sábado, 10 de marzo de 2012

Just like, magic; Primera parte - Capítulo: #5

Capítulo: #5



El mundo podía dar vueltas, pero Iero sabía exactamente donde estaba parado. 

Respiró profundo un par de veces y miró a su alrededor. Todos llevaban más prisa que él, el mundo se movía normalmente. Su paro mental no había detenido a nadie. 
Volvió a respirar profundo. Después de todo, solo era una partícula más en ese mundo. 
Hace como un par de horas había salido de su trabajo sin dar explicaciones, perdido y totalmente desconectado de su cerebro había paseado por las calles todo ese tiempo. 
Sin rumbo fijo, sin propósito alguno, como jamás lo había hecho. 

Se sentó en el primer lugar digno y mantuvo la cabeza baja, la gente pasaba intranquila, movediza, ocupada sin notarlo. No, ese no podía ser Frank, Frank resaltaba, llamaba la atención, pero ese pobre imbécil... no era digno ni de mirarlo. 

Notó que sus pies no reaccionaban y otra vez, por primera vez en su vida, no se esforzó en corregir ese error del sistema. 

Sí, siempre había sido así, perfeccionista y exigente. El tipo de personas que al mínimo error exigían una corrección o hacerlo de nuevo. 
Que su imagen no debía ser dañada, que tenía que mantener su vista en alto. 
Los hombros atrás, el pecho arriba, la mirada perfecta, ocho horas exactas de sueño, el trabajo se entrega a las 11:45 no a las doce como se pidió. 
Así era y así siempre se esperaba que fuera. 

Pero no, las personas cambian en algún momento de su vida, y el momento de Iero había llegado tras los ojos de un estúpido (con respeto, por supuesto) mago. 

- ¡La función ya va a empezar papá! ¡No quiero llegar tarde! – 

Iero levantó la vista ante la aniñada voz. 
Un pequeño, vestido con traje elegante negro, jalaba de la manga de su padre y lo apresuraba a caminar. 

- ¡No te acongojes! Llegaremos a tiempo – tranquilizó el hombre. 
- ¡Pero ese mago es muy puntual! – 

Mago. Mago. Mago. 
Frank se levantó de un salto. 

- Disculpen, ¿de qué show se habla tanto? – preguntó elegantemente. 
- ¡Del mejor mago del mundo! – gritó el pequeño. 
- Si me permiten ¿podría ir con ustedes? – preguntó. 
- Lo llevo donde quiera Frank, amigo – afirmó el señor sonriendo. 

Entonces. El hombre perfecto, cometió el peor error

[...] 


- ¿Listo? – Macarena arregló un mechón de pelo caprichoso de su frente. 
- Más listo que nunca – 

Las cortinas se abrieron en un golpe. Y el público estalló en aplausos. 

- ¡Te lo decía, Mac! – dijo el mago, cogiendo su mano delante de la gran masa de espectadores. 
- ¿Qué? – dijo ella confundida. 
- ¡Que hoy sería un gran día! – sonrió. 
- ¿Por qué? – 
- Mira hacia la puerta y verás al invitado estrella de esta noche. – 

Mac dirigió su mirada hacia allí. 
En la puerta doble, echa de madera importada, descansaba un joven. 

- Iero... – pronunciaron sus labios, recordando. 

Y este joven dejó de aplaudir, ambos, mago y asistente le sonreían. Como si fuera el regalo que tanto esperaban para esa Navidad.


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