sábado, 19 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #10

Capítulo: #10

Estaba boca abajo, con medio cuerpo sobre la cama. Los brazos expandidos por el espacio que tenía y las piernas caían hacia el suelo.

- Gerard... - susurró, sin moverse.
- ¿Qué pasa? - respondí sentándome a su lado. Él abrió los ojos, intentando buscarme. - Aquí estoy - moví mi mano frente a él.
- Quiero hacer pis. - dijo como si me estuviera contando un secreto y luego largó una carcajada, que lo hizo caer de espaldas al suelo.
- ¡Frank! - me paré y lo tomé por los codos, intentando pararlo, pero no podía. Frank se quedó serio mirándome por un rato. Yo hice lo mismo, sin entender que quería.
- Ya no quiero ir. - susurró cerca de mi rostro, aun con sus ojos clavados en los míos. No sé si fue idea mía, o en verdad comenzó a acercarse a mi rostro de manera extraña. - Frank, estás ebrio - dije sin prestar atención y volviéndolo a tomar de los brazos. Logré ponerlo de pie y lo llevé hasta al baño. - Te dejaré para que hagas tus necesidades. Si necesitas algo me avisas.
- Que hablas lindo - rió.
- Ash - cerré la puerta.

Me quedé en la habitación, esperándolo, pero se demoraba mucho. Aproveché para bajar y hacerle un café. Gracias al cielo que no me encontré con alguien conocido, porque de ser así, no volvía al cuarto. Llegué y aun no había rastro de Frank. Prendí la pequeña luz de escritorio. Era algo baja, pero agradable en caso de que Frank se durmiera. Una vez ya desesperado, fui al baño. - ¡Frank! - grité varias veces, pero no había respuesta. Giré la manilla y entré. - ¡Frank! - grité algo molesto al verlo. Estaba de pie, tal como si estuviese orinando, pero el muy tonto se había quedado dormido. Estaba de pie frente al inodoro, con el miembro en su mano y con el cuerpo apoyado en el muro que estaba frente a él. - ¿Estás loco? - dije zamarreándolo a ver si reaccionaba. Abrió los ojos, molesto.
- ¡Estoy durmiendo! - me empujó.
- Ve a la cama. - le subí los pantalones, intentando no mirar, ni tocar ¡Nada! (sería muy gay) y le mojé la cara. Él solo se quejaba, ya que el agua estaba fría. Recordé que cuando yo me emborrachaba, generalmente me metían al agua helada, para que se me pasara un poco. – Ven – lo llevé hasta la tina y revisé sus bolsillos, verificando que no tuviera nada tecnológico. Saqué su celular y su ipod y luego lo metí. Estaba medio adormilado, así que ni se dio cuenta. Bueno… hasta que largué el agua.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Está helada! – gritaba, moviéndose y restregando su rostro. Su ropa se empapó completamente y él no paraba de moverse. Yo le sostenía el cuerpo, pero no lograba que se quedara quieto. Al principio me dio risa su actitud, pero después me dio pena el verlo así.
- ¡Lo siento, Frank!
- Gerard, está helada. – dijo como si se quisiera poner a llorar. Típico de ebrios.
- Ya, ya. Sal. – Le entregué una toalla, mientras él se quitaba la ropa mojada. – Espera aquí. – Fui a mi cuarto en busca de algún pijama pequeño, pero no tenía nada, así que saqué algo de la ropa de Mikey. – Ponte esto. – Frank me miró molesto y me lo arrebató de las manos. – No te enojes. Es tu culpa el que estés ebrio.
- ¡Cállate! – dijo sin mirarme. Sonreí por su actitud divertida e inmadura. Lo ayudé a secarse el pelo y a lavarse los dientes, entregándole uno de los cepillos sin usar, que ahí se encontraban. Nos dirigimos al cuarto nuevamente.
- ¡Acuéstate! Para que duermas.
- Ya no quiero dormir – dijo burlándose de mí, colgado de mi cuello y negando con su cabeza. La sonrisa de idiota que ponía, me contagiaba.
- Si, si quieres. Shhh, shhh – le acaricié el cabello para que durmiera. Sentía que estaba con un pequeño de tres años. Él seguía negando con sus ojos bien abiertos, sonriente.
- ¡Quiero bailar! – comenzó a dar vueltas por la habitación, como si estuviera bailando ballet. Yo estallé de la risa al verlo. Me senté resignado. Frank era una bomba, cuando estaba ebrio. En un momento se desequilibró y casi cae al suelo, de no ser que corrí rápidamente hacia él para atraparlo.
- Casi me caigo. – dijo con los ojos ampliamente abiertos, colgándose de mi cuello. Yo estaba algo agachado, porque Frank pesaba.
- ¡Ya duérmete!
- Que lindo – susurraba con los ojos cerrados y una sonrisa en el rostro, mientras me acariciaba la cara.
- ¿Qué cosa? – dije sin entender. Él no me respondía, bajo su cabeza algo cansado. Noté que le había bajado el sueño nuevamente, así que aproveché para llevarlo a la cama, pero mientras lo hacía, (con él aun colgado de mi cuello) de la nada levantó su cabeza, se acercó a mi rostro con los ojos cerrados y besó mis labios… Solo un roce. Me quedé estático. Frank sonrió, sin abrir sus ojos y se dejó caer. Ya habíamos llegado a la cama, así que cayó justo sobre esta. Toqué mis labios, sorprendido. Observé a Frank dormir como si nada le importara. ”Está ebrio. No sabe lo que hace” susurré. Me acerqué a él, e intenté meterlo dentro de las sábanas. Me senté a su lado por unos minutos, apreciando su rostro relajado y libre de preocupaciones.
Acaricie su cabello y luego me puse de pie.
- No te vayas… - susurró. Me acerqué a él, algo dudoso. Me senté y le ofrecí el café. Levantó su rostro y solo sorbió un par de veces. No abría los ojos. Se notaba que moría del sueño. Dejo caer su cabeza sobre la almohada y con una sonrisa infantil, se durmió. Me quedé con él otro rato. Hasta asegurarme que dormía y luego bajé para ver que estaba todo en orden. Lo del beso, lo dejé pasar. No me podía preocupar por un roce que me dio una persona sin sus cinco sentidos. Era mi amigo.

{*Narra Frank (aun estando ebrio)*}

Mi cuerpo no daba más, solo deje de batallar contra este y cerré mis ojos. Sentí que dormí un largo rato, pero nuevamente mi sueño era interrumpido. Escuché la puerta abrirse de manera brusca y vi como la luz entraba hacia la habitación.
Pude sentir un cuerpo sobre mí, urgido por tomar mi cara. Intente ver quien era, pero cuando saqué las sabanas de mi rostro, sentí unos labios apoderarse de los míos. Abrí mis ojos, lo más posible, pero la habitación yacía oscura. Subí mis manos, hasta dar con el rostro de aquella persona y me la quité de encima.

- ¿William? – preguntó tímida, una voz ya conocida. Me senté sobre la cama y busqué con mi mano la luz del escritorio.
- ¿Alice? – dije confundido, cuando al fin pude ver su rostro.
- ¡Oh por dios! – tapó su boca con sus manos, de la impresión. – Perdón, pensé que eras William. Me dijo que me estaría esperando en la habitación. – estaba completamente...
avergonzada. Lo dejaban ver sus rojas mejillas.
- ¿Te gusta William… Beckett? – dije confundido. Ella se sorprendió aun más, como si se le hubiese salido un secreto. Aquel chico era uno de los amigos de Gerard. Muy simpático. Alto, delgado y con cintura de mujer. Pero… según lo que yo sabía, tiene novia.
- No le digas a nadie, por favor. Es un secreto.
- ¿Eres una especie de… amante? – dije divertido.
- ¡No digas eso!... Me haces sentir mal.
- Está bien. – reí.
- ¿Qué haces dormido? – preguntó curiosa.
- Estoy ebrio. – reí como idiota, tomándome la cabeza. – Me duele todo… - Miré a mi alrededor, buscando a Gerard - ¿Dónde está Gerard?
- ¿Ah?... Abajo, supongo.
- Quiero a Gerard. – no tenía intenciones de decir eso.
- ¿Qué?
- Quiero besarlo – dije con los ojos cerrados. ¡Mucho menos tenía intenciones de decir ESO! Recién me di cuenta que lo había dicho en voz alta, cuando vi la reacción de Alice. Abrió sus ojos a más no poder. – Ósea… Quiero decir… que… - no me salía ninguna mentirita.
- ¿Te gusta Gerard, verdad? – sonrió burlesca.
- ¡¿Qué?! ¡Claro que no! – mentí.
- ¡Si te gusta! – rió, mientras movía sus cejas de arriba abajo. – Confía en mí. Guardaré el secreto.
- ¡Pero si no es verdad!
- Claro que si… Frank he visto cómo lo miras. Te interesa su vida y sus gustos. Quieres descubrir al “misterioso Gerard Way”, cosa que a nadie le importa. Eso es porque te gusta de manera seria. – Suspiró - ¿Él no lo sabe, cierto? – negué.

- Pero guarda el secreto ¿si? Nadie sabe, a parte de Idiel. – asintió.
- Está bien – sonrió - ¿Cuándo le dirás? – me encogí de hombros.
- No es tan fácil… Existen mentiras de por medio. – frunció el ceño, esperando más. – Cuando él me conoció, a mí se me cayó un dibujo de entre mis cosas… - Le conté toda mi historia con Gerard. Cada detalle. Ella escuchaba atenta.
- ¡Wow! Parece novela romántica.
- No, porque él no siente nada por mí.
- ¿Cómo sabes?
- Alice… Estamos hablando de “Gerard Way”. El chico más popular entre las chicas. – bajé la vista apenado.
- Pero si te dijo que se estaba enamorando de aquella “chica” es por que está sintiendo cosas por ti. Fueron TUS palabras y sentimientos, los que le llegaron al corazón. – me sonrió de manera cálida. – No pierdas las esperanzas, Frank.
- Tú tampoco pierdas las esperanzas de que William terminé con su novia por ti. – respondí su sonrisa. – Eres una excelente persona, Alice. Gracias. – Sonreímos ambos. – Espero acordarme de esto mañana, ya que estoy ebrio. – reí, apretando mi cabeza, porque el dolor no se había ido en ningún momento.
- Solo duerme. Te dejo, Adiós. – besó mi mejilla y luego se sonrojó por lo sucedido anteriormente. – Y perdón por… eso.
- Está bien. – reí. Me acosté de nuevo y dormí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario