viernes, 30 de marzo de 2012

Frankie karma; Capítulo: #16

Capítulo: #16
Algunas veces solo acariciar el castaño cabello con mis dedos es suficiente para sentirlo aquí.
Pero otras veces, como hoy, extraño inmensamente su voz, su risa, esa que contagia, esa que enamora, esa risa que puede ser tierna como cual infante, o absolutamente hilarante, ese bello manantial sonoro que Frank produce, que me hace sentir que todo en el universo tiene sentido.

Ahora nada en este maldito universo tiene sentido, no comprendo la necesidad que tiene el sol de brillar intensamente en el firmamento solo para recordarme que comienzo un día más sin la bendición de sus ojos abiertos, de sus labios rosa pronunciando mi nombre entre el más profundo sentimiento de amor.


- Así que es verdad, ahora vives en una habitación de hospital –

Giré mi rostro lentamente hacía la puerta, su voz lo delató, no entiendo que hace él en este lugar, hicimos contacto visual, él sonrió parcamente, mientras se acercaba a la cama de Frank

- Con que este es Frank... – Se inclinó mirándolo con detenimiento – Bueno, debo decir que es más bello en persona que en un retrato, y ciertamente es más agradable ver su rostro desde arriba, y no detrás de un lienzo que usas para casi asfixiarme –

No lo miré más, no me levanté de mi silla, solo me concentré en ver a mi novio


- No exageres Pete, yo se bien que te gustó, ¿Qué haces aquí? –

- Vine a ver que pasaba con el legendario Gerard Way, ¿sabes?, la ciudad nocturna te extraña, desde que andas con este dejaste de ser tu mismo –

- Corrección, desde que ando con Frank me encontré a mi mismo –

- Como digas, vine a sacarte de este retiro voluntario, Gerard debes salir, ¿cuánto llevas acá, 2 meses? –

No le respondí, solo quería que se fuera de allí, no soporto que nadie que no sea Gail o de la familia de Frank estén aquí sintiendo lástima por nosotros

- No me apetece, gracias Pete por venir, ya puedes irte –

Estaba empeñado en sacarme de acá, en lugar de irse se paró detrás de la silla, acomodando sus manos sobre mis hombros, masajeándome insistentemente

- Estás muy tenso –

Cerré los ojos, me hacía bien el masaje, demasiado bien, bueno creo que no debo explicar otra vez lo sexuales que son todos mis sentidos, sin darme cuenta comencé a gemir calladamente, la tensión acumulada se estaba liberando por fin

- Gerard, déjate llevar, relájate, así te sentirás mejor –

”No comprendo muy bien lo que está pasando, pero por lo que puedo escuchar deduzco que, el puto Wentz está aquí, deduzco además, que Gerard está disfrutando mucho de lo que sea que le estén haciendo, ¡vamos cuerpo respóndeme! Que necesito romperle a golpes la cara a cierto tipo”

Sentí que los músculos de mis hombros se renovaban, lo admito Pete es muy bueno con sus manos

- Gracias, lo necesitaba –

- De nada, Gerard, sabes que puedes llamarme cuando lo necesites –

”¿Cuándo necesite qué?, Maldito, ¿Qué es lo único que ese puto puede darle? Yo lo se bien, pero que nervio tiene Gerard, hacer eso acá, junto a mi cama, mientras estoy en coma, ¡Pero ya verá cuando despierte!”

- La noche es joven, vamos Gerard, debes descansar, Frank lo entenderá, necesitas un tiempo para ti, aunque sea un par de horas, vamos a un bar, nos tomamos un par de cervezas y regresas antes de media noche –

”No gracias, él no se va a ir contigo, idiota buscón”

Miré a Frank, dormido con ese aspecto tan sereno, tan ajeno al mundo que le rodea, no quiero que esté solo, pero Pete tiene algo de razón, tengo que salir, aunque sea un par de horas, este encierro me está matando

- Está bien, pero primero me acompañas a la galería, debo ver si han vendido alguno de mis cuadros –

”¿Está bien?, escuché mal... no, creo que oí perfectamente, ahora puedo sentirlo caminando por la habitación, ponerse un abrigo, y... ajá, eso cálido sobre mi frente son sus labios, besándome, despidiéndose... yo no quiero que se vaya, no con Pete, no me gusta ese tipo, y tengo mucho miedo que Gerard no pueda controlarse, ¡Obvio que no se va a controlar! Con lo que acaba de hacer acá, en mi presencia puedo adivinar que otras porquerías hará lejos de mi...
¡No! Gerard no apagues la luz, tu sombra sobre mi, causada por la luz del foco es lo único que captan mis ojos... no cierres la puerta, no te vayas...

