lunes, 19 de marzo de 2012

Just like, magic; Cuarta parte - Capítulo: #6

Capítulo: #6


No se habló del tema por días, semanas quizá. El ambiente no se había puesto pesado en ningún momento. Y toda la exasperación levantada por el obvio error de mostrarle la plataforma a Iero, se había disipado.
El mago lucía tranquilo al no recibir ninguna pregunta en cuanto al tema. Mikey no dejaba de vigilarlo, mientras Macarena, tenía cuidado cuando él andaba por ahí.
Debían proteger el pasillo izquierdo de Iero. Pero él no mostraba intención alguna de averiguar algo más al respecto. Todo seguía su simple y común ritmo.

Pero no era así. Las apariencias engañan, especialmente si existen máscaras.

Frank, astuto y observador, esperaba que las aguas se disiparan. Que las olas se calmasen y el mar vuelva a ser tan calmo como antes. Y esta espera le causó impaciencia y esta impaciencia le causo aún más curiosidad.
Pero los tres “protectores del secreto” pronto cedieron fuerzas y a sabiendas de la increíble confianza que había crecido entre ellos, Frank se encontraba, otra vez. Con el camino abierto a averiguar plenamente que intentaban ese día y la más importante duda: Como activar la plataforma.

Y la tentación estaba impregnada en su piel, a veces, en vez de gastar su tiempo besuqueándose casi de forma pervertida con el mago, se deslizaba silencioso hacia el escenario. Caminaba con la vista clavada en el suelo y con el oído atento. Al menor indicio de gente aproximándose, él sonreía y fingía estar regresando al camerino de Way. Donde prácticamente, respiraba, comía y dormía.

La confianza se volvió a sembrar y un buen día. Iero se encontraba otra vez en el escenario dando vueltas, pero la diferencia era que esta vez, si descubriría algo.
Su paso era ligero a la vista, pero fuerte. Sus pies intentaban, casi, traspasar la madera. Dio otra vuelta y entonces lo sintió. Una leve variación de la altura del suelo. Se puso a elevar sus pies y a dejarlos caer en el mismo lugar y sonriendo, noto que esta parte del escenario en particular, chirriaba.
Se arrodilló y paso la palma por la superficie. Notó una rajadura muy bien escondida entre los pliegues de la madera y metió una uña. La plataforma se elevó levemente, pero la emoción no dejó que pudiera levantarla más, la dejó caer y maldiciéndose intentó levantarla de nuevo. Lo consiguió, miró hacia los lados, nervioso y cayendo en la tentación la descubrió totalmente. Debajo de esta había un simple hueco con una escalera de mano pegada a uno de los lados de la pared. Iero metió la cabeza y presintió un leve hedor a suciedad y humedad de años. Dejó caer la tapa y la pisó para que cerrara bien.

Ahora, segunda pregunta ¿Cómo activarla?

Los ojos se le desviaron hacia el pasillo izquierdo y una especie de bombilla se le prendió en la cabeza.

Necesitaba tiempo. Tal vez demasiado. Por eso, tenía que dormirlos a todos.
Al mago le bastaba un poco de amor y cansancio, a Mac unas pastillas para el malestar y a Michael una buena carga de trabajo.
Perfecto, perfecto. Estaba a un paso de descubrir todos los secretos de su punto débil, hacerse cómplices y de una vez por todas, deshacer eso que borraba su perfección y lo ponía tonto.

Desaparecer, totalmente.


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