domingo, 6 de mayo de 2012

Disarm; Capítulo: #17

Capítulo: #17

"Tonight , Tonight"

Artista: Smashing Pumpkins | Disco: Mellon Collie And The Infinite Sadness (Dawn To Dusk Cd1) | Año:1995

Esta espera es una agonía para mi persona. Por un momento, pensé en tomar sus hombros y azotarlo contra la pared.

Debe ser algo grave para que tarde tanto en hablar. Abría su boca, pero luego la cerraba. No le era fácil, tampoco a mí. Alimentaba mi ansiedad cada segundo que pasaba, estaba por perder los estribos.

- Aquí voy...- deleito mis oídos enredando sus dedos en las sabanas - Bert nunca se fue.- empezó aún sin mirarme.

- No entiendo.- dije sentándome sobre mis talones

- No soporte todo lo que hizo, te hizo, nos hizo. Mi cerebro termino de colapsar cuando me mintió. Dijo que tu estabas muerto.-encontró mis ojos esta vez - ¿Entiendes? Estabas muerto. Llore horas Frankie, horas seguidas por ti, por su mentira.

Silencio.

- Anoche cuando estabas a mi lado, durmiendo. Te observe horas seguidas, recordé todo lo ocurrido, cuando te arranco de mis brazos aquella noche, drogándote, sus insultos, sus blasfemias. Te aleje suavemente, baje las escaleras y...- hubo un silencio - le quite la vida con su almohada.

Gerard, había matado a Bert. ¿¡Qué!? Creo haber escuchado mal. No se cuantas veces pestañee o respire, para convencerme que esto no es un sueño. El mato a Bert. No siento miedo, remordimiento, o tristeza.

- Por dios Frankie, di algo.- no dejaba de mirarme.

No podía hablar, no podía abrir mi boca. También mato, lo ha hecho por mi. Gerard ha llegado demasiado lejos con esta amistad. Creo que sonreí, al mismo tiempo que se arrodillaba a mi frente.

- Dime que no me odias, dímelo. Por favor, necesito saberlo.-tomo mis manos - Porque si es así, me iré esta noche y no veras nunca más mi rostro.

- O...- Tartamudee - ¿Odiarte?-dije por fin - Gracias Gerard.- lo abrace.

- ¿Gracias? - dijo a mi oído.

- Has hecho lo que no pude. Matarlo. Algo me lo impedía. - respondí a su oído.

- Estaba harto de sus mentiras, de sus maltratos. Necesitas paz Frankie y amor.- susurro acariciando mi espalda.

- Demonios Gerard...- lo solté.

Nos miramos, ambos a minutos de empezar con las lágrimas. Sonreí, sonreí y seguí sonriendo mirando como brillaban sus ojos, su respiración era difícil, se que esta nervioso.
Camine de rodillas los pocos centímetros que nos separaban.

- Gerard...- suspire.

- ¿Si? - me miró.

- ¿Tienes esas inmensas ganas de besarme, como las tengo en este momento? - no se porque dije eso.

- Frankie...- suspiro mi nombre - Las he tenido desde que he vuelto de Chicago. Pero aún no termine de hablar.

- No me importa...- me acerque un poco más - Hazlo antes que me arrepienta.- dije - Por favor.- cerré mis ojos suplicando.

No respondió, pero sentía su respiración en mi rostro. Sus manos en mi cuello, mejillas y finalmente sus labios estaban sobre los míos. Sentí tanto alivio ante esa sensación. Mi cuerpo inconscientemente la estuvo esperando desde hace tanto tiempo. No se comparaba ante lo sentido, cuando prácticamente quise violarlo. Era verdadero, sincero, era quizás amor.

Incline mi cabeza, y deje que el me guiara ante los movimientos. No recuerdo haber probado labios tan suaves como aquellos. Juro que no lo recuerdo, y eso lleno el vacío en mí.

