martes, 20 de marzo de 2012

There's no beat without you; Capítulo: #16

Capítulo: #16


"No existen las palabras, no se han inventado aún los fonemas que expresen fielmente el dolor de tu ausencia, ¿angustía, miedo, pesar?, Mis lágrimas forman una mancha amorfa en la superficie de mi almohada, mi alma lee aquella mancha y le da tú nombre, no hay sosiego para mi suplicio, mi piel exige tu piel, mis labios claman por tus labios, mi ser ruega por tu perdón.
Dos meses de completa soledad me han obligado a pensar, a recápitular los hechos del pasado, tienes razón, fue mi culpa, todo el martirio por el que atravesaste, tú dolor nació de mis propios miedos, sabía perfectamente que me necesitabas, que era el aire que respirabas y me aproveché de eso, te usé para mi beneficio, sin detenerme un segundo a pensar que estaba dañando el único ser que he amado con toda mi alma.

Perdonáme, te ruego me redimas de mí culpa, si aún hay en tí amor para mí, te pido que abras los brazos y me dejes entrar de nuevo en tu alma."

Menos de una página, en pocas palábras Frank aceptó aquello que juró jamás aceptar, la culpa era suya.
Gerard sonrió, sonrió con el alma, llevándose el papel al pecho, apretándolo contra su corazón, lo desdobló de nuevo para leer las últimas líneas

"Envio esta carta una semana antes de mi regreso, soy cobarde Gee, lo sabes mejor que nadie, por eso me curo en salud, tal vez en los días que restan, puedas pensar y perdonarme, aunque yo sé que lo harás, si algo tengo seguro en la vida es nuestro inmenso amor"

La noche caía lentamente sobre la ciudad de New York, tres semanas habían pasado desde el momento en que Gerard había recibido la misiva, la leyó nuevamente bajo la poca luz de la tarde que se extinguia al tiempo que las estrellas irrumpian titilantes en el firmamento, sintió la suave brisa de la noche reemplazar el calido sopor de la tarde, se prendió del barandal del balcón, mirándo unos segundos al cielo, otros al suelo, buscando en las estrellas una respuesta, ansiando ver un taxi llegar hasta la entrada de su edificio frente al cual su amante se bajaría corriendo a su encuentro.

Observó, reposado en el barandal, como la luna cambiaba de posición en el firmamento, el frío nocturno le golpeaba el rostro, no lo advirtió, lo único en su mente era el recuerdo y la promesa de Frank, ¿Qué pasaba, Por qué no estaba en este momento abrazado a su torso contemplando el cielo del amancer?, ¿por qué estaba el allí, soportando el frío, solo, sin su amante?.

El color del cielo pasó de purpúreo a un tono azul claro, Gerard regresó al interior de su apartamento, metiendose en su cama, cubriéndose hasta arriba con las mantas, cerró los ojos, el cansancio por fin se había apoderado de él.

- No es bueno dormir de día -

Escuchó una voz distante, apenas si lo alertó un poco, pero después de eso, nada. Regreso a su etápa profunda de sueño, pero segundos después sintió el sonido de un papel cerca a su oído

- ¡Dios!, Gee ¿cuantas veces leíste mi carta? -

Abrió lentamente los párpados, sus ojos se encontraron a pocos milímetros con ese hermoso rostro que lo mirába lleno de amor

- Ja ja ja Gee, parece una galleta molida esta carta... - Frank llevó el papel hasta su nariz - Uhmmm que rico, huele a tí - Sonrió acercándo sus labios hasta los ojos de Gerard, besándo cada uno suavemente - Se nota que tienes mucho sueño, vuelve a domir mi amor, que yo velaré tus dulces sueños -

- Frankie - Gerard pronunció aquel nombre como si fuera la respuesta a todas la preguntas de la humanidad - Amor... ¿estás acá?.... es un sueño... - Talló sus ojos, incorporándose en la cama, tocándolo despacio, recorriendo el rostro de Frank con la punta de sus dedos, delineándo los rosados labios, relamiendose lleno de amor y deseo, botándo lejos las mantas que le cubrian, empujándo con fuerza a Frank sobre la cama, obligándolo a recostrase de espalda a esta, entrelazando sus piernas con las de él, resbaló ambas palmas de las manos sobre el rostro de Frank, sujetandolo con fuerza

