jueves, 22 de marzo de 2012

Just like, magic; Sexta parte - Capítulo: #6

Capítulo: #6

Way podía escucharlos aún cuando ese grupo de personas estaban lejos del teatro, podía oír sus quejas y a las señoras comentando los últimos chismes de la semana, oía a los niños preguntar por el mago y a las madres pacientes explicarles que había un problema, que el “maguito”, tenía un problema con sus “conejitos”.
Pero el maldito de Iero no es un conejo.

Gerard pensó que lloraría, que el mundo se le desvanecería en ese mismo instante, pero no sucedió nada, ningún maldito asteroide terminó con su estúpida existencia, el mar no se rebeló contra las costas y lo ahogó, tampoco el suelo se abrió y se lo llevó al infierno, como bien merecido tenía.
No quería hacerlo, pero tenía qué; sentía que estaba bien, pero le dolía; lo había decidido y él era exacto, perfecto y protector. Era SU secreto y…
Frank lo observaba risueño. Él estaba tranquilo o eso parecía. Pero Way no comprendía porque, ¿No ves lo que se avecina, cariño mío?

- Me sorprendes – por debajo de su sombrero de copa, su sonrisa brilló débilmente, se veía tan falsa y fingida que no convencía ni a sí mismo.

Frank, con el ceño fruncido de preocupación, se despejó la garganta.

- ¡Mac! – Gritó el mago, sobresaltando a la chica - ¡tengo una y gran y magnífica idea! – Se dirigió a ella y abrazándola por los hombros con una sonrisa maniaca en los labios agregó - ¡deberíamos enseñarle a Frank el truco de la desaparición! –

El horror y asombro de Michael crecieron a sus límites en ese instante, dejándolo paralizado en su sitio. Abrió la boca para avisarle a su amigo del peligro que se avecinaba, pero su cuerpo, como la increíble máquina que es, supo que si no respiraba pronto moriría, por lo que utilizó la abertura bucal para respirar, ya que la nariz no parecía responderle.

- ¿El truco de la desaparición? – preguntó la chica claramente confundida. Esperaba que el mago sacara un cuchillo y terminase con la vida de su enemigo, no que le mostrara un truco.
- Ve a buscar la caja, niña, será una sorpresa enorme para nuestro querido Frank – le sonrió radiante al chico - ¿no es cierto? Mi vida –

Iero sonrió levemente. Sostenía otra vez que ayer había despertado en un mundo paralelo.

Macarena empujó la caja negra con motivos dorados hacia el centro del escenario, sentía que el descubrimiento le había zafado un tornillo al mago y que tendría que internarlo en un manicomio después.

Gerard cesó con sus temblores míseros segundos para comenzar otra vez, observó a Frank por debajo de la galera con esos ojos dorados resplandecientes como un sol naciente y habló con voz demasiado fuerte y exacta como para pertenecerle a alguien que iba a cometer el mayor error de su existencia.

- Sé que estás sediento de conocimiento. Por lo que decidí enseñarte un truco nuevo, el cual recién perfeccionamos - y lo sería, sería perfecto, porque Iero estaría dentro de este. Solo con él, el teatro explotaría de vítores.

El otro, sintiendo las palabras casi increíbles del mago, abrió los ojos como dos platos y frunció el ceño. Esperaba una buena respuesta ¡Pero no tan espectacular!

- ¿Hablas en serio? – preguntó dudoso, ese hombre podría esta engañándolo con la actitud de loco que había tomado poder sobre él en los últimos minutos.
- Créeme – se acercó y lo cogió de la mano - será el truco más fantástico, el más perfecto y autentico. Jamás visto. El... único. - Gerard sintió que ya no estaba hablando del truco, si no de Iero. Sacudió un poco la cabeza y sonrió falsamente - vamos -

Caminaron frente a la caja, la gran caja negra, alta y amenazante, la única sin ningún compartimiento secreto o palanquilla, la única a la cual Gerard le había temido.
Mago y víctima otra vez, como los viejos tiempos.

Y el presentimiento volvió y le avisó. Porque fue como las premoniciones que le dio Moisés al faraón, fue una de las siete plagas tan temidas. Pero ignoró el mal presentimiento, como buen faraón que es.

Mikey tragó saliva, al notar que más que inmovilizado por el terror, había sido inmovilizado por el mago. 


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