viernes, 13 de abril de 2012

Sacrifices for love; Capítulo: #3

Capítulo: #3


Londres. 1560.

Pero los niños crecen, las perspectivas cambian y una nueva forma de ver la vida nace.
Así sucedió con Gerard; su vida se volvió algo vacío con el sólo objetivo de volverse un buen y justo emperador al igual que su padre.

Pasaba los días entre libros y enseñanzas acerca conductas para su futuro. Su vida ya estaba planeada y no había nada que pudiese hacer para cambiar las cosas, sólo podía seguir el plan que le habían armado.

A todo esto, Frank permanecía alejado de su hermano y de sus padres. De sus padres porque lo rechazaban y él lo notaba y de su hermano porque no quería molestarlo y terminar discutiendo con él. El rechazo de su hermano sería lo peor que le podría pasar.

Esa tarde; llovía y Frank sintió miedo, desde que tenía memoria le temía a las fuertes tormentas. Sabía que sólo era agua cayendo desde las nubes pero... era algo incontrolable.

Caminó descalzo por los pasillos del castillo y la madera se sentía cálida debajo de sus pies. Abrió la puerta de la biblioteca con temor e ingresó lentamente.

Retuvo el aire al verlo, Gerard con tan sólo 17 años ya era todo un hombre, su cabello ahora estaba bastante largo, un poco por debajo de sus hombros y la expresión de concentración lo hacía doblemente atractivo.

Hizo unas anotaciones con la pluma que sostenía en su mano derecha y lanzó un suspiro lastimero al aire. Odiaba pasar el día estudiando esas estúpidas normas para su futuro, pero debía hacerlo, su padre lo había dejado muy claro.

Levantó la cabeza y pudo ver a su hermano observarlo con un brillo especial en su mirada y con algo de miedo por la notable tormenta.

Le sonrió y su hermanito lo imitó. Podían decirse cosas con simples gestos y esto aterraba al mayor.

-Gee, yo... –susurró dando un par de pasos hacia el escritorio donde se encontraba su hermano-

-Tienes miedo, lo sé. –Respondió cortante volviendo a fijar su mirada en las hojas que tenía delante de sí-

-Lo siento, yo... –un trueno lo interrumpió-

-No. –dijo más cortante y frío que la vez anterior. El menor se sorprendió, Gerard no era así.- Yo lo siento. –Tomó su pluma y siguió escribiendo, ignorando al muchacho-

Ante tal rechazo el menor sólo sonrió tristemente y salió de la sala lentamente.
Esa sería la primera vez que pasaría una tormenta sin Gerard.

Regresó a su habitación y se sumergió debajo de las sábanas, tenía miedo, mucho miedo además de una fuerte opresión en su pecho.

Cerró los ojos y dejó escapar un par de lágrimas, la tormenta lo atemorizaba, pero el rechazo de su hermano era muy, muy doloroso. Demasiado para él.

Esa noche lloró como nunca lo había hecho, el tono frío de su hermano fue la peor herida que alguien podía haberle hecho.


Abrió los ojos al sentir besos sobre su cuello y aunque fue una sorpresa ver a Gerard, cerró instantáneamente los ojos y echó la cabeza hacia atrás, dándole paso libre sobre su cuello.
El mayor se posó completamente sobre el menor besándole los labios apasionadamente.

Frank estaba algo asombrado pero por alguna extraña razón correspondía cada beso y cada caricia con el mismo amor y la misma pasión.
Se sorprendió al escucharse a si mismo decir “te amo” y otras cosas que son demasiado vergonzosas como para escribirlas.

Abrió los ojos por segunda vez y se encontró sólo en su enorme habitación.
La lluvia había cesado y apenas algunas gotas resbalaban por el vidrio de la ventana.
Se pasó una mano por la frente quitándose el sudor ocasionado por ese sueño. Porque eso había sido, ¿verdad?. Un hermoso y maldito sueño.

Se levantó pesadamente de la cama y se dirigió al baño, dentro un par de sirvientas colocaban agua caliente dentro de una tina.

-Bob –llamó a su sirviente, era un muchacho rubio, demasiado flaco por la escasez de alimento, y con unos hermosos ojos azules-: vete. –Frank odiaba llamar a los sirvientes como a cosas, prefería llamarles por sus nombres-

Cuando todos estuvieron fuera se quitó la ropa y se sumergió en la caliente tina.

Cerró los ojos y pudo sentir los besos y las caricias de Gerard sobre su cuerpo como si estuviesen ocurriendo en ese momento. Se frotó la boca con la mano fuertemente tratando de borrar ese espantoso sentimiento de culpa.

No podía pasarle justo a él.
No podía haberse enamorado de un hombre y MENOS de su hermano. ¡¡Era aberrante!!

Unas cuantas lágrimas escaparon de sus ojos y escuchó la gran puerta de madera de su cuarto abrirse.

Se espantó; días antes no le habría importado que Gerard lo viese en la bañera, pero justo en ese momento, después de haber soñado lo que había soñado, no deseaba verlo.

-¿Frank estás aquí? –escuchó a su hermano decir desde la habitación continua-

-¡¡Vete!! –fue lo más “acertado” que pudo decir-

-¿Sigues enojado?

-¡¡¡Solo vete!!! –Gritó dejando escapar un par de lágrimas-

-¿Estás bien? –sintió los pasos de su hermano acercarse a la puerta y se tensó-

-¡¡¡Vete!!! ¡Me estoy bañando, sólo vete! –gritó con los ojos fuertemente cerrados-

-Uh –exclamó divertido- ¿Puedo acompañarte? –Frank sollozo bajito- ¿Frank? –Preguntó con su tono de voz normal- Sólo bromeaba... ¿Estás bien?

-¡Sí! –dijo con la voz audiblemente entre cortada-

-¿Seguro? No pareces estarlo.

-¡¡ ¿Puedes dejar que me bañe en paz?!!

-Yo... sí... Lo lamento. –fue lo último que escuchó antes de que la puerta de madera fuese abierta y cerrada nuevamente.-   

“¿Por qué me sucede esto a mi? Ni yo lo entiendo completamente... ¿Estoy... e-enamorado? ¿Esto que siento por ti, esto que me quema por dentro es amor? ¿Hermano, es amor lo que siento por ti?” 

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