domingo, 18 de marzo de 2012

There's no beat without you; Capítulo: #3

Capítulo: #3

La pregunta del sacerdote reobotó en sus oídos, Frank sabía que responder aquella pregunta marcaría el destino de tres vidas.

Destino, es una palabra que encierra tanto enigma, ¿podemos controlarlo, o estamos sujetos vivir como marionetas bajo su voluntad?. Frank siempre pensó que estaba destinado a conocer y amar a Gerard, no había otra explicación a los hechos que constantemente los empujaban a encontrarse, una y otra vez, en las calles de New Jersey, topándose en tiendas de discos, en los toques de las bandas de garaje, el primo de Frank organizando shows donde la nueva banda MCR tocaba, ambas bandas firmando en EyeBall, y luego como si estuviera planeado desde antes de nacer, Frank abandonó su banda convirtiéndose en el guitarrista rítmico de My Chem.

Sus ojos siempre se perdían en Gerard, lo observaba, lo admiraba, lo deseaba, sin saber que hacer con sus propios sentimientos, el temor de ser descubierto y rechazado, Frank cuidaba sus actos, apenas recien estaba en la banda, buscando un lugar en las canciones terminadas del disco, componiendo melodías para Early Sunsets, queriendo impresionar al vocalista, quién parecía absolutamente indeferente a su presencia. Lo que Frank no sabía es que Gerard se encontraba igual que él, ocultando sus sentimientos, reprimiendo deseos por el miedo al rechazo, abusando de los calmantes porque tenía una nueva distracción que le impedia dormir, las miles de fantasías en su mente se apoderaban de las horas en que debía dormir, los mil escenarios en que le confesaba a Frank su amor, las posibles reacciones del joven guitarrista a sus propuestas, ¿rechazo?, ¿odío?, ¿reciprocidad?, esta última era la que más le dominaba, soñaba con hacerlo suyo, mientras luchaba cada día por sacar a Frank de su corazón.

Pero el destino, implacable, siempre se sale con la suya, una de las primeras giras, por ciudades intermedias en USA, el dinero no era mucho, los hoteles de mala muerte eran la mejor opción, habitaciones compartidas, aquella vez fue peor, solo había una cama, habría sido más fácil para Gerard compartir esa habitación con su hermano, pero cuando las asignaron él guardó silencio, ¡claro que prefería compartir cama con Frank!, al menos podría cumplir una de sus fantasías, velar el sueño del chico que lo tenía al borde de la locura.

- Duerme en la cama, yo soy enano, me acomodó fácil en el sillón -

El tono de burla con el que Frank extendió su propuesta escondía un deseo oculto, esperaba que Gerard le pidiera compartir la cama, ansiaba al menos sentir de cerca la respiración del vocalista que le hacía latir el corazón con más fuerza que nunca.

- No hay necesidad, enano, ja ja ja, duerme conmigo -

Se cubrieron con la misma manta, la única manta en la austera habitación de hotel, hablaron cosas sin importacia antes de fingir que se dormían, cada uno esperando que el otro cayera en un profundo sueño, aunque fuera robarle un beso sin que lo notara, Gerard dejó sus ojos cerrados por más tiempo, mientras aspiraba y se grababa el aroma de Frank en su alma. Frank creyó que Way ya estaba dormido y con mucho cuidado se acercó hasta sus labios, posándolos despacio, cual sería su sorpresa al sentir que el beso era devuelto con arrebato, con pasión, con la lengua traviesa de Gerard entrando en su boca, acariciando su propia lengua, las manos no podían contenerse tampoco, Gerard rodeó el cuerpo de Frank, abriendo sus ojos, fijándose en el rostro enamorado del joven, quién no pudo tampoco controlar sus piernas y las entrelazó con las de Gerard, no se dijeron nada, no había necesidad, el deseo desenfrenado de sus cuerpos por sentir más cerca al otro los llevó a ese primer momento, solo se rompió el silencio cuando ambos estaban desnudos, completamente erectos y sin saber que hacer

- Yo, eh... nunca antes he estado con otro hombre -

Los ojos de Frank señalaban temor y al tiempo una inocencia tan dulce que derretiría el corazón del más duro ser de la tierra

- Oh, Frank, yo tampoco -

Se miraron por un instante antes de romper en risas, Gerard tomó la iniciativa, acomodando a Frank de lado sobre la cama, tanteando su trasero con la punta de sus dedos, hundiéndolos suavemente, preguntándole cada segundo a Frank cómo se sentía, con miedo de dañarlo, de hacerlo como no se debería, la mano que tenía libre la usaba para masturbar al cada vez más excitado Frank, quién en ese punto comenzó a suplicarle a Gerard que lo penetrara de una buena vez, sin importar el dolor, Gerard accedió de inmediato, a estas alturas el tampoco soprotaba más la anticipación.

Un ruidoso gemido de dolor salió de los labios de Frank, Gerard se detuvo, pero los jadeos que continuaron le indicaron que su amante estaba bien.

- Señor Iero, ¿necesita que le repita la pregunta? -

El sacerdote parecía un poco molesto, el silencio de Frank era muy largo, la novia comenzaba a impacientarse y Gerard a ilusionarse, el indeciso novio giró la cabeza buscando el rostro de Gerard, quién lo mirába lleno de esperanza, Frank meneó la cabeza, pero esta señal de negación no era dirigida al cura, si no a Gerard

- Si, acepto -

Puedes imaginar que el mundo se derrumba a tus pies y no tienes de donde aferrarte, sientes que caes en un profundo abismo en el que las filosas rocas que sobresalen laceran tu piel arrancando tirillas de la misma, dejando tus heridas expuestas, pero no se compara el dolor físico al miedo inmenso de perder tu alma tan pronto tu corazón deje de latir para siempre. El corazón de Gerard dejó de latir por unos segundos que parecieron una eternidad, ya no había nada que hacer, escuchó como la novia respondía afirmativamente la pregunta, y decidió salir de allí, de ese horror, no tenia nada más que hacer, pero detuvo sus pasos al escuchar al sacerdote preguntar a los asistentes

- Si hay alguién que se oponga a la unión de este hombre y esta mujer, que hable ahora o calle para siempre -

Gerard se detuvo en seco, volteando su cuerpo, avanzando rápidamente hasta el atrio donde los novios se encontraban esperando a bendición de su unión. 

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