lunes, 30 de abril de 2012

Un instante para Noe; Capítulo: #31

Capítulo: #31


“Alivio” 

Noel Duncan hundió su rostro entre la almohada, aspiró el aroma a suavizante de limón, sentía una extraña e inesperada alegría al estar de nuevo en casa, sonreía recordando las expresiones de asombro y desconcierto en los rostros de Jim y Kate, los padres adoptivos no reconocieron a ese chico, a ese dulce joven que tan pronto cruzó el portal se arrojó en brazos de ambos, expresándoles afecto por primera vez desde que fue adoptado.

La tenue luz del amanecer lo despertó, se quedó en cama unos minutos más, mirando el techo, tal vez de pasar tanto tiempo con Gerard había adquirido esa manía, se concentró en la textura rugosa del yeso que adornaba la superficie, pensando en ellos dos, sin remordimientos, lleno de amor, a pesar de todo, los recordaba con amor.

Más tarde esa mañana, Noel esperaba su turno en la oficina postal, jugaba nerviosamente con el sobre de manila entre sus manos, mirando la hora en el reloj electrónico de la pared, desesperando por momentos ante la lentitud en que avanzaba.

- ¡Noel! –

Una voz familiar le habló desde atrás, el chico giró lentamente su cabeza, encontrándose con el rostro sorprendido de Mark, no supo cómo reaccionar, los recuerdos de la última noche pasada con él aun le causaban molestias, tan solo se quedó mirándolo inexpresivo

- ¿Cuándo regresaste, por qué no me respondiste ningún e-mail… bloqueaste mi número de tu celular? –

Mark expulsaba las palabras de forma atropellada, esperando pronta respuesta a todas y cada una de sus preguntas, pero el silencio de Noe fue lo único que obtuvo

- No me diste tiempo de disculparme… ¿Nunca has sentido tanto amor por alguien que llegas a actuar de la forma más irracional? –

- ¿Amor? ¿Me dices que lo que pasó esa noche en mi habitación fue producto del amor? –

Sintiéndose desarmado, Mark lo miró lleno de vergüenza, hablándole con un ímpetu menor al usado para saludarlo

- En ese momento no lo sabía, pero tu ausencia… y toda la falta que me hiciste, y mi desesperación por verte, me hicieron dar cuenta que te amo, aun te amo –

- Ah! Mark… ahora tus palabras no me sirven de nada –

- Perdóname… ¿Podrías perdonarme Noe, ser mi amigo de nuevo? –

Sorprendiendo profundamente a Mark, Noel sonrió dulce y ampliamente

- Si, te perdono, yo sé que el amor es un sentimiento que hace imbéciles a los humanos y no les permite pensar… todo está bien Mark –

- Sonreíste… -

Pasaron un par de minutos más hablando, en ese lapso de tiempo Noe pudo notar que las cosas que vivió lo habían hecho madurar más rápido de lo normal, encontraba a Mark un poco insípido y hasta infantil, así que procuró despedirse de él lo más pronto posible

- Debo enviar este sobre por correo, pero si te parece, nos vemos mañana en estacionamiento del súper, y hablamos un rato –

- Me parece bien, yo salgo a las cuatro, y te espero allí… ¿Para quién es esa carta? –

Noe miró el sobre que sostenía en sus manos, le habló a Mark sin dejar de ver la dirección impresa en el papel

- Es para una oficina del gobierno, es un cheque que envío para pagar una fianza –

- ¿De quién? –

- Es… - Noe respiró profundamente, tratando de sacarse la culpa del sistema – Para un chico que está en prisión por mi culpa… y puede salir libre bajo palabra, pero tiene que pagar una fianza, lo encerraron por posesión de drogas, pero fueron plantadas… bah! No importa el motivo, es solo algo que debo arreglar –

- O.k, entonces, mañana te espero –

Se quedó viendo a Mark comprar estampillas y salir de la oficina postal, se permitió un par de segundos para pensar en Acy, a pesar de todo, el chico estaba encerrado por las razones equivocadas y estaba harto de cargar con eso en su conciencia.

Sintió un gran alivio al dejar la oficina postal, sería cuestión de un día para que Acy fuese liberado. Llegó a su universidad, acomodándose en la sala a la espera de ser atendido por el decano de la facultad de arte y entretenimiento, fijó su mirada en la alfombra de líneas azules y mostaza, mirando sin ver, pensado una vez más en Frank y Gerard, en último día que pasó con ellos, en esa bizarra discusión en el callejón detrás del hotel.

Sonrió para sus adentros cuando la imagen del forcejeo se refrescó en su memoria, allí estaba él, en medio de los dos, Frank tomándolo de un brazo, y Gerard del otro, cada uno halando hacía su lado, como si fueran niños pequeños peleándose por un juguete

- ¿Acaso no lo escuchaste? No sabes amar –

- Pues tu tampoco Gerard, pero al menos yo ya lo comprendí, y puedo aceptarlo –

Noel Duncan solo podía limitarse a reír en cada zarandeo, esperando que alguno de los dos entrara en razón, pero lo único que logró detener ese ridículo forcejeo fue la determinación de Frank

- ¡Esto es absurdo Gerard! Voy a tomar mi celular y voy a llamar a tu mujer, le voy a contar todo, si tu no actúas ahora mismo, lo haré yo –

El guitarrista liberó el brazo de Noe, sacando del bolsillo su celular, alcanzó a marcar tres dígitos, antes que Gerard se lo arrebatara y de paso empujara a Iero contra la pared

- ¡No! –

Frank lo miró lleno de enojo y decepción, gritándole mientras manoteaba en el aire