¡Maldita sea! ¿Por qué no me puedo despertar?”



La ciudad se veía extrañamente sombría, como si todos sus habitantes tuviesen el alma muerta, el aroma de las calles era insoportable, peor aun era el olor concentrado del bar, tabaco, cerveza, sudor de ebrios, intenté pensar en alguna otra cosa que no fuera en mi amor tendido, indefenso, descansando en esa odiosa cama del hospital, Pete ordenó un par de cervezas, apuré la mía en dos enormes sorbos

- ¿Sediento? –

Meneé mi cabeza, apretando los labios para no llorar

- Necesitado –

Pete acercó su silla junto a mi, acomodando su mano sobre mi rodilla, no hice nada para retirársela, levanté mi mano indicándole a mesero que trajera una ronda más

- Te quieres embriagar – Aseguró con un extraño tono de alegría en su voz

- Necesito embriagarme –

- Lo amas mucho ¿no es así? –

No pude soportarlo, me derrumbé frente a él, sin importar las miradas curiosas, dejé que mi rostro se hundiera en su pecho y me largué a llorar como no lo hacía desde el día del accidente, siempre pensé que debía ser fuerte frente a Frank, pero mi amor no está aquí, así que dejé que todo el dolor acumulado en mi alma saliera en forma de salinas gotas que empapaban el buzo azul de Pete, él se limitó a acariciar suavemente mi cabeza, demostrándome un lado humano que no había visto antes en él.

Unos cuantos minutos, unos cuantos mililitros de lagrimas después me sentía un poco mejor, levanté mi rostro para enfocar mi atención en la cerveza en mi mesa, la que apuré otra vez en un par de sorbos

- ¿Pedimos más? –

- Tengo ganas de algo más fuerte, mejor pide una botella de vodka –

Una botella, bebida en menos de 10 minutos, dos, tres, cinco botellas bastaron para que Pete tuviera que llevarme casi cargado hasta mi apartamento, ni intentar ir al hospital, en esta condición seguramente no me dejan entrar, me acostó sobre la cama, empezó a desnudarme, según él para ponerme algo más cómodo, ¡Si, como no!, ¿cree que no lo conozco?, entre balbuceos típicos de un borracho le pedí que se fuera, Pete no lo hizo, en cambio continuó retirando mi ropa, al terminar se arrodilló en la cama, inclinando su rostro sobre el mío

- Déjame reconfortante, ya una vez pretendiste que yo era Frank, déjame hacerlo de nuevo –

Intenté alejar su rostro de mi cuerpo, pero estaba demasiado ebrio, mis brazos cayeron a cada lado de mi cuerpo, y de extraña y lejana forma sentía los labios de Pete envolverse alrededor de mi pene, no sentía placer, solo una enorme culpa, intenté levantar lo más posible el tono de mi voz

- Te lo ruego Wentz, vete ya mismo –

Retiró su rostro de mi entrepierna, acomodando sus manos en mi miembro, se acercó de nuevo a mi

- Pretende que soy Frank –

- No puedo – Sonreí amargamente – La otra vez no conocía el delicioso cuerpo de Frank, ahora si, y tengo cada uno de sus gestos, de sus texturas, caricias y movimientos grabados en mi piel, lo siento Pete no eres igual a él, jamás serás igual a él –

Se levantó de la cama, besando superficialmente mis labios, pude sentir una lagrima suya resbalarse por mi piel

- Cuídate Gerard, hay mucha gente en este mundo que te ama más de lo que jamás podrías imaginar –


”¿Amanece? Creo que es así, todos los días pasa el camión de la basura a las 5:00 a.m. ¿Dónde estás?, dijo que estaría acá antes de la media noche, o tal vez escuché mal, me duelen las piernas, me duelen mucho, tal vez sea por el esfuerzo que hago en moverlas, ¿por qué siento que puedo cuando no es así?, ¡Gerard vuelve!, y si... que tal que.. no, el no me va a dejar, yo se que me ama, solo necesita una noche de sexo, eso es, Gerard es incontenible, lo entiendo yo llevo tendido en esta cama más de dos meses, el se merece un tiempo para sí... ¿pero por qué con Wentz?, no importa quien sea, la verdad me muero de solo pensar que esté con cualquiera, sea hombre o mujer, lo conozca o no, la puerta se está abriendo, es hora de agudizar el oído para saber quien es...

