir corriendo al departamento de Gee, en donde veíamos películas clásicas o mudas, leíamos algunos libros, me enseñaba un poco más de cosas básicas de cómo mejorar, comíamos helado hasta reventar, o simplemente nos quedábamos dormisodos en el sillón… Lo que lo hizo mejor es que Billie no volvió a buscarme, y no había rastro de él por ningún lado, era muy raro... ¡pero bueno! Todo era perfecto ¿Podía pedir más?


Lo recuerdo perfectamente, ese día maravilloso… Por fin había sido el primer partido de fútbol ‘importante’ que teníamos… Perdimos… por mi culpa… Ray, Bob, Mikey y los demás del equipo me miraban mal y tenía el vago presentimiento de que querían golpearme o algo así… pero no me importó, porque estaba feliz… Iría a su casa todo el fin de semana… estaría con él, sólo con él… los dos solos…


“¡Jajaja, ya Frank, tranquilo!” Me decía una y otra vez Gee con diversión cuando llegué a su casa y le canté. “¡No fue tu culpa!”
“¡Claro que sí!” Dije cómo por novena vez. “Además… ahora que lo pienso, ¡tú también tuviste la culpa!”
“¡¿Yo?!” Me preguntó asombrado mientras se apuntaba con su propio dedo.
“¡Sí!” Dije. “¡Tú… estuviste en mi mente todo el tiempo y no me pude concentrar nada!”
Gee me miró un instante con una sonrisita seductora y después se echó a reír “De nada por eso,” Tomó su pincel y volvió a su cuadro. Él estaba sentado en el suelo, con el lienzo recargado en la pared y a su lado estaba una mesita alta donde estaban todas las pinturas.


“¡Ja-ja! ¡Qué gracioso!” Respondí con sarcasmo. Dejé el plato de sándwiches, con jamón de soya, por cierto, en la mesa y me senté junto a él en el suelo. “¡Wow! ¡Te está quedando genial!”
No me dijo nada, sólo sonrió y siguió con lo suyo, yo lo miraba atento… Y ¡dios!, de nuevo tenía ese gesto pensativo que lo hacia ver ¡tan jodidamente sexy!... Minutos más tardes paró de pintar y sonrió.


“¿Sabes?, ¡necesito uno de tus sándwiches para poder seguir!” Me miró, besó mis labios fugazmente y yo obedecí al momento. ¡Era magia lo que hacia conmigo! Le dí uno de los sándwiches y bostecé.


“Creo que me daré un baño,” Dije mientras me estiraba. “Si no lo hago no podré dormir bien,”
Gee me miró y asintió con la boca llena ¡se veía tan tierno!


Me fui directo al baño, todo era de azulejo negro. Abrí la llave del agua caliente y esperé a que se templara. Me despojé de mi uniforme de fútbol y me metí a la regadera, soltando un pequeño suspiro cuando sentí el agua tibia recorrer mi piel, desde mi cabeza hasta lo pies. Un tiempo después escuché de fondo alguna canción que no reconocía y Gerard cantaba lo más alto que podía “I could stay awake just to hear you breathing... watch your smile while you are sleeping…”… yo sólo reí al imaginármelo a él en un escenario… porque ¡wow! Su voz era magnífica, hermosa… nunca la había escuchado y simplemente me dejó sorprendido la capacidad y la facilidad con la que cantaba.


Mi entrecejo se arrugó al no oírlo más, y me imaginé que estaría haciendo alguna otra cosa… Cerré mis ojos de nuevo, estaba tan cansado, y eso era relajante… Mis ojos se abrieron inmediatamente y lo más que pudieron cuando unos brazos rodearon mi cintura desnuda, fue cuando me di cuenta de qué él estaba ahí… Gee, en la regadera conmigo.


“¡Gerard!” Exclamé sorprendido.


