miércoles, 21 de marzo de 2012

Just like, magic; Quinta parte - Capítulo: #3

Capítulo: #3

Mikey, Macarena, Frank y el mago. Los cuatro se enfrentaban en el centro del escenario. La galera y el saco yacían en una esquina, Way temblaba.
Estaba sudando, por los nervios. Pero no huiría de ahí. Si había llegado hasta ese lugar no iba a dar vuelta atrás. Si el mago quería guerra, guerra tendría.

- Fue una sorpresa encontrarte ahí, Iero – dijo la chica, sus rostro estaba crispado por la ira y el triunfo. Se le veía extraña. – jamás lo hubiera esperado – agregó con el mismo sarcasmo.
- Solo fui a echar un vistazo – se defendió. Era en parte verdad.
- Dime, ¿Qué truco descubriste hoy? – Mac sonrió.
- ¿Por qué estabas ahí, Frankie? – Mikey estaba más bien, relajado e indiferente.
- Ya lo dije, solo eché un vistazo –

Quedaron callados, eran un cuarteto, pero en ese instante parecieron tres nada más. Los ojos dorados de Macarena le daban una apariencia extraña a su rostro cuando la luna le golpeaba contra la cara.

- ¿Qué aprendiste el día de hoy? ¿A sacar conejos? – continuó ella.
- No aprendí nada, porque solo eché un vistazo – paciencia…
- ¡Oh! – dijo dramáticamente- pobrecillo –
- Sigo sin comprender, cariño – dijo Huse de pronto, Frank se preguntó a quien le hablaba.
- ¡VAMOS MIKEY! Iero ingresó al pasillo izquierdo el día que tú faltaste y ambos nos dormimos. Metió sus narices donde no debía y dejó una huella de su crimen. Ahora él ingresa otra vez y se mete en nuestras vidas. ¿No es cierto? – sonrió.
- Yo… -
- ¿Qué aprendiste?- Mac estaba algo acalorada, - ¿A romper corazones? – echó una ojeada al mago, que seguía observando al piso en silencio.
- ¿Por qué hiciste eso? – Mikey le dirigió la mirada hacia su compañero. Le parecía extrañamente lejano ese tiempo en el que ambos se reían y trabajaban en un espacio disminuido… felices.
- Yo en realidad solo… -
- Deja de negarlo, maldita sea – murmuró ella.
- No le hables así, Mac – defendió Michael, Iero se sorprendió al ver que le daba la contra a la chica de sus sueños – él aún no dice nada –
- Eso es cierto – Frank levantó el mentón.
- Pero si no lo haces ahora, dudaré de ti – agregó el primo de Way, cortando la repentina esperanza.

Silencio, otra vez. Estaban como en coma, silenciosos, quietos y casi imperceptibles. Eran como estatuas, pero de pronto, alguna sombra perdida, pareció revivir.

- Al principio – dijo la quebrada voz – no lo podía creer. Después de todo tu eres mi vida, lo sabes, ya te lo dije mil y una veces. No me hace falta repetirlo una vez más. Yo sabía antes de que se diera que serías punto de celos. Una mala broma. Pero a mí eso no me importaba. A ti tampoco ¿Cierto? Lo noté, solo querías estar conmigo, fuese lo que fuese. Lo tuvimos todo, nos enamoramos. Pero había algo, en tu mirada, en tus ojos. Soy perceptivo y más si es alguien que me importa… ¿Era eso lo que te movía a quererme? ¿Es que realmente era amor? Sé de traiciones. Alguien con tanto talento no recibe amistades verdaderas, piénsalo, ¿Quién no quisiera aprovecharse de mi magia? Soy como una puerta abierta, a mi pesar. Una figura pública – suspiró, moviendo los pies – luego lo dejé de lado. ¿Qué me importaba a mí que tuvieras esa mirada si me querías? ¿Qué importaba algo ahora? Te tenía ti, un personaje perfecto, único e inalcanzable. Tal como lo busco. Aunque la perfección es peligrosa – por primera vez, levantó la vista de las sombras, sus ojos brillaban, las lágrimas hacían resaltar su color verdoso - igual que la magia. Olvidé que eras humano, que tienes curiosidad y más que nada, curiosidad de saber porqué tu debilidad, era YO – sonrió - ¿Crees que no lo noté? Siempre quisiste saber porque yo te podía controlar tan fácilmente. ¿No es explicación suficiente decir que me amabas? ¿Qué harías todo por mí? – sus labios temblaron – pero, quisiste romper todo. Ideaste un plan, jugaste conmigo, me traicionaste. Pero lo sigo dudando. No sé a quién creerle: A la chica que me acompaño casi toda una vida y que me adora como su Dios – señaló a Macarena que lo observaba ruborizada – o a ti, cariño, que me diste todo, que llenaste ese espacio carcomido dentro de mí. Tu dime Iero ¿A quién elijo ahora? Me estás poniendo en una situación difícil. Yo… tengo muchas cosas en la cabeza. Hay voces peleando a favor de ambos lados. Y estoy enfermo, enfermo de esta situación- el mago arrugó la nariz, mientras la brillantez de su mirada incrementaba.

Para ese momento, Frank aparte de conmovido, se sentía algo ofendido. Y por alguna desconocida razón sus labios se separaron para decirle en un tono seco e inexpresivo:

- Si no sabes en quién confiar usa tu famosa magia y averígualo – gruñó.

El mago se quedo paralizado igual que su primo. La chica ahogó un grito de sorpresa.
Su galera tembló cuando su cuerpo lo hizo. Echó la situación a la suerte, por lo que a fuertes pasos cruzó el pasillo derecho y fue a su camerino sollozando suavemente, cerrando de un portazo.

Iero cedió la mueca de sus labios. Volteó para observar a Mac y le sonrió.

- ¿Decías? –
- ¡ESTUPIDO! – gritó, corriendo tras Way.

Iero, era irreconocible. El otro que quedaba de esa escena dramática, se dio cuenta de pronto, que ya todo estaba perdido, que él no iba a hacer nada más que adelantar las cosas…


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