Estuvimos unos minutos, moviendo nuestros labios, acariciándolos. No había apuro alguno, pero necesitaba respirar. Pude hacerlo cuando tocaron la puerta de nuestra habitación.
Nos alejamos lentamente, abrí los ojos. Sonreímos sin decir nada sobre lo ocurrido.

- ¿Si? - me referí a la puerta.

Tom la abrió completamente, dejándonos ver a Sheila tras su espalda.

- Frankie...- dijo Tom mirándonos - Esta la policía allí abajo.

- ¿Qué? - pregunte confundido - ¿Me buscan? - agregue.

- No.- respondió Gerard - A mi me buscan.

Mire a Tom, luego a Gerard. Me miraba, a la vez que dejaba caer lágrima, tras lágrima.

- Gerard tiene razón.- escuche que dijo Tom.

- Déjanos solos.- pidió Gerard.

Sin decir nada, Tom y Sheila se fueron, sin cerrar la puerta.

- Te dije que no había terminado de contarte mi verdad.- dijo Gerard.

- Por dios habla.- suplique.

- Te comenté que fui unos días a Chicago. Fue un accidente Frankie. Lo juro. Discutimos, los gritos crecían, ella me abofeteo. Yo la empuje, cayo, su cabeza golpeo la punta de la mesa, murió en el acto.

- Dios.-murmuré alejándome un poco.

- Yo...- murmuró también - Lo siento. - se puso de pie - Supongo que me entregare Frankie.- se acerco a la puerta - No quiero traerte problemas.

Mi mente parecía un carrusel de imágenes y situaciones ocurridas junto a Gerard desde nuestro acuerdo de paz entre ambos. Respire hondo ante cada imagen. El se acercaba a la puerta.

-¡No! - casi grite saltando de la cama - No, espera.- tome su mano.

- Déjame Frankie.- volteó a mirarme - No puedo hacer más nada que entregarme.

- ¿Cómo saben ellos que tu la mataste? ¿Dejaste su cuerpo en tu casa?

- No.- miró el suelo - lo tire al río.

- ¿Y Bert? - tenía miedo a saber pero tenía que conocer ese detalle.

- Con tu padre en el sótano. Era demasiado importante para ti, no pude deshacerme del cuerpo.- soltó mi mano - Debo ir con ellos.

- No Gerard.- tome de nuevo su mano - Espera.- lo mire.

- ¿Qué quieres que espere Frankie? Esto ha terminado. Mi destino es estar en la cárcel. La he matado, lo he disfrutado...- miró el suelo - Pero debo pagar por aquello.

- No puedes entregarte Gerard.– dije.

- ¿Por qué no puedo? He matado Frank, no puedo andar por el mundo quitando vidas.

- Si puedes, yo si puedo.- respondí.

- Ah...- suspiro sin saber que decir.

- Ellos no pueden andar por este mundo maltratándonos, drogándonos, insultándonos.

Dime una sola cosa Gerard...- hice
una pausa.- Una sola cosa y si no tengo razón, te dejaré iré.

- Dime.- me miró.

- ¿La has matado hace dos días atrás?

- ¿Qué? - se alejo un poco - Cómo...- respiro hondo - ¿Cómo lo sabes?

- Demonios...- mire el suelo - Creo que si estamos predestinados a estar juntos Gerard. ¿Fue a la mañana?

- ¿Cómo sabes eso? - volvió a preguntar.

- Estaba en el hospital, me levante aquella mañana, sentí un escalofrío, estaban las ventanas cerradas. No lo se...-lo mire - Sólo lo acabo de recordar. ¿Lo crees? ¿Crees que tenemos alguna especie de conexión?

- Esto me esta volviendo loco Frank.- volteó.

- Por favor Gerard...- me acerque a su espalda - No puedes entregarte.

- Dime una sola razón por la cual no puedo.-miraba el pasillo desde la puerta.

Me acerque a su espalda, e hice lo que siempre hizo conmigo, abrazarme. Rodee su pecho con mis brazos, sin importar la diferencia de altura. Apoye mi cabeza en su omóplato. Sintiendo sus latidos furiosos y rápidos, su respiración entrecortada.

- Porque no puedo respirar sin ti, no puedo dormir sino estas conmigo. Tú completaste ese vacío en mí. No sabía que lo haría, hasta que me besaste hace segundos atrás. Entonces...- acaricie su pecho.- Por lo que más quieras Gerard. No lo hagas. Por favor.- termine de hablar.

- Frankie...- volteó esta vez- Frankie...- seguía repitiéndolo.

- No te vayas, dijiste que no me dejarías. Quieres hacerlo ahora. Por favor no.- lo abrace con tanta fuerza que pensé que lo lastimaría.

- Aquella noche que estabas drogado, y me besaste. Quise atraparte, pero no sabía que sentías por mí. Me preguntaste recién, que ocurrió en Chicago. Tú eres la respuesta. No podía dejar de pensar en ti, me di cuenta que...- hizo una pausa besando mi cabeza - Me di cuenta que me gustabas, volví para comprobar si mi teoría era cierta. Y aquí me tienes, atrapado entre tus brazos.- tocaba mi pelo - No pude separarme de ti nunca. – dijo - Ni un sólo maldito día desde que he regresado.

- ¿Te quedas? - dije en su pecho.

- Sólo por ti.- respondió.

Lo solté, mirándolo, mientras sonreía. Extendí una mano, tocando sus labios, su mentón.

- Eres hermoso...- dije de la nada - Tanto por fuera como por dentro.- agregue.

Sonrió un tanto sonrojado, besando mi mano. No sabía que la vida era tan complicada, que puede dar tantos giros inesperados, colocarte personas en el camino para solucionar tus problemas, llenar aquellos incompresibles huecos de tu corazón.

Mi mano se paseaba por todo su rostro, sintiendo la suavidad de su piel, los pocos rastros que yacían de las lágrimas.

- Vamos...- apenas roce mis labios con los suyos - Bajemos y enfrentemos esto.

- ¿Juntos? - sonrió

- Como siempre lo hemos hecho.- respondí

Bajamos tomados de la mano, nos soltamos cuando llegamos al comedor. Tom sonreía por algún motivo absurdo. Dos policías estaban en la sala de mi casa, mirando como nos acercábamos a ellos.

Gerard se ponía nervioso, trataba de decirle con mis ojos que eso lo mataría.

- Buenas noches.- hablé primero

- ¿Ustedes es Gerard? - preguntó mirándome

- No.- contestó Gerard - Yo soy.

- Bien. -dijo uno de ellos- Sólo vinimos a hacerles unas preguntas. ¿Si?

- Esta bien.- respondió este

No tenía intenciones de ser amable con ellos, invitarlos a sentarse en mi sala. ¿Para qué? Todos somos asesinos allí, todos. Hasta quizás ellos también lo eran, pero tienen argumentos, nosotros teníamos los nuestros, pero aún sigue siendo un crimen.

- Usted esta al tanto de la desaparición de su madre, ¿cierto? - le preguntó

- Si.- respondió rápidamente

- ¿Por qué no hizo la denuncia?

- Porque...- hizo una pausa - Porque ella me hecho de casa, no quería hablar conmigo, supuse que por eso no quería atender el teléfono.- empezó a mentir

- ¿No lo preocupa? - dijo el otro

- Si, pero no creo que le haya ocurrido algo. Si fuese de esa manera, ya me hubiese enterado.

- Pero no podemos ubicarla. Los vecinos de ella, en Chicago.- aclaro - Dijeron haber escuchado una discusión con ustedes hace unos días atrás.

- Eso es imposible.- dijo Tom de la nada - El estuvo visitándonos en el hospital, aquí en Jersey.

- ¿Hospital? - preguntó el policía.

- Estábamos en el hospital. El que se incendio.- aclaro Sheila.

- ¿Alguien puede corroborar esto? ¿Alguien que haya estado en el hospital? - preguntaron.

