miércoles, 21 de marzo de 2012

Just like, magic; Quinta parte - Capítulo: #1

Quinta parte: Silencio (Noviembre - 1999)


Capítulo: #1

Michael Huse Way, hundido en un fuerte dolor de cabeza y con un lápiz en la mano que tenía grabado en su madera el nombre de la compañía, luchaba contra sí mismo, para no pararse e irse de ese lugar. Si tenía que hacerlo, ESE era el día.
No iba a posponerlo más, no iba a plantarse que Iero iba a recapacitar, no actuaría nunca más como un cobarde, ni como un niño asustado. Después de todo.
No tenía NADA a lo cual temerle… además que era un jodido adulto, por Dios.
Lo haría, estaba dispuesto a hacerlo, aunque su amistad, esté en medio.

Después de todo, Frank no era chica. Mac, sí.

Se obligó a dejar de morderse la única uña que aún le quedaba y suspiró fuertemente, el correr del agua aún le llegaba del otro lado de la puerta del baño de la oficina. Tendría un tiempo más para pensarlo… sí, tal vez existe algún otro modo…
Algún modo de salvar a todos sin dañar a nadie.
Atrajo hacia él con la mente su taza de café, tomó un sorbo y la dejó en el mismo lugar donde estaba antes. Demonios. Mala idea.
Utilizar la magia había vuelto su dolor de cabeza en una jaqueca.

- ¿Nos vamos? – preguntó Frank, sacando la cabeza por el portal. Se secaba las manos con una toalla descartable.

Huse lo observó detenidamente, se notaba que había estado llorando.
No hay que olvidar que días antes, Iero había traicionado al amor de su vida. Aún eso le pesaba fuertemente en el alma.

- Vamos – respondió con voz débil, le desagrado ese detalle, por lo que despejó su garganta y sonrió.
- ¿Te encuentras bien? – preguntó su amigo, limpiándose el rostro con toallas húmedas.
- Si, si – respondió.

Ambos cruzaron la puerta del trabajo a pasos fuertes y largos, en unos instantes, en los cuales el primo Way se continuaba mordiendo las uñas, llegaron al teatro.
Iero sonreía, Huse pensaba en que su antisudoral no funcionaba, pues estaba prácticamente mojando la camisa.

Y ante sus ojos los dos amantes se abrazaron con fuerza, unieron sus labios rápidamente. El mago dijo algo y Frank sonrió tristemente. La presión entre ellos era notoria, pero no muy fuerte. Caminaron al camarín lentamente, pero juntos.
Su corazón se estrujó hasta…

- ¿Y bien? – dijo la voz femenina, a su espalda.
- No pude hacerlo – respondió, sintió como su mano tibia resbalaba por su espalda. Por un segundo sus uñas largas lo arañaron. ¿Por qué tenía que ser él humano? ¿No podía simplemente no remordimiento?
- ¿Y cuando podrás hacerlo? –
- No lo sé, Mac –

Huse volteó, ella lo observaba de una manera tan profunda que lo hacía temblar. Llevó sus delgadas manos a su cuello y con suaves movimientos acarició su piel. Mac lo sabía, sabía cómo controlarlo.
Enredó los brazos alrededor y elevándose ligeramente le besó la mejilla.

- Tienes que hacerlo – le murmuró al oído.
- Debe haber alguna otra forma, yo no puedo hacerle esto a Frank… -
- No hay otra forma, además piénsalo, con este plan… te ganas a la chica, comisario – sonrió sensualmente, sin dejar de acariciar al chico.

Mikey se sintió miserable, pero capaz. Se separó levemente de ella y quedó frente a sus labios. A veces se sentía algo pedófilo así.

- ¿Cómo puedo creer que me ganaré a la chica? Es que ella, es un poco… difícil –
- Créeme, solo tienes que atrapar al ladrón – le guiñó un ojo – y caerá en tus brazos como el esclavo se inclina ante el amo –
- Oh Mac… - se abalanzó contra su rostro, sin poder esperar más. Pero ella apartó la cara causando que los labios del chico chocaran contra su mejilla.
- Primero el ladrón, luego la recompensa – dijo, acariciando a Michael.
- Lo haré Macarena. Juro que lo haré –
- La chica estará muy feliz, comisario… - dijo ella, sobando su nariz contra la mejilla de él.

Su corazón se estrujó hasta… lo imposible.
Y cerró los ojos con fuerza, convenciéndose de que no había otra forma y que todo saldría bien... al final.


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