viernes, 30 de marzo de 2012

Frankie karma; Capítulo: #20

Capítulo: #20

Me quedé en medio de la habitación, estático, sin poder mover un músculo, ¡está loco ese doctor!, apreté mis labios imaginando poseer el cuerpo de Frank, casi sin culpa alguna, me acerqué a la cama, levantando con suavidad las mantas, descubriendo nuevamente su tentadora piel, me senté mirando su rostro, se ve tan hermoso respirando por si mismo, tan lleno de vida, tan... ¡Presente!.

Retiré otra vez mi ropa, recostándome desnudo sobre él, sus labios rosa no abandonan el dulce sabor de siempre, a veces pensaba que el aroma y el sabor de la piel de Frankie eran producto de lo que comía o lo que usaba, su shampoo, el perfume, pero no, él es así, sabe a dulce y huele dulce, tal vez sea por su edad, o simplemente su alma es tan limpia y perfecta que se impone a su humanidad.

Acaricié cada centímetro de su piel con mis labios, en el proceso pude notar que los poros de su piel se cerraban, los vellos capilares se erizaban, eso me afirma que Frank siente todo lo que pasa a su alrededor, seguramente siente la dureza de mi entrepierna rozar su pelvis, ha de estar respirando mi aroma, sintiendo la calidez de mi piel temblar excitada sobre la suya.

¿Esto funcionará? No lo se, pero lo ansío con todas las fuerzas de mi alma, tengo mi esperanza puesta en... ¿Mi?.
Me siento forzado de alguna forma en darle el mejor orgasmo de su vida, en usar todas las tácticas sexuales que he aprendido a lo largo de los años, lubricarlo bien, penetrarlo con el ritmo correcto, encontrar su próstata, estimularla para lograr el mejor de los orgasmos.

¡Dios! Esto parece un chiste de cantina “Ajá y el comatoso despertó gimiendo agitadamente por el orgasmo”... espero que no sea chiste, que sea verdad, que Frank abra sus ojos, porque siento que cada día está más lejos de mí, inclusive hace un rato mientras estaba sobre él son su miembro dentro de mi, me sentí que no le hacía el amor, que... era un objeto... que no era Frank, y me da miedo pensar que el tiempo llegue a matar este amor, que los meses pasen y de extrañarlo pase a no importarme, a olvidarlo.

Miré nuevamente su rostro, ese angelical rostro que encierra ese demonio sexual que en verdad es, No, eso es imposible, olvidarlo sería olvidar que existo, que respiro, que mi alma se llama Frank.

Separé sus piernas, levantándolas, acomodando cada una sobre mis hombros, son pequeñas, ¡pero como pesan!, saqué el chapstick, si, hay que recurrir a lo que se tiene, hice círculos con la barrita entre sus nalgas, fijándome que quedase listo para recibirme, llevé mi pene hasta él y lo comencé a penetrar, muy despacio, sin perder un segundo su rostro, buscando un leve cambio en su expresión dormida, captando una diferencia en su frecuencia respiratoria, pero nada ocurría, solo mi cuerpo que se calentaba más, mis ansias acrecentándose, mi juicio nublándose por mi deseo de placer, dejé de pensar, de cuidar de Frank y mi cuerpo comenzó a actuar según mis instintos, cada embestida tenía más fuerza, rapidez y más profundidad que la anterior.


”Me duele querer gritarte cuanto te amo y no poder hacerlo, se que lo que haces es un poco difícil para ti, supongo que antes entrar en mi lo pensaste muchas veces y seguramente tomaste la decisión de hacerlo, porque al igual que yo, extrañas nuestra vida juntos, nuestros días...

¡Se siente tan bien! Su cuerpo húmedo sobre el mío, su pene completamente grueso y erecto dentro de mi, llenándome de él, me encanta su salvajismo, la forma en que mi sola presencia lo calienta, lo lleva a ese punto donde no hay regreso, amo sentir su fuerte respiración agitada sobre mi piel, las mil sensaciones en mi cuerpo, en mi alma...

¡Necesito tocar su piel! Vamos Frank se que puedo, levantar los brazos, vamos, rodear a Gerard en ellos... debo hacerlo, ¡Tengo que hacerlo!
Siento que estoy muriendo, si es solo este... orgasmo... me ahh Dios, que bien se siente”


Mi cuerpo no pudo aguantar más y estallé dentro de Frank, apreté con fuerza su rostro entre mis manos, al ver que nada había cambiado

- ¡Despierta! –

Grité, lo sacudí, mordí sus labios con fuerza pensando que el dolor lo haría reaccionar, pero nada pasó.