Él ya no dijo nada, sólo me miraba con deseo, yo estaba sorprendido y avergonzado… Tomó el champú, puso un poco en su mano y empezó a esparcirlo por mi cabello, comenzando a masajear y eso se sentía tan agradable que me dejé llevar por lo bien que me estaba sintiendo. Sus hermosos ojos verdes estaban sobre los míos, por alguna extraña razón desconocida no podía apartar mi mirada de él… Tenía su boca entre abierta, su cabello húmedo y revuelto y seguía masajeado mi cabeza… Así estuvo un tiempo hasta que empezó a salir mucha espuma… su mano derecha trazó un caminito, pasó por mi nuca y la bajó por mi espaldan hasta que llegó a mi cintura y me rodeó con él, me atrajo más hacia su cuerpo y acercó su boca a mi oído.


“Fr-Frankie… te necesito,” Dijo con voz ronca mientras comenzaba a besarme; podía sentir su cuerpo desnudo al contacto con el mío, mientras en ese instante una sensación de miedo me recorría, pero, sinceramente mi mente se estaba bloqueando y en lo único que podía pensar era en que quería estar con él…, de esa forma…


Nuestro apasionado beso seguía, y el agua tibia viajaba por nuestros cuerpos desnudos, era excitante pensar hasta donde iba a llegar yo, si seguiría o simplemente me acobardaría como la última vez, pero lo que lo diferenciaba era que en esta ocasión ya estábamos desnudos y más unidos que antes. Suspiré en el beso cuando sentí que sus manos tomaban mi trasero y lo estrujaban un poco, mis manos viajaron a su cabeza y enredé mis dedos en su cabello… Ahora podía sentir un bulto junto a mi vientre formarse y endurecerse más cada vez…


Cerré mis ojos con más fuerza y sólo me dejé llevar, fue el propósito que yo mismo me había puesto mentalmente ya. Se separó de mí y me miró como si estuviera pidiéndome permiso para algo, con sus ojos verdes brillantes que dejaban ver el deseo y pasión que en ese momento estábamos sintiendo.


“F-Frankie,” Jadeó mi nombre, yo sólo asentí con mi cabeza como si respondiera algo que no había preguntado pero que sabía que estaba pensando.


Alzó una de mis piernas a la altura de su cadera mientras me recargaba en la fría pared y besaba mi cuello… yo me dejaba hacer por sus maestras manos y su experiencia, ¡estaba nervioso!


Me perdí en el placer en ese momento… entró en mí lentamente, no sin antes haberme preparado pacientemente… Sólo podía gemir de placer y dolor, pero sabía que ese dolor iba a valer la pena… Comenzó lentamente, moviendo sus caderas contra las mías, pero después de un tiempo, incrementó sus embestidas, eran un tanto desesperadas y necesitadas… Su respiración la podía sentir en mi oído junto con el agua cayendo… No pude reprimir más mis gemidos y los dejé libres de mi boca… En ese momento una increíble sensación se apoderó de mi cuerpo, eran como miles de descargas de adrenalina juntas por mi piel que viajaban desde mi cuero cabelludo pasando por mi espina dorsal… después de eso ya no supe de nada más salvo sobre los gemidos de Gee en mi oído que repetía una y otra vez mi nombre acompañado de algunas maldiciones…


Desperté por la sensación de frío recorrer mi cuerpo… faltaba un calor ajeno al lado mío, como lo había estado en la noche anterior. Me levanté de su cama un poco desorientado y… adolorido, debo decir, porque es la verdad; miré el reloj, eran las cinco de la mañana… Caminé hasta la sala, casi no había luz y a lo lejos sólo podía ver la lumbre del cigarro de Gerard, estaba en la ventana, podía ver su silueta negra dibujada…


“¿Gerard?” Llamé despacio acercándome a él, pero no me contestó.
Me acerqué a él, aún no me veía, o aparentaba que no verme; lo veía pensativo, como si no estuviera ahí… dio otra calada a su cigarro mientras yo lo volvía a llamar, pero simplemente me ignoró.
¿Y si se había arrepentido de lo que había pasado el día anterior?
“¡Frankie!” Dijo por fin volteando a verme y se acercó para abrazarme. “¿Qué haces despierto?”
“No te encontré en la cama… y te estuve llamando y no me contestabas,” Dije un poco sensible hundiendo mi cara en su pecho.
“Lo siento, no te escuché, es sólo que… pensaba en algunas cosas,”
“¿Qué cosas?” Quise saber.
“En… en ti y en mí y la noche que pasamos,” Me dijo soltando una risita y besó mi cabello.
“Y,” Comencé algo nervioso y avergonzado. “¿Cómo… ya sabes… cómo estuve?” Y creo que en ese momento me sonrojé a más no poder.


