Capítulo: #4
- ¿Todo listo, Mac? – preguntó el personaje que estaba frente al espejo.
- Sí – respondió la chica, observándolo.
El mago sonrió al notar que la mirada de la joven estaba, como tantas veces, sobre él.
- ¿Qué sucede? – preguntó, sin alejar la picardía de su voz.
- Nada... – dijo ella y apartó la vista de inmediato.
- Pensé que eras invencible, cariño –
- Y lo soy, solo que no puedo evitarlo, a veces – dijo ella, algo nerviosa.
- De todas maneras, sabes que eres perfecta para esto – el mago se levantó de su pequeño banco y con sus brazos, rodeó la cintura de Macarena.
- Sí, sí – tartamudeó.
El camerino quedó en silencio, pero entonces, una especie de aspiración de aire desesperada rompió con la calma. Mac tenía la boca entre abierta y frente a ella, los ojos del mago, hacían su trabajo. El sombrero apareció de la nada y se posó encima de su cabeza, este sonrió, ella respiró desesperadamente.
- Ve a ver si afuera están listos, algo me dice que hoy ¡Será un gran día! - se alejó de la chica bruscamente y dio vueltas de manera graciosa. Estaba feliz.
Ella salió corriendo del lugar.
Sabía que tenía que ser fuerte, si quería permanecer junto a él. Tenía que ser fuerte...
Se dirigió al escenario y con un par de señas ordenó a todos los del lugar.
Lo que no podía ordenar era su respiración, estaba demasiado acelerada...
Sin duda, ese sería un gran día.
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