lunes, 19 de marzo de 2012

There's no beat without you; Capítulo: #9

Capítulo: #9


Frank empacó no solo su ropa en la maleta, también refundió en ella, su alma destrozada, quería arrancarse el corazón del pecho, jamás habia sentido un dolor igual en su vida, subió el equipaje al auto, dándole una última mirada a su casa vacia, cada rincón de ese lugar le recordaba a Gerard, cada esquina de esa ciudad contaba una historia de los dos, no les habló personalmente a sus seres queridos, en el rostro de ellos veía un reflejo de su amor perdido, sintió que no valia la pena quedarse en un lugar que exclamaba a gritos el nombre de Gerard.

Les envió una carta a todos, asegurándose que la leyeran cuando él ya estuviera en el avión, rumbo al olvido, a la sanación de sus heridas, si esto fuese una posibilidad. Muy dentro de sí, Frank reconocia, que jamás dejaría de dolerle el corazón, jamás podría volever a amar, y sobre todo, nunca, ni aunque la muerte le arrancara ese suplicio, dejaría de amar a Gerard.

Tras cuatro vuelos, una travesía en bote, y un largo camino a lomo de caballo, Frank llegó por fín a lo que él consideraba, "El último lugar de la tierra", en los montes Grampianos, en el centro de Escocia, un lugar detenido en el tiempo, de bellas montañas cubiertas por una nieve que se confundian con el firmamento, un lugar tranquilo, alejado del agitado mundo en el que había vivido toda su vida, un pueblito perdido en medio de la nada, donde los campesinos jamás habían oido hablar de una banda llamada My Chemical Romance, y donde con plena seguridad, no tendría jamás que cruzarse con un puesto de revistas cuya portaba estaba adornada con el rostro de Gerard.


"No quiero que me busquen, no voy a regresar nunca más, lo amo más que a mi vida y no soportaría el dolor en mi alma, cuando él salga del sanatorio y me rechace, no, no podría vivir siendo solo su amigo, Gerard es el aire que respiro, y si él no me ama, no tiene ningún sentido que yo me quede acá, sufriendo, estando cerca, pero más lejos que nunca de él"

Gerard no pudo contener sus lagrimas, las que brotaron como una impetuosa cascada de sus ojos, dobló la carta, guardándola en el bolsillo de su abrigo, muy cerca de su corazón, buscó en la mirada de todos los presentes un indicio de piedad.

- Por favor, se los ruego, ya saben por lo que he pasado, por el tormento que Frank y yo hemos pasado, alguno de ustedes debe saber donde está.... ¡Y exijo que me lo digan ya! -

Su voz estaba llena de angustía, intentó ser contundente con sus palabras, pero aquella órden, se escuchó más como una súplica.

- Hermano, te juro que no sabemos dónde puede estar, el nos envió esa carta, cuando fuimos a su casa, el vecino nos dijo que Frank se había ido el día anterior -

- No puede ser... tanto dolor, tantas mentiras, para nada... -

Siendo incapaz de sostenerse de pie por más tiempo, Gerard se desplomó, cayendo de rodillas al suelo, escondiendo el rostro entre sus manos, tratando de ocultar su inmenso dolor a los presentes, pero esto era imposible, todos sabían que se estaba consumiendo en una tortura, el peor calvario que nadie puede atravesar, perder al ser que más se ama en el mundo.

- Gerard, intenta clamarte, te ayudaremos a buscarlo -

- ¿Saben que es lo peor de todo esto? - Gerard levantó su rostro apesadumbrado - Lo peor es que mi Frankie está quién sabe donde, pensando que no lo amo, creyendo que lo que dije en terapia es verdad, que solo lo quería para... ¡Dios! Solo yo sé lo que se siente que quién más amas en el mundo te de la espalda... no puedo... aguantar... este... maldito... dolor -

La voz de Gerard se entrecortaba por el llanto, se estaba asfixiando en las emociones que le golpeaban con arrebato, el aire no llegó a los pulmones como debía, su cuerpo quedó extendido en el piso a causa del desfallecimiento; Despertando horas después en su cama, rodeado de sus seres queridos, abriendo los ojos con dificultad, pues le dolian de tanto llorar.

- ¿Dónde está Frankie? -

Los presentes sintieron como si un puñal se les clavara en medio del corazón, ninguno era capaz de hablarle, sentían deseos de salir de allí y levantar cada piedra en el mundo, si era necesario, para encontrar a Frank, Brian, el manager de la banda, se sentó en la cama de Gerard

- No te preocupes, ya contraté a alguién para investigar, sabemos que tomó un vuelo a Bombay -

- ¿La India? -

Gerard inquirió desconcertado

- ¿Por qué Frank querría ir a ese lugar? -

- Creemos que de allá tomó otro... no sabemos a donde, porque compró tiquetes para tres destinos diferentes, Gerard, esto va a tomar tiempo, Frank no quiere ser encontrado, cubrió muy bien su rastro, él aparece como si hubiera abordado vuelos a japón, Inglaterra y Australia... pero no te angusties, lo vamos a encontrar - 




El frío en los montes era riguroso, Frank compró suficiente leña, que llevó en la pequeña carreta que el dueño de la cabaña que tomó en alquiler le había prestado, entró en su nuevo hogar, una pequeña construcción en madera, una salita con una gran chimenea, que hacia las veces de cocina, un segundo nivel que más parecia una mala medida en la construcción, en el que se encontraba una habitación en la que apenas cabía una cama y una cómoda.

Frank encendió la leña con dificultad, el frío intenso no le dejaba moverse bien, una vez logró su tarea, se sentó frente al hogar con su guitarra acustica, rasgando las cuerdas, inventando melodias que cada vez se tornaban más sombrías, el sonido de su guitarra se escuchaba como un clamor de muerte, de la muerte de la esperanza en el amor, en la vida misma, cada nota estaba llena de dolor, su sonido encriptaba sin querer el nombre de Gerard, y la misma música que Frank tocaba, le llegaba al alma, desgarrándola aun más, sintiendo el profundo dolor de saber, que esas notas jamás serían acompañadas con la hermosa voz de su amante. De Gerard, su único amor.

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