- ¡Entonces que quieres! Dices que estás listo, pero no me dejas hacer nada para que estemos juntos –

- Es que ese no es el modo Frank… déjame a mí hablar con ella –

- No lo vas a hacer, te conozco –

Gerard sonrió lleno de enojo, marcando él mismo los dígitos en el celular

- ¿Vas a llamarla? -

- No, estoy marcando el número de Jamia, yo se lo diré a tu esposa, porque al parecer es así como lo quieres –

Los ojos de Frank se abrieron por completo, su rostro enseñaba una expresión llena de terror y antes que Gerard pudiese presionar el último botón, se abalanzó con fuerza sobre él, empujándolo con todo el peso de su cuerpo, haciendo que el vocalista se golpeara fuertemente la cabeza contra el borde de uno de los contenedores de metal.



- Noel Duncan, el decano está listo para recibirte –

La voz de la asistente lo sacó de sus pensamientos, ingresó en la oficina sentándose frente al decano que lo miraba amablemente

- Brian Schechter no solo reseñó como excelente tu desempeño, sino que envió un anexo señalando tu crecimiento como persona durante el tiempo que fuiste su interno, me alegra mucho Noe, dejaste en alto el nombre de la institución –

Pronunció un simple “Gracias” y dejó que el decano continuase

- La junta ha decidido que puedes tomar más créditos, sabemos que tienes urgencia en graduarte, y creemos que estás listo –

- Señor – Noe se irguió en su asiento – Yo no pienso terminar acá, tengo pensado irme a New York, y finalizar mis estudios allá, de hecho ya empecé el proceso de traslado, solo necesito que me den un certificado de lo cursado aquí –

Aunque la decepción en el rostro del decano era evidente, no se esforzó para hacerle cambiar de opinión, al fin de cuentas una educación en New York era mucho mejor que en Texas.

Kate dispuso la mesa, ese día en particular se esmeró por preparar un almuerzo delicioso, con la única intención de agradar a Noe, Jim y los otros dos hijos del matrimonio estaban reunidos en el comedor, Noel les contó brevemente como fue su pasantía, les mencionó la charla con el decano, sonriendo feliz al ver que su familia adoptiva por primera vez lo veía con orgullo y no como un bicho raro

- ¿Recuerdan que les dije que la mitad de mi herencia sería de ustedes si me dejaban quedar? –

Jim dejó caer la cucharilla sobre el postre, prestando completa atención al chico

- Bueno, no creo necesario que esperen dos años a que cumpla la mayoría de edad, en el fideicomiso está muy claro que si a los 16 o 17 el estado me da la emancipación, puedo acceder de inmediato a ese fondo… Hoy estuve hablando con un abogado, solo falta que ustedes firmen un documento y todo estará arreglado –

Los padres guardaron silencio por largo rato, tratando de entender el asunto, Noe les repitió que la mitad de ese dinero era para ellos, esmerándose en convencerlos que ya estaba lo suficiente grande para cuidar de sí mismo, y después de una larga charla que duró poco más de tres horas, Jim y Kate accedieron a sus peticiones, en el fondo ambos sabían que el chico tenía razón, ya podía cuidarse solo.

- Tobey – Noe se dirigió a uno de sus hermanos adoptivos – Mañana a las cuatro de la tarde podrías llevarle esta carta a Mark, quedé de verlo en el parqueadero del supermercado, pero mi vuelo sale a las 6:15 a.m. –

Subió las escalas hasta su habitación, grabándose el entorno en su memoria, sabiendo perfectamente que una vez saliera, no regresaría jamás a esa casa.

Apenas cargaba un maletín de tamaño considerable, en Texas dejó el resto de cosas que no necesitaba, entró en el taxi, saludando con amabilidad al hindú que lo conducía, le indicó la dirección, y sorprendiéndose de sí mismo, entabló una amena conversación con el extraño que dirigía el volante del auto.

Al bajarse tuvo que revisar casa por casa para encontrar la dirección correcta, en el lado norte de los suburbios todas las casas se veían iguales, cada una en su pequeño y privado pedazo de tierra, con amplios jardines que las rodeaban por completo, llenándolas de privacidad, todas con chocantes cercas blancas de madera, Noe abrió la suya, pensando en cambiarle el color tan pronto estuviese instalado.

Cruzó la puerta, guardando las llaves en el bolsillo de su pantalón, la casa apenas tenía dos sillas, y en la cocina solo estaba un refrigerador vacío, dejó el maletín en la planta baja, para explorar el segundo piso, tres habitaciones completamente vacías, imaginó los muebles que deberían tener, y el uso que les daría a cada una, avanzó un poco más hasta llegar a la habitación principal, en esta solo había un enorme colchón en el suelo, lleno de mantas revueltas, con plena intención cerró fuertemente la puerta, despertando a quien dormía entre la maraña de cobijas

- ¡Noe Duncan! Creí que llegarías en la noche –

- Preferí tomar el vuelo de la mañana –

- Mejor así – Levantó las mantas ofreciéndole un lugar – Ven, metete conmigo en nuestra cama, yo aun tengo sueño, el concierto de anoche me dejó agotado y quiero dormir un poco más –

Noel se quitó los zapatos, metiéndose en la cama, abrigándose hasta el cuello

- Tengo los mismo derechos de un ciudadano mayor de edad – Comentó sonriendo – Y como el adulto legal que soy… no te voy a permitir dormir, ahora solo quiero coger contigo hasta que esos ojos claros se desorbiten de tanto placer que vas a recibir -

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