domingo, 18 de marzo de 2012

Just like, magic; Tercera parte - Capítulo: #5

Capítulo: #5

El timbre sonó dos veces. Fue hacia la puerta y la abrió.

- ¿Qué sucede? – dijo Mikey, con la respiración acelerada - ¿Por qué querías que venga? – preguntó, entrando a la casa– ¿Qué sucede con el precioso Gerard esta vez? – Frank frunció el ceño.
- ¿Cómo sabes si es sobre Gerard? ¿Y si es sobre la crisis mundial? – reprochó.
- Compañero, mírate a un espejo, por favor. Estás con esa expresión de enamorado idiota que llevas cuando andas en cochinadas con él – Michael rió.
- ¿Cochinadas? – se defendió Iero, ruborizándose de pronto – yo no hago cochinadas con él... – se detuvo, sintiendo que mentía – bueno, al menos... no lo hacía – el color escarlata de sus mejillas incrementó. Frank decidió que el piso era MUY interesante y que era hora de observarlo atentamente.
- ¡Dios mío! – exclamó su amigo – ¿¡Qué paso!? – se tiró al suelo bajo el otro y logró visualizar el brillo de los ojos de Iero.
- Nada... – un nudo se formó en su estomago y se sintió como un chiquillo de once años, tonto e inexperto.
- ¡Basta de contar moscas y dime que sucedió! – Mikey se removió ansioso.
- Bueno yo... él... me... él... besó... bueno... – se enmudeció, todo su calor corporal parecía haber subido a su cara.

Michael se echó a reír tan fuerte que Iero pensó que había perdido la razón. Luego de unos segundos paró sus risas con un par de toses y se atoró con su propia saliva. Tosió y tosió, hasta que lagrimeando se arrodilló, levantó la vista y observó a Frank con una gran sonrisa.

- Eres todo – tosió – todo un idiota, mi Frankie –
- ¿Ah? –
- No finjas más... – Mikey se limpió la boca con su manga – te encanta la idea de que eso haya sucedido – le sonrió ampliamente.

Las comisuras de los labios de Iero se fueron estirando hacia los lados hasta formar una sonrisa tímida. Mikey dejó de toser y le sonrió también. Ambos comenzaron a reír al mismo tiempo. Michael se tiró a los brazos del otro y le dio unas palmadas en la espalda. Pero pronto dejó de reír, al parecer acordándose de algo y examinó a Frank con sus ojos castaños.

- ¿Y Mac? – preguntó él.
- ¿Qué tiene? – dijo, confundido.
- ¿Los vio? –
- Yo creo que sí, estaba fuera cuando salí... – Frank recordó a la llorosa Mac, tirada de rodillas en el suelo y llorando desconsoladamente – estaba... llorando –

Mikey levanto ambas cejas y soltó un largo suspiro.

- Si ella aprende a controlar sus celos y de una vez por todas me hace caso, asunto arreglado ¿no? – sonrió levemente y abrazó a su amigo por los hombros.
- ¿Tú y ella... – dijo Frank, el reciente suceso había puesto lento sus desarrollados razonamientos.
- Al menos por mi lado, sí – sonrió – pero no sé si por el de ella, ya sabes, es muy apegada a Gerard y él la quiere mucho y... creo que ellos tienen algo –
- ¿Lo crees?– Frank se dejó caer en una butaca, de repente todo el mundo se le caía a los pies – ¿Entonces yo… –
- No sé... – Mikey se arrodilló frente a Frank y le sonrió – no saques conclusiones apresuradas, pero sabes como es Gerard, parece témpano de hielo –
- No, él no es tan frío como parece... – Iero observó hacia otro lado.
- Frank – este volvió sus llorosos ojos hacia Mikey – nunca se sabe -
- Me arriesgaré, si prefiere a Mac, supongo que cederé... –
- Es lo más sensato – Mikey lo rodeó con sus brazos y sintió los leves temblores que emitía su amigo.

Gard, el sabueso de Frankie lo observaba. Sus ojos negros y fijos parecían saber la verdad tras su manera de actuar. Mikey sabía que los sentimientos del mago hacia su amigo eran reales, lo había comprobado cuando casi lo mata por el puente metálico. Pero si en el asunto se metía Macarena... nadie dañaría a Mac, nadie.

Por que en el amor, en la guerra y en la magia. Todo se vale...


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