Me vestí rápidamente, lo limpié y vestí con cuidado, mirando su piel aun húmeda, lo sintió, eso es obvio, y lo disfrutó también, lo puedo notar en el rubor de sus mejillas, en lo agitado de su respiración, me quedé unos minutos junto a su cama, esperando alguna reacción

- ¿Qué es lo que pasa Frank, por qué no despiertas? –

”no lo se, no es falta de voluntad Gerard, de eso puedes tener seguridad”

Me cansé de esperar, me levanté y llamé al doctor, el vino, lo analizó, revisó cada uno de los aparatos sin cambiar su mirada de desconcierto

- Creí, y de verdad lo creí, tenía fe que Frank reaccionaria, lo hizo antes, pero parece que solo estimulaste su sistema respiratorio para que funcionara por si solo –


- Eso no es suficiente – Agregué desconsolado

Salió de la habitación sin darme una respuesta satisfactoria, dejándome lleno de dudas, no solo a cerca de la voluntad de Frank, si no sobre mi mismo, sobre nuestro amor, parece no ser suficiente, al menos para Frank.


Pasaron más de tres semanas, la situación continuó igual, Frank respirando por si solo, su EEG mostrando una alta actividad mental, su monitor cardiaco estable, todo tan normal, una extensa monotonía.
Es día de pagar las cuentas, cuentas en casa, cuentas en el hospital y de nuevo me veo en la penosa necesidad de salir al centro, ir a la galería a ver si han comprado uno de mis cuadros, no se cuantos quedan, tengo que pintar o escribir, el dinero cada vez es más escaso, lo malo es que mis últimos poemas tratan todos de, “El hermoso ángel dormido”, nadie querrá leer 200 poemas sobre lo mismo.

Ese martes salí muy temprano del hospital, tan solo besé su frente sin darle las habituales explicaciones, ¿para qué? Es obvio que Frank no puede oírme, pasé todo el día en la calle, con la fortuna que dos de mis cuadros fueron vendidos, solo queda uno en la galería, así que decidí ir a mi casa, limpiar un poco el polvo, y buscar viejos escritos, o algunas de esas pinturas que Frank tanto odia, las reproducciones de pinturas famosas, esas las vendo en un minuto, en cualquier mercado de pulgas.

”Me encanta como besas mi frente, es una mezcla de forma fraternal y sexual, así como eres siempre conmigo, ¿Dónde estás?, bueno seguro fue al baño, lo amo tanto, sobre todo amo saber que siempre estará aquí conmigo, Gerard es mi roca, ni mis padres me aman así, bah! Mis padres no me aman, ¿qué les cuesta venir aunque sea para cerciorarse que aun vivo?...

¿Dónde estás?, me desespera no sentirlo caminar, no sentir si cuerpo cerca, me encanta cuando escribe sobre la cama, y cuando apoya su libreta sobre mi panza, o cuando recita sus poemas en voz alta, todos son sobre mi, ¡Me convertí en su “muso” ¡ siempre lo soñé, ser el motivo de los poemas de Gerard Way... ¿Dónde se metió?

Él no salió del hospital, siempre que debe hacer algo me lo dice, hoy no me dijo nada... ya es medio día y en toda la mañana no lo sentí, ¿estará dormido?

La enfermera de las 5:20 p.m., si es ella, siempre me acaricia el cabello cuando cambia mi bolsa de suero, Gerard ha pasado todo el día fuera...

¿Por qué no me dijo que iba a salir?.
Puede ser porque no regresará, ¿no va a regresar?, Calma Frank, algo debió pasar, solo que Gerard siempre me avisa, siempre me dice lo que hará... ¿me dejó. Se cansó de mi?”


La noche me encontró en el parque, en el lugar en que lo vi por primera vez, la luna llena descubrió las lágrimas que no dejaban de brotar de mis ojos, sentado entre los arbustos, con una botella de vodka en mis manos, recordando con dolor esas primeras noches en que relamía mis labios al ver el rojo que encendía el alcohol en los labios de Frankie, lo extraño, me duele extrañarlo tanto, me siento incompleto, no le encuentro sentido a vivir, de nuevo, todo regresa a mi, ese estúpido deseo de aferrarme a una vida que no me trae nada, estoy casi igual que antes de conocerlo, si no fuese por la esperanza que en algún momento sus ojos se abrirán, su sonrisa sonará de nuevo como la melodía más bellas jamás compuesta por la humanidad, si no fuese porque mi principal objetivo en el mundo es estar allí cuando mi amor despierte, me drenaría la sangre de las venas en este mismo lugar.

Me dormí en el parque como cual vagabundo, el sol de la mañana hería mis ojos obligándome a despertar, corrí hasta mi apartamento, me duché y me vestí para salir corriendo hasta el hospital, pagar la cuenta de este mes, y regresar al lado del bello durmiente.

