lunes, 30 de abril de 2012

Un instante para Noe; Capítulo: #32

Capítulo: #32


“No logro entenderlo” 

El aire pasaba con dificultad, Noe abría y cerraba sus labios a intervalos para ayudarse a respirar, sus manos no se despegaban de la suave piel que tan bellamente cubría al ser que lo estaba amando.

Sentía sus piernas temblar, un poco por la posición en que las tenía, sus rodillas prácticamente chocaban con sus propios hombros, un poco más por el placer recibido, cada embestida era fuerte, segura, profunda, llenándolo por completo, haciéndole emitir pequeños gemidos, obligándolo a pellizcar con insistencia la cadera que se impulsaba contra él.

El aroma a sexo inundaba la habitación, se mezclaba con el aroma natural de quien se desvivía por hacer que Noe alcanzara el cielo con las manos, respiración que se corta cada vez más, los labios sedientos que no desean abandonar el rostro del chico, los ojos claros se posaron lujuriosos en los castaños ojos de Noe, develando por completo su alma, y en cada palabra no se distinguía un ápice de falsedad, cada palabra nacía del corazón, honestas, cristalinas palabras que unidas llenaban de dicha el corazón de Noe

- Te amo, te amo tanto –


Palabras que más que pronunciadas eran juramentadas, Noe respondía con un ahogado “Yo también te amo” y dejaba de nuevo su boca libre para tomar el oxígeno que su nariz no alcanzaba a extraer, cada musculo de su interior latía a la par con su corazón, haciéndole alcanzar uno de los más enormes orgasmos de su vida, derramándose en el abdomen de quien aun continuaba penetrándolo, pero que no soportó más cuando escuchó a Noe gemir fuerte y profundamente alcanzando el orgasmo

- ¡Dios… Frank! –

Sonrieron al mismo tiempo, relajándose sobre el colchón, Frank giró su cuerpo para quedarse observando fijamente las mejillas encendidas de Noe

- ¿Dios o Frank? Decídete en decir quién te llevó al cielo, o me pondré celoso –

Noe giró para verlo de frente, acariciando suavemente la mejilla redonda de Frank, sonriéndole con los ojos aun velados por el clímax recién sentido

- Es que saludé a Dios cuando lo vi, y después dije tu nombre… -

- Que tonto eres – Mordió suavemente la nariz de Noe, tomando luego las mantas para cubrir la desnudez de ambos – Quiero dormir –

- Yo quiero ver… quiero ver el documento –

Frank sonrió tristemente, sentándose en el colchón, tomando el pantalón del suelo, sacando del bolsillo trasero un papel que abrió ante los ojos de Noe

- Sentencia de divorcio… suena horrible, sentencia, es como… algo que no tiene marcha atrás –

Volvió a doblar el documento, dejándolo sobre el pantalón, y se metió entre las mantas, abrazando apretadamente al chico

- Es que no tiene vuelta atrás… -

- Ella… ¿Cómo está? –

- Mal, ¿Cómo crees que podría estar? Pero dice que no me odia… quiere odiarme – Suspiró levemente – Dice que se le haría más fácil si me odiara, pero… no hay nada que hacer, de todas formas un matrimonio de mentiras no es bueno para nadie –

Se quedó embelesado observando el hermoso rostro de Frank tratar de retomar el sueño, quería quedarse así por siempre, viendo la perfección de esas facciones, pero su corazón estaba inquieto, y no pudo guardar silencio un segundo más

- ¿Él?… has hablado … -

No terminó la frase, Frank no se lo permitió, tan solo sacó la mano de entre las mantas para cubrir delicadamente los labios de Noe

- No… ahora no lo menciones, yo solo quiero estar contigo… ahora solo importamos tu y yo… él… no importa, si no le importamos, él no debería… ni te molestes en preguntar… - Se incorporó intempestivamente, dándole la espalda a Noe - No me hables de él por favor no… -

No pudo terminar, el llanto que comenzaba a desbordarse le impidió hablar más, Noe se movió hasta estar frente a él, sintió su corazón desgarrarse el ver a Frank llorar con tanto sentimiento, no sabía qué hacer para evitarlo, tan solo lo rodeó entre sus brazos esperando que el llanto cesara un poco

