lunes, 19 de marzo de 2012

There's no beat without you; Capítulo: #8

Capítulo: #8


La blanquecina piel de Frank, resaltaba en el negro cuero del diván del consultorio, Stephen pasaba una algodón empapado de éter bajo la nariz de Frank, tratando de hacerlo volver en sí, la acción funcionó, resultando en el despertar de Frank sumido en un desgarrador llanto, el joven se sentó sosteniendo la cabeza entre sus manos, susurrando lleno de pesar

- Lo perdí, lo perdí... nunca lo tuve -

Stephen esperó a que cesara el llanto, sentándose a su lado se dirigió a él y a Mikey

- Gerard es un hombre absolutamente brillante, es muy inteligente y manipulador, no existe posibilidad alguna que se haya curado tan rápido -

El corazón de Frank se llenó de esperanzas, limpiándose las lágrimas que rodeaban por sus mejillas, fijó la mirada en el terapista

- ¿Qué quiere decir? -

- Él sabe que la única manera en que puede salir de acá es estando completamente curado, lo que hizo en esa sesión fue un intento para manípular el diagnostico, estoy convencido que Gerard realizó una perfecta actuación -

Frank sintió que su cuerpo se llenaba de vida, sin poder disimular la gran sonrisa en sus labios, empezó a hablar atropeyadamente

- Es decir, me ama, mintió, el sí me ama... ¿verdad?, es eso lo que usted quiere decir... me ama -

Stephen sonrió, propinándole un par de palmaditas en el hombro a Frank

- Me preocupa un poco tu desmayo -

- No, ya estoy bien.. mejor que nunca -

- Ajá, eso también me preocupa, creo que deberias venir a un par de terapias conmigo, porque estás desarrollando un sindróme de dependdencía -

Mikey apretó los labios retiendo una carcajada

- ¡Solo faltaba esto!, mi cuñado loco también -

- Bueno, no hay que exagerar, pero si me gustaria hacerle una prueba a Gerard, necesito que Frank me acompañe a su habitación -

- ¿Para qué? -

- Quiero que le cuentes la verdad, que le digas que todo fue un plan para obligarlo a internarse en este lugar, tengo la plena seguridad, que tan pronto se entere de todo, su animo se quebrantará, es que puedo imaginar la escena con claridad, romperá en llanto, aferrándose a tu cuerpo, obligándote a prometerle amor eterno... es fácil, de hecho creo que será más productivo trabajar en su sanación de esta manera, con un Gerard completamente vulnerable -

Frank caminó detrás de Stephen, dirigiéndose a la habitación de Gerard, sus manos temblaban, sentía pena pensar en la reacción de Gerard, él odiaba ver a su amor llorar, no soportaba verlo mal, pero sabía que debía hacerlo, era por su bien.

Gerard solia recostrase sobre la cama, con la mirada perdida en el techo, no le gustaba mucho salir al jardin, ni socializar con otros enfermos mentales, que no le aportaban nada bueno, recordó su sesión en la cámara de Gesell, y sonrió lleno de sastifacción, "Los engañé, todo lo que pensé anoche, funcionó a las mil maravillas, ahora, me dejaran salir de aquí, y podre buscar a Frank, él estara conmigo para siempre, así tenga que obligarlo"

La puerta se abrió desde afuera, Stepehen ingresó saludando con un gesto de su mano a Gerard.

- ¿Cómo te sientes? -

El paciente se sentó en la cama, improvisando una actitud llena de confianza

- Liberado... Oh, se siente tan bien poder entender que era lo que me pasaba, y dejar atrás aquello que me atormentaba -

Stephen bajó la mirada, interiorizando las palabras de Gerard "Miente"

- ¿Quieres decir que si Frank vuelve a buscarte, le diras que no? -

Gerard respiró profundamente, tomando fuerzas de las palabras que su terapista le dijo el día que ingresó en la clínica "La única forma en que puedes salir es que aceptes que no necesitas a Frank en tu vida"

- Estoy seguro que lo rechazaré, es decir, el me excitaba mucho, pero ahora que estoy acá, lleno de paz y tranquilidad sin él a mi lado, me doy cuenta que él me hace más mal que bien -

Stephen estiró su mano, abriendo más la puerta de la habitación, dándole espacio a Frank para que entrara, sin perder de vista a Gerard, y su reacción.

Gerard sintió morir en un segundo, al ver al hermoso hombre que cruzaba el umbral, sonriendo tímidamente, apretando sus labios, y con esos bellos ojos acuosos, a segundos de romper en llanto.

Frank caminó despacio, pensaba que en cualquier momento iba a caer al piso, preso de la emoción de ver a su amor, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos a causa de la sorpresa, se detuvo a unos pasos frente a él

- Hola Gerard - Saludó en un tono bajo, regalándole una dulce sonrisa

- Abandonaste tu luna de miel para venir a burlarte de mi condición - Aseguró Gerard, retirando la mirada, que antes se enfocaba tan fuerte sobre el rostro de Frank

- No hubo tal cosa -

- ¿Cómo dices?, acaso Sally se molestó por lo que pasó el día de la boda -

Frank se sentó junto a Gerard, tomando su mano entre las suyas

- Nada fue real, escuchame con atención -

Gerard escuchaba sin mostrar sentimiento alguno, dentro de sí, su corazón restauraba las heridas, mientras Frank relataba que el sacerdote era un actor, que Sally le ayudó, y que solo ellos, y Stephen sabian la verdad, Gerard sintió que el amor que sentía por Frank se duplicába instataneamente, todo aquello que hizo fue por amor... ¡Que amor más grande!, pero él no podía abandonar su plan...

