domingo, 25 de marzo de 2012

Homophobia is gay; Capítulo: #3

Capítulo: #3


El camino al hotel se hizo eterno y tortuoso, traté desesperadamente de borrar su imagen de mi mente pero los posters que anunciaban el concierto de la noche anterior en los cuales su perfecta cara era el atractivo principal no me lo dejaban muy fácil que digamos. -Por fin, el hotel- pensé al ver la suntuosa entrada del Hilton. Le lancé un billete al taxista y le regalé el cambio, al bajarme del taxi tomé un amplio respiro y entré al hotel.

Había que pasar por un hall que rodeaba la piscina para llegar al ascensor que me llevaría a la habitación, no le presté mayor cuidado a eso, simplemente me dispuse a pasar lo más rápido posible. –Es innecesario que corras- me dije –Gerard debe estar tan borracho que en el último lugar donde quisiera estar es en la piscina-. A diferencia de lo que todos creían Gerard Way aún tiene problemas con la bebida, lo de las drogas quedó en el pasado, pero ambos compartimos el gusto por el licor y creo que el disfruta tanto como yo las noches de bares en las que los dos nos
encadenamos al dulce placer de una botella de vodka.

Para mí… ¿Qué es más apropiado? ¿Grata o tal vez torturante sorpresa? Gerard se encontraba en la piscina solo, con la tez pálida, mucho más pálida de lo normal propia de quien pasó toda la noche de fiesta. Pero…un momento ¡m!$rd@, Gerard está boca abajo! Salté a la piscina sin quitarme nada de encima y nadé tan rápido como pude hacia el centro de la piscina donde él se encontraba. Lo voltee bruscamente noté que su cara estaba más pálida aún y de solo imaginarme que podía estar…estar -¡No, Gerard no está muerto!- grité mientras lo abrazaba a mi cuerpo con más intensidad. Lo llevé a la orilla tan rápido como pude y lo puse boca arriba contra el asfalto. Me apegué a su pecho tratando de escuchar su respiración pero fue en vano, sentía como lo perdía con el pasar de los eternos segundos que me castigaban por haberme quedado con Ray en vez de regresar al hotel para cambiar su suerte. Me pegué a sus labios fríos y blancos, habían perdido el rojo que los adornaba y el volumen que tan orgullosamente ostentaban ¿Estoy obsesionado por esos labios? Debo admitir que eso no es nada comparado por lo que siento por ese par de esmeraldas que tiene por ojos. Ojos que yacían cerrados bajo sus ya descoloridos párpados. Mordí su labio inferior tratando de que reaccionara pero solo obtuve como respuesta aquel hilo de sangre que comenzó a brotar de él. Levanté un poco mi rostro, lo suficiente para respirar y para pronunciar un par de palabras.

–Te amo Gerard, por favor no me dejes solo- susurré mientras mis lágrimas volvían a empapar su cara.

De repente un chorro de agua que olía a cloro para piscinas, nicotina y claro está un fuerte olor a alcohol golpeó mi cara con fuerza. Me limpié con rapidez para luego ver a Gerard con los ojos abiertos de par en par y recuperando el aliento forzosamente para luego soltar una risotada que embriagó mis sentidos con su cálido aliento y un placentero alivio.

-Hahaha, ya por lo menos sé que alguien me salvará cuando esto no sea un simulacro- dijo tratando de contener la risa.
-¡¿Qué m!$rd@ te pasa Gerard?! ¡¿Cómo se te ocurre hacer eso?!
-¡Feliz día de los inocentes Frankie!- se retorcía de la risa
-¡No seas idiota Gerard! ¡Eso es en Diciembre y apenas es Marzo!
-¿Enserio? Uh, ni me había dado cuenta hahaha, ¡Pero dime si no fue una excelente broma!
-Por Dios, ¿Ahora si te volviste loco verdad?
-Pues, no pienso negártelo, hay algo, o más bien alguien que me vuelve loco- Sentí escalofríos y por un segundo pensé que era yo la razón de su repentina “locura”. Pero estaba claro que era Lyn-Z así que lo olvidé.
-Bueno, yo me voy. Necesito cambiarme e irme para New Jersey cuanto antes- Traté de levantarme pero él me lo impidió tomándome de un brazo.
-¿Acaso no quieres saber quién es?- preguntó con voz seductora
-Ya lo sé, me lo dejaste lo suficientemente claro ayer en el pasillo ¿Por qué no vas a buscarla? Debe estar esperándote.
-No hay motivos para que estés celoso Frank
-¿Qué te hace pensar que estoy celoso de Lyn-Z?- Recordé enseguida lo que le había dicho hace cinco minutos ” Te amo Gerard, por favor no me dejes solo” . Él lo había escuchado –Estás borracho Gerard mejor sube a descansar- le dije tratando de cambiar el tema.
-Sí estoy borracho ¿Y qué? Eso no me impide decirte la verdad
-No estoy para otra de tus estúpidas bromas ¿De qué m!$rd@ estás hablando ahora?
-Yo no me estoy enloqueciendo por ella Frank, me estoy enloqueciendo por ti
-Estás borracho
-¡m!$rd@, que me creas!- tomó mi rostro y se acercó para besarme
-¡No! ¡No te creo nada eres un borracho!- lo aparté bruscamente. Pero un momento había cometido el peor error de mi vida. Lo único que Gerard Way no soporta es que le digan borracho, lo sé, se siente frustrado por no haber podido mantenerse sobrio y se enfurecía cada vez que alguien se lo decía.
-Yo...yo- tomó un amplio respiro -Sí ¡Soy un maldito borracho! Pero te amo Frankse paró rápidamente, me tomó de la mano y me llevó arrastrado hasta el turco del hotel. Yo estaba atónito ¿Había aceptado que era un borracho? ¿Por qué diablos no me pegó hasta el cansancio como suele hacerlo con todo el que lo trata así?

Simplemente me dejé llevar.

-Entra- me ordenó
-¿Para qué?
-¡Que entres maldita sea!- cada vez se ponía más y más violento. La verdad mucha gente se asombra de los súbitos cambios de temperamento de Gerard, pero debo decir que a mí en particular me encanta verlo así ¿Cómo decirlo? Es…es ¿Excitante? Sí muy excitante verlo así.
-Está bien, está bien ya cálmate- ¡Cuán difícil se me hacía esconder lo feliz que estaba de que me obligara a entrar!

Cerró la puerta tras de sí, no antes sin poner el vapor al máximo. Tenía el pelo desarreglado y mojado, el pecho descubierto ya que solo tenía encima una pantaloneta. El vapor se convertía en gotas de agua que mojaban todo su cuerpo.

Él sabía muy bien que yo no sería capaz de contenerme después de verlo así y también sabía muy bien como provocarme. Relamió sus labios y se alborotó aún más el pelo. Cerré los ojos, si seguía mirándolo la poca cordura que queda en Frank Iero me iba a abandonar en tan solo segundos. De repente sus manos lograron escabullirse ágilmente por debajo de mi camisa lanzándome contra la pared más cercana y apegándome completamente a su cuerpo febril el cual me quemaba placenteramente a pesar de que aún tuviese ropa encima. Se acercó más solo para posar su inconfundible aliento en mí, ese olor a vodka que me enloquece. Yo no pude contenerme más y comencé desesperadamente a buscar sus labios, ya me era imposible detenerme.

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