viernes, 30 de marzo de 2012

Frankie karma; Capítulo: #22

Capítulo: #22


¨Oscuridad, silencio, miedo, dolor… ya no se con que otros adjetivos describir lo que siento, ¿Dónde estás?, se olvidó de mí.
He perdido la cuenta de los días en que no ha venido, es seguro, se cansó de esperarme, dejó de amarme, no lo culpo, yo también me he cansado de esperar que mi cuerpo reaccione, que mis ojos se abran por fin, que la vida plena regrese a mí.

Me angustia no saber dónde o cómo está, me aterra pensar con quién puede estar, ¿le estará regalando sus besos a alguien más? ¡No! No puedo tener esos pensamientos, solo me llenan de dolor.
Siento que la puerta se abre, hay alguien sentado junto a mí, su olor es muy familiar, pero no es Gerard…

¿Syn?

Si, es mi primo, acaricia mi cabeza, me pide perdón, ¡Es tarde para eso!, me gustaría levantarme de esta cama solo para romper su cara, maldito, en parte es su culpa que yo esté aquí, lo escucho hablar…

- Primo, ¿no piensas levantarte de allí nunca? –

Que te importa si me levanto o no, es mejor para ti que no lo haga, seguro que está detrás de MI hombre.

- Hay cosas que debes saber, bueno, espero que me escuches, el médico me dijo que podías oír, yo… -

Tú… ¿qué?, habla rápido y lárgate, no quiero ni sentirte cerca.

- Es sobre Gerard –

¡Claro hijo de pe&&@! Te lo estás tirando, ¡Maldita sea quiero levantarme ya!

- Él está muy mal, muy mal, se la pasa completamente ebrio, me envió hoy con el dinero para pagar la cuenta del hospital… estaba abatido, tuvo que vender la pintura que te hizo cuando recién se conocieron… pero eso no es lo peor –

Dios, no quiero oírlo, no quiero saber esto… mentira, si quiero saberlo, necesito saber cómo está mi amor, la voz de mi primo se escucha quebrada, como si estuviese a punto de llorar.

- Gerard cometió la idiotez más grande que jamás he visto… el amor es así, supongo, pero no debería sacrificarse de esa manera, deben existir más formas de solucionar las cosas… no así –

¡m!$rd@! Syn, habla claro, déjate de rodeos, ¿qué hizo?

- Será mejor que me vaya, a ver si logro convencerlo que no lo haga… ¡Pobre Gerard, y con ese viejo mañoso! –

¿Cuál? Syn por favor no me dejes así, ¿Qué va a hacer Gerard?

- Primo, te quiero mucho, por favor despierta, si me escuchas busca la fuerza en ti para abrir los ojos de una buena vez, debes buscar a Gerard, salvarlo de su propia destrucción –

El aire se estanca en mis pulmones, ¿Cómo puede Syn venir y decirme eso, así y largarse como si nada?”[/i]

Siento asco, físico asco de su piel marchita, de su cuerpo deforme, de sus dientes amarillos, debo contener mis ganas de vomitar, cerrar los ojos y pensar que no soy yo… que no estoy acá desnudo tendido en esta horrible cama de mantas con estampado de piel de leopardo, ¡Viejo ordinario!, cómo puede gustarle algo así.

¿Por qué me metí en este lio?

Si, por Frank, por esa alta cuenta de hospital, por mi amor… eso es, debo sacar fuerzas de mi amor por Frank para hacer esto.
Chris se para delante de mí, con su miembro flácido, me incorporo en la cama con la más bella sonrisa fingida, al menos el movimiento muscular me evita las nauseas.

- Quiero tu hermosa boca sobre mí –


Su voz es tan grave, suena como un oso gritando en una caverna, ¡Que asco siento!, inclino mi cabeza sobre su pelvis, evitando que mis manos rocen su piel, no necesito tener un contacto mayor con él, ojos cerrados, su asqueroso pene entre mi boca, y empiezo, Chris solo gime, trato de recordar el día de ayer, cuando lo invité a mi casa para que viera mis pinturas, tal vez alguna le gustaría, y podría vendérsela para pagar unos meses más la cuenta del hospital.

Chris entró meneando su cabeza al ver el desorden y la suciedad de mi apartamento, después de criticar cada rincón, decidió por fin echarle un ojo a mis obras, se me desgarraba el corazón cuando mi antiguo maestro levantaba los lienzos en el aire y los arrojaba despectivamente al piso.

- “Muy cursi, mal empleo de la técnica, ¡horrible!” –

Esas eran sus apreciaciones de cada una de esas obras que pinté con el alma y el corazón, pero no lo puedo culpar, el arte es algo tan personal, que la intención de crear, como de criticar son todas válidas.

- No encontraste nada de tu agrado –

Susurré mordiendo después mis labios

- No, no sé qué pasa contigo, distas mucho de ese artista brillante que forjé –

Es verdad, Chris tiene razón, pero no pienso justificarme

- Cómpramelas por lo que quieras, necesito el dinero, lo sabes bien –

Carraspeó su garganta, mirándome con lástima

- Lo siento, eso no vale ni el lienzo en el que están adheridas esas horribles pinceladas -

Se dio media vuelta despidiéndose sin verme a los ojos, al pasar cerca de mi cama se detuvo de golpe, ingresando en el interior, tomando entre sus manos el lienzo donde plasmé la imagen de Frank, lo levantó en el aire, exclamando entusiasmado

- ¡Es bellísimo! –

- Si, lo sé, Frank es el ser más bello del universo –

Respondí automáticamente

- No, no el chico, bueno es un joven muy atractivo, me refiero a la pintura, a la técnica, a la obra en sí –

Se acercó con rapidez hasta mí

- Gerard, ¿esta es la que quiero! –

- No está en venta –

Contesté secamente, pero Chris insistió

- 10.000 Dólares –

- No, Chris lo siento, pero esa no está en venta, por ninguna cantidad de dinero –

Sus ojos oscuros se clavaron en mí, con suave expresión aseguró

- Todo en la vida está en venta, vamos Gerard, dime el precio –

- No tiene precio – Mis ojos se aguaron al tan siquiera considerar vender el retrato de mi ángel

- Es él, ¿verdad?, el joven que está en coma –
Asentí meneando la cabeza, esquivando la mirada, ocultando el dolor de su recuerdo

- 50.000 Dólares –

Todo mi cuerpo se paralizó, con esa cantidad podría mantener a Frank con vida por una gran cantidad de años, es extraño, lo único que mantiene vivo el recuerdo de mí amor será el medio para prolongar un poco más su existencia

- Está bien, te la vendo, pero con una condición –

- Lo que quieras – Respondió entusiasmado

- Si llego a tener esa cantidad de dinero otra vez, me la vendes de vuelta –

Chris acarició su barbilla, sus ojos destellaban de una manera que nunca antes había visto en él

- Está bien, acepto, pero también tengo una condición –

Entrecerré mis ojos tratando de adivinar que condición podría tener, las palabras que de sus labios salieron me dejaron anonadado, “Quiero que te metas en la cama conmigo”.

Y aquí estoy, haciéndole sexo oral a mi maestro de arte, al viejo Chris, de quien se rumoraba su homosexualidad, pero nunca fue comprobada, bueno lo estoy comprobando, y de la peor manera.
Su senilidad es muy notoria, ¿Por Dios, se lo llevo mamando mucho tiempo y no se le para!

Fuerza Gerard, es por Frank, 50.000 Dólares que mantendrán con vida a tu ángel hasta que despierte, si tan solo pudiera pintar algo decente para venderlo en la galería, o escribir algo nuevo para llevárselo a mi editor… pero no puedo, últimamente ni del dolor puedo sacar arte, estoy seco por dentro.

- ¿Crees que deba tomarme un viagra? –


¡Claro, después que me salen callos en la boca al viejo verde este se le ocurre tomar algo que le ayude!

- Claro Chris, si la necesitas, tómala, yo esperaré a que te haga efecto… no tengo ningún otro lugar a donde ir, mientras… ¿me puedes ofrecer algo de tomar? –

Me indicó el camino hasta el bar, saqué una botella de vodka que apuré en segundos, necesito estar muy alcoholizado para continuar con esto.

- Gerard, ven a la habitación, hay algo especial que quiero hacer en tanto hace efecto la píldora –

Respiré resignado, caminando hasta su cama, pensando en Frank, siempre pensando en él, lo que hago es por él, a esta hora Syn ya debe haber abonado lo de la cuenta del hospital, que bueno que Chris me dio 1.000 Dólares de adelanto, al menos para pagar esa semana.

Estaba preocupado, Syn, lo noté agobiado cuando le conté que me acostaría con Chris, no entiendo por qué su interés, o sus advertencias, me dijo que lo pensara muy bien, por qué Chris no era de confiar, no sé por qué lo dijo…

- Gerard, rápido –

Crucé la puerta, me fije en las cadenas de acero que Chris había atado a la cama, y los innumerables artículos de cuero regados sobre la manta de leopardo, me indicó que me acostara boca abajo en la cama, se acomodó sobre mí, llevando cada mano a un extremo de la cama, atándome fuertemente con las cadenas, tomó cada una de mis piernas, separándolas, asegurándolas también con cadenas en el extremo inferior de la cama, sentí sus arrugadas manos meterse entre mis nalgas, me está aplicando un aceite, se acerca a mi oído, susurrando con su horrenda voz

- Esto te dolerá, por favor no grites muy fuerte, que los vecinos nos podrían oír –

Esto no me está gustando para nada.

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