La habitación estaba atestada de médicos y enfermeras, mi corazón saltó sin saber la razón, ¿habrá despertado? O sería que algo malo pasó, avancé despacio, para darme cuenta que Frank continuaba dormido, como siempre, el médico me tomó del brazo, alejándome un poco de la cama donde descansa mi novio


- Pasaste todo el día de ayer fuera –

- ¿Pasó algo? –

- En la tarde Frank tuvo un episodio cardiaco –

Quería morir, me sentía morir, lo dejé solo, y algo pasó, ¿Por qué no regresé pronto?, Es mi culpa, debió ser mi culpa, ¿de quién más?, intenté avanzar hasta la cama pero el médico me detuvo con ambas manos

- Espera Gerard, debemos hablar –

- Frank, ¿está bien? –

- Por ahora –

Mi cabeza se revolvió, no puedo perdonarme no haber estado aquí

- Escúchame, ayer fue un día muy intenso, la noche y esta madrugada fueron peores, Frank pasó por mucho, su corazón colapsó a eso de las 5:27 p.m., a las 2:00 a.m. la alarma se encendió de nuevo, tuvimos que intervenir con resucitación, y esta mañana su sistema respiratorio dejó de funcionar por si solo, tuvimos que acoplarle de nuevo el respirador –

Lo escuchaba hablar, prácticamente me está diciendo que Frank pudo morir mientras yo no estaba, mis fuerzas me abandonaron, tuve que sentarme en el suelo, no quería mirar hacía la cama de Frank, sentía culpa, miedo, tanto terror, ¿qué tal que hubiese llegado para encontrarme con la noticia que mi amor ya no estaba conmigo?

- ¿Qué le hacen? – Pregunté al ver los médicos rodeando la cama de Frank

- Están estudiando su comportamiento, Gerard, ayer Frank reaccionó de esa manera porque usted no estaba acá, él se da cuenta de todo, nota su ausencia, responde a ello y creo firmemente que esa es la solución –

- ¿Cuál? –

- Dejarlo solo –

¡Está loco! Abrí los ojos en toda su extensión, levantándome del suelo

- No, eso no es una posibilidad, ¡Miré lo que pasó! Solo me fui un día, y no creo que sea por eso, en el antiguo hospital lo dejé también toda una noche y nada de esto pasó –


- Si, Gerard lo se, pero ahora es diferente, Frank está más consciente de sus sentidos, créame lo que le digo, algunas personas en coma desean despertar, tienen la voluntad, pero necesitan un empujón, el de Frank es usted, por ahora el no ve la necesidad de levantarse de esa cama, usted está acá, todos los días, a cada instante, hasta le hace el amor a su cuerpo dormido, ¿para qué despertar?, Frank sufre de comodidad extrema –

- Yo no puedo dejarlo solo, él me necesita –

- Gerard ambos sabemos que si usted está acá no es solamente por que Frank pueda necesitarlo, es más fuerte su necesidad de él –

Si tiene un poco de razón, soy yo quién más necesita de él, pero no puedo dejarlo, ¿qué sería de mis días sin poder ver su rostro aunque sea dormido cada vez que se me antoje?

- ¿Lo hará? –


- ¿Dejarlo aquí, sin mi? –

- No es que deba irse y desentenderse de él, venga todos los días un par de horas, verá que cuando Frank note que sus ausencias son mayores el se verá obligado a despertar –

- No puedo – Miré su cuerpo lejos de mi, los médicos salían uno a uno de la habitación, dejándonos al doctor, a Frank y a mi solos

- Yo lo amo, entienda –

- Lo entiendo Gerard, y por ese amor debes hacer este sacrificio, por su recuperación, ve salúdalo quédate hasta el medio día y vete, y no le digas nada, él no se puede enterar de esto –

- ¡Ay! Doctor, él no me oye –

- ¿Estás seguro? –

Me paré cerca de la cabecera de su cama, me chocó verlo de nuevo con el respirador puesto, es tan bello su rostro que cuando dejo de verlo por unas horas, su belleza me golpea, recordándome que no existe ser más perfecto en la creación, y me agrada saber que es mío, solamente mío.

Me incliné sobre él, hablando despacio, acariciando su piel con la punta de mis dedos

- Ayer no pude quedarme acá, Frankie no es que no quisiera estar contigo, pero sabes que tengo una vida afuera, me quedé sin pinturas, y bien sabes que de eso vivimos, y... –

No supe que más decirle, me alejé de él caminando hasta una esquina de la habitación, pegando mi rostro contra la pared, escondiéndome, como si Frank pudiera verme llorar.

No se que hacer, mi vida ha girado en torno a Frank desde que lo conocí, es como si él fuera el karma que me ha impuesto la vida, ese que todos debemos llevar a cuestas, solo que mi karma es el más hermoso de todos, y no solo me trae dolor, también una profunda alegría.

- Gerard –

El médico acomodó su mano en mi hombro

- ¿Entonces, Lo haremos? –

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