viernes, 30 de marzo de 2012

Frankie karma; Capítulo: #23

Capítulo: #23

Solo podía pensar en él, en Frank, dejé que mis ojos se perdieran en la nada, pero aun así pude notar las cosas que Chris hacía, los extraños implementos que sacaba de un baúl bajo su cama, lo sentí arrodillarse sobre esta, sosteniendo algún artefacto en su mano derecha, levanté un poco la cabeza para observar el horripilante pene de plástico lleno de pequeñas púas de goma, ¡Enorme!, tan solo cerré los ojos, y respiré profundamente, será una sola noche, una sola vez que me brindará la oportunidad de muchos meses más al lado de mi ángel de piedra.

El dolor que sentí en mis piernas atadas con cadenas al ser separadas con violencia no se comparó con el dolor que sentí cuando Chris introdujo con fuerza ese aparato, se sentía más grande una vez dentro, gemí quedamente, no de placer pero si de dolor, apreté mis labios para no gritar, para no vomitar, sentía su respiración caliente en mi nuca, acompañada con los más molestos gemidos de placer.

Lo retiró por fin, solo para sacar un instrumento aun más extraño de su baúl de horrores, no sé que era, pero si reconocí muy bien lo que sacó después, unas pinzas de las que se usan en los mortuorios para hacer las autopsias...

¿Qué tiene en mente este maldito?

Dios tengo mucho miedo, solo lo observo ir y venir, acercarse a mí con su pene erecto, arrodillarse hasta quedar cerca a mi rostro, susurrar, mientras acaricia mi cabello

- Ahora lo llevaré dentro de tu boca... pero esperaré que estés muy frío -

No comprendo, ¿a qué demonios se refiere? Mi corazón latía fuertemente, tenía esa sensación de nuevo, la que tuve cuando Frank se subió a esa maldita motocicleta, una premonición fatal.
Mis sospechas se comprobaron al ver la pequeña sierra eléctrica que sacó del baúl, me miró lleno de satisfacción, sonriendo macabramente

- Te voy a dar una valiosa lección que no te di cuando eras mi alumno, "No hay más bello arte, que aquel que se extrae de la muerte" -

Mi cuerpo se heló, con la voz entrecortada alcancé a exigirle que me dejara ir, pero el sonriendo se negó, tomó una pelota de goma atada con cuerdas y la metió en mi boca, amarrando los extremos de las cuerdas alrededor de mi cabeza, estaba completamente indefenso, sin poder moverme, sin poder gritar, preso del miedo y el horror.

Frank.

Frank... No temo a la muerte, temo a no verte nunca más, mi hermoso ángel dormido, mi maldito y bendito karma.

Conectó la sierra, acomodándose sobre la cama, sentí el frio de las muescas afiladas sobre mi espalada, accionó el botón de encendido, en mi garganta se ahogó lo que debía ser un grito de profundo dolor, lo escuché reír al sentir las gotas de mi sangre que salpicaban su rostro, levantó la sierra, solo para inclinarse sobre mi espalda herida y lamer como un animal hambriento la sangre que emanaba a borbotones de mi.

Se incorporó de nuevo, apuntando ahora con la sierra a la parte baja de mi nuca, la habría puesto de no ser por los constantes fuertes golpes en la puerta de entrada de la casa, Chris refunfuñó evidentemente molesto, dejó caer con fuerza su mano sobre la parte trasera de mi cabeza, hundiendo mi rostro en la almohada

- Bah, dejemos que toquen, si no me asomo se irán -

Pero no fue así, quien tocaba tenía mucha urgencia de ser recibido por mi nefasto maestro de arte, con su paciencia colmada Chris se arropó con una ridícula manta de seda roja, y abandonó la habitación.

Gritos, era lo único que escuchaba, quería levantarme, pero las cadenas estaban muy apretadas, agudicé mi oído para captar las razones de la discusión, esa voz...

Yo conozco esa voz.

- ¡Sí está bien déjame entrar a verlo! -

- Te digo que todo está bien, lárgate de mi casa ya mismo -

- Te digo que si no me dejas entrar voy a llamar a la policía -

Es Syn, es su voz, quería gritar, moverme, pero no podía, sentía terror, que se fuera, él sabe que algo mal está pasando, los escuché discutir, golpes, gritos, y un portazo final...

Silencio...

es obvio lo que pasa, Syn se fue, se fue...
El maldito pervertido ganó...

Frank, sin importar que esté al borde de una horrible muerte, jamás me arrepentiré de amarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario