domingo, 18 de marzo de 2012

There's no beat without you; Capítulo: #2

Capítulo: #2

La marcha nupcial empezó a desvanecerse poco a poco, al tiempo que la radiante novia tomaba entusiasmada la mano de su prometido, quién le regaló una mirada vacia, que ella interpretó como una señal superflua del temor que todos los hombres sienten ante la eventual privación de su libertad, no le dio mucha importancia, para ella era un hecho irrefutable que Frank la amaba profundamente.
El sacerdote abrió el misal de bordes dorados y letras enormes, comenzando por fin con la ceremonia que sentenciaria el destino de tres personas

- Padre, todopoderoso y eterno Dios, te alabamos siempre y en todo... -

"Todopoderoso, dejarás que esto suceda, permitirás que este amor puro e inmenso que Frank y yo compartimos se diluya en el aire, como sí nunca hubiera ocurrido, tal vez no valemos la pena para tí, no lo sé, Dios eterno, tú más que nadie sabes que algunas veces me he peleado contigo, y he dudado de tu existencia, te ruego, pruébame que eres real, impide este horror, ¿Qué no ves que tres vidas estan a punto de arruinarse?, Mientras Frank me ame, no podrá hacerla feliz"

Gerard suplicaba mentalmente, sus ojos se llenaban de lágrimas cargadas de miedo, de amor, sentía como el líquido se resbalaba por sus mejillas, no se limpió, quería que Frank girara su rostro una vez más y viera el latente dolor que acongojaba su alma

- ... Tu has diseñado el amor casto de esposo y esposa para que aumente tanto en la familia humana tanto como... -

Frank escuchó atentamente aquellas palabras pronunciadas por el sacerdote, "amor casto de esposo y esposa", recordó aquella noche a la cual él suele llamar "la noche maldita".

Estaba a punto de conciliar el sueño cuando sintió que la puerta de su habitación de hotel se abría rápidamente, Gerard se coló en la habitación como un ladrón en las sombras, metiéndose en su cama por la parte de abajo, retirándole el pantalón del pijama, Frank se deleitába al sentir los labios de su amante recorrer despacio la piel de sus piernas, sonreía al ver el movimiento de las sábanas que los cubrían, entre el claro oscuro de la habitación Gerard parecía un espectro que tomaba forma entre las mantas, Frank se retorcía por la anticipación, el rostro de Gerard se acercaba cada vez a su entrepierna, sus manos inquietas le acariciaban los muslos tibios, era habitual, la sola presencia de Gerard lograba que la piel de Frank ardiera intensamente, el bello rostro del amante se asomó por entre las mantas.

- Frankie, odio tu ropa interior -

Musitó Gerard antes de arrancar la prenda que se interponía entre sus labios y la piel de su amado, Frank separó sus piernas institivamente, dejándole lugar a la cabeza de Gerard que se internó en su intimidad, posando primero su lengua sobre la punta del pene de Frank, saboreándolo, profiriendo quedos gemidos de placer al sentir el sabor divino de la intimidad de su amante, la libido de Frank se alimentaba no solo por las suaves caricias sobre su miembro, el sonido excitado de los murmullos de Gerard y la sola percepción de él en su cama lo llenaban de un placer tal que el trabajo de Gerard sobre él fue remunerado con él hermoso endurecimiento de su órgano viril, engrosado con los vasos capilares irrigados con la salvaje sangre que su corazón enamorado emanaba a toda velocidad, un bello espectáculo para los ávidos ojos de Gerard quién en un inesperado arranque de pasión se llevó por completo ese espléndido pene al interior de su boca, chupándolo con fiereza, moviendo frenéticamente su cabeza sobre él, cubriendo toda la extensión en cada uno de sus movimientos, Frank sintió que solo entrar en su boca no era suficiente, y con mucha dificultad haló a Gerard de los hombros, acomodándolo boca abajo en la cama, descubrió sus blancas nalgas, mordiendo sus labios antes de propinarle un palmadón, Gerard sonrió con su cara hundida en la almohada, flexionándo su cuerpo, ofreciendole al licencioso Frank la libertad de extraer su ropa, separar sus piernas y acomodarse entre ellas, tomando su pene erecto con la mano derecha mientras con la izquierda llena de su propia saliva trataba de lubricar un poco el interior de Gerard, no le costó mucho esfuerzo, la misma excitación había logrado que Gerard estuviera practicamente listo para recibir el voluminoso pene de Frank en él, con suavidad y un tanto de ternura en un comienzo Frank empezó a penetrarlo, al tiempo que besaba la base de su nuca, y acariciaba la tersa espalda de Gerard, los gemidos de ambos se combinaban, así tal cual la voz y la guitarra se acompasan en el escenario, los amantes componían sus propias melodías de amor y pasión

- Más... rápido -

Gerard apenas si podía moduar palabra, Frank no le respodió con su voz, pero si lo hizo con su cuerpo, aumentando el ritmo constante de sus embestidas, alimentándose de toda la energía de su cuerpo para llenar a Gerard del más sublime placer, sintiendo la apretada fricción de su pene entre el trasero húmedo, cálido e insaciable de su amante, quién resoplaba intensamente entre jadeos ahogados, y cuando su propia agitación se lo permitía sus labios dejaban escapar un "Frank" con todo el amor que se le puede impregnar al hecho de declararle al mundo cual es el nombre de la persona que llena tu vida por completo con el simple hecho de existir.

Encendieron un par de cigarrillos, fumando los últimos restos de placer del momento, Frank reclinó su cabeza sobre el hombro de Gerard, ordenando las palabras en su mente, él sabía que lo dañaría tan pronto abriera sus labios, pero era mejor que su amante conociera la nefasta noticia por su boca y no por alguién más

- Anoche le pedí matrimonio -

Gerard sintió que su cuerpo caía en un gélido abismo, impidiéndole articular palabra, tan solo se retiró de la proximidad de Frank, sentándose frente a él en la cama, mirándolo lleno de desilusión, tratando de evitar que afloraran las lágrimas en sus ojos

- Ya sabías que lo tenía planeado -

- ¿Qué cosa, romperme el alma como si no importara lo mucho que te amo... que me amas? -

Frank estiró sus manos tratando de alcanzar las de Gerard, quien esquivó el contacto del amante que asesinaba el amor que se tenían

- Quiero formar un hogar -

- Puedes formarlo conmigo -

Frank sacudia la cabeza en medio del desespero

- No, no entiendes, yo quiero ser padre -

- Podemos adoptar un hijo -

Gerard se levantó de la cama, buscando su ropa, no soportaba más estar en esa habitación un instante más, Frank se quedó en la cama viendo los torpes movimientos de Gerard, quién estaba tan abatido que no lograba coordinar

- Sabes que no es lo mismo -

Gerard perdió la paciencia gritándole a Frank como jamás lo había hecho en su vida

- ¡Pues conseguimos un vientre de alquiler, tienes tu maldito hijo, que lleve tu sangre, y dejas tanta idiotez! -

Los ojos de Frank se llenaron de temor al ver la reacción de su amante, y su piel sintió el doble de dolor cuando Gerard lo tomó con fuerza de los brazos, dolor físico y dolor del alma, una terrible combinación

- ¿Ya no me amas?, ¡Responde Frank, dímelo... ¿Dejaste de amarme? -

- ¡No! -

La voz carrasposa del sacerdote, invitando a la pareja a declarar su consentimiento, trajo de nuevo a Frank al presente, a este nefasto presente que estaba viviendo, Gerard veía como los novios avanzaban lentamente hasta el atrio de la iglesia, esperando escuchar la pregunta del sacerdote, apretó sus manos mientras suplicaba mentalmente por que este horror terminara

- Frank Anthony Iero, ¿aceptas a esta mujer como tu esposa?, ¿Prometes serle fiel en lo próspero y el lo adverso, en la salud y en la enfermedad.... -

Las palabras pronunciadas por el viejo sacerdote se desfiguraban en la mente de Gerard, quien suplicaba en vos baja

- Dí que no, dí no, no... Frank.. dí ¡NO! - 

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