Se separó un poco de mí y me miró. “Sólo una palabra: ¡genial!”
Me sonrojé más, me sentía raro. “¿Gee? Creo que ya te había dicho que te quiero, pero… pero nunca te había dicho que… que te amo.”
Me sonrió y besó fugazmente mis labios. Nos recostamos en el sillón, yo en su pecho y él acariciaba mi espalda con una mano; esperamos despiertos el alba el cual miramos por la ventana.


Ese día también la pasé genial. Me cocinó un poco de su famoso pastel de carne, la carne fue de soya a petición mía, por supuesto. Lo ayudé a recoger un poco de su tiradero de libretas, pinturas y lienzos que tenía en su sala mientras el terminaba un cuadro, siguió dándome algunas lecciones que habíamos abandonado… En la tarde nos comimos el resto del pastel y helado de chocolate de postre, el cual aprovechamos para jugar un rato, no, no hubo sexo, pero la pasé genial… imagínense lo que quieran, no me importa… Llegó la noche y vimos películas hasta quedar dormidos en el sillón…


El lunes desperté en su cama…


“Frank” Sentí la mano de Gerard en mi hombro mientras me movía un poco fuerte. “Tienes que ir a la escuela,”
“¡Mierda!” Vociferé, Gee sólo me dio una mirada de reprendo pero después se volteó. “¿Tengo que ir?”
“¡Sí!”
“Quiero quedarme contigo,”
“Cuando salgas de la escuela sé que vendrás para acá, ¡no te quejes!” Su voz se escuchó un poco dura, pero le di la razón a que él estaba cansado aún.
Me levanté confundido. “Bien. ¡Pero sabes que si vendré!” Reí.
Él estaba serio. “¿No tienes algo importante que hacer? Te la has pasado conmigo toda la semana.”
Al momento de ver su mirada rígida sobre mí, me sentí muy mal… por alguna extraña razón… Lo miré confundido y después me fui al baño sin hacerle el mayor caso.
Cuando estuve listo salí y él estaba en la sala, mirando de nuevo por la ventana, me daba la espalda.
“¡Ya me voy, Gee!” Dije felizmente como despedida.
Lo vi asentir ligeramente.
“¡Vete o se te hace tarde!”


No me pude concentrar nada. En cada micra de segundo estaba pensando en él y en lo que había pasado… Nunca me imaginé que perdería mi virginidad con un hombre… Era raro, pero… a la vez genial. Había sido lo más maravilloso que me había pasado hasta ese entonces, ¡aparte de conocerlo, claro!
Pero, también lo que me desconcertó fue su actitud conmigo esa mañana; le eché la culpa a que él ya tenía esa personalidad y que al rato se le pasaba… El maestro de Historia sólo hablaba y hablaba y lo único que yo podía escuchar era ‘Gerard, Gerard, Ge…’, cerré mis ojos y entonces recordé, ¡tenía que hacerle un dibujo!
Lo terminé entre la segunda clase y la última, no era tan perfecto como él, pero… al menos la libraba.
Tuve que soportar los reclamos de los maestro por no haber hecho nada en todo el día, pero al menos iba feliz con mi dibujo al departamento de Gee; y estaba seguro que él también se pondría feliz al ver lo que le había hecho.