- Si. -reaccione rápidamente - Gabriel, no recuerdo su apellido - maldije en mi mente - Era nuestro médico.- mire a Gerard.

- Bien.- dijo el más alto - Corroboraremos esto, y volveremos mañana. ¿Si? - miró a Gerard.

- Esta bien.- dijo el.

- Buenas noches.- salieron por su propia cuenta.

Los cuatro suspiramos al mismo tiempo. Gerard frotaba sus manos, a la vez que comenzaba a dar vueltas en el living.

- Ya Gerard...- me acerque a el - Estará todo bien.

- No.- se dejo caer en el sofá - No lo estará.- tapo su rostro con ambas manos - Además, ¿por qué involucraste a Gabriel en esto?

- Porque el.- tome sus manos arrodillándome a su frente - Nos salvo de allí adentro Gerard. El nos ayudo con el incendio, fue la única persona después de ti, que quiso ayudarme. Se que lo hará una vez más.- lo mire a los ojos.

Mire a mis dos amigos detrás de Gerard. Tom seguía sonriendo.

- Y tu, ¿por qué sigues sonriendo? - le pregunte.

- Porque por fin se han dado cuenta que deben estar juntos. - respondió Tom sin borrar su sonrisa - Cuando tus piernas cedieron Frank.- me lo recordó.

Me sonroje al tener el recuerdo vivido. Luego mire a Gerard, tenía su mirada perdida en algún punto de la casa.

- Los dejaremos solos.- dijo Tom llevándose a Sheila.

- Hey...- dije suavemente - Estoy aquí, contigo. No dejaré que nadie te aleje de mi. ¿Ok? - agregue

- Gra..- murmuró - Gracias.- me miró sonriendo.

- ¿Qué? – dije.

- Ven aquí.- me indico

Me puse de pie, sentándome en una de sus piernas, cuando el rodeaba mi cintura con ambas manos, y yo su cuello. Olí su cabello, como amaba ese aroma, sentía que limpiaba mis pulmones. Tosí un poco al respirar tan hondamente.

- ¿Estas bien? – preguntó.

- Si...- murmuré.

- No se como lo haces Frankie, pero haces que todo sea perfecto cuando estoy a tu lado. No lo se...- dejo salir un suspiro.

-Yo siento lo mismo.- dije en su oído.

Me incline lentamente, y apoye mi cabeza en su hombro, relajándome como tantas veces lo he hecho con el. Acaricie su nunca, la toque hasta que mis dedos pedían una pausa, pero no podía dejar de hacerlo. Ellos se movían solos.

- Deja de tocarme así...- dijo en voz baja - Harás que me duerma.

- Vamos a dormir.- dije alejándome un poco - Lo necesitaremos para mañana.

Sonreímos, el tomo mi mano como antes, y subimos juntos las escaleras.

- Buenas noches.- emitió Gerard al caminar por la puerta de nuestros compañeros.

- Igualmente.- escuche que dijo Tom.

Una vez más, nos hallábamos en la cama, juntos. Con la diferencia que esta vez, no podía dejar de tocar sus labios con los míos. De tocar su espalda, cabello y nuca al estar encima de mi cuerpo.

- Cálmate Gerard...- dije al sentir sus nervios - Tienes que creer que todo estará bien. Tienes que creer en mí como yo creo en ti esta noche.

Ahora se que esta vida puede cambiar, que no estuve estancado en vano. Nuestras vidas han cambiado para siempre. Nunca volveremos a ser los mismos.

Pudimos crucificar la insinceridad, haremos lo correcto, sentiremos todo, los momentos indescifrables de nuestra vida, esta noche.

Cerré los ojos, estaba cansado. Pero estaba decidido a cambiar mi situación. Mañana hablaría con Gabriel para empezar mi tratamiento de una vez por todas. Ahora tengo una razón para hacerlo, Gerard.

No hay comentarios:

Publicar un comentario