jueves, 22 de marzo de 2012

Wound; Capítulo: #3

Capítulo: #3

Me levanté del piso, caminando pesadamente hacía la ventana, el ambiente de mi habitación estaba viciado por tanto humo de cigarrillo, mis piernas se movían como si arrastraran un gran peso, me apoyé en el borde de la ventana, recostando mi cabeza en el marco, resentí el dolor en mi pómulo derecho, instintivamente llevé mi mano hasta mi rostro, recordé en un segundo la causa de ese golpe, fue de ayer, de la última vez que lo tuve en mi cuerpo.

Las luces del escenario se apagaron, bajé las escaleras hasta el backstage, Frank estaba frío distante, se acercó a mi entregándome un papel sin que nadie lo notara, "encuéntrame en el cuarto útil del primer piso, solo estaré allí hasta las 2:00 a.m", me despedí de todo el mundo, fingiendo prisa por regresar a casa, Mikey se ofreció a llevarme, le dije que tomaría un taxi, necesitaba estar solo, dentro de mi sabía perfectamente que no debería acudir, todo lo que Frank necesitaba oír, ya se lo había dicho, el ¨no te amo¨, escrito en esa cobarde carta, ¨nunca te amé...¨ es la frase exacta que le escribí, fueron solo letras, porque mi corazón lo niega, lo negará siempre; abrí despacio la puerta, dudando si entrar o no, ella me lo advirtió, un encuentro más y cumplo mi amenaza.
Pero no puedo evitarlo, tengo que verlo a los ojos, hacer que me crea la mentira que ya no lo amo, por su bien, por su felicidad el se tiene que olvidar de mi.
Sus bellos ojos se clavaron en mi rostro, podía percibir su dolor inmenso inundar el ambiente, se arrojó con fuerza a mi pecho, abrazándome apretadamente, besando mi rostro con tal desesperación que no pude negarme, no puedo ser inmune a sus labios, mi cuerpo no puede cerrarse a sentir las miles de sensaciones que su aroma produce en mi. Respondí.
Respondí abrazándolo fuertemente, como si al soltarlo se pudiera caer por un abismo, sus manos no perdonaron un solo centímetro de mi piel tocándome como si fuera la primera vez

- ¿Por qué dices que no me amas si no puedes tan siquiera resistirte al roce de mis labios en tu piel? -

Cerré los ojos, se que si él veía directamente en ellos no me creería

- Ya me conoces, no voy a perder una oportunidad de tener sexo con cualquiera -

Me empujó fuera de él, gritándome

- ¡Cualquiera!, Maldito Gerard, ahora soy ¨cualquiera¨ ¿para ti? -

Respiré hondo, tratando de lograr cierta seguridad en mi voz

- Bueno, vamos a tener sexo o te vas a poner a hablar incoherencias, dime de una vez, que aun es temprano y tengo de tiempo de ir a buscar a alguien mas -

Mi alma se desgarró al terminar esas palabras, sé que lo estaba dañando, pero, es por su bien, por su propia felicidad, él algún día lo entenderá, pero por ahora su rabia es demasiada.
Se abalanzó de nuevo hacía mí, tirándome al piso, arrancando con violencia mis pantalones, besándome intensamente los labios, mordiendo con tanta fuerza que sentía la sangre brotar de las heridas que sus dientes abrían; Metió con fuerza sus dedos dentro de mi, no lo rechacé, a pesar del dolor, solo opté por abrir mis piernas dejándole un lugar para su cuerpo, me penetró, violentamente, cada embestida estaba cargada de rabia y frustración, hundió su rostro en mi pecho, sin verme a la cara mientras continuaba, imprimiendo cada vez más presión en sus penetraciones, aferrándose a mis caderas, enterrando la punta de sus dedos, quería hacerme sentir dolor, quería de alguna forma cobrarse el dolor que sentía en su corazón, ese dolor que yo le causé.
Terminó viniéndose dentro de mi, se arrodilló aun entre mis piernas abiertas, acomodándose el pantalón, me miró con los ojos llenos de lágrimas, y aun así con la más fría y distante de las miradas, se agachó lentamente hasta dejar su rostro a pocos centímetros del mío

- Mírame a los ojos y dime que no me amas -

Mis labios comenzaron a temblar, esquivaba su mirada, lo empujé suavemente tratando de alejarlo de mi, pero el tomo con fuerza mis manos, apretándolas contra el piso a cada lado de mi cabeza

- ¡Dímelo! -

De que forma podría verlo directo a eso bellos ojos, eso ojos que son mi vida, por los cuales puedo verme realmente como soy, cómo podría mi alma mentirle a la única persona que amo con todo mi ser, apreté los párpados, recordando las palabras de ella, recordando su amenaza, los abrí de nuevo y él aun estaba allí mirándome lleno de expectativas, muriendo porque mis palabras le quitaran ese dolor.
No sé de donde saqué fuerzas para sostener su mirada, y con plena certeza en mi voz decirle

- No, Frank, no te amo, jamás te amé, y estoy muy seguro que nunca te podré amar -

Su mirada se llenó de odio, levantando el puño en el aire para después dejarlo caer con fuerza sobre mi rostro

- Eres un hijo de perra Gerard, eres... -

El llanto que se agolpaba en su garganta no lo dejó terminar de hablar, levantándose del piso y saliendo aprisa de la habitación.


El frío de la entrante madrugada me obligó a cerrar la ventana, encendí otro cigarrillo más, miré el interior del paquete, era el último, tomé mi abrigo, saqué las llaves de la puerta del bolsillo, necesito también más vodka, este dolor no puedo pasarlo solo, el teléfono sonó, no quiero contestar, y ¿si es él? No lo creo, ahora está dolido, sé que pasaran días antes de que vuelva a hablarme, no soporté la insistencia del timbre, contesté

- ¿Aló? -

- Gerard -

- ¡Jamia!, ho... hola qué... -

- Gerard, perdóname por llamar a esta hora, seguro te desperté -

- No, he pasado la noche en vela -

- Fumando como loco, me imagino -

- Si... sabes que sí. Jamia, ¿estas llorando? -

- Gerard no soporto más, no puedo más estar sin Frank, no soy humanamente capaz de vivir sin él, ayúdame por favor, ambos tenemos que hacer algo... tenemos que recuperarlo -

- Jamia, sabes que lo amo más que a mi propia vida, pero su felicidad está en nuestras manos... debemos alejarnos de él, o ya sabes lo que hará esa mujer... -

- Gerard... yo he pensado mucho en estas últimas semanas, y creo tener la solución... encontrémonos en la cafetería que está en la esquina de tu casa, a las... 7:00 a.m, ¿te parece bien? -

- No se como podríamos solucionarlo, pero está bien, iré -.


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