Capítulo: #2
Otra vez, el juguete anti tensión.
Gerard pensó que jamás se había sentido tan nervioso.
Los pequeños tacos de Mac resonaban en el teatro, esta corría de un lado al otro dando indicaciones. El mago, como una estatua, estaba parado en medio del escenario, apretando juguete en su bolsillo y observando la puerta.
La misma que se abriría en una hora, exacta, para que el público ingrese hacia el show de ese día. El muñeco chilló por la fuerte presión que le ejerció Way.
La chica giró la cabeza hacía él. Este sonrió, fingiendo estar relajado.
- ¿Qué sucede? – dijo, sacando la sudorosa mano del bolsillo.
- ¿Por qué estás nervioso? –
- No lo estoy – mintió.
- Hasta aquí oí el chillido de esa cosa – reprochó, cruzándose de brazos.
- No es nada – se secó disimuladamente las manos en el pantalón – estaba pensando en ese truco de la desaparición –
Macarena levanto ambas cejas. Otros zapatos ruidosos se oyeron a lo lejos y por un pasillo apareció Mikey. Observó a la pareja y frunció el ceño.
- ¿Qué sucede? –
- Nada – dijo Way, volteando los ojos – hablábamos del truco de la desaparición –
- El conejo con el que tratamos no está vivo, es muy arriesgado... – Michael negó con la cabeza – yo sigo apoyando la plataforma -
- Si, es cierto... – Gerard volteó la cabeza y vio la inofensiva caja negra con motivos dorados en las esquinas en la cual se ejecutaba este truco, suspiró feliz de haber evitado el tema y tronó sus dedos – bueno, todos a prepararse –
Mikey y Mac caminaron hacia la caja y la empujaron hasta esconderla.
El mago la acarició al pasar alado, no sabía por qué pero tenía un mal presentimiento con esta.
Llegó a su camerino, se sentó frente al espejo y volvió a apretujar el muñeco anti tensión. Tranquilo, tranquilo – se repetía y cuando levantó la vista se sonrió al notar que sus ojos estaban bañados en lágrimas, por la emoción y los nervios de lo que planeaba para ese día. Se sentía ridículo, pero feliz.
Gerard pensó que jamás se había sentido tan nervioso.
Los pequeños tacos de Mac resonaban en el teatro, esta corría de un lado al otro dando indicaciones. El mago, como una estatua, estaba parado en medio del escenario, apretando juguete en su bolsillo y observando la puerta.
La misma que se abriría en una hora, exacta, para que el público ingrese hacia el show de ese día. El muñeco chilló por la fuerte presión que le ejerció Way.
La chica giró la cabeza hacía él. Este sonrió, fingiendo estar relajado.
- ¿Qué sucede? – dijo, sacando la sudorosa mano del bolsillo.
- ¿Por qué estás nervioso? –
- No lo estoy – mintió.
- Hasta aquí oí el chillido de esa cosa – reprochó, cruzándose de brazos.
- No es nada – se secó disimuladamente las manos en el pantalón – estaba pensando en ese truco de la desaparición –
Macarena levanto ambas cejas. Otros zapatos ruidosos se oyeron a lo lejos y por un pasillo apareció Mikey. Observó a la pareja y frunció el ceño.
- ¿Qué sucede? –
- Nada – dijo Way, volteando los ojos – hablábamos del truco de la desaparición –
- El conejo con el que tratamos no está vivo, es muy arriesgado... – Michael negó con la cabeza – yo sigo apoyando la plataforma -
- Si, es cierto... – Gerard volteó la cabeza y vio la inofensiva caja negra con motivos dorados en las esquinas en la cual se ejecutaba este truco, suspiró feliz de haber evitado el tema y tronó sus dedos – bueno, todos a prepararse –
Mikey y Mac caminaron hacia la caja y la empujaron hasta esconderla.
El mago la acarició al pasar alado, no sabía por qué pero tenía un mal presentimiento con esta.
Llegó a su camerino, se sentó frente al espejo y volvió a apretujar el muñeco anti tensión. Tranquilo, tranquilo – se repetía y cuando levantó la vista se sonrió al notar que sus ojos estaban bañados en lágrimas, por la emoción y los nervios de lo que planeaba para ese día. Se sentía ridículo, pero feliz.
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