Salí corriendo al oír la campana de salida, no me importaron los gritos y reclamos de Ray o Mikey; ya hablaría después con ellos.
Iba feliz, con mi dibujo en mano, y esperando impaciente a ver cual iba a ser su reacción. Al doblar en la esquina me encontré con alguien que yo creí no lo vería en un tiempo más, también fue extraño encontrarlo por ese rumbo, mis ojos se abrieron grandes, él me miraba fijamente.
“¡Bi-Billie!”
“Frankie… ¿a dónde vas tan aprisa? ¿Con tu novio?” Me preguntó con voz cínica y alzando una ceja. Tenía el semblante de haber hecho algo malo.
“No es algo que te incumba,” Le dije con enojo, lo empujé y logré alejarme de él.
Llegué al edificio y corrí escaleras arriba, ni Billie me iba a quitar el sentimiento de felicidad que tenía en ese momento.
Cuando llegué a su departamento, la puerta estaba abierta, el lugar un poco oscuro, él estaba sentado en el sillón, con la mirada perdida en el suelo, el entrecejo fruncido y la pierna cruzada… ¡se veía tan tentador!
“¡Gee!” Dije al momento que me abalanzaba hacia él y lo abrazaba.
Sus manos su posaron en mi cadera, pero que me dejó boquiabierto es que fue para alejarme de él.
“¡¿Qué diablos haces aquí?!” Me dijo con esa voz que ya no le había escuchado, esa voz tensa y ruda.
Yo abrí mis ojos muy grande por su actitud.
“Y-yo… te dije que iba a venir,”
“¡Sí, pero yo no quiero que estés aquí más!”
“¿Qué?” Yo estaba atónito.
“¡Lo que oíste, Frank! ¡Escucha, ya me cansé de ti, de tu presencia, de que estés hostigándome todo el tiempo!”
No me di cuenta en que momento fue que de mis ojos comenzaron a salir gruesas lágrimas. Gerard me veía con ojos distintos, ya no era lo mismo, y yo me sentí horrible cuando me dijo todo eso, sentí una rabia enorme y ganas de morirme en ese instante.
“¿Qué… qué dices?”
“¡¿Es muy difícil de entender?!”
“¡Sí! ¡No te entiendo! ¡Si ayer estábamos bien y… y lo hicimos y… y-!”
“Escucha Frank, sinceramente ya me cansé de ti y de tu presencia,” Me dijo mientras me miraba de una forma que yo no pude interpretar, era raro. “¡Yo… yo no te quiero Frank! ¡Qué te quedé bien claro eso! Y lo de ayer… Sólo quería ver como se sentía hacerlo con un mocoso; y créeme que pudo haber estado muchísimo mejor que eso.” Terminó con una sonrisa cínica, pero sus ojos trasmitían otra cosa…
Mis ojos se inundaron de lágrimas, mi vista se nublo, y mi corazón estaba al borde de hacer ‘Crash’, simplemente eso no era posible… ¿me estaba diciendo que… que jugó conmigo?
“Cállate,” Le dije en un susurró, mientras cerraba mis ojos.
“¡Jaja! Es la verdad… ¡Qué patético! Pensar que tendría algo contigo…”
En ese momento no aguanté más y lo abofeteé con todas las fuerzas que tenía en ese momento. Él sólo me miró sin expresión alguna y llevó su mano a su mejilla.
“¡Cállate!,” Le grité de nuevo hecho una furia. “¡Te detesto Gerard Way! ¡Nunca debí haber confiado en ti, maldito asesino!”


Dicho esto salí corriendo sin saber a dónde ir… Me fui dejándolo con algunas lágrimas en sus ojos.


Cuando llegué a la calle me encontré con que Billie estaba sentado en la acera, con un cigarrillo en su mano, al verme se levantó y se acercó a mí, con una pequeña sonrisa invisible… Para ese tiempo yo ya no pensaba ni actuaba coherentemente; sólo me abracé a él sin saber muy bien porque.


“Frankie, tranquilo, todo va a estar bien,” Me dijo mientras acariciaba mi espalda. “Vente, vámonos, te llevaré a mi casa.” Me dijo y yo inmediatamente asentí con mi cabeza.


Ya no quería saber nada de Gerard Way por el resto de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario