sábado, 19 de mayo de 2012

Teenagers thing's; Capítulo: #9

Capítulo: #9

Sentí el cuerpo de Gerard, rozarme en varias ocasiones. Se daba vueltas en la cama, intentando dormir. Esto me causaba gracia, pero me contuve, para que no se diera cuenta de que yo aun permanecía despierto. Después de un rato, logró quedarse quieto. Finalmente cerré mis ojos y pude dormirme.

- ¡Frank! – Escuché la voz de Gerard, tras de mí y sentí sus brazos que me zamarreaban. - ¿Cómo se apaga esto? – puso el reloj despertador frente a mí.
- De ahí. – apreté el botón, con los ojos aun cerrados, dándole la espalda a Gerard.
- Ya, despierta. Tenemos que ir al colegio. – Se levantó y comenzó a estirar su cuerpo. Yo me volteé para observarlo.
- ¿Tienes ropa? – pregunté al recordar que solo salió de casa con una pequeña mochila y el abrigo de Nathaly. Él me observó un momento y luego negó con su cabeza. – No creo que te pueda prestar. Tú eres más grande… O quizás te pueda prestar alguna polera, pero tendrás que ir con el pantalón que usaste ayer. – asintió.
- ¿Crees tener una polera que me entre? – ambos reímos.
- Deja ver. – busqué entre toda mi ropa, hasta que finalmente encontré una polera más grande que las demás. Jamás la había usado. Era de esas que te dan las tías y ni saben tu medida.
- Me queda algo… ajustada. – dijo divertido, mientras se miraba frente al espejo.
- No es cierto. Se te ve bien. – dije sincero. Aquella polera asentía su cuerpo bien cuidado. Eso a mi me encantaba, pero intenté no demostrarlo.
- Bien.

Bajamos a tomar desayuno. Nathaly se levantó un poco más tarde, pero estaba lista a la misma hora que nosotros. Una vez listos, los tres salimos de casa. Nos dirigimos a la escuela de Nathaly. Se despidió de ambos con un cálido abrazo. Me encantaba su carisma. Era tan tierna y alegre.
Tomamos camino hacia nuestra escuela, pero yo no tenía ganas de hablar con Gerard. Sabía que podía tocar algún tema del cual yo no quisiese hablar, por lo cual me fui el camino escuchando música. Creo que Gerard notó la indirecta, ya que se fue algo más adelante que yo. Estaba muy distante. No de distancia, sino de actitud.
Llegamos al colegio y entramos rápido al salón.

- ¿Dónde te has metido, Frank? Ni si quiera me has llamado. – dijo Idiel, cruzándose en mi camino.
- He estado en mi casa. – dije sin darle importancia.
- ¿Por qué vienes llegando con Gerard? – preguntó burlesca. Gerard lo notó y me observó. Yo prometí que iba a guardar el secreto de su “historia de vida” y si decía que se había quedado en mi casa, tendría que contar toda la historia del por qué se quedo ahí.
- Eh… - lo miré. – nos encontramos afuera. Gerard sonrió levemente en muestra de agradecimiento.
- Ah… - nos miró a ambos. – Frank ¿puedes sentarte conmigo hoy? Quiero hablar contigo.
- Está bien. – Me dirigí a mi antiguo asiento, mientras Gerard se sentaba con Edward, que se veía feliz y observaba a cada momento a Idiel. Yo no entendía qué pasaba.
- Se me declaró. – dijo con una enorme sonrisa, una vez empezada la clase.
- ¡Que novedad! – dije irónico. - ¿a caso no lo había hecho antes? – negó – Bueno… pero se notaba. – En ese momento Edward se volteó a observarla. – Míralo – lo apunté - la cara de idiota que pone cuando te mira. – Observé a Idiel nuevamente. Tenía la misma cara de idiota que Edward. Se sonreían mutuamente. - ¡Ash!
- Bueno… - volvió a la conversación – pero no es lo mismo, a que me diga lo que siente de manera sincera y abierta. Eso es mucho más… - suspiró – lindo. – Recordé la conversación del día anterior, que tuve con Gerard.
- Si, tienes razón. – dije pensativo. Ella me sonrió y continuamos prestando atención al profesor.

El día se me paso rápido. Sin ninguna novedad o algo que contar. Después de clases, Gerard decidió volver a su casa con Nathaly. Estaba muy agradecido por lo que habíamos hecho con mi madre, pero necesitaba enfrentar sus problemas. Trabajé durante toda la semana, tratando de evitar tener contacto con el interior de la casa. No quería meterme en las “cosas de familia”. Donna, la madre de Gerard, continuó en el hogar por los siguientes días, cosa que hacía evidente la molestia de Gerard. No hablaba con nadie y al llegar a casa solo se encerraba en su cuarto. De todos estos días, solo dos, estudié con él, como me lo había pedido su padre. Estaba tan cerrado, que no quise molestarlo. La fiesta sorpresa de Bert, lo animó un poco. En el colegio se corrió la voz y ya estaba todo listo para la noche.
Después de clases, fui con Gerard y Mikey a su casa, para ayudarlos con la preparación. Sacamos todos los jarrones y cuadros costosos que se podrían llegar a destruir. Una vez terminado, comenzaron a llegar los del “grupito popular”. Con Gerard subimos a su cuarto, para bañarnos y arreglarnos.

- Me da miedo bajar. – dije tímido, sentándome en la cama, mientras Gerard se miraba en el espejo.
- ¡¿Qué?! ¿Por qué? – dijo riendo.
- Ya sabes… Bert me puede ver y estoy seguro que le molestará.
- Claro que no. De seguro se emborrachará y ni se dará cuenta.
- ¡Oh, Gracias! Eso fue muy animador – dije irónico. Gerard rió y se sentó a mi lado.
- No sucederá nada. No dejaría que te hicieran algo. – me ruboricé.
- Traerán a Bert en cinco minutos. – dijo Mikey, entrando a la habitación. Gerard lo miró extrañado. No era común que Mikey entrara como si nada a aquel cuarto.
- Ya vamos. – dijo sin esconder su asombro. Mikey me observó un momento y luego se fue. - ¿Qué le paso? – dijo sorprendido.
- y yo qué sé. Es tu hermano. – reí.
- Ya, vamos.
- No quiero – dije como niño pequeño.
- ¡Dale! ¿Te vas a quedar aquí encerrado?
- Si.
- No seas tonto. – me tomó del brazo y bajamos

Lo primero que hice fue acercarme a Idiel que estaba en un rincón, con Edward. Los saludé y también a otros chicos que estaban en ese lugar. Había perdido de vista a Gerard, lo cual era bueno, ya que si estaba con él, Bert me vería.

- ¿Estás bien? – dijo burlesca.
- No… No quiero estar aquí.
- Yo tampoco. – Rió – Ni si quiera sé quién es el cumpleañero. Solo vine porque Edward me lo pidió.
- A mi me lo pidió Gerard… Bert es el cumpleañero y no me agrada… ¡Ven! – la tomé del brazo, llevándola a otro lugar de la casa. Estaba lleno de gente. Las luces apagadas, por lo cual no sabía ni a dónde estaba yendo. Solo me escabullí entre la gente. Escuché la voz de Gerard a lo lejos. Mencionó algo de “sorpresa”.
- Aquí estamos bien. – dijo Idiel, dejando de caminar. Nos quedamos parados y de pronto se prendió la luz. Se escuchó un fuerte “¡sorpresa!” de todos los presentes y nosotros solo nos miramos. – Creo que llegó. – ambos reímos. - ¿por qué no te agrada?
- Por que… - continué hablando, pero ni yo me escuché, ya que la música comenzó a sonar y los arreglos de luces comenzaron a funcionar. Toda la gente a nuestro alrededor bailaba y nosotros no sabíamos qué hacer. - ¡Ay! – grité cuando sentí que alguien me pisó. Idiel se rió de mí. La tomé del brazo de nuevo, intentando salir de ese lugar, pero llegamos a la cocina.
- ¡wow! Hay mucho para comer – dijo sacando papas fritas, suflés y alcohol.
- ¡Dame eso! – le quité el vaso con alcohol y lo tomé de manera rápida. Necesitaba librar la tensión.
- ¡Con calma! – dijo burlesca. No le presté atención y comencé a tomar más. Idiel solo comía como cerda. La cocina se llenó de gente también y yo solo tomaba. Pasó el rato y yo no paraba.
- Quiero bailar – dije riendo, acercándome a Idiel.
- ¿Qué? – comenzó a reír. - ¿Estás ebrio? – no la seguí escuchando. La empujé hacia fuera y simplemente bailamos.

{*Narra Gerard*}

- ¡Gracias, amigo! – dijo Bert, abrazándome.
- De nada – sonreí. - ¡Disfruta! ¡Es tu cumpleaños! – todos comenzaron a gritar, celebrando que Bert se hacía más viejo. Él se alejó, yéndose con un par de chicas. Yo miraba hacia todos lados, intentando encontrar a Frank, pero estaba lleno de gente. Incluso gente que jamás en mi vida había visto. Traté de caminar para llegar a la escalera y ver si se encontraba arriba, pero con tanta gente bailando y chicas tocándome el trasero se me hacía complicado.
- ¿Qué tal, hermoso? – dijo una chica acercándose con un par de amigas. Me rodearon para comenzar a bailar y yo no podía salir. Mientras bailaban, yo miraba hacia todas partes para dar con el enano. Pude distinguir a Idiel, pero estaba algo lejos. No se cómo, pero logré quitarme a esas chicas de encima y caminar hacia donde estaba Idiel. Mientras me acercaba vi a Frank que bailaba con ella. Me sentí aliviado y me acerqué.
- ¡Al fin te encuentro! – le dije fuerte al oído, ya que con la música era dificultoso hablar.
- He estado aquí. – dijo volteándose y encogiéndose de hombros. Sus ojos entrecerrados y su sonrisa de idiota, me hicieron dar cuenta de que estaba algo pasado de alcohol.
- ¿Estás ebrio? – dije tomándole el rostro entre mis manos para que se quedara quieto, ya que continuaba bailando. Idiel estaba tras él, bailando sola.
Creo que también había tomado.
- ¡Salud! – gritó poniendo su vaso frente a mi rostro y largando una carcajada.
- ¡Oh, Frank!
- ¿Quieres? – me metió el vaso dentro de la boca.
- ¡No! – lo esquivé.
- Yo quiero hacer pis. – rió como idiota de nuevo y dejo caer su cuerpo al suelo. Lo tomé de los brazos e intenté levantarlo.
- ¡Ash! Te llevaré al cuarto – puse uno de sus brazos alrededor de mi cuello y lo tomé de la cintura para lograr subir por la escaleras, pero el antipático de Frank se tiraba al suelo para no lograr mi objetivo.
- ¡Quiero bailar! – gritaba en el suelo.
- ¡Vamos! – dije tomándolo esta vez con más fuerza, logrando que llegara a la habitación. A penas entró se tiró sobre la cama.

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