miércoles, 9 de mayo de 2012

Amor en silencio; Capítulo: #3

Capítulo: #3

Dijiste que no te gustaba pero hablaste todo el día de ella, mi corazón no daba más del dolor que sentía.

Llegamos a la casa y me fui directo a mi pieza, necesitaba estar a solas. Tratar de asimilar tus comentarios.

Unas cuantas lágrimas cayeron de mis ojos y comencé a llorar como un niño pequeño, me tapaba la cara con los almohadones para que no me escucharas, creo que lo logre porque no te apareciste por mi cuarto durante mucho rato.

Los ojos me pesaban y de a poco me dormí.

Que bien se siente dormir, porque sueño contigo que me amas, que somos felices…pero es tan difícil aceptar la realidad.

Me desperté y fui a tu pieza, dormías como un angelito. Preferí no acercarme a ti, así que baje a tomar un vaso de agua. De repente se me ocurrió una genial ideal…dolorosa para mí pero por lo menos a ti te iba a ayudar.

Fui al restaurante y llame a la mesera que nos había atendido , le pedí que saliera contigo, ella acepto feliz. Quien no si eres tan apuesto y encantador .

Espere a que la chica terminara su turno, luego la lleve a casa y te la presente.

Tú la miraste y aceptaste salir con ella. Te veías tan contento, tal vez con ella si seas feliz.

Te fuiste con tu nueva amiga, se cerró la puerta y subí corriendo a mi habitación, lloré hasta que ya no pude más y me dormí nuevamente .



Así estuvimos más de un mes, tú salías con tu amiga todos los días y parecías haberte olvidado de mí. Me dolía que ya ni nos viéramos, pero era lo mejor así te olvidaba de una vez por todas.

Me estaba muriendo por dentro, pero era mejor así, prefiero morir sabiendo que tú esta feliz a que estar vivo, viéndote infeliz.



Era ya de noche y el cerrar de una puerta me despertó. Fui hasta tu pieza y te encontré nuevamente llorando “que pasa?” pregunté aterrado al ver gotas de sangre en tu poleron, no me respondiste “Frank!!” grite, nada. Me acerqué a ti y estabas inconciente. Marque lo más rápido que pude el numero de la ambulancia; no se demoraron mucho en llegar .

Me fui contigo en la ambulancia, por lo que decían las enfermeras estabas bien.

Llegamos al hospital; te llevaron a una sala y no me dejaron entrar, me mataba no saber nada de ti. Pasaron unas horas y salió el doctor “como esta?” pregunté alterado “bien, perdió por suerte muy poca sangre” dijo el doctor “y cuando se puede ir?” pregunte “hoy mismo” dijo “puedo pasar a verlo?” “pase” contestó.

Entre desesperado a la sala en la cual te tenía, tenías la mirada clavada en el techo “Frank!” dije “Gerard…discúlpame” me dijiste con los ojos llenos de lágrimas “shh…no digas nada, quieres irte a casa?” te pregunté tú moviste positivamente la cabeza.

El doctor me hizo firmar el alta y nos fuimos del hospital.

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