- ¡Estás aquí... no es un sueño! - Inclinó su rostro alcanzando los labios de su amante, besándolo con frenesí, descargando todas las ansias recogidas en los últimos meses, un extraño beso, mezcla de ternura, pasión deseo, algo de rabía destada en los fuertes mordiscos que Gerard le porpinaba a los finos labios de Frank, un beso recipróco, en el que Frank se sentía en el mismo cielo, saboreando la boca de Gerard, mezclando su sangre con la saliva de él, arañando la piel de la espalda, desesperado intentando despojar a Gerard se sus ropas, pero al no separar los rostros de ese eterno beso, las camisas que quedaban atoradas en los cuellos, aún así, sin importar que estaban aún a medio desvestir, encontraron el contacto de sus sexos, tan húmedos, completamente erectos, buscando el contacto del otro, no había necesidad de emplear palábras, las miradas plenas de amor, las violentas caricias, la simple mecánica de acomodarse uno con la boca sobre el miembro del otro, era evidente, necesitaban sentir el sabor de quien más amaban en la tierra, se conocian bien, sabían perfectamente que movimientos realizar con sus labios, con su lengua sobre la pelvis del otro, Frank delineaba la extención del pene de Gerard con la punta de su lengua, tratando de mordisquearlo un poco en la base, Gerard cubria por completo el pene de Frank con su boca, llevándolo hasta el comienzo de su garganta, moviendo frenéticamente su cabeza, llenándolo de placer, cada estrategía funcionába a las mil maravillas, hasta el punto de hacer que los amantes se corrieran al mismo tiempo en la boca del otro.


- ¿Por qué tardaste tanto en regresar a mí? -

- Gerard, amor, tenía que purgar mis pecados, aceptar la verdad, y perdonarme antes de poder regresar y llenarte del amor que mereces -

Se abrazaron, apretando sus cuerpos, deseando que la piel les abandonara y finalmente pudieran fundir sus almas para siempre

- ¿Me perdonas? -

- Si, si tú me perdonas a mí -

Frank sonrió, rozándo su nariz sobre el pecho desnudo de Gerard

- Ahh, entonces estamos perdonados los dos -

- Sabes algo, volví a consulta psiquiátrica, tengo que ir dos veces al mes, pero el "locológo" dice que ya estoy bien -

- Me alegra oirlo, es más creo que iré yo también, no sea que nos pase lo mismo otra vez -

Gerard miró a su amado, ¿cómo es posible que toda la felicidad que tanto anhelaba se encontrara contenida en ese pequeño cuerpo?, cerró los ojos, sintiendo la respiración de Frank chocar con su piel, estaba oliendo su cuerpo, sonrió divertido

- ¿Qué haces Frankie? -

No le respondió, en cambio, comenzó a lamer con cuidado cada centímetro de piel, ingresando su lengua entre cada pliegue, en cada curva, en cada cúmulo de grasa...

Levantó la mirada, fijando sus ojos en Gerard

- Yo tengo siempre presente las letras de esa carta que me enviaste el día de mi supuesto matrimonío... - Bajó su cabeza nuevamente, lamiendo la circunferencia del ombligo de Gerard, deslizando su rostro hasta su entrepierna - Estoy haciendo una comparacíon - Comenzó a besar y mordisquear la piel interna de los muslos de Gerard.

- ¿Una comparación de que?... - Dejó escapar una tímida risilla - Frankie, ja ja me haces cosquillas, ¿qué haces? -

- Necesito saber, si el registro que tengo en mis sentidos del sabor de tu piel es real o es inexácto... - Levantó una de las piernas de Gerard, buscando la blanca piel de sus nalgas, repitiendo en ellas la operación: morder, lamer, besar, siempre tratando de captar el sabor de esa piel que lo enloquecía.

Se arrodilló en la cama, mirándo a Gerard a los ojos

- Ahora, te respondó lo que me preguntaste en esa carta. Sí, si mi amor, recuerdo el sabor de tu piel, al igual que tú, tengo en mi memoria el sabor magistral que posee cada centímetro de tu ser , y al igual que tu, Gerard Way, yo te amo como nadie más en la faz de la tierra te puede amar...
Con mi alma

Con mi vida

Con mi sangre -.

FIN

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