- Ah, es decir... que me trataste como a un idiota, como a un crio a quien no se le puede ser honesto -

- No, amor, mi amor - Frank soltó las manos de Gerard, tomando su rostro entre las suyas, acercándose a los labios que tanto amaba besar - Lo hice por tí, porque te amo más que a nada en el mundo -

Gerard esquivó con dolor los labios de Frank, solo Dios sabe el deseo inmenso que tenía de besarlo, pero no. No iba a arruinar su plan, si Frank mintió para salvarlo, el mentiria para salir pronto de allí y estar con él, en medio de su delirio, Gerard no perdía su control mental, sabia que nunca podria aceptar su capacidad de vivir sin Frank, entonces, ¿cuánto tiempo duraria recluido en ese manicómio?, No... perder el tiempo sin su amor era un lujo que no se iba a dar

- Ah, bueno, gracias, me hizo muy bien lo que hiciste... y ¿ahora que? -

Frank no entendía nada, se levantó de la cama parándose junto a Stephen, lanzándole una mirada de incertidumbre

- Gerard, que pasa, tienes a Frank frente a tí, te acaba de contar la verdad, ¿no estás feliz? -

Gerard se levantó, plantándose frente a Frank, estiró sus manos hasta alcanzar las del joven que tenía el corazón detenido, lleno de el más profundo temor

- Me siento feliz, sí, y te agradezco lo que hiciste, porque trajiste tranquilidad a mi vida, pero... - Hizo una pausa, buscando los ojos de Frank, las palabras que iba a pronunciar deberian sonar lo más sinceras posibles, con un gran esfuerzo logró dejarlas brotar de sus labios, más no se su alma - Yo no te amo Frank, nunca te amé -

El alma de Frank lo abandonó, dejándolo sin fuerzas para permanecer en a quel lugar, sin pensar en nada más que huir del dolor, salió corriendo de la habitación de Gerard, buscando a Mikey desesperadamente, para que ambos se largaran de allí de imnediato, su mente reptía una y otra vez las palabras de Gerard "no te amo, nunca te amé", el eco se desfiguraba en su mente transformándos en un sonido infernal, la respiración se cortó al encotrar a Mikey, desplomándose de rodillas frente al hermano de Gerard


- Era verdad... Gerard... no me ama... - Hablaba con dificultad, ahogado por el llanto y el dolor que se apoderaba de su alma, estaba atravesando por un suplicio que nadie entendería jamás, era como un dolor de muerte, de la muerte de todo lo bello que le daba esperanza en la vida.

Stephen lo alcanzó, infructuosamente trató de calmarlo, pero ni él mismo podía entender lo que había pasado en esa habitación, Mikey inquirió lleno de curiosidad

- ¿Entonces, mi hermano está curado? -

- Eso parece - Respondió el terapista, sin estar seguro

- Mikey, por favor, vamonos de acá, no soporto estar un segundo más en este maldito lugar -

- Frank, te recomiendo que vengas a unas sesiones de terapia conmigo -

- No, no es necesario, ya sabré como lidiar con mi dolor, Mikey, vamonos ya -

- Espera Frank, debo saber que pasará con mi hermano -

Frank tomó del bolsillo de Mikey las llaves del auto

- A mi no me interesa ya, te espero afuera -

Stephen observó a Frank, su mirada se veia perdida, resignada, era obvio el dolor que sentía, y temía por sus actos, durante los últimos meses Frank vivió en función de Gerard, y recibir semejante información, de seguro lo estaba matando

- Mikey, yo voy a evaluar a tu hermano, le practicaré unas pruebas y en las que no puede engañarme, a no ser que sea tan brillante que sepa qué responder y como hacerlo para safarse de un diagnostico desfavorable, pero creo... en un alto porcentaje, que Gerard está sanado... es una caso muy extraño, si todo sale bien, en tres días estará fuera de este lugar -

- Puedo hablar un momento con él -

- Si, solo 10 minutos, si ves notas algo extraño, me lo haces saber -

El tiempo corria tan lento, dolorosamente lento, Frank reclinó la silla del auto, recostándose un poco, tratando de entender lo que pasó, mientras esperaba por Mikey, dejó que su mirada se posara sobre el tablero del auto, el vidrio del indicador del nivel de gasolina estaba averiado, recordó el pie de Gerard caer fuertemente sobre el tablero aquella vez que se escondieron en el auto de Mikey para amarse... que días aquellos... ¿que fue lo que salió mal?, ¿fue acaso un designio cruel del destino?, cerró los ojos, dejándose llevar por los recuerdos de aquella vez, en el auto, estacionado en la cochera, todos dormian, menos ellos dos, que se le dieron tres vueltas a la casa y sus alrededores bucando un lugar donde poder hacerse el amor sin ser descubiertos, aunque en ese punto ya todos lo sabian, a ellos les gustaba jugar a ser los amantes clandestinos, se acomodaron en el asiento trasero, Gerard sentado, luchando con la incomodidad sin saber donde poner sus piernas, que abiertas le daban espacio al cuerpo de Frank, arrodillado, frente a él, penetrandolo lleno de deseo, los gemidos de ambos denotaban ese amor y ese placer tan grande que sentían al unir sus cuerpos, se reian cada que alguno se golpeaba con los asientos, las puertas, y se fuendieron en un concierto de carcajadas silenciosas, como dos niños pequeños que terminan de hacer una travesura, cuando Gerard alcanzó el orgasmo y con fuerza le pegó con el pie al tablero del auto

- Mikey me va a matar - Decia entre risas, al tiempo que acomodaba a Frank entre sus brazos

- No te preocupes, que yo me echo la culpa por tí, si se va a enojar, que se desquite conmigo - Le aseguró antes de cerrar sus ojos en la comodidad del pecho de Gerard

- Frankie, yo sería capaz de matar por tí - Susurró Gerard

- Yo también amor -. 

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