miércoles, 14 de marzo de 2012

Siempre es de noche; Capítulo: #2

Capítulo: #2 

Loss of sleep over you.

Olfato. Su aroma se había quedado en su nariz. Tacto. Su piel se había quedado pegada a la yema de sus dedos. Oído. En su oído se repetía hasta su respiración. Una y otra vez durante toda la noche.
El amanecer lo encontró despierto y sumergido en un mar de sensaciones, todas y cada una de ellas inexplicables. 
Intentó recordar la última vez que se había sentido tan… abrumado. 
Nunca.
Se levanto de la cama después de haber estado intentando conciliar el sueño por unas 6 horas. Sabía que en cualquier momento Rosa entraría con el desayuno así que se dirigió hacia el baño de su habitación a lavarse los dientes.
Encierro. Gerard vivía encerrado, no solo en su ceguera y su terquedad, sino también en su habitación. Su guarida. Se sentía protegido por esas cuatro paredes que nunca le reprocharían ser cruel o amargado o callado. Ellas solo se limitaban a cuidarlo. ¿Cuidarlo de qué? ¿A qué le tienes tanto miedo Gerard Way?

Al salir del baño Rosa entraba con el desayuno.

-Señor Way ya…
Obviamente, la señora fue interrumpida por Gerard.
-¿Sabe qué? Debería hacerse un cartel que diga “debo decirle Gerard al señor Way”, pegarlo en la heladera y leerlo todas las mañanas antes de traerme el desayuno, ¿qué le parece?
-Sí se… Gerard, como usted diga.
-¿Va a hacerlo?
-Claro.
-Rosa… la estoy cargando.
-Ah… lo siento.
-Esta bien, no se preocupe pero, por favor, llámeme Gerard, ya estoy cansado de repetírselo siempre.
-Es que, estoy acostumbrada. He tratado siempre de Señor a todos mis patrones.
-Patrón… que palabra fea, deberíamos cambiarla… ¿qué le parece…-se llevo una mano a su barbilla.- ah lo tengo, Gerard?!
-Está bien. Intentaré recordarlo.
-No es tan complicado Rosa.
-Es la costumbre. Disculpe.
-Disculpada.
-Bien, aquí esta su desayuno. ¿No quiere tomarlo abajo en el comedor?
-¿Desde cuándo desayuno yo en el comedor?
-Por eso mismo. El día esta hermoso y por los ventanales entra un sol radiante, quizás sería bueno que baje a desayunar.
-No Rosa gracias, de todas maneras, no puedo apreciar la luz solar así que prefiero desayunar aquí como siempre. ¿Estuvo todo este tiempo con la bandeja en la mano? 
-Sí.
-Ay, Rosa ¿por qué no lo dijo antes? Apóyela por favor.
Rosa se adentro más en la habitación y dejó la bandeja sobre el escritorio de Gerard junto a la biblioteca, entre ésta y la ventana.
-Listo. Esta donde siempre. ¿Va a bañarse después de desayunar o más tarde?
-Creo que después de desayunar. Rosa, ¿recuerda el jean que me regalo Mikey para mi cumpleaños?
-Sí, claro. Ese que se niega a usar.
-Sí ese mismo. ¿Le molestaría ponerlo en condiciones? creo que será hoy su gran estreno.
-Claro. Le busco algo para arriba que le combine.
-Si no es mucha molestia.
-Bien. ¿Puedo ser intrometida?
-No, Rosa no puede, sabe que no puede.
-Sí, tiene razón. Me retiro entonces.
-Una última cosa.
-Dígame.
-¿Le dijo Frank, el chico que vino ayer, a qué hora vendría hoy?
-No, no me dijo que volvía. ¿Quiere que lo llame al señor Mikey para preguntarle?
-No, no quiero que lo molestes.
-Pero usted no es una molestia para su hermano Gerard, no sé porque piensa eso.
-Ay Rosa, usted es muy ingenua. Soy el karma de mi hermano, no solo una molestia, pero no viene al caso. Puede retirarse.
-Bien, enseguida le alcanzo la ropa.
-Gracias Rosa.
-No hay de qué.

“Que descortés ¿cómo no va a avisar a que hora viene? ¿Y si yo tengo cosas que hacer? Oh, vamos Gerard, es obvio que no irás a algún lado, ¿hace cuántos años que no sales de este cuarto? Okay esto es estúpido, ¿por qué estoy discutiendo conmigo mismo por esto? ¿Gerard, estas nervioso? No, no puede ser, ya basta.”
Y así se pasó todo el desayuno, incluso ni siquiera noto cuando Rosa entró a dejar su ropa y su toalla para cuando decidiera bañarse. Sus tostadas ya no estaban tibias como a él le gusta comerlas y después de unos cuantos minutos notó que tenía su taza en la mano y cerca de su boca pero que aún no había probado ni un sorbo de su ahora, frío café.
Al notar todo esto se puso de pie, fue hacia el baño y tiró el café en el lavabo, igualmente, volvió y comió sus tostadas. 
Decidió que era momento de ese baño. Abrió la puerta de su habitación y llamó a Rosa quien llego al minuto.

-Dígame, Gerard.
-Voy a bañarme.
-Esta bien.
-…
-¿Qué?
-Mi ropa Rosa.
-Le dejé su ropa sobre su cama señor.
-¿En qué momento?


-Hace unos minutos, entré y le dije “Gerard, aquí esta su ropa.”
-Si, es verdad, ya recuerdo.- [mentira[/i].
-¿Se siente bien?
-Sí claro. ¿Hará mi cama mientras me baño?
-Como siempre.
-Muy bien, entonces puede quedarse, entraré al baño ahora mismo.
-De acuerdo.

Gerad se metió al baño con su ropa. Dio un par de vueltas con su nuevo jean en la mano. “Esto es estúpido. Recuérdame ¿por qué hago esto? Para causar una buena impresión. Gerard un par de jeans no van a formar su opinión sobre ti, mejor que no te comportes como grumpy bear para que él no tenga una mala imagen tuya. Espera un momento… ¿por qué te interesa tanto lo que piense él de ti?”
Se sentó agotado de su discusión interna. “No lo sé.” Dijo en vos alta sentándose en el inodoro.
“Es sólo un amigo de Mikey, deja la payasada y entra a bañarte. Fin de la discusión.”
Se deshizo de su pijama y se metió a la ducha.
Como antes mencione, Gerard hacía todo mecánicamente. Sí, hasta su forma de bañarse era mecánica. Entraba a la ducha, se mojaba el pelo, se colocaba shampoo y lo enjuagaba, luego se ponía acondicionador ya que tenía el pelo algo largo, pero antes de enjuagárselo se enjabonaba el cuerpo y luego se quitaba el jabón y el acondicionador juntos. 
Pero ese día, algo se interpuso en la rutinaria ducha de Gerard.
Justo luego de colocarse el acondicionador, cuando comenzaba a recorrer su cuerpo con la esponja, sintió en su olfato repetirse el aroma de Frank.


A pesar de no ver cerró sus ojos y se quedó bajo la ducha sin hacer nada con el agua cayendo sobre su rostro y recordándolo otra vez en su tacto, en su oído y en su olfato. 
Luego de unos segundos… Gerard se encontró sorprendido… masturbándose bajo la ducha. Era la primera vez que lo hacía.


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