- Ayer después del concierto bajamos del escenario, yo corrí feliz a su encuentro… -

Cada palabra salía con dificultad, los hermosos ojos de Frank se veían profundamente tristes, empañados por las lágrimas que no paraban de brotar

- Habíamos acordado algo Noe, maldita vida… acordamos algo –

Sentía que su alma se desmoronaba a medida que hablaba, el solo recordar para contarlo lo estaba matando

- Me lancé sobre él, no había nadie más que nosotros, nadie más Noe, ¿Y sabes qué hizo? Puso la palma de su mano sobre mi pecho, evitando que me acercara a él, susurrando “No ahora, no aquí Frank” – Abrió por completo los ojos, mirando desconsolado a Noe, tratando que las palabras no se deformaran al salir de su boca - ¡No había nadie allí! Y él parecía como si millones nos vieran… ¡Solo los dos!, solamente él y yo… -
Meneó su cabeza, secando las lágrimas sobre sus hombros, intentando inútilmente de controlar los espasmos de su diafragma

- Intenté comprenderlo, pero aun no lo entiendo, ¿Recuerdas en el callejón, cuando sin querer hice que se golpeara la cabeza, con toda esa sangre creíamos que se iba a morir ahí, recuerdas lo que me decía? – Cerró los ojos, lanzando la cabeza un poco hacía atrás – “Lo que más deseo en la vida es poder estar contigo, despertar a tu lado, ver el amanecer en tu rostro, poder decir que soy tuyo en cualquier lugar y a cualquier hora” – Abrió los ojos mirando nuevamente a Noe - ¡ Y estábamos solos en el backstage! Y ni siquiera allí pudo decir… nada me dijo… -

Comenzó a ahogarse por la intensidad del llanto, doblando su cuerpo hasta pegar la frente de sus rodillas, Noe lo tomó con fuerza de los brazos, obligándolo a incorporarse, suplicándole que se calmara, pero él mismo había alcanzado a Frank, y lloraba con la misma fuerza que lo hacía el guitarrista

- Soy tan iluso Noe… - Habló, tratando de calmarse, se dejó envolver entre los brazos del chico, tranquilizándose un poco al oír los latidos de ese corazón – A pesar de su extraño comportamiento, yo seguí allí, saqué el documento de mi bolsillo y se lo entregué, él apenas lo miró por encima, y me miró tan fríamente… tan distante Noe, que sentí que mi corazón se detenía por completo… me dijo “Ah, estás divorciado” yo tan solo retrocedí, apoyando mi espalda en la pared, porque sentía que en cualquier segundo mis piernas no iban a responder más… sentí tanto miedo, y lo odié tanto… - Levantándose, volvió a fijar su mirada en Noe, tomando fuerza de sus castaños ojos que lo miraban lleno de amor – Le pregunté… a pesar que muy dentro de mí sabía que me decepcionaría otra vez… le pregunté por su divorcio, y Gerard simplemente me miró como si yo estuviese loco… negó con su cabeza, y sin más… Noe, es lo peor, sin más me dijo “Yo no me voy a divorciar” –

La rabia que Noe sentía en su interior era tan enorme como el dolor por el que Frank estaba pasando, sentía el enorme deseo de buscar a Gerard para molerlo a golpes, para obligarlo a enfrentar sus propios miedos, pero en ese preciso instante lo único que importaba era sanar un poco el corazón de Frank, que se desgarraba más cada vez, no encontró otra forma más, se dedicó a llenarlo de besos, intentando con suaves caricias apaciguar un poco el dolor, jurándole por su vida que él jamás lo decepcionaría, que siempre estaría a su lado, y continuó haciéndolo hasta que Frank por fin se quedó dormido.

El dorado intenso del atardecer se colaba libremente por las ventanas sin cortinas, Frank se despertó primero, sintiendo alegría en su corazón de ver a Noe aun dormido, se acercó despacio para despertarlo con un beso, muriéndose de amor por el chico que abrió lentamente los ojos demostrando profunda alegría de tan solo estar ahí

- ¿Dormiste bien? –

- Si, gracias por dormir a mi lado – Frank lo besó nuevamente, quedándose quieto, pegado de su rostro, suspirando – Gracias por estar a mi lado –

- No me agradezcas algo que quiero… que necesito hacer, si estoy aquí es porque te amo Frank –

Pasó los dedos por entre el cabello del guitarrista, levantándose despacio, bostezó largamente y lo miró con ternura

- Tienes el pelo pegajoso… ¿Hace cuanto no te bañas? –

- Apenas desde ayer – Sonrió

- Deberíamos bañarnos, e ir a comprar cortinas… y comida –

Frank se encogió de hombros, haciendo una divertida mueca con sus labios

- No hay jabón, ni champú –

- Bueno, nos bañamos solo con agua, y ordenamos algo de comer, porque me muero de hambre –

- De todas formas tendremos que salir, porque ya va a anochecer y en esta casa no hay un solo foco… y si queremos comer, tendremos que comprar platos –

Noel se levantó por completo, parándose bajo el marco de la puerta del baño

- Se supone que tú te encargarías de alistar la casa para cuando yo llegara –

- En primer lugar señor adulto legal, se supone que vendrías en la noche, y además, los planes eran otros, por si no lo recuerdas, solo que “Soy un cobarde, orate y no sé lo que quiero en la vida Way” cambió radicalmente lo que habíamos acordado –

Terminaron de vestirse, y salieron de inmediato, Frank conducía el auto, mientras que Noe hacia una pequeña lista de lo que necesitaban, en un semáforo en rojo el guitarrista saltó repetidamente en su asiento haciendo un chillón ruido con su garganta

- ¿Qué te pasa Frank? –

- ¡Yyyiiii! Vamos a comprar cosas por primera vez para nuestra casa –

- Loco –

- Estoy feliz Noe… podría estar mucho más feliz, pero no voy a agotarme pensando en eso, decidí que voy a disfrutar mi vida contigo y si el imbécil ese no quiere ser feliz, es problema de él, no nuestro –

Noe sonrió, se quedó mirándolo, Frank fingía felicidad, pero sabía perfectamente que estaba muriendo de dolor en su interior, y de hecho él mismo se sentía morir, tenía tantos deseos de abrazar a Gerard, de beberse esos labios hasta el final, de tenerlo en cuerpo y alma, de sentir el calor de su piel, de oírlo hablar, de perderse en los ensoñadores ojos, sentía que su corazón le dolía, le dolía tanto, y eran enormes la luchas entre el amor y el odio, entre el deseo y la ira, sabía que Gerard estaba sufriendo también y lo odiaba por eso, por ser tan cobarde de preferir morir en la miseria de su egoísmo, en lugar de estar allí, con ellos en ese auto, emocionado por ir a comprar cosas para la nueva casa.

Una lagrima se resbaló por su mejilla, sí él mismo se sentía morir no podría imaginar el dolor tan grande que Frank estaba sintiendo, era él a quién Gerard había decepcionado, fue a él a quien Gerard le juró su vida.

Se detuvieron en el estacionamiento de una tienda por departamentos, ninguno se animó a salir del auto, Frank bajó la ventanilla con la intención de encender un cigarrillo

- Hice una lista, ¿quieres ver que falta? –

- Falta él… - Le sonrió amargamente al chico – Pero no vamos a morirnos por eso ¿verdad? –

Noe bajó la cabeza, suspirando hondamente

- No lo entiendo, ¿Para qué nos juró en el hospital que lo haría, si no pensaba hacerlo? –

- Porque… - Frank cerró un poco los ojos, dejando las manos sobre el volante – La verdad, no lo sé, yo no logro entenderlo – Llevó de nuevo su mirada sobre Noe y empezó a reír desconsolado - ¡Es tan extraño!, recuerdas en el callejón, cuando la ambulancia se tardaba en llegar, te dijo que si moría me tendrías que cuidar, te pedía que no me dejaras llorar… ¿Noe, por qué alguien que cree que está a punto de morir dice algo así, y después… actúa como si nada, se supone que si lo dijo es porque me ama, no lo crees? –

