sábado, 17 de marzo de 2012

Just like, magic; Segunda parte - Capítulo: #4

Capítulo: #4

Tocó la puerta con los nudillos, esta sonó a madera hueca. Se abrió por si sola en un chirrido leve, Frank percibió un cosquilleo en el cuello y se sintió observado. Volteó hacia atrás y por una milésima de segundo le pareció observar que el lacio pelo de Macarena se escondía tras la puerta de su camerino.
Ignoró aquel detalle y empujando el portal ingresó en el lugar.

Encontró al mago sentado en aquel sillón de la derecha, sin avisar que estaba ahí e intentado no hacer ruido con sus zapatos, se acercó a él. Lo volvía a ver cansado, como otras veces. Tenía la cabeza apoyada en el respaldar y el cuerpo desparramado por lo que restaba del asiento, parecía dormido, pues estaba en una posición obviamente cómoda, pero Frank sabia que no. Oía su respiración intranquila en el silencio que reinaba en ese lugar.
Se sentó junto a él y lo examinó con detalle. Sus labios estaban levemente abiertos por la posición horizontal de su cabeza y al parecer tenía los ojos cerrados. Su piel pálida parecía de mármol bajo la tenue luz y por primera vez Frank tuvo la oportunidad de verle la manzana de Adán en el cuello. Esto lo hizo sonreír, como si hubiera descubierto un oscuro y sucio secreto.

- Si me sigues viendo así, me voy a sonrojar – su voz rompió el silencio como trompeta.
- Lo siento, parecías dormido – mintió, para tener excusas por observarlo tanto.
- Dormiría, pero estas aquí – levanto la cabeza y le sonrió – es de mala educación dormirse con los invitados –

La palabra “dormir” e “invitados” en la misma oración, hizo que la mente de Frank pensara algo pervertido. Al parecer el mago lo notó por que se echo a reír fuerte.

- Dormir con los invitados esperándote, me refiero – aclaró.
- Yo estaba pensando en eso – dijo Frank, volviendo a mentir.
- Oh, entonces no tienes la cabeza tan sucia como esperaba que la tuvieras – el mago despeinó los cabellos de Iero y se levantó del sillón.

Inmediatamente, luego de que su mano se quitara de su cabeza, se dispuso a arreglar su pelo. ¿Qué intentaba Gerard? ¿Confundirlo? ¿Ilucionarlo? O ¿Qué?

- ¿Es cierto que Mikey es tu primo? – preguntó, con una mano en su pelo.
- Si – dijo él sencillamente.
- Pero, ¿Estás seguro? –
- Realmente no me interesa mucho, eso no cambiará el flujo de las cosas – el mago se sentó en el asiento que solía ocupar, frente al espejo – creo que las intenciones de Mikey al averiguar eso eran otras, pero la verdad no sé que quiere –
- Sí, se mostraba muy emocionado ¿Sabes? Me pareció muy extraño pues ustedes jamás se conocieron antes, a pesar de ser familia –
- Tienes razón Frankie, jamás lo vi antes. Pero hay una simple explicación. Mi padre y mi madre siempre han estado enemistados con el resto de la familia, me sorprendió encontrar un Way que crea digno dirigirme la palabra –
- ¿Qué sucedió? – preguntó el sorprendido Iero.
- Mi padre... – hizo una pausa, como si decirlo le doliera – embarazó a mi madre en un accidente de cuentas. Fue una simple aventura. Pero la familia de mi madre lo odió desde que se enteraron y luego pasaron a odiarla a ella también por defenderlo... por otro lado, mis abuelos paternos, unos cristianos obsesionados creían que su hijo había arruinado su vida al no resguardar la castidad – Gerard hizo otra pausa y suspiró fuerte.
- Pero... eso no parece una explicación digna para tal enemistad –
- Es cierto, a simple vista parecen razones tontas, pero habían otras ¿sabes? –
- ¿Cómo cuales? – dijo Frank y al instante se arrepintió, por sonar tan entrometido – si no quieres decirlas no las digas – agregó, intentado enmendar sus modales.
- Por mí no hay problema en contarte – dijo, sonriéndole con confianza - es que... – bajó la mirada hacia sus manos, que reposaban en su regazo – a nadie le gustó que el primer nieto sea tan raro, tu sabes. Pensaron que tal vez tenía un problema psicológico o algo así – suspiró fuerte – las cosas explotaban con solo verlas, otras se movían y mi madre solía gritarme mucho – Iero se sorprendió al notar que su voz se quebraba lentamente – entonces las ventanas de auto explotaron y – se calló – salieron corriendo, pensando que tendría un demonio dentro –
- Yo... lo siento – dijo, sintiendo que no podría decir más.
- Por eso digo que la magia, no es perfecta – el mago volteó hacia él y sonrió, como si nada.

Frank sintió que una especia de río de agua caliente le bañaba el interior de su ser y lo hacia sentir tan cómodo, que se atrevió a sonreír también.

- Si Mikey piensa que le daré una habitación en el teatro solo por ser mi familia, está muy equivocado – dijo Way, dejando atrás el tema.
- No creo que este buscando eso, él es muy ambicioso –
- Se le nota – dijo, riendo.
- Iero... son las once, ya – una fina voz intervino la conversación.
- ¡Oh Dios! – dijo este, parándose apresuradamente.

El mago había volteado hacia la puerta y Mac, parada en el marco de esta lo observaba con los ojos vidriosos y perdidos por entre la sombra que tapaban la mirada del otro.

- ¿Sucede algo? – preguntó él, tan bajo que Iero prácticamente tuvo que leerle los labios
- Eso debería preguntar yo – dijo ella y dejando de observarlo, dirigió la mirada hacia Frank esperando que se fuera.
- Yo... ya me voy – este titubeó y caminó lento hacia la puerta – nos vemos, Gee – lo observó, pero el mago se mostraba de espaldas y había escondido su rostro por entre sus manos, estaba encorvado en el asiento – adiós, Mac... – hizo un gesto con la mano y ella lo siguió con la mirada hasta que Frank desapareció de su vista

Mientras salía, le pareció oír un leve sollozo y una pequeña explosión. Sintiéndose intruso en esa situación salió rápidamente del teatro, mientras los encargados de la limpieza lo observaban como culpándolo del repentino ambiente triste del teatro.


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