Muy bien, la aguja entrando en mi nalga me alerta de muy mala forma que es la enfermera, ¿por qué tiene que ser tan animal?, seguro piensa que como estoy en coma no siento lo brusco de su movimiento”


Me desperté sobresaltado, “Frank”, fue lo primero que llegó en la lucidez de mi vigilia, entré a prisa al baño, me duché en menos de 2 minutos, y salí de allí directo al hospital, ¡Maldita sea, lo dejé toda la noche solo!

Crucé la puerta de su habitación, corriendo hasta pararme junto a su cama, el está allí, dormido como un ángel, su rostro no puede ser más hermoso, eso de seguro sería un pecado mortal, me incliné sobre él, acaricié suavemente sus cabellos, sintiendo la seda de los mismos deslizarse entre mis dedos

- ¿Cómo amaneces amor?, anoche me embriagué y no pude venir, lo siento –

”Gracias a Dios estás aquí, ¡es mejor señor Way que me cuente todo lo que hizo!”

- Pero no va pasar de nuevo –

Separé levemente sus labios con mis dedos, y lo besé despacio

- Me haces mucha falta, y prefiero estar aquí contigo, siempre –

”Vuelve a hacerlo, eso de separar mis labios con tus dedos y luego besarme, Dios, se siente tan bien, quiero que lo haga de nuevo, extraño su cuerpo desnudo temblando por mis caricias, me hace tanta falta sentir el sabor de su piel, quisiera que cerrara esa puerta con seguro, levantara la mantas, me desnudara y me penetrara aquí mismo, pero se que eso no va a pasar, primero porque él me respeta... eso creo, aunque después de lo de Wentz tengo mis dudas, y segundo porque se moriría del terror en pensar que alguien pueda entrar y lo descubra teniendo sexo con un comatoso, ja ja sería divertida esa escena, ¡Viólame Gerard!, bah si pudiese oírme ya estaría regañándome por ser tan ordinario”

Acomodé mi silla junto a su cama, recostando mi cabeza junto a su mano, besando cada uno de sus dedos, aspirando el dulce aroma de su piel, estaba somnoliento, anoche no dormí bien, el alcohol siempre me hace mucho mal, pero no puedo evitarlo y de verdad necesitaba bloquear mi mente unas cuantas horas.

Las voces me despertaron, lo padres de Frank, uno de sus tíos y un señor extraño estaban dentro de la habitación

- Los matasanos dicen que es coma profundo, que pueden pasar años antes que despierte –

Mi suegro le comentaba al señor extraño, me levanté de la silla acercándome a saludarlos

- Gerard, hijo, él es uno de los mejores homeópatas y psíquicos del país, está aquí para ayudar a Frank –

Traté por educación de contener mi risa, ¿qué puede hacer un psíquico por Frank? Nada puedo objetar, se lo prometí a mi novio, no me meteré con sus costumbres, igual no creo que pueda hacerle un mal mayor

- Oh, que bien, ¿Y qué va a hacer usted por Frank? –

- Primero que nada, conectarme con su espíritu para saber si aun está entre nosotros, y conocer cuales son sus deseos –

- Cómo así, sus deseos –

- Verá señor Way, algunos pacientes de coma prefieren ser desconectados de las máquinas para descansar en paz, ese puede ser el caso de... –

- No, no ese no es el caso de Frank – Le interrumpí casi con un grito

- No se altere señor Way, también puede ser que desee despertar y no encuentre la manera, yo lo ayudaré a que encuentre su camino –

No discutí más, simplemente me senté en mi silla, la que corrí hasta la pared a verlo rezar, agitar manojos de ramas secas sobre el pobre Frank, aplicarle aceites que olían a casa de bruja, y no se cuantas cosas más, mientras mis suegros y el tío de Frank se tomaban de las manos y repetían los extraños fonemas que el “Psíquico” pronunciaba.

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