- No sé Frank, hasta hace unos días creí que había descubierto la naturaleza de Gerard, que sabía perfectamente lo que pasaba por su mente, pero ahora… no tengo idea, no sé nada… -

Sin importar unas cuantas lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos, Frank continuó riendo

- Los tres creímos que Gerard se iba a morir en ese callejón, Jaja, recuerdo que estaba muriendo de miedo, y le decía que si moría él tendría que venir por mi o me mataba –

- Es que era demasiada sangre, y aparte Gerard parecía que en cualquier momento se iba a ir al cielo –

- ¿Cielo?, no, ese imbécil se debe ir derecho al infierno, y más ahora, tiene que pagar… Noe, él tiene que pagar por esto –

- No hables así, que al igual que yo, estás profunda y estúpidamente enamorado de ese… discapacitado mental -









Gerard se quedó un buen rato observándose en el espejo del baño, sus ojos lucían cansados, tenía profundas y oscuras ojeras, tomó sin ganas el cepillo y lo llenó con demasiada crema dental, no estaba pensando, respiraba por necesidad, se pasó casi 20 minutos con el cepillo entre su boca, sin moverse, tan solo se miraba, odiando cada segundo que pasaba el reflejo de ese tipo que había perdido las agallas, y de paso la cordura

- Debo cambiarte el vendaje –

Lindsey no esperó respuesta alguna, se paró detrás de él y con sumo cuidado le quitó el que tenía puesto, limpió la base de su cabeza donde estaban los puntos de sutura y acomodo un vendaje nuevo

- Te estás muriendo de tristeza, lo puedo notar –

- Ve a la cama, en un segundo estaré allí –

Terminó de cepillar sus dientes, y se metió en la cama con su esposa, cada acción que realizaba era automática, no tenía intención alguna, tan solo dejó caer su cabeza sobre la almohada, dándole la espalda a su mujer, y mirando sin ver la ventana de la habitación

- Te admiro por haberte presentado anoche, y más con ese dolor tan grande –

- La cabeza no me duele tanto… no fue tan grave –

- Yo no hablo de tu cabeza –

Lindsey apagó la lámpara de su mesa de noche, pasó el brazo sobre Gerard y apagó la de él, inclinándose después para besarlo en la mejilla, se quedó así, recostada sobre Gerard, respiró hondamente y comenzó a hablarle en tono bajo

- ¿Cuántos días nos quedan? –

- ¿De qué hablas? –

- No insultes mi inteligencia Gerard, yo se que este matrimonio tiene los días contados –

- Estás delirando –

- Frank se divorció ayer, y sé bien “quienes” fueron los motivos… ¿Por qué no estás con ellos? –

Encendió la lámpara de su lado, sentándose por completo, mirando a su esposa como si fuese una extraña

- ¿Te enloqueciste? ¿No me amas? ¿Te quieres deshacer de mí? –

- Solamente necesito saberlo… -

- No, no te voy a pedir el divorcio, no pienso hacerlo, no bajo presión, ellos no pueden obligarme, si quieren estar conmigo debe ser bajo mis términos, no los suyos –

Se levantó de la cama, encendiendo la luz principal de la habitación, alterada, moviéndose con rapidez, abrió todos los cajones del armario


- ¡¿No te das cuenta a quien le estás diciendo eso?! Para ti no soy más que una maldita excusa… -

Gerard no se movió de la cama, se quedó viéndola empacar la ropa, escuchando lejanas sus quejas, sin importarle, sin molestarle, ni siquiera se inmutó cuando ella se inclinó sobre él en la cama y le gritó con fuerza

- ¡Ya no tendrás que tomar ninguna decisión por tu cuenta, soy yo quien quiere el divorcio, y lo más pronto posible, aun no puedo creer que me tardara tanto en abrir los ojos! – Se levantó mirando a Gerard desde el lado de la cama - ¡Ojalá Frank y Noe jamás te perdonen por lo que hiciste!, ojalá y te quedes completamente solo… Y eso es poco